“Me das cada día más”, por Valeria Lynch (1984)
A Diego Armando Maradona le dedicaron muchas canciones, a
lo largo de su corta vida; la mayoría son bienintencionadas pero bastante malas (como la de Los
Cafres) algunas son apenas simpáticas (como la de Calamaro), un par son buenas
(como la de Los Piojos) y una sola es muy buena (la de Rodrigo).
(Todo esto es discutible, por supuesto; pero para qué me
tomé el trabajo de armar este blog si no es para opinar lo que se me canta,
después de todo).
Pero ahora que Maradona murió (y me pone triste, por más
que soy algo así como el anticristo del deporte), ahora que terminó con él toda
una época (y no solo en la Argentina), ahora que se fue del escenario el último ángel caído, el final héroe fallado y plebeyo (pero nunca lacayo), pienso que la mejor canción para
homenajearlo y recordarlo es esta, la del Paz Martínez y Víctor Yunes, “Me das
cada día más”, inmortalizada en la versión de Valeria Lynch. que fue utilizada
como parte de la banda de sonido de la película Héroes, en la que se relata el recorrido de la selección argentina
durante el mundial de fútbol en México en 1986 (para los extremadamente
despistados que saben incluso menos de deportes que yo, a ese mundial lo ganó
el equipo argentino, con Maradona como capitán y figura indiscutible).
“Me das cada día más” quizás no sea una gran canción:
musicalmente no estaría inventando la pólvora, y poéticamente la letra no
estaría siendo una obra de Szymborska, Pizarnik o Glück (la delantera de
Polonia en el 82). Pero en la voz impresionante de Valeria Lynch, te atrapa
desde el primer verso, te lleva tranquilo y al llegar al primer “Más” del
estribillo (apenas forzado, como si la palabra “más” tuviera una erre escondida
en alguna parte), con una potencia de sonido que solo obtienen (pocas veces) Metallica
o la filarmónica de Viena, qué decir, ese “Más” te pone la carne de gallina:
porque una voz así no se consigue en el mercado. Si esta canción alcanzó tanta
fama fue porque se le pudo poner al lado de la figura de Maradona y estuvo a la
par: la voz de Valeria brilla maradoniana en esta canción, rebelde con causa, tan
insaciable como se declara y más, y parece que la letra hubiera sido compuesta
especialmente para el Diez (no es una balada romántica, es un cantito de fulbo,
¿me entendés?).
Ideal para recordar a Diego y dedicarle una lagrimita a
su memoria, como volveré a hacer cada vez que mire el clip.
https://www.youtube.com/watch?v=0sSIppyqrSw
Me das cada día más
En
las buenas y en las malas
a mi
lado siempre tú
de
una forma sobrehumana
a mi
lado siempre tú.
No
es tan fácil convivir conmigo,
sin
embargo siempre al lado mío:
mi
buen amor, mi gran amor,
siempre
conmigo.
Más,
me
das cada día más,
aleluia
por el modo
que
tienes de amar.
Más,
tú
eres para mí la cumbre del amor,
la
tierra, el fuego, el sol, la lluvia en el trigal
por
esa forma tierna que tienes de amar.
Más,
tu
cuerpo con el mío no hace falta más,
te
quiero al lado mío cada día más,
yo soy una insaciable, quiero siempre más.
En
las buenas y en las malas
a mi
lado siempre tú,
al
dolor le das la espalda
y a mi
cuerpo, tu calor.
Qué
manera tienes de quererme,
de
abrazarme y de protegerme,
mi
buen amor, mi gran amor.
siempre
conmigo.
Más,
me
das cada día más,
aleluia
por el modo
que
tienes de amar.
Adiós, Diego. Que descanses en revuelta, como dice el poema. En los brazos torcidos de los deseos para siempre insatisfechos estará tu memoria.
(PD: Aquí va el poema, maradoniano también. “Que descanse
en revuelta”, de Henri Michaux, 1949:)
Que descanse en revuelta
En lo negro, en la noche estará su memoria
en lo que sufre, en lo que supura
en lo que busca y no encuentra
en el bote desfondado en el arena
en la bala que traza una huella silbante
en la isla de azufre estará su memoria.
En aquel que vive en su fiebre y no hace caso de los muros
en aquel que se lanza y no tiene cráneo sino contra el muro
en el ladrón que no se arrepiente
en el débil recalcitrante perpetuo
en el portal reventado estará su memoria.
En la ruta que obsesiona
en el corazón que busca su playa
en el amante al que huye su cuerpo
en el viajero al que el espacio roe.
En el túnel
en el tormento que vuelve y se revuelve
en el impávido que desdeña el cementerio.
En la órbita incendiada de astros que estallan al chocar
en el barco fantasma, en la novia manchada
en la canción crepuscular estará su memoria.
En la presencia del mar
en la distancia del juez
en la ceguera
en la taza de veneno.
En el capitán de los siete mares
en el alma del que lava la daga
en el órgano que llora por todo un pueblo
en el día del gargajo sobre la ofrenda.
En la fruta de invierno
en el pulmón de las batallas que recomienzan
en el loco en la chalupa.
En los brazos torcidos de los deseos para siempre
insatisfechos
estará su memoria.