“A Whiter Shade of Pale”, de Procol Harum (1967)
Sigue la serie “Este libro me suena”, ahora con la
canción “Un tono más blanco que pálido” (o, si les suena mejor, “un tono más
blanco DE pálido”), uno de los mayores y a la vez más extraños hits de la
historia de la música en los últimos cincuenta años.
Porque si uno escucha la canción, parece propiamente la
receta para NO ser un hit: un tema larguísimo, lento, el primero de un grupo
formado así nomás, que comienza con una intro de órgano de iglesia muy parecida
a un oratorio barroco (“Le robaron todo a Bach”, diría el padre de un amigo
(posteo 84)), con el ritmo de Vidal cuando avanza con las paritarias docentes y
con una letra que las millones de personas que escucharon la canción no
entendieron nunca, o todavía no entienden pero creen que algún día, o creen que
entienden pero no están seguros, o están a punto de rendirse de una vez, o
agradecen que no cazan un fulbo de inglés para poder no entender tranquilos.
Y sin embargo, así y todo, ¡qué éxito! No solo alcanzó en
junio del 67, enseguida que salió, el número 1 en los charts ingleses (y el mismo
año, el puesto 5 en el ranking yanqui), sino que es uno de los singles más
vendidos de la historia (más de diez millones de copias), fue elegida, junto
con “Bohemian Raphsody” de Queen como la “mejor canción pop entre el 52 y el 77”
y es la canción más pasada por las radios inglesas en los últimos 75 años;
considerada unánimemente entre las cien mejores canciones de rock de todos los
tiempos... y dejo acá pero podría seguir, porque el palmarés es interminable.
(Pequeña digresión. No voy a hablar mucho del famoso
juicio, solo lo menciono. El autor de la intro “a lo Bach”, Mathew Fischer,
hizo un juicio al resto de la banda para que lo reconocieran como coautor de la
canción; la Corte Suprema inglesa falló a su favor (primera vez que una corte
suprema se expide sobre una querella por regalías musicales), y tras casi
cuarenta años, comenzó a cobrar regalías por el único pero gran hit de su vida.
Fin de la digresión.)
Procul Harum: ni el nombre del grupo se entiende. Pero
uno los ve en el clip (que me encanta) y le da como una ternura, son unos
pibitos (lo eran en el 68, al menos) medio hippies y vestidos como Flower-Power
Rangers, que se habrán divertido mucho haciendo esas tomas ridículas con
primeros planos de ellos mismos yendo y viniendo al lado de la iglesia y luego
en Trafalgar Square filmando a las chicas en minifalda y a les muchaches con
pantalones oxford. Miren el clip, lean la letra y sigo abajo.
A Whiter Shade of Pale
We
skipped the light fandango
Turned
cartwheels 'cross the floor
I
was feeling kinda seasick
But
the crowd called out for more
The
room was humming harder
As
the ceiling flew away
When
we called out for another drink
The
waiter brought a tray
And
so it was that later
As
the miller told his tale
That
her face, at first just ghostly
Turned
a whiter shade of pale
She
said, 'There is no reason'
And
the truth is plain to see
But
I wandered through my playing cards
And
would not let her be
One
of sixteen vestal virgins
Who
were leaving for the coast
And
although my eyes were open
they
might have just as well've been closed
And
so it was that later
As
the miller told his tale
That
her face, at first just ghostly
Turned
a whiter shade of pale
|
Un
tono más blanco que pálido
Nos salteamos el
fandango liviano,
dimos volteretas por todo
el salón;
yo me sentía algo
mareado
pero la hinchada pedía
más;
el lugar tarareaba más
fuerte
mientras que el techo
salió volando;
cuando pedimos otro
trago
el mozo trajo la
bandeja.
Y así fue nomás, más
tarde,
mientras el molinero
contaba su cuento
que su cara, al
principio solo fantasmal
se volvió de un tono
más blanco que pálido.
Ella dijo: “No hay
motivo”
y la verdad es
evidente,
pero me paseé por las
cartas en mi mano
y no la iba a dejar
ser
una de dieciséis
vírgenes vestales
que se iban yendo para
la costa;
y aunque mis ojos
estaban abiertos
bien podrían haber
estado cerrados.
Y así fue nomás, más
tarde,
mientras el molinero
contaba su cuento
que su cara, al
principio solo fantasmal
se volvió de un tono
más blanco que pálido.
|
No es tan difícil la letra, che, ¿no? Es poética, sí. No
dice las cosas en forma llana y directa. Hay mucha gente (incluido un tal Claes
Joansen que hasta escribió un libro (jajajajajajaj) sobre la banda: Procul Harum: más allá de lo pálido); muchas gentes, decía, que interpretan que esta
canción trata sobre una relación sexual. Bueno, claramente hay alguna relación
entre dos personas, y están bastante marcados esos personajes como un él y una
ella, pero: ¿dónde leen lo de la relación sexual? Me hacen acordar a los que
dicen que “Turning japanese” es una canción sobre la masturbación (revisen el posteo
72, si quieren recordar esa polémica). O sea: disimulen, loco. ¿Qué son, Froi?
Tampoco habla de las drogas, ya que estamos. Que los de
Procul Harum se drogaran (como todo joven inglés que se preciara en los
sesentas) no tiene nada que ver con este tema en particular.
Sí acuerdo en que se desarrolla una escena de seducción
entre ambos protagonistas de la canción, y según cómo lo veo yo, hay dos
momentos muy marcados en lo que se narra:
- un momento inicial de euforia, descripto en las
estrofas;
- un momento final de bajón, expuesto en el estribillo.
La primera estrofa es pura euforia: somos el alma de la
fiesta. Nos salteamos el fandango liviano y vamos directo al chachachá, a los
bifes. Generamos tanto revuelo alrededor que al salón se le vuela el techo,
como si fuera un peluquín, y cuando le pedimos al mozo una ronda más, nos deja
directamente la bandeja: no podemos pedir más. Todo está saliendo fenomenal.
Y sin embargo... un poco más tarde, en el pensativo estribillo,
cuando parece que nada podía salir mal, de pronto todo desbarranca cuando el
molinero cuenta su cuento y ella, que ya de por sí es pálida, se vuelve más
blanca aún.
Esta es la referencia literaria a la que nadie le da
mucha bola pero me parece significativa: “el cuento del molinero” está haciendo
mención a Los cuentos de Canterbury,
obra medieval inglesa de Geoffrey Chaucer. Obvio que no lo leí, pero mi hermana
la tercera dice que ella sí, y con uno en la familia que lo haya leído alcanza
y sobra.
Dice mi hermana la tercera que los personajes se juntan y se van
contando cuentos y chistes verdes (misma idea de otros “hits” literarios de la
época, como el Decamerón de Bocaccio);
el cuento del molinero es una historia de celos, de engaños y de besos mal
situados, que no viene aquí al caso relatar; solo diré que Allison, la
jovencísima esposa del celoso carpintero, lo engaña olímpicamente con un joven
estudiante, y el carpintero termina, además de cornudo, con un brazo roto y
burlado por todos los vecinos. El
estudiante logra acostarse con Allison, sí, pero termina con el culo quemado
con un hierro ardiente. Y el sacristán, que hubiera querido acostarse también
con Allison, no lo logra, y termina burlado y con una fea sensación de boca. La
única que hace lo que quiere y no sufre mucho es Allison, en la historia.
Y volviendo a nuestra canción: en el estribillo, cuando
ella escucha la historia del molinero, se vuelve más pálida que una hoja. ¿Es
porque siente descubierta su propia trama de engaños amorosos? ¿Descubierta ante él, o ante otra persona? ¿O
es solo que no le gusta la literatura medieval inglesa? ¿Él (el bailarín
excelso) es el carpintero o el estudiante, en esta historia? ¿O el sacristán? ¿Cuál
es la consecuencia de esa súbita y extrema palidez de ella?
No sabemos. No sabemos nada. Pero podemos imaginar que la
velada no termina tan bien como pintaba. La historia de amor no llega a ser
feliz. Él intenta denodadamente retenerla (en la segunda estrofa), pero aunque
tiene los ojos abiertos, no ve lo que está sucediendo hasta que la blancura de
ella la deschava, o al menos muestra que todo se fue al carajo, a pesar de la
tranquila música cuasi bachiana que nos trajo hasta esta costa.
En 2008, Keith Reid (no es el cantante de la banda, sino
el autor de las letras, camina hacia nosotros en el segundo 22 del videoclip)
dijo esto, sobre la letra de “A Whiter Shade of Pale”:
“Yo intentaba armar un clima para contar una historia
sencilla de una chica que deja a un chico. Con el techo volador y el salón
tarareante quería pintar una escena. No intentaba ser misterioso con estas
imágenes: quería ser evocativo. Supongo que la escena que describía podía
parecer decadente; pero yo era demasiado joven para haber experimentado
decadencia alguna. Quizás estaba fumado cuando la concebí, pero no cuando la
escribí. Estaba influenciado por libros, no por drogas.”
Más claro, metete en un jarrón y echale agua. Cuando le
leí eso de “estaba influenciado por libros, no por drogas”, mi hermana la
tercera suspiró de amor, pobre cristiana.
Y creo que eso es todo por hoy, no tengo nada más para
contarles (bastante me extendí, ya vieron) y me siento un poco mareado también,
quizá me bajó la presión.
Mozo: otra ronda para todos.
Hasta la próxima,
DJ
Vago
No dejarla ser una de las 16 vírgenes del templo de Vesta, que quemaban vivas si perdían su virginidad, está haciendo alusión a que no hubo relación sexual. Creo que la letra fue escrita absolutamente bajo influencia de hojas que no son de libros sino de plantas. Flores también, y no me refiero al barrio.
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