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y con que le guste al diyei alcanza

martes, 24 de noviembre de 2015

[148] Aguante las Leonas


“Kids”, de Marteria (2013), y “Manners”, de Julia Marcell (2014)



Soy inútil, pero solo por ahora: el futuro está llegando.
En “Clint Eastwood”, de Gorillaz.


Como cuarta entrega de la serie “Cuando digo futuro”, e intentando abstraerme durante un rato al menos de las elecciones, sus resultados y las amenazantes flores que se derraman de las bocas de los pacíficos, reseñaré dos temas relacionados con los jóvenes, que son, quien lo duda, los dueños del futuro. Estas canciones están hechas por jóvenes y hablan sobre la juventud.

El primer tema del que hablaré es un rap en alemán, de una banda alemana de rap new age, liderada por Marten Laciny. Tienen una onda muy “Cambalache” (si Discepolo fuera un veinteañero alemán actual, claro), en el sentido en el que el cantor añora un tiempo pasado que fue indudablemente mejor, y denosta este presente donde “todo el mundo” (en Alemania, al menos) tiene un buen pasar económico pero se aburre como una ostra, y nadie cree en los excesos, en la diversión, en el consumo de sustancias problemáticas ni en la irresponsabilidad, como en los “buenos viejos tiempos”.

La canción hace un largo listado de cómo eran las cosas y cómo son ahora, y el enorme aburrimiento que eso genera en el cantor, al punto que le dan ganas de suicidarse (figurativamente) poniendo dos dedos en la sien y diciendo: bang bang.

En la canción hay varias referencias específicas al mundo del rap y a algunos temas del grupo Marteria. Las explico no porque sean muy importantes, sino para que admiren cuánto sé sobre el rap alemán contemporáneo:

- “Nadie se tatúa Wu-Tan en el culo”. Wu Tan Clan es una banda de rap estadounidense muy famosa (ponele), con un logo que es una especie de W que se parece lejanamente a un águila. Supongo que muchos jóvenes fans se habrán tatuado ese símbolo en diversas partes del cuerpo.
- “Ahora todos son Troy”. Referencia a Alexis Troy, rapero alemán bonito, musculoso y que se vanagloria de llevar una vida saludable.
- “Nadie batalla hasta el End Boss”. Esto es, antes que nada, una referencia a los videojuegos: el End Boss es el malo que aparece al final de un nivel, y a quien hay que vencer para pasar al siguiente. Pero también es el título de un rap del mismo grupo Marteria.
- “Antes de que aparezcan las nubes lilas todos están en casa”. Las nubes lilas son las que rodean el sol al amanecer. Pero “Nubes lilas” es también (acá me luzco) el título de otro rap de Marteria, que (ponele) es tocado en los boliches al llegar el amanecer.



Aunque la letra habla de la añoranza por el descontrol, el vandalismo y el riesgo, curiosamente, el videoclip muestra una versión súper edulcorada de esa rebeldía. Las chicas con palos de hockey (potenciales armas para destruirlo todo) terminan usándolos solamente para tirarle un par de hojas al piso a unos oficinistas, y luego llenan con cerveza un bidón de agua y, amablemente, le dan cerveza a los trabajadores. Luego van a un comercio y compran unos snacks (y los pagan, eh, no se los afanan). Luego van al gimnasio, y aunque se burlan de quienes hacen ejercicio junto con sus perritos, la única transgresión que allí emprenden es mascar chicle. Aparece entonces una escena de boliche, jóvenes bailando y sacándose selfies y tomando tragos, pero todos bien vestiditos y con lentes y peinados de calidad, y alguien se lanza como para hace stage-diving, pero claramente nadie está interesado en frenarlo, y entonces el cantor se despierta en el piso de su depto enquilombado pero recién pintado, donde hay dos chicas en minifalda saltando en su sofá, pero al verlas él solo piensa en jugar a la playstation, y terminan jugando al béisbol en un patio de cemento, con los palos de hoceky y pelotitas de tenis.

No sé ustedes, pero esa no es mi idea de descontrol y rebeldía al palo. Más bien, dan un poco de penita, estos jóvenes rebeldes europeos que ya no saben ni siquiera cómo ser rebeldes, de tan pocos problemas (económicos) que tienen. Efectivamente, deberían viajar más a las Maldivas (o a otros lugares ignotos, como América del Sur) para ver problemas de verdad.
El estribillo está armado sobre una especie de canción infantil, una ronda pegadiza, y tal vez lo mejor de la canción sea la oposición entre esa musiquita inocente y el seudo disparo en la cabeza (bang bang).



Kids

Alle haben 'nen Job – ich hab Langeweile!
Keiner hat mehr Bock auf Kiffen, Saufen, Feiern
So ist das hier im Block, Tag ein Tag aus
Halt mir zwei Finger an den Kopf und mach:
Peng! Peng! Peng! Peng!

Alle spielen jetzt Golf, jeder fährt Passat
Keiner tätowiert sich Wu-Tang auf'n Arsch
Keiner tanzt mehr Moonwalk seit Michael Jackson starb
Alle auf Salat – keiner mehr verstrahlt
Jeder macht Diät – niemand isst mehr Fleisch
Niemand hat 'nen Trichter – alle saufen Wein
In der guten alten Zeit war'n alle Donnerstags schon breit
Ich sitz' auf'm Sofa, rauch das ganze Zeug allein
Alle sind jetzt "Troy" niemand geht mehr raus
Keiner kämpft mehr bis zum "Endboss" – alle geben auf
Jeder geht jetzt joggen, redet über seinen Bauch
Bevor die "Lila Wolken" kommen sind alle längst zuhaus'

Alle haben 'nen Job – ich hab Langeweile!
Keiner hat mehr Bock auf Kiffen, Saufen, Feiern
So ist das hier im Block, Tag ein Tag aus
Halt mir zwei Finger an den Kopf und mach:
Peng! Peng! Peng! Peng!

Jeder glücklich Zweiter, keiner mehr Verlierer
Keiner geht mehr klauen, freundlich zum Kassierer
Alle ziehen aufs Land in die große Stadt nie wieder
Silbernes Besteck – Goldener Retriever
Alle mähen Rasen, putzen ihre Fenster
Jeder ist jetzt Zahnarzt – keiner ist mehr Gangster
Keiner fälscht mehr Stempel – alle gehen schwimmen
Jeder steht jetzt auf der Liste – niemand geht mehr hin
Keiner will mehr ballern, treffen um zu reden
Keiner macht mehr Malle, alle fahren nach Schweden
Jeder liebt die Bayern, vor'm Essen beten
Leben die kleinen Träume, verbrennen die großen Pläne

Alle haben 'nen Job – ich hab Langeweile!
Keiner hat mehr Bock auf Kiffen, Saufen, Feiern
So ist das hier im Block, Tag ein Tag aus
Halt mir zwei Finger an den Kopf und mach:
Peng! Peng! Peng! Peng!

Randale und Krawall, die Zeiten sind längst vorbei
Wo sind meine Leute hin, die waren früher überall
Was all die anderen starten sieht wie ne Landung aus
Und die Welt sie dreht sich weiter nur nicht mehr ganz so laut

(Peng! Peng! Peng! Peng!)

Alle haben 'nen Job – ich hab Langeweile!
Keiner hat mehr Bock auf Kiffen, Saufen, Feiern
So ist das hier im Block, Tag ein Tag aus
Halt mir zwei Finger an den Kopf und mach:
Peng! Peng! Peng! Peng!
Chicos

Todo el mundo tiene laburo, yo tengo aburrimiento.
Nadie se prende a fumar, escabiar, festejar.
Así es en mi calle día tras día.
Me pongo dos dedos en la cabeza y hago:
bang, bang, bang, bang.

Todos juegan al golf, manejan un Passat,
nadie se tatúa Wu-Tan en el culo,
nadie hace la caminata lunar desde que murió Michael Jackson,
todos a ensalada, nadie se contamina,
todos hacen dieta, ya nadie come carne,
nadie arma un faso, todos chupan vino

En los viejos buenos tiempos todos
ya estaban arruinados los jueves.
Me siento en el sofá, me fumo todo solo.
Ahora todos son Troy, nadie sale,
nadie batalla hasta el End Boss,
todos abandonan.
Todos hacen running, hablan de su panza,
Antes de que aparezcan las Nubes Lilas
todos ya están en casa.

Todo el mundo tiene laburo, yo tengo aburrimiento.
Nadie se prende a fumar, escabiar, festejar.
Así es en mi calle día tras día.
Me pongo dos dedos en la cabeza y hago:
bang, bang, bang, bang.

Todos son el feliz finalista, ninguno el perdedor.
Nadie sale a afanar, se hacen amigos del cajero.
Todos viajan al campo, ya nunca más en la gran ciudad.
Cubiertos de plata, golden retrievers.
Todos cortan el césped, limpian las ventanas.
Todo el mundo ahora es un dentista, ya nadie es un gángster.
Nadie falsifica estampillas, todos van a nadar.
Todos están fuera de la lista, nadie queda adentro.
Nadie quiere incendiar, golpear ni hablar.
Nadie viaja a las Maldivas, ellos manejan a Suecia.
Todos adoran al Bayern y rezan antes de comer.
Viven sus pequeños sueños, queman los grandes planes.

Todo el mundo tiene laburo, yo tengo aburrimiento.
Nadie se prende a fumar, escabiar, festejar.
Así es en mi calle día tras día.
Me pongo dos dedos en la cabeza y hago:
bang, bang, bang, bang.

Vandalismo y ruido, esos tiempos terminaron hace mucho.
¿Adónde fue mi gente que estaba por todas partes?
Lo que los demás comienzan se ve como un aterrizaje
y el mundo sigue girando,
pero no tan fuerte como solía.

(Bang, bang, bang, bang.)

Todo el mundo tiene laburo, yo tengo aburrimiento.
Nadie se prende a fumar, escabiar, festejar.
Así es en mi calle día tras día.
Me pongo dos dedos en la cabeza y hago:
bang, bang, bang, bang.




La segunda canción de hoy es “Manners” (“modales”), de la joven cantautora polaca de rock Julia Marcell. La canción también incluye una tonadita tarareada casi como canción infantil, pero es bastante más dark que el rap “Kids”, y acá hay rebeldes en serio.

Ambas canciones tienen, además de las conexiones musicales que se puedan encontrar, una curiosa similitud: en los dos videoclips aparecen jovencitas con palos de hockey. En ambos casos, esos palos no son utilizados para su función prevista (jugar al hockey), sino enarbolados más bien como armas, y con una intención claramente amenazante (aunque esas amenazas se concretan solamente en el clip de Julia Marcell, no en el de Marteria).

El videoclip de “Manners” comienza y termina con una presencia oscura y terrorífica que rodea y supervisa a la cantora, y que, aunque no es ningún señor con barba y túnica blanca, en la letra de la canción se identifica con Jesús. 



El clip me hizo acordar también a “El señor de las moscas” (la peli y el capítulo de los Simpsons, no el libro), porque aparecen chicos en un mundo sin adultos, chicos sin control y llenos de rencor, violencia y problemas, pero con el suficiente poder como para cagarte a palazos o, llegado el caso, a tiros.


El ámbito en que se mueven esos chicos es un tradicional y prestigioso colegio católico (estamos en Polonia, recuerden), todos van con bleizer y el batero de la banda es un cura.
Aquí también, como en el rap del que hablé antes, hay una contraposición entre lo que el mundo espera de los jóvenes (que lleguen a clase a horario, que no cojan, que se gradúen y recen, que limpie la pileta y se vistan de rosa en la fiesta de cumpleaños) con lo que esos mismos jóvenes ansían: más que trabajar en un banco, quisieran robar uno. Quieren emborracharse, descubrir el sexo, practicar música, largar el colegio y liberarse de la ominosa opresión que “suspira sobre sus camas”, llena de religión, deberes y convencionalismos.

El estribillo es breve pero gráfico: “Dicen que tengo modales; todos quieren tener” (se refiere a tener modales, pero también a tener en general, a poseer cosas), “todos odian tener”. Esos “modales”, ese deber ser, es algo que se busca y se odia, que se quiere (más como disfraz que como proyecto de vida) y que, en lo profundo, se aborrece.



Manners

I got all this love to share
But Jesus guards my underwear
Gotta get to class on time
The teacher calls my name at nine
I find pop appropriate
But mom wants me to graduate
Gotta get me good job
Or a bank job
Or a bank to rob
Gotta drop the kids off at school
Then empty the kiddie pool

They say I got manners
Everybody wants to have
Everybody, everybody
Everybody hates to have

Jelly Beans with Billie Jean
To celebrate my sweet sixteen
Talking 'bout the dress in pink
But really thinking about drinking
Stacked up high like tapes of porn
In our bunk beds in a dorm

They try to tell me 'bout the man upstairs
They whisper down the bunks
I whisper: Jesus only tells me
That he loves me when he's drunk.

They say I got manners
Everybody wants to have
Everybody
Everybody
Everybody hates to have.
Modales

Tengo todo este amor para compartir,
pero Jesús custodia mi ropa interior.
Tengo que llegar a clase a horario,
el maestro dice mi nombre a las nueve.
El reviente (el pop) me parece apropiado,
pero mamá quiere que me gradúe.
Tengo que conseguirme un buen trabajo
o trabajar en un banco
o robar un banco.
Tengo que dejar a los chicos en la escuela
y luego vaciar la pileta.

Dicen que tengo modales.
Todos quieren tener.
Todos, todos.
Todos odian tener.

Jelly beans (caramelos de gomitas) con “Billie Jean” (la canción de M. Jackson)
para celebrar mis dulces dieciséis
hablando del vestido rosado
pero en realidad pensando en escabiar
amontonados como tapes de porno
en las literas de un dormitorio.

Ellos intentan contarme sobre el Señor de Arriba,
suspiran sobre las camas.
Yo suspiro: Jesús solo me dice
que me ama cuando está borracho.

Dicen que tengo modales.
Todos quieren tener.
Todos, todos.
Todos odian tener.


Y así termina entonces esta apología del hockey y este racconto, no muy esperanzador, del futuro. La conclusión sería: el mundo no es fácil para nadie, tampoco para los jóvenes. Como Dorothy, vamos hacia el futuro por un camino amarillo, buscando que un mago que tal vez no existe nos muestre el rumbo para regresar a casa. Lo mejor que podemos hacer, en todo caso, es intentar no caminar solos.

Hasta la semana futura,


DJ Vago

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