solo un tema por semana,
y con que le guste al diyei alcanza

lunes, 18 de abril de 2016

[158] Te la debo


“It ain´t me, babe”, de Bob Dylan, por The Turtles (1965)



Retomo, porque se los debía (y lo prometido es deuda (?)), la serie “Cincuenta años no es nada”, dedicada a temas de 1965. Esta es la antepenúltima entrega de la serie y aparece aquí en este blog por fin (y no por última vez) uno de los que increíblemente no había aparecido antes aunque lo adoro lo adoro, el gran gran Bob Dylan. Cantaba para el orto y sin abrir la boca (aún lo hace), pero qué cantautor, mama mía. Aunque componía algo así como folk (un folk lleno de palabras y de historias complicadas y sin moraleja), sus canciones son tan buenas que los covers viajaron a montón de géneros y se volvieron hits de rock, de pop, de heavy metal... Estuvo nominado al premio Nobel de Literatura; yo les mandé un anónimo a los catedráticos suecos para que lo votaran a él o les mandaba a mi madre, pero se ve que mi sueco está un poco oxidado porque el Nobel no se lo dieron a él. Bue, después de todo, a ese premio se lo dieron a cada uno que... Digamos que Dylan está bien acompañado, en el nutrido grupo de aquellos que Bien Podrían Haber Ganado El Nobel Pero No Se Lo Dieron Qué Guachos.

Por lo mencionado, en general las mejores versiones de las canciones de Bob Dylan no son las que cantó él. Por eso, del tema elegido para hoy, “No soy yo, nena”, las versiones elegidas no son las del autor, sino del grupo The Turtles (Las Tortugas), quienes fueron los responsables de que la canción entrara, en el 65, en el top ten de los charts, y en segunda instancia por la enorme, querida Joan Baez, también en el 65, en el concierto en vivo que hizo para la BBC. Los Tortugas, oh paradoja, le pusieron ritmo, y Joanita le prestó a la canción su voz incomparable.



La letra de la canción es bastante sencilla: el cantor (varón) le dice a la amada (ella) que él NO ES la persona indicada, que no es aquel que ella está buscando. Ojo, no le está diciendo que no la quiere, ni que lo de ellos dos no puede funcionar: no le está cortando el rostro. Lo que él está diciendo es que ella está buscando un amor formal, un príncipe azul, un amor prefabricado que le ponga cruces a todos los cuadritos de “lo que tiene que hacer el hombre que me ame”: caballeroso, valiente, atento, incondicionalmente del lado de ella (incluso cuando él sabe que ella está equivocada), amable, fiel, capaz de dar alma y vida por ella hoy y siempre, y que además le regale flores. Bueno bueno bueno... como diría Crónica TV con letras catástrofe sobre placa roja: NO ESTARÍA SIENDO YO, NENA.

El cantor le dice: andate. Sin apuro: a tu ritmo. Porque yo no soy ese a quien buscás. Podría ser el amor de tu vida, pero seguro que si lo fuera, lo sería a mi modo, no al modo en que la sociedad (y vos) esperan que lo sea. Así que vete, ite, rajá, juira.  Mejor solo que defraudarte. Porque te voy a defraudar 24/7, no hay otra.

En la canción original, al cantor le pesa eso que está diciendo. Uno imagina que la quiere a ella, que querría seguir con ella, y por eso y a pesar de eso, no puede mentirle y se sincera y le dice que no es exactamente lo que ella busca y que mejor se vaya, pero en el fondo el cantor espera (imagino) que ella recule y diga: ma sí, a quién le importan todas esas imposiciones sociales, amémonós libremente loco, vení pacá.

Lo interesante (y al menos para mí, gracioso) de la versión de The Turtles es que los pibes cantan la canción con total alegría. Cuando el cantor (y los demás a coro) dicen “No no no, no soy yo, nena”, lo hacen riéndose, como si estuvieran dando una noticia genial, tipo “Bajó el precio de la carne” o “Tu equipo ganó la Libertadores”. Y en pos de que quede más claro su mensaje, evitan cantar la tercera y última estrofa, que es la más oscura y la menos "up" de la letra.



Párrafo aparte para la pinta de The Turtles. El cantante, Howard Kaylan, no es, aceptémoslo, un modelo publicitario. Casi estaría tentado a decir que junto a él, Jacques Brel parece lindo. Y en particular cuando lo enfocan con el panderetista detrás (Mark Volman), como en el 1:20 del videoclip, realmente ambos parecen dos Tortugas Ninjas listas para combatir a las malignas fuerzas de la Belleza Física y el Sex Appeal. Imagino a la destinataria de la canción santiguándose y diciendo “Graciadiosmío”, al escuchar eso de “no no no no soy yo”. Graciadiós que se me escapó la tortuga.



Pero en todo caso, esta versión alegre de la canción la hace muy de época, muy acorde a los tiempos que corrían: estamos en los sesentas, en la rebelión-contra-las-normas-de-siempre, en el Imperio de la Juventud, la mejor y la peor de todas las épocas... En ese momento, no ser el indicado puede ser un alivio y, a la vez, un motivo de alegría, y The Turtles lo ponen de manifiesto con gracia y onda.




It Ain't Me Babe

Go 'way from my window
Leave at your own chosen speed
I'm not the one you want, babe
I'm not the one you need
You say you're lookin' for someone
Who's never weak but always strong
To protect you an' defend you
Whether you are right or wrong
Someone to open each and every door

But it ain't me, babe
No, no, no, it ain't me, babe
It ain't me you're lookin' for, babe.

Go lightly from the ledge, babe
Go lightly on the ground
I'm not the one you want, babe
I will only let you down
You say you're lookin' for someone
Who will promise never to part
Someone to close his eyes for you
Someone to close his heart
Someone who will die for you an' more

But it ain't me, babe
No, no, no, it ain't me babe
It ain't me you're lookin' for, babe.

Go melt back in the night
Everything inside is made of stone
There's nothing in here moving
An' anyway I'm not alone
You say you're looking for someone
Who'll pick you up each time you fall
To gather flowers constantly
An' to come each time you call
A lover for your life an' nothing more
But it ain't me, babe
No, no, no, it ain't me, babe
It ain't me you're lookin' for, babe.
No soy yo, nena

Aléjate de mi ventana,
vete a tu propio paso.
No soy aquel que quieres, nena.
No soy el que tú necesitas.
Dices que buscas a alguien
que nunca sea débil, siempre fuerte,
para protegerte y defenderte
tengas razón o estés equivocada,
alguien que abra cada una de las puertas...

Pero no soy yo, nena.
No, no, no, no soy yo, nena,
yo no soy ese que buscás, nena.

Aléjate liviana del alféizar, nena,
vete ligera hacia abajo.
No soy aquel que quieres, nena.
Solo te voy a defraudar.
Dices que buscas a alguien
que te prometa nunca irse,
alguien que cierre los ojos por ti,
alguien que cierre su corazón.
Alguien que por ti muera y más...

Pero no soy yo, nena.
No, no, no, no soy yo, nena,
yo no soy ese que buscás, nena.

Confúndete de vuelta en la noche,
todo dentro está hecho de piedra.
No hay nada aquí que se mueva
y de todas formas no estoy solo.
Dices que buscas a alguien
que te levante cada vez que te caigas,
que reúna constantemente flores
y acuda cada vez que tú llames,
un amante de por vida y nada más.
Pero no soy yo, nena.
No, no, no, no soy yo, nena,
yo no soy ese que buscás, nena.


La otra versión elegida, como anticipé, es la de Joan Baez. Joan hizo un disco entero con covers de Dylan (nunca fue nada tonta Joan, siempre tuvo un gusto exquisito para elegir repertorio). Joan apareció en este blog en su cover en euskera de “Txoria Txori” (posteo 46). Joan Baez: sin dudas, una de las mejores voces de la canción mundial de todos los tiempos. 

En el clip seleccionado, y con su pinta de Pocahontas Melancólica, Joan se para frente a su auditorio y anuncia, de entrada y sin anestesia, que esta es “una canción de protesta”. Lo dice en serio pero sonriendo, como quien hace una travesura. Porque es cierto, esta canción puede interpretarse como una canción de protesta, y protestar contra las imposiciones religioso-morales-genéricas es una expresión política, es también una forma de protesta política, por más que sea menos común que protestar contra el gobierno de turno. 



Joan, con esa vocecita dulce, larga ácidamente que “le dedico esta canción a todas las personas casadas en la audiencia”, y sigue, está imparable, “y a toda la gente que se está por casar...” (0:18), y entonces hace una pausa y, con su guitarra de fondo, aclara lo que no había ninguna necesidad de aclarar, lo que ya se había entendido desde el comienzo: “porque yo soy anti-casamiento”. Jaja, me encanta esta intro, me parece una total genialidad. Y ahí comienza la canción. Solo la voz impecable de Joan Baez y su guitarra. Nadie nunca pudo superar eso. Se puede hacer algo distinto e igualarla, pero intentar ganarle en su juego, te la regalo. En todo caso, quien lo haga no soy yo, nena. Te la debo.



Y eso es todo por hoy.

Como bonus track, la empalagosa “Happy together”, el mayor hit y Nº 1 de The Turtles (en 1967, desplazando a "Penny Lane", de los Beatles), donde muestran que la toma de Kaylan + Volman (el cantor con el panderetero detrás) era un sello distintivo de la banda.



Tirando la mano y escondiendo la piedra se despide...


DJ Vago

lunes, 11 de abril de 2016

[157] ¿Lo qué?



“Háblame en cristiano”, de Alaitz eta Maider (1997)



A Germán Machado.


Haciendo una nueva pausa (lo que mejor me sale) en la serie “Cincuenta años no es nada” (me faltan reseñar tres temas de 1965, uno mejor que el otro), voy, porque me lo mandó mi madre, con un tema vasco, porque mi tía Desmoronamiento (Desmo) le mostró mi blog, ella lo vio y llegó a la conclusión de que hace mucho que no hay un tema en euskera en mi página (exactamente desde el 9 de septiembre de 2013, “El pájaro pájaro se voló voló”, en el que hablé de la más famosa canción de Mikel Laboa) y que si quiero continuar con esta pelotudez de reseñar músicas, debo incluir sin falta y ya mismo un tema vasco más, para al menos mantener un mínimo nivel de dignidad, o si no.

Así sugirió mi madre, Condescendencia Iturraspe, natural de Fuenterrabía. No se puede uno negar a tan amable pedido.



Y vamos entonces por ese camino, con “Háblame en cristiano”, un tema de Alaitz y Maider, dos chicas más vascas que la boina, el grito y el queso de oveja (todos inventos vascos, según mi madre), que empezaron a hacer música cuando tenían catorce años, a fines de los ochentas; en los noventas lograron editar su primer disco (tras perseverar una década, como corresponde) y se separaron en los primeros años del nuevo siglo. Sus canciones suelen ser alegres, diría que casi típicos chamamés, con sapucais y todo (porque el chamamé, como dije alguna vez, es otro invento vasco).



El título es lo único que no está en euskera, y eso se debe a que la canción trata del ríspido tema del idioma, cuando el idioma es un tema ríspido. Es el caso de lo que sucede en los países que se hallan embutidos en un país mayor, como sucede con Euskal Herría (el País Vasco), Catalunya y Galicia, condenados, por viejas pero actuales condiciones políticas, a coexistir en una patria llamada España, que será muchas cosas, pero homogénea no es.

Dice mi hermana la tercera que dijo un ruso que “el signo es arena de la lucha de clases”. Lo que no sé qué significará, pero yo modifico, en humilde versión, a que el lenguaje es la arena de todas las luchas. Y cuando dos idiomas coexisten en un mismo territorio hay lucha, hay poder y hay política. Lo podés negar, pero no porque lo niegues deja de ser cierto.

La canción de Alaitz y Maider se titula con una típica frase despectiva de quien no habla el idioma local (el euskera) y pretende (sabiendo que el interlocutor es bilingüe, porque no tiene otra opción) que le hablen en español (en “cristiano”).

Hablar el propio idioma, el del pueblo al que uno pertenece, es algo que no siempre se puede hacer. A veces, porque un poder mayor lo prohíbe (como sucedió en la época de Franco, donde el vasco, el catalán y el gallego no podían aparecer en las radios, en la tele ni en ninguna institución oficial). Otras veces, en forma más sutil y efectiva, porque si uno habla “en cristiano” tiene más chances de triunfar (conseguir mejores trabajos, tener más clientes, vender más libros o más discos, obtener más publicidad...). En cambio, si uno se limita al idioma propio, el que habla solo un puñado de millones de almas, bueno, hay que remarla, a esa decisión. Es algo que cuesta. Mi tío Joan, por ejemplo, fue y es ampliamente criticado por cantar y componer en español, en lugar de hacerlo exclusivamente en catalán (como, por ejemplo, Lluís Llach, un gran cantautor que me encanta y que jamás cantó en castellano, y por lo tanto aquí en América prácticamente nadie lo conoce). Mi tío, claramente, no lo pensó cómo traición: siguió y sigue componiento y cantando en catalán (idioma en el que hizo, y estoy 100% seguro de lo que estoy diciendo, sus mejores canciones) y si uno se fija, hizo más por la difusión del idioma catalán en el mundo, alternando con el castellano, que todos los demás integrantes de la “Nova Cançó” catalana juntos. Pero bueno, por supuesto, cada uno opinará lo que le parezca. Yo a mi tío lo banco.

Entonces, estas dos cantantes plantean algo que “está en el aire” en Euskal Herría: hablar en euskera no es gratuito. Implica una postura política, alinearse con algo que uno cree. Y uno cree en ello porque es parte de uno, porque es parte (y una parte fundamental) de lo que uno ES. Hablo lo que soy. Soy vasco. Me pueden reconocer porque clavo clavos en la pared a golpes de frente, pero más me reconocerán porque sé y hablo en euskera, ese idioma extraño y antiguo que nadie se toma el trabajo de aprender excepto quienes lo llevamos en la sangre, así, bien metido, como viva hoja verde, entre los glóbulos rojos y los blancos. Como denuncia  el grupo punk Lendakaris Muertos en su tema “Se habla español”: “en Euskal Herría se habla más español que en Andalucía”, y “nos solidarizamos con el pueblo saharaui, pero de los de aquí no se acuerda nadie”; “ya solo lo hablamos en la intimidad / ya solo se usa para intentar ligar”. 

El euskera no está en extinción. Tampoco el catalán ni el gallego. Sin embargo, pierden terreno. Los habla menos gente. Los habla en ciertos lugares, en ciertas situaciones y no en otras. Entonces, hay que defenderlos, como se defiende lo que uno es. O eso, o aceptar vivir simulando ser otra cosa que uno, en el fondo, no es.

Eso pienso yo, que soy hispanoparlante, apenas hijo de catalán y de vasca, y que toco de oído muchas lenguas pero domino (bah, manejo), apenitas, el castellano.

La canción empieza de entrada con el núcleo de la propuesta política:



Damos pasos por el camino
mientras el tiempo sigue adelante
en euskera, aquí y allá
llegaremos algún día.

Es decir: vamos por un camino al que solo llegaremos si hablamos nuestro idioma; un camino en el que debemos perseverar (es lo que mejor nos sale!) si queremos llegar a algo:

Fuego, agua, tierra, aire,
que el euskera sea nuestro.
Correcto, bien, muy bien, genial:
sigamos por ese camino.

Y llega el estribillo, donde se retoma la frase del título, la despectiva forma en el que el español le exige a los euskadun que en favor de las leyes y las buenas costumbres hable en un idioma que no es el suyo, aunque estemos en su propia casa: “Háblame en cristiano”. “Cristiano” aquí, obviamente, no se trata de la religión (aunque tiene que ver, cómo no), sino de lo normal, el elemento-no-marcado de la serie, “ser como hay que ser” (“ibèric, mascle i cristià”, [ibérico, macho y cristiano], como detalla mi tío en su canción “Cunillet de vellut”). Pero Alaitz y Maider se rebelan:

"Háblame en cristiano" nos dicen,
estamos en Euskal Herría, ¿qué se piensan?


O sea: te puedo hablar en cristiano cuando estemos en Cristianolandia. ¿Por qué tengo la obligación de hacerlo también aquí? Al menos pedímelo por favor, loco. Suplicalo, y ahí veo si te hago el favor.

"Hablame en cristiano" nos dicen,
¿se creen que estamos en España?


Es buenísima esta última frase, y es la que a veces se suprime según dónde se esté cantando la canción, porque es la más jugada políticamente: aunque estemos nominalmente dentro de la misma bolsa, no somos lo mismo. Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa, como dijo el vasco Panigazzi.

"Hablame en cristiano" nos dicen,
¿se creen que we allways speak cristiano?


Esta última pregunta es genial también, pues mezcla y confunde el inglés (el típico y más extendido idioma conquistador y arrasalotodo) con el castellano: para un euskadi, no hay mayor diferencia entre el español y el inglés (excepto, claro, que con el español es la principal lucha desde hace trescientos años).

"Hablame en cristiano" nos dicen,
Estamos en Euskal Herria, ¡que se creen!
¡Astazapote!

La exclamación final, astazapote, es una palabra de la cual no sé la traducción. Seguramente alguna de mis tías (o mi propia madre) me la dará próximamente, pero lo cierto es que (lo digo con vergüenza) no sé qué significa. Puede ser un simple saludo (“hasta la vista!”) o una puteada final, no lo sé. No saberlo me recuerda que yo, por más bienintencionado que sea, no soy catalán ni vasco, y por lo tanto a esta temática la miro interesado, pero de afuerita. No es mi batalla de todos los días, no me juego la vida en esto. Pero mucha gente sí, y respeto eso.

https://www.youtube.com/watch?v=jyDYAMsLosg




Háblame en cristiano

Pausoka gatoz bidean
denbora aurrera doan heinean
euskaraz batean eta bestean
lortuko dugu egunen batean.

Sua, ura, lurra, haizea
euskara gure izatea
zuzen, ongi, ederto, untsa
segi dezagun bidea.

"Háblame en cristiano" esaten digute
Euskal Herrian gaude ta ze uste dute?
"Hablame en cristiano" esaten digute
Espainian gaudela uste al dute?
"Hablame en cristiano" esaten digute
"We allways speak cristiano" uste al dute?
"Hablame en cristiano" esaten digute
Euskal Herrian gaude ta ze uste dute?
Astazapote!


Háblame en cristiano

Damos pasos por el camino
mientras el tiempo sigue adelante
en euskera, aquí y allá
llegaremos algún día.

Fuego, agua, tierra, aire,
que el euskera sea nuestro.
Correcto, bien, muy bien, genial:
sigamos por ese camino.

"Háblame en cristiano" nos dicen,
estamos en Euskal Herría, ¿qué se piensan?
"Hablame en cristiano" nos dicen,
¿se creen que estamos en España?
"Hablame en cristiano" nos dicen,
¿se creen que we allways speak cristiano?
"Hablame en cristiano" nos dicen,
Estamos en Euskal Herria, ¡que se creen!
¡Astazapote!

 
Eso es todo por hoy. Ahí te cumplí, mamá.

¡Es adiorik!

DJ Vasco





jueves, 7 de abril de 2016

[156] Pa pa pa pa


Escena final de Papageno, en la ópera La flauta mágica de Mozart (1791)


 A G.V. en su cumple.


No, no miren el calendario: hoy es jueves. Pero decidí que esta es la efeméride de la música clásica (“¿Hay otra acaso?”, replicaría alguien que yo sé), y por eso va este posteo supernumerario, que es parte de una serie que comenzaré más avanzado el año, titulada “Galletitas (de) ópera”. Hace un año, al comenzar abril, hablé de Beethoven (posteo 118); hace dos años, posteé sobre el “Greensleeves”, que no es clásico pero sí clasista, así que casi (posteo 73); y hace tres años, me explayé sobre el aria de la Reina de la Noche en La flauta mágica (posteo 23, “Guardá las copas que ahí viene mamá”). Allí analicé brillantemente (como acostumbro) esta ópera en alemán, y hablé de paso un poco de Wolfgang Amadeus, el compositor. Así que me remito a ese posteo para ahorrarme aquí todas esas explicaciones y datos; y hoy presento, solo porque me dieron ganas, al otro gran personaje secundario de esa ópera hermosa (de las pocas que reamente me gustan y escucho frecuentemente): Papageno. A través de su mejor escena, la del final, que empieza con un intento de suicidio solitario pero termina en un romántico dueto.

Papageno es un pajarero, caza pajaritos para la Reina de la Noche. Está disfrazado o vestido con plumas de pájaro (su uniforme laboral), es cobarde, alegre, despreocupado, calentón, hablador y, sobre todo, simpático. Es importantísimo que quien hace el rol de Papageno sea simpático, casi diría que es más importante eso que que cante bien. Es el personaje que va llevando sobre sus hombros, a lo largo de toda la ópera, la gracia y el humor: acompaña al serio Tamino, el héroe, a lo largo de su derrotero. Y mientras Tamino obedece todo lo que le dicen, es valiente, discreto y políticamente correcto, Papageno, que está al lado, hace todo mal, desobedece, se caga de miedo y prefiere (ampliamente) encontrar una amante a hallar el amor de su vida. Al igual que Tamino, recibe un instrumento musical mágico: Tamino recibe la flauta del título, un símbolo bastante fálico, si me preguntan; Papageno, unas discretas campanitas mágicas, que en teoría sirven para convocar a su amor...

La historia está por terminar. Tamino se juntó, tras pasar todas las pruebas, con la tonti linda de Pamina; el maléfico (pero en teoría buena gente) Zarastro ya venció a la maléfica (en los papeles) Reina de la Noche. Pero Papageno está deprimido: le prometieron que llegaría Papagena, una hermosa muchachita, pero en su lugar solamente se le acercó una anciana tétrica como de mil años (que era Papagena nomás, pero disfrazada). Así que ahora, desencantado de la vida,  viendo que aunque la llama y la llama con su sikus Papagena no aparece, él ha decidido suicidarse: la vida cruel ya no tiene sentido para él. Reniega amargamente de su destino desgraciado (“Parece que nací para la desgracia, che”, protesta (sin el che)).

(Voy a presentar algunas versiones distintas de esta pieza, pero uso como versión base la de la película dirigida por Peter Ustinov en 1971, porque este Papageno, William Workman, es súper simpático, y como esta es una película, se pueden ver sus expresiones en primer plano. La escena comienza a las 2:12:33.)

https://www.youtube.com/watch?v=ooY3LgL-Dio&t=22s


De entrada, cuando llama a Papagena y ella no responde, él concluye “Se ha perdido”, y muestra su frustración y su enojo.
¡Papagena, Papagena, Papagena!
¡Mujercita, pichoncita,
hermosa mía!
¡Es inútil! ¡Ay, la he perdido!
¡Es que nací
para la desgracia. (...)

Desde que probé aquel vino… (2:13:25 en el clip)
Desde que vi a esa bella muchachita
mi corazón arde en su cajoncito,
me pincha en un lado
me pincha en el otro.
¡Papagena! ¡Mujercita de mi corazón!
¡Papagena, pichoncita querida!
¡Es inútil, no sirve de nada!
¡Cómo me cansa mi vida!
La muerte pone fin al amor
cuando quema tanto el corazón. (2:14:00).


Ahí agarra la cuerda y se dispone a ahorcarse. La escena se vuelve trágica, con la música que cambia notoriamente a tono menor y se vuelve oscura... “Buenas noches, mundo cruel”, se despide Papageno... Pide, casi como último deseo, a las muchachas bellas que se acuerden de él (me encanta eso, me parece súper gracioso).

A este árbol adornaré,
me colgaré en él del cuello
pues la vida me desagrada:
buenas noches, mundo falso
que tan mal me tratas
y me niegas mi linda jovencita.
Así que todo terminó, voy a morir.
Bellas muchachas:
acuérdense de mí. (2:14:30)

Entonces, mientras prepara la cuerda, decide darse una oportunidad. No sé si esto que viene lo pensó el libretista Schikaneder (no creo) o Mozart (sospecho que sí), pero en todo caso es una genialidad: Papageno le habla a la audiencia, a las mujeres que están sentadas en las butacas del teatro, y les anuncia:
Pero si alguna quiere apiadarse de este pobre
antes de que me cuelgue,
¡bueno, lo dejaría por esta vez!
¡Digan únicamente “sí” o “no”! (2:14:45)

O sea: ustedes pueden salvarme, con una sola palabra. Si quieren que no muera, digan “no” (o digan “sí”, también me vale). Si Papageno es tan simpático y adorable como debiera, en este momento debería alzarse en el teatro un enorme bullicio de noes y síes gritados entre risas. Al menos yo imagino que eso sucedía en Alemania hace doscientos años: la obra está pensada para que pase eso. (Hoy en día, seguro que si alguien hablara aquí lo chistarían agriamente, como a mi familia cuando vamos a ver al Nano; pero es una pena, porque esta escena está pensada para ser interactiva).

Ya sea que la gente hable o no, esa respuesta no llega a Papageno, que desencantado, anuncia: “
Ninguna me ha oído, 
todo está en silencio.
Todo, todo en silencio.

Y entonces sí, sigue adelante, a su pesar pero decididamente, con la escena del suicidio (tras retar a las mujeres de la audiencia por su insensibilidad):
¿Eso es, pues, lo que quieren? (2:14:50)
¡Papageno, vamos, arriba!
Terminá el camino de tu vida.

en (2:15:10), sin embargo, vuelve a detenerse (es tan divertido esto), claramente no quiere matarse, está buscando cualquier excusa, cualquier indicio que le permita evitar cumplir con su propósito y seguir viviendo:

Bueno, esperaré un poquito, pero sólo
hasta que cuente uno, dos y tres.

O sea: alguien que diga algo para detenerme, antes de que llegue a contar hasta tres.
Empieza el conteo: uno. Ya en el dos, se demora más. Y el tres lo hace muy lento, como dándole tiempo a alguien a que diga algo...

¡Uno…! (2:15:25; es genial cómo Workman va cambiando la expresión a medida que avanza el conteo)
¡Dos…!
¡Tres…! (2:16:05)

Imagino aquí de nuevo los gritos de las mujeres en la platea, para que el pobre Papageno no se mate (si tan solo hay que hacer un pequeño sacrificio para que viva, más de una debería estar dispuesta a hacerlo). Pero llega el tres y nada sucede, así que sí (otra vez), decididamente Papageno prepara la horca, anunciando que “se acabó lo que se daba, adiós mundo cruel”, etcétera:

¡Bien, aquí nos quedamos! (2:16:17)
Puesto que nadie me detiene,
¡buenas noches, mundo cruel!
(Se dispone a colgarse.)

Pero por suerte, en 2:16:47 bajan del cielo (más “deus ex machina” que esto, imposible) los tres muchachitos, que salvan a Papageno, primero diciéndole que hay solo una vida, que no sea gil; Papageno protesta y les dice que si ellos sintieran el fuego que él siente, también saldrían a buscar muchachas (2:17:07). Los tres muchachitos entonces le recuerdan que tiene sus campanitas mágicas, y que las use (2:17:15). Papageno se golpea la frente: ¡Claro, qué boludo, cómo me olvidé! Y se prepara a hacer sonar esas campanitas, que empiezan a clinclinear en (2:17:40).

En el estreno de esta ópera, las campanitas las tocaba el propio Mozart. Los comentarios son que eran un espectáculo aparte, esas campanitas, y que Mozart se embaló y seguía y seguía con las campanitas, hasta que tuvieron que hacerle señas de que la cortara y dejara continuar la ópera (de paso, además, él tenía que seguir dirigiendo la orquesta!).



En 2:18:20 se retiran los tres pibes y llega, atraída por el sonido de las campanitas, Papagena. Comienza aquí el hermoso dueto Papagena-Papageno, en el cual ambos se van llamando y acercándose mutuamente, con solo la repetición de la sílaba “pa”, cual pajaritos que pían. La Papagena de esta versión no es tan graciosa ni memorable, apenas zafa. En 2:19:00 empiezan a preguntarse “Entonces, ¿serás mío/mía?”, “¿Serás mi pichoncita/pichoncito?”. Y ambos aceptan.

Y en 2:19:20 llegan a la conclusión de que qué alegría será cuando su amor dé como resultado unos hermosos chiquitines (si bien uno imagina que Papageno está más interesado en encargar a los niños que en cuidarlos).

Empiezan entonces, en una escena que es a la vez tierna, adorable y sutilmente erótica, a contar los futuros hijos (2:19:32): primero un papagenito, luego una papagenita, luego un varoncito más, luego una nena más... y así se acumulan montones de nenitos. En algunas versiones, a medida que ambos cantan, en el escenario van apareciendo los niños correteantes, vestidos de pajaritos: me encanta esa idea, y me parece súper divertida también. Pero en esta versión eso no pasa; no importa.

Y a partir de 2:19:56, mientras la gente que hace de planta (como en los actos del jardín de infantes) revolotea sus hojas y Papagena le hace cosquillas a Papageno y medio se besuquean, termina la escena, con un radiante y romántico cacareo y una especie de bailecito pajaril súper alegre y un poquitín bizarro. Y como corresponde, un beso (2:20:50).

Durante toda esta escena (como durante gran parte de la ópera) la música es exquisita. Tan bella, tan fluida, tan justa en cada compás, que uno se pregunta cómo podía alguien componer tan bien. De los grandes genios de la música, Mozart fue el único (para mí) que llegó a componer óperas geniales. No me canso nunca, de La flauta mágica.

Y bueno, eso es todo por hoy. Incluyo algunas versiones más, para que comparen Papagenos (si tienen ganas).

- La versión de Detlef Roth, un Papageno súper súper simpático y expresivo (más que Workman, incluso). Lo único que no me gusta es que cuenta “uno, dos, tres” demasiado rápido. Me gustan los trajes emplumados de los dos.



- La versión de Simon Keenlyside en Salzburgo. Canta muy bien, pero es un Papageno demasiado serio y poco carismático para mi gusto. El dueto con Papagena lo cantan directamente en la cama (como por si no se había entendido). Al final, llegan los millones de nenitos a enquilombar todo, eso sí me gusta de esta versión. No me gusta, en cambio, el vestuario apagado y cero-pajareril.


- Mi amada versión del Festival de Salzburgo 2006, con Damrau como Reina de la Noche (“La Reina del Brócoli”, con su vestido verde oscuro) y un Papageno con rastas (Christian Gerhaher) y muy expresivo también (2:35:56). En (2:39:36), Irena Bespalovaite se saca su disfraz de anciana y se muestra como la Papagena más escotada de la historia (tiene rastas también, pero quién se estará fijando). Los pajarracos que vuelan en el fondo me parecen un desastre, pero salvo eso, toda esta versión de la ópera me encanta.



- Una bárbara versión bávara de 1981; aquí aparecen los pequeños papagenitos, como me gusta a mí (a partir de 2:31:00).


- Y para terminar, de la película de Bergman sobre La flauta mágica, en la cual el dueto (en sueco en vez de en alemán) se desarrolla en pleno invierno y como un lento y simpático strep-tease (recalcando que hay que hacer algunas cosas antes, para obtener esos lindos y pequeños pajaritos).


PAPAGENO


Papagena! Papagena! Papagena!
Weibchen! Täubchen!
meine Schöne!
Vergebens! Ach, sie ist verloren!
Ich bin zum Unglück
schon geboren!
Ich plauderte,
und das war schlecht,
Und drum geschieht es
mir schon recht!
Seit ich gekostet diesen Wein,
Seit ich das schöne Weibchen sah,
So brennt’s im Herzenskämmerlein,
So zwickt’s hier,
so zwickt’s da.
Papagena! Herzensweibchen!
Papagena, liebes Täubchen!
‘s ist umsonst, es ist vergebens!
Müde bin ich meines Lebens!
Sterben macht der Lieb’ ein End’,
Wenn’s im Herzen noch so brennt.

Diesen Baum da will ich zieren,
Mir an ihm den Hals zuschnüren,
Weil das Leben mir mißfällt;
Gute Nacht, du falsche Welt.
Weil du böse an mir handelst,
Mir kein schönes Kind zubandelst,
So ist’s aus, so sterbe ich;
Schöne Mädchen,
denkt an mich,
Will sich eine um mich Armen,
Eh’ ich hänge, noch erbarmen,
Nun, so laß ich’s diesmal sein!
Rufet nur, ja oder nein!
Keine hört mich;
alles stille!
Alles, alles stille.
Also ist es euer Wille?
Papageno, frisch hinauf!
Ende deinen Lebenslauf!
Nun, ich warte noch, es sei,
Bis man zählet: eins, zwei, drei.

Eins!
Zwei!
Drei!
Nun, wohlan, es bleibt dabei,
Weil mich nichts zurücke hält,
Gute Nacht, du falsche Welt!

DREI KNABEN

Halt ein, o Papageno! und sei klug,
Man lebt nur einmal,
dies sei dir genug!
PAPAGENO
Ihr habt gut reden,
habt gut scherzen;
Doch brennt’ es euch,
wie mich im Herzen,
Ihr würdet auch
nach Mädchen gehn.
DIE DREI KNABEN
So lasse deine Glöckchen klingen,
Dies wird dein Weibchen
zu dir bringen.
PAPAGENO
Ich Narr vergaß
der Zauberdinge!

Erklinge, Glockenspiel, erklinge!
Ich muß mein liebes Mädchen seh’n.
Klinget, Glöckchen, klinget,
Schafft mein Mädchen her!

DIE DREI KNABEN
Nun, Papageno, sieh dich um!

PAPAGENO
Pa-pa-pa-pa-pa-pa-Papagena!
PAPAGENA
Pa-pa-pa-pa-pa-pa-Papageno!
PAPAGENO
Bist du mir nun ganz gegeben?
PAPAGENA
Nun, bin ich dir ganz gegeben!
PAPAGENO
Nun, so sei mein liebes Weibchen!
PAPAGENA
Nun, so sei mein Herzenstäubchen!
BEIDE
Welche Freude wird das sein,
Wenn die Götter uns bedenken,
Unsrer Liebe Kinder schenken,
So liebe, kleine Kinderlein!
PAPAGENO
Erst einen kleinen Papageno!
PAPAGENA
Dann eine kleine Papagena!
PAPAGENO
Dann wieder einen Papageno!
PAPAGENA
Dann wieder eine Papagena!
PAPAGENO, PAPAGENA
Papageno! Papagena!
Es ist das höchste der Gefühle,
Wenn viele, viele
Pa-pa-Papageno,
Pa-pa-Papagena,
Der Eltern Segen werden sein.


PAPAGENO
(llama con su silbato)

¡Papagena, Papagena, Papagena!
¡Mujercita, pichoncita,
hermosa mía!
¡Es inútil! ¡Ay, la he perdido!
¡Es que nací
para la desgracia.
He parloteado,
y no estuvo bien,
y por eso se ve que
me lo tengo merecido.
Desde que probé aquel vino…
Desde que vi a esa bella muchachita
mi corazón arde en su cajoncito,
me pincha en un lado
me pincha en el otro.
¡Papagena! ¡Mujercita de mi corazón!
¡Papagena, pichoncita querida!
¡Es inútil, no sirve de nada!
¡Cómo me cansa mi vida!
La muerte pone fin al amor
cuando quema tanto el corazón.
(toma una cuerda)
A este árbol adornaré,
me colgaré en él del cuello
pues la vida me desagrada:
buenas noches, mundo falso
que tan mal me tratas
y me niegas mi linda jovencita.
Así que todo terminó, voy a morir.
Bellas muchachas:
recuérdenme.
Pero si alguna quiere apiadarse de este pobre antes de que me cuelgue,
¡bueno, lo dejaría por esta vez!
¡Digan únicamente “sí” o “no”!
Ninguna me ha oído,
todo está en silencio.
Todo, todo en silencio.
¿Eso es, pues, lo que quieren?
¡Papageno, vamos, arriba!
Terminá el camino de tu vida.
Bueno, esperaré un poquito, pero sólo
hasta que cuente uno, dos y tres.
(silba)
¡Uno…!
¡Dos…!
¡Tres…!
¡Bien, aquí nos quedamos!
Puesto que nadie me detiene,
¡buenas noches, mundo cruel!
(Se dispone a colgarse.)
LOS TRES MUCHACHOS
(descienden suspendidos de lo alto)
Detente, oh Papageno, y sé sabio;
se vive solo una sola vez,
que eso te alcance.
PAPAGENO
Habláis bien,
bromeáis bien.
Pero si sus corazones
les quemaran como el mío,
también andarían
buscando muchachitas.
LOS TRES MUCHACHOS
Toca tus campanitas,
eso te traerá
a tu mujercita.
PAPAGENO
¡Cómo me olvidé!…
¡Mis instrumentos mágicos!
(saca las campanitas)
¡Suenen, campanitas, suenen!
Debo ver a mi amada muchacha.
(los tres pibes traen a Papagena)
¡Suenen, campanitas, suenen!
Debo ver a mi amada muchacha.
LOS TRES MUCHACHOS
(ascendiendo)
¡Papageno, mira a tu alrededor!
PAPAGENO
¡Pa, Pa, Pa, Pa, Pa, Pa, Papagena!
PAPAGENA
¡Pa, Pa, Pa, Pa, Pa, Pa, Papageno!
PAPAGENO
¿Ahora eres toda mía?
PAPAGENA
¡Ahora soy toda tuya!
PAPAGENO
¡Bien, entonces sé mi mujercita!
PAPAGENA
¡Bien, entonces sé mi pichoncito!
PAPAGENO, PAPAGENA
¡Qué alegría será
si los dioses bendicen
nuestro amor con niños,
¡tan queridos, chiquitos pequeñitos!
PAPAGENO
¡Primero un pequeño Papageno!
PAPAGENA
¡Y luego una pequeña Papagena!
PAPAGENO
¡Y luego otro Papageno!
PAPAGENA
¡Y luego otra Papagena!
PAPAGENO, PAPAGENA
¡Papageno! ¡Papagena!
Qué alta alegría será
cuando muchos, muchos
Pa, Pa, Papagenos,
Pa, Pa, Papagenas
se conviertan en la bendición de sus padres.


Eso es todo por hoy. Hasta la próxima, pajaroncitos míos.


DJ Vago