“White Rabbit”, de Jefferson Airplane (1967)
Caí por un aujero en el piso y viajé por lados que ni les
cuento, y cuando me desperté el dinosaurio ya no estaba allí, pero por mi
barrio habían pasado muchas cosas. Este año, in exemplum, tuve que volver a trabajar
en serio, porque mis hermanas, algo cortas de dinero, armaron sindicato (UHMO,
Unión de Hermanas Mayores Ortivas) y me cortaron mi financiación familiar fidelizada.
Y por eso estuve muy cansado todo el muy trabajoso año.
Muy. Pero bueno, llegó diciembre, me dijeron, y volví a abrir el blog y me di
cuenta de que había publicado nomás tres posteos en todo el año. ¡Tres! Eso es
vago hasta para mis estándares. Seré vago pero tengo dignidad (aunque no mucha,
ya sé, es cierto). Así que al menos voy a terminar, antes de que cambie la
década, la serie que dejé empezada en febrero, “Este libro me suena”, sobre
canciones basadas en libros. Libros que no leí, por supuesto, ya saben que no
leo.
Antes, va un mínimo (o no tan mínimo) repaso de los
logros de les integrantes de la familia Vagot en el año que se cierra:
- Mi padre, Josep Vagot, consiguió hacerse invitar la
cena al menos una vez cada semana del año, por amigos, compañeros de club,
vecinos, allegados, funcionarios estatales de los tres niveles, compatriotas
catalanes o transeúntes. Eso le permitió ahorrar una suma considerable que
invirtió no en mí, su único hijo (varón) sino, siguiendo el consejo de un autor
de literatura infantil, en paquetes de fideos. Así que empapeló la casa de
fideos, hasta que mi madre lo conminó a deshacerse de los paquetes ya, o si no.
Los terminó malvendiendo a pérdida, pero igual es más adinerado que el año
anterior.
- Mi madre, Condescendencia Iturraspe, completó un año
más asegurando (y obligando a todos sus conocidos a que lo acepten como
verdadero) que la cultura vasca es responsable de la invención de los
siguientes artículos: la boina; el queso de cabra; la filosofía; la rima
asonante; la pizza sin queso; llamar felicidad
a la resignación frente a lo inevitable; el peinado con rodete; la tinta verde;
los palíndromos; la arquitectura (hasta 4 m de altura); las cabras; el
martillo; los heptasílabos; ir a misa pero sin creer en dios, solo por las
dudas; el superyó; las hombreras; bautizar a las hijas mujeres a partir de las sensaciones
experimentadas en el parto o de su evaluación inicial sobre la bebé; los
saltitos en los bailes folclóricos; los escarbadientes; la música (la lista es
incompleta).
- Mi hermana la sexta, Resignación Vagot (la Peti;
maestra jardinera) alcanzó el récord nacional de cambios de ropa de niñes
alumnes. En la Salita Amarilla hay ahora una plaqueta conmemorativa del logro.
- Mi hermana la quinta, Despatarrada Vagot (la Pata, abogada sentimental) tuvo a su
segunda hija, Intransigente Lucía; además, se vio todas las temporadas de todas
las series nuevas de Netflix y las comentó en todas sus redes sociales.
- Mi hermana la cuarta, Impertérrita Vagot (la Peta,
actriz diurna/bailarina de caño nocturna) se mostró capaz de hacer el puente
(apoyando pies y manos en el suelo, pero panza arriba) mientras recitaba el
monólogo de Hamlet. Lo hizo durante el cumple de la abuela Annunziata, para
amenizar la reunión (aunque no contaba con el aterrorizado estupor de la nonna,
que salió corriendo al grito de “Diavole! Chiamen al essorciste!”).
- Mi hermana la tercera, Dilapidación Vagot (la Pita,
profesora de lengua y literatura) me proveyó (a
mí, y sospecho que a varios humanos más) de yerba mate, citas literarias
y neologismos abundantes.
- Mi hermana la segunda, Inoportuna Vagot (la Pota, ama
de casa y madre de seis varones) declaró que ya no buscará la nena. Alivio de la
familia política.
- Mi hermana la grande, Inimputable Vagot (sin apodo;
científica) hizo un estudio científico sobre la pelotudez de los estudios
científicos atribuidos a la Universidad de Michigan. Se lo publicaron justo allí.
- Mi abuela Annunziata (apellido olvidado, 97 años) aún vive.
Bueno, listo. Ahora sí, empiezo con el comentario sobre “Conejo
Blanco”, tema de 1967, en pleno Verano del Amor, durante el boom del rock
psicodélico. El tema fue el primer corte del álbum Surrealistic Pillow (“Almohada surrealista”), el segundo disco,
pero el primer y mayor éxito, de la banda Jefferson Airplane.
Dicha banda se había formado en San Francisco
(California, Estados Unidos) en el 65 pero recién a fines del 66, después de
que la cantante Signe Anderson anunciara su retiro de la banda (había parido
recién a su hija) y con la llegada de su reemplazante, la ex modelo Grace
Slick, la banda alcanzó su cima: la potente voz de contralto y la belleza
física de Grace le dieron tersura, presencia y visibilidad a la banda.
Y este tema, “White Rabbit”, considerada por Grace Slick
como su obra maestra, fue el instrumento que permitió el despegue de este avión.
La canción, que llegó al número 4 en los charts yanquis, se basa en los dos
libros de Lewis Carroll sobre Alicia: Alicia
en el País de las Maravillas y Alicia
a través del espejo.
La música empieza con un ritmo tipo marcha pero sinuoso,
muy pegadizo, y un riff con un aire oriental, hipnótico, narcótico mejor dicho.
Esa intro instrumental dura casi treinta segundos, es decir un 20% de todo el
tema, que es bastante breve.
Ahí entra Grace, con su bella voz que se demora en
algunas sílabas (“nnnnnn”) y acorta otras para hacerlas casi un látigo, y
aporta así a esa sensación de realidad paralela, de alucinación musical.
Que es, claro, de lo que habla la letra de la canción. Se
hace un paralelismo entre la historia de Alicia y los “viajes” que se
experimentan al consumir LSD (y que todos los integrantes de la banda, así como
cualquier hippie que se preciara en esos años, habían experimentado. Repetidamente).
La cantora le aconseja a quien escucha que, para recorrer
mejor los laberintos del trip
lisérgico, le pida ayuda a Alicia, que ya anduvo por países surreales y por lo
tanto sabe mucho del asunto. Y concluye con el vago pero sabio precepto del
Lirón de Wonderland (bastante drogado él también): “Alimentá tu cabeza”.
Si bien las referencias a los estupefacientes no son súper
directas, son estupesuficientemente directas (se mencionan pastillas, una oruga
que fuma opio, probar hongos...) como para que la canción fuera unánimemente
interpretada como “un tema hippie sobre las drogas” y fuera, por lo tanto,
bastante censurada de muchísimas radios.
Aunque igual se las arregló para ser un éxito, por
suerte: la canción pega y persiste (como la buena) y es ideal para que nos
cuestionemos, en dos minutos y medio, la materia con la que está formada esta
realidad que tan sólida se dice y tan porosa es, cuando uno la atraviesa
mientras cae, o mientras vuela.
El videoclip es un joya. Contraindicado para epilépticos,
por el fondito colorinche intermitente giratorio, nos permite ver a la linda
Grace y los melenudos de la banda y cómo, en el segundo 56, ella se tienta y
está a punto de estallar en carcajadas, pero se contiene como toda una
profesional.
White
Rabbit
One pill makes you larger
and one pill makes you small
And the ones that mother gives you
don't do anything at all
Go ask Alice
when she's ten feet tall
And if you go chasing rabbits
and you know you're going to fall
Tell 'em a hookah-smoking caterpillar
has given you the call
And call Alice, when she was just small
When the men on the chessboard get up and
tell you where to go
And you've just had some kind of mushroom
and your mind is moving low
Go ask Alice, I think she'll know
When logic and proportion
have fallen sloppy dead
And the white knight is talking backwards
And the red queen's off with her head
Remember what the Dormouse said
Feed your head, feed your head
|
Conejo Blanco
Una
pastilla te hace más grande
y
otra te hace pequeño
y esa
que te dio tu madre
no
hace nada de nada.
Preguntale
a Alicia, cuando tiene tres metros de alto.
Y si
vas a la caza de conejos
y
sabés que vas a caer
deciles
que una oruga fumadora de opio
te pasó
el dato.
Y
llamá a Alicia, cuando era así de pequeña
Cuando
los hombres en el tablero se levantan y te indican adónde ir
y vos
probaste algún tipo de hongo
y tu
mente se mueve lenta
Andá
y preguntale a Alicia, creo que ella va a saber.
Cuando
la lógica y la proporción
cayeron
muertas de un saque
y el
caballero blanco habla al vesre
y la
reina roja va descabezada
recordá
lo que dijo el Lirón:
alimentá
tu cabeza, alimentá tu cabeza.
|
Y eso es todo por hoy. Si no posteo una canción más antes
de que termine el año, despiértenme. Con una inyección de adrenalina si es preciso.
DJ
Vago
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