“Revolución”, de Julieta Venegas, en su álbum Otra cosa (2010)
La mexicana Julieta Venegas es una de las
mejores exponentes de la canción mundial en mi ránking (lo agregaré al margen,
más adelante; les anticipo que no están Shakira ni Beyoncé ni Britney). Aunque
ella es muy femenina, en la mayoría de sus canciones románticas toma la postura
que tradicionalmente se asigna, en una relación, al varón: ella es la decidida,
la que lleva las riendas del asunto, mientras que él (el destinatario de la
canción) duda, no sabe qué hacer, tiene miedo, piensa que no es el momento
indicado… ella le dice que confíe, que lo va a proteger y a cuidar, y que vayan
para adelante. Pero lo tiene que repetir bastante, porque él, además, es medio lento
de entendederas.
Otro grupo de canciones de Julieta tematiza
el momento de la espera: ella ya se declaró, y ahora está esperando que le
digan que sí o que le digan que no (escuchar, por ejemplo, “Bien o mal”, del
mismo disco). En el universo poético de Julieta V, la palabra es esencial, es
el inicio de todo (como en la
Biblia ); por eso es tan importante pronunciarla. La palabra
es el cemento de la realidad, y una palabra puede generar (en una persona, y en
el mundo entero) una revolución, un necesario borrón y cuenta nueva: ese
“volver a empezar” que aparece en varias de sus canciones, y aquí.
Aquí, en “Revolución”, eligió plantear una
marcha, con su tambor redoblante y todo, símil las marchas-marchitas de banda
militar, como para recalcar que esta canción de amor no es solamente una
canción de amor, sino también un manifiesto político. Sin embargo, el tema no
está en un compás de 2/4, como las típicas marchas (y los tangos), sino en uno
de 6/8, es decir, un ritmo de dos tiempos (fuerte-suave, fuerte-suave, …), pero
ternario: cada tiempo está dividido en tres partes (eso se nota bien cuando
comienza a sonar el charango, que es el que marca las tres corcheas de cada
tiempo). [No sé si se llega a escuchar bien en la compu la entrada de cada
instrumento; por las dudas, pongan el tema con volumen alto.] El resultado es
una especie de “marcha valseada”, lo que le quita marcialidad y la hace parecer
más bien una retahila o ronda infantil, que es, en definitiva, lo que termina
siendo, cuando los niños comienzan a cantar a coro. Porque la revolución es
también cosa de niños; aunque no sean ellos los encargados de “incendiar el
mundo”, seguramente tendrán que caminar sobre las brasas.
O “incendiar AL mundo”, como dice Julieta,
que hace gala en muchas de sus canciones de una sintaxis deficitaria, que quizá
tiene que ver con lo mexicano y seguramente con lo popular. No dice “El amor
puede hacernos mejores”, sino “puede hacernos mejor”. O como en la canción “Me
voy”, donde no dice “puede ser que lo merezca”, sino “puede que lo merezco”. No
le importa mucho la gramática.
Y hablando de gramática, la primera estrofa
de la canción (que se repite luego tres veces más) es imposible de transcribir
correctamente, porque hay tres formas válidas de colocar la puntuación:
Forma 1
Dime si te causo una revolución,
dime si te hago cambiar tu canción,
dime si te hago suspirar,
dime si te haré volver a empezar.
Si se elije la primera forma, se interpreta
que el yo poético (digamos ella, para abreviar) le pide a la segunda persona
(digamos él) que le confirme si está afectándolo tanto como ella piensa.
Forma 2
Dime “Sí, te causo una revolución”,
dime “Sí, te hago cambiar tu canción”,
dime “Sí, te hago suspirar”,
dime “Sí, te haré volver a empezar”.
En la segunda forma, ella pide que él le
confirme que va a empezar la revolución. Quiero que me revoluciones, pero
avisame antes. Puede parecer forzada esta interpretación, pero en la misma
canción, más adelante, aparece otro discurso directo similar (Dijiste “Ven
hacia mí”…). Además, aquí es ella la revolucionada, la que cambia la canción,
suspira y vuelve a empezar (en la misma canción, con la retahila). Así que no
sería “loco” interpretar la letra con esta segunda forma.
Forma 3
Dime “Sí” y te causo una revolución,
dime “Sí” y te hago cambiar tu canción,
dime “Sí” y te hago suspirar,
dime “Sí”: te haré volver a empezar.
En la tercera forma, nuevamente es ella la
que actúa, pero antes pide permiso: solo hace falta que me digas que sí, y
entonces zácate, te revoluciono todo. Nuevamente, hay varias canciones de
Julieta que responden a este esquema semántico, así que no sería “loco”
interpretarlo así.
Al transcribir la letra, hay que elegir una
de las tres formas, lo que necesariamente empobrece la canción. ¿Por qué?
Porque mientras no sepamos cómo se escribe la letra, podemos interpretar la
estrofa de las tres formas a la vez (esta vez sí puse las itálicas, porque no
tuve más remedio).
Como el famoso gato de Shrödinger. ¿Lo
conocen? Schrödinger puso un gato (un gato mental, digo, eh, no se crean que
usó un gato de verdad) en una caja herméticamente cerrada, con una lata de gas
venenoso controlada por un dispositivo que tiene exactamente un 50% de
probabilidades de accionarse al cumplirse un minuto. Pasa un minuto y medio. Si
el dispositivo se accionó, el gas se liberó y el gato murió; si el dispositivo
no se accionó, el gas se quedó en la lata y el gato vive. Si abrimos la caja,
vemos al gato vivo o al gato muerto, una de dos. Pero lo que dice Schrödinger
es que, mientras no abramos la caja, no podemos decir que el gato está vivo ni
que murió: el gato está vivo y muerto al mismo tiempo. Suena equivocado, ¿no?
Nuestro sentido común nos dice que todo el planteo es una patraña. Schrödinger,
por cierto, no era veterinario, sino que buscaba ejemplificar y jutificar
algunos resultados anti-intuitivos que se obtienen en física cuántica. Pero a mí me gusta creer en ese gato: la realidad muchas veces nos deja, como a él, en bolas, vivos y muertos a la vez adentro de una caja a oscuras.
En la canción pasa algo parecido: mientras
no la transcribamos, dice muchas cosas a la vez.
Igual, yo la transcribo abajo, porque soy
un rebelde; pero alternando las posibilidades de puntuación.
Un comentario extra: ¿no es encantadora la
forma en que Julieta dice “sonrisa”?
Y una tarea para la semana: ¡Vamos a
incendiar al mundo, gato!
Dime si te causo una revolución,
dime si te hago cambiar tu canción,
dime si te hago suspirar,
dime si te haré volver a empezar.
Apareciste y todo se movió,
el piso por donde camino se abrió.
Dijiste “Ven hacia mí” y algo me empujó.
Lo que estaba vacío se llenó.
Dime “Sí” y te causo una revolución,
dime “Sí” y te hago cambiar tu canción,
dime “Sí” y te hago suspirar,
dime “Sí”: te haré volver a empezar.
Pensaba que no existía el amor,
ya no creia que era cosa de dos.
Es dificil llevar al mundo encima así
si no hay alguien que me haga sentir.
Vamos a incendiar al mundo
con la convicción
de que solo el amor
puede hacernos mejor.
Mientras todo a nuestro alrededor se
deshace
la fe en tu sonrisa
me levantará,
me levantará.
Dime “Sí, te causo una revolución”,
dime “Sí, te hago cambiar tu canción”,
dime “Sí, te hago suspirar”,
dime “Sí, te haré volver a empezar”.
Dime si te causo una revolución,
dime si te hago cambiar tu canción,
dime si te hago suspirar,
dime si te haré volver a empezar.
http://www.youtube.com/watch?v=8N4G98PQWmA
Agotado, se despide hasta la próxima
semana:
DJ Vago
Me encanta Julieta: Y, querido Vago, como no pusiste video te salvaste, y ella también, de mis lapidarios comentarios acerca de su vestuario y de su vestuarista (horror), y que pretendí hacérselos llegar por medio de mi amiga Graciela que vive en México y que es amiga del productor de los discos de JV, je je.
ResponderEliminarParas er vago, das todo en cada lunes, eh?
no hay look como el de la mona.
ResponderEliminar