“Arrancármelo”,
de Wos (2022), y “Me das cada día más”, por Valeria Lynch (1986)
Como cierre del Mundial Vago de la Canción, traigo aquí
dos canciones que remiten a los dos últimos mundiales de fútbol ganados por la
selección argentina: México 86 (treinta y seis años atrás) y Qatar 22 (hace
poquitos días).
De la primera canción, la del Paz Martínez, “Me das cada
día más”, ya hablé tiempo atrás, y en particular de la notable interpretación
de Valeria Lynch. Así que los remito a ese posteo, si quieren saber más de la
canción ("Que descanses en revuelta"). Pero la traigo aquí más que nada por su versión con clip de la
película “Héroes”, con imágenes del mundial de México y su gran estrella, Diego Armando Maradona.
Y como complemento y cierre, vamos con “Arrancármelo”,
una gran canción de Wos de este mismo año y que fue como el himno no oficial de
los jugadores de la selección, durante todo el torneo (más que “Muchachos”, un
típico hit de La Mosca que parece compuesto en 1950 y del que no me dan ganas
de decir mucho, musicalmente hablando).
“Arrancármelo”, en cambio, es una canción intensa, que se
desarrolla con una lentitud calculada y muestra una sinceridad y vulnerabilidad
a flor de piel que, aun si no fuera real, al menos está bien construida y
resulta creíble.
El cantor anuncia, como Gloria Gaynor en "I will survive", que no piensa
echarse a morir, y que va a volver a intentar que las cosas funcionen, por más
que las chances de éxito sean increíblemente escasas.
Me gusta toda la canción, pero especialmente la parte que
le da título (y que no es el estribillo), y además es la única en la que se
menciona el amor (perdido, añorado, buscado), que es, casi escondido, uno de
los grandes temas de la canción:
Qué
rabia me da el amor, voy a arrancármelo.
Qué
rabia me da el amor, voy a quedármelo.
Prefiero
lo tortuoso del ritual
a lo
decoroso de estar siempre igual.
Y aunque esta canción sí tiene clip original de Wos, aquí
va también con clip futbolero, sobre la figura de Messi y sus largo y tortuoso
camino hasta llegar a ganar un mundial, hace menos de 48 horas.
Arrancármelo
Y no
tengo pensado hundirme acá tirado
y no
tengo planeado morirme desangrado
y no,
no me pidas que no vuelva a intentar
que
las cosas vuelvan a su lugar.
Estamos
siendo cuidadosos
como
caminando por un piso resbaloso,
sabiendo
que un paso en falso nos lleva al fondo del pozo,
será
lo tembloroso de la espuma bailando en mi corazón rabioso.
Entender
todo es un poco soberbio,
querer
explicar todo es un poco por nervios,
por
eso hablo hasta por los codos si me pongo ebrio
y ya
no sé si jodo o me lo tomo en serio.
Y
desconfío, el miedo a dar un salto y encontrar vacío,
ansío
que esto que siento no sea mío,
¿por
qué de pronto se siente tan frío?
Parece
que saber hacerse bien es todo un desafío.
Qué
rabia me da el amor, voy a arrancármelo.
Qué
rabia me da el amor, voy a quedármelo.
Prefiero
lo tortuoso del ritual
a lo
decoroso de estar siempre igual.
¿Habrá
motivo para estar mal
o
debo debo ser yo presintiendo el final?
No
es eterno el carnaval si es etéreo lo carnal,
encontraremos
algún otro canal para juntar el plexo,
de
fondo un saxo y queremos sexo,
ahora
recuerdo la primera vez que te reíste
y
las ganas que me dieron de que se me ocurra un chiste.
¿Cómo
van a convencerme de que la magia no existe?
Y no
tengo pensado hundirme acá tirado
y no
tengo planeado morirme desangrado
Y no,
no me pidas que no vuelva a intentar
que
las cosas vuelvan a su lugar.
Y con esto termina este Mundial de la Canción. ¿Quién
ganó? Ni idea. Pero quién nos quita lo bailado.
“Rezo por vos”, de y por Luis Alberto Spinetta y Charly
García (1985) y “I say a little prayer” (1967), por Dionne Warwick y Aretha
Franklin
Ya llegando a las últimas instancias de este Mundial de
la Canción, es hora de apelar a lo que sea, con tal de llegar a ese resultado
que esperamos recibir cual maná del cielo. Por eso vamos con dos canciones bien
distintas, pero en las que se acude al mismo recurso extremo: rezar. Las dos
canciones comparten también una particularidad: ambas tienen dos versiones
icónicas, con lo cual, antes de enfrentarse entre ellas, uno debería decidir
cuál es la versión elegida en cada tema.
La primera canción, de 1985, es “Rezo por vos”, la única
composición firmada a dúo por los dos mayores héroes del rock nacional
argentino: Charly y Spinetta. Fue la primera y única canción de un disco entero
compuesto a dúo, proyecto que no llegó a concretarse porque no lograron coordinar
los tiempos de cada uno (Luis Alberto tenía chicos chicos y priorizaba su vida
familiar, Charly necesitaba dedicarse en las noches y sin pausa al proyecto).
Más allá de que la colaboración no funcionó, la admiración y el cariño mutuos entre
Charly y Spinetta se mantuvieron inalterables.
Y quedó esta canción, que es un poco spinettiana y un
poco charlyesca. Ambos la grabaron, cada uno por su lado y en su propio estilo,
y la incluyeron en sus siguientes respectivos discos: Spinetta en Privé (1986) y García en Parte de la religión (1987).
Es, en ambas versiones, una canción sugerente y ambigua
de redención, en la que el cantor parece haber superado una prueba difícil (de
la que no se dice nada) y ahora estar solo (sin ese “vos” que se anuncia en el
título) pero curado de sus heridas y lleno de un amor sagrado, aunque tampoco
queda muy claro cuál es ese dios al que se reza ni, por supuesto, quién es ese
tú por el cual se reza ahora, ya desde una posición superada y cuasi mesiánica.
Hay en la letra influencias de algunas lecturas que compartieron
Luis Alberto y Charly, como los poemas de Sor Juana Inés de la Cruz; pero en
líneas generales la letra quedó lo suficientemente abierta como para que cada
uno le diera su propia onda. Y en efecto, las versiones de ambos autores son
bastante distintas, no solo en los arreglos, sino también en las letras.
De la versión de Spinetta me gusta cómo hace énfasis en
la palabra “soledad”; es una versión más rasposa, más roquera y, a la vez, más
tanguera que la versión de García, y eso me gusta. Es también más delicadamente
mística; incluso, cuando llega a la palabra “sagrado”(justo en el minuto 2 de
la grabación) se escuchan ruidos de campanas disonantes que no parecen tener mucho
que ver con la canción, pero sí tienen que ver, porque son como los ruidos de
campanas que se hacen en las misas católicas en el instante exacto en que
sucede el milagro de la transformación del pan y el vino en el cuerpo y la
sangre de Cristo (mi hermana la segunda es la cristiana de la familia y me pasó
el dato).
Rezo
por vos (versión Spinetta)
La
indómita luz se hizo carne en mí
y lo
dejé todo por esta soledad.
Y
leo revistas en la tentación,
mi
cuerpo se cae,
solo
veo la cruz al amanecer.
Entonces
rezo. Rezo.
Morí
por no morir y me entregué a la pasión
y lo
dejé todo por esta soledad.
Y se
hizo de noche y ahora estoy aquí,
hice
el sacrificio
y
abracé la cruz al amanecer.
Entonces
rezo. Rezo por vos.
Y curé
mis heridas y me encendí de amor,
de
amor sagrado.
Rezo.
Rezo por vos.
La versión de Charly es mi preferida. Me gusta más su
versión de la letra (donde él lee revistas “en la tempestad” en lugar de “en la
tentación”, y quema las cortinas para encenderse); pero sobre todo, y más
importante, esta versión contiene el riff más memorable del rock nacional argentino
(al menos, no se me ocurre ahora uno más pregnante e inolvidable que este):
trece notas, organizadas 5,3,3,2, que primero se hacen con guitarra acústica,
luego con teclado y luego van reapareciendo durante toda la canción. Si escuchan
este riff por primera vez, difícilmente puedan dejar de repetirlo en su mente
durante lo que queda del día. Y si ya lo conocen, probablemente también. La
palabra “soledad” aquí es aguda y dulce, sin esa aspereza de la versión de
Spinetta, y en general esta de Charly es una canción menos mística y más mítica
(al estilo de “Eiti Leda”, por ejemplo).
Rezo
por vos (versión García)
La
indómita luz se hizo carne en mí
y lo
dejé todo por esta soledad.
Y
leo revistas en la tempestad,
hice
el sacrificio,
abracé
la cruz al amanecer.
Entonces
rezo. Rezo.
Morí
sin morir y me abracé al dolor
y lo
dejé todo por esta soledad.
Ya
se hizo de noche y ahora estoy aquí,
mi
cuerpo se cae,
solo
veo la cruz al amanecer.
Entonces
rezo. Rezo por vos.
Y curé
mis heridas y me encendí de amor,
y
quemé las cortinas y me encendí de amor,
de
amor sagrado.
Y
entonces rezo. Rezo por vos.
Me va a quedar un poco largo el posteo, pero también son
largos los rezos; si no, no funcionan. A aguantar.
Porque aquí presento la canción rival, “I say a little
prayer” (“Digo un pequeño rezo”), compuesta en el 67, música de Burt Bacharach
y letra de Hal David, y cantada originalmente por Dionne Warwick. Y menos de un
año más tarde salió la otra versión icónica (y más exitosa incluso) de este
tema, por Aretha Franklin.
En esta canción, una chica cuenta su día (se despierta,
se maquilla, va al trabajo) y cómo, en cada momento, se toma un rato para hacer
un pequeño rezo por él. Tiene la particularidad de que el título es un verso
dentro de la primera estrofa, en lugar de aparecer (como sucede casi siempre)
en el estribillo. Aunque al final parece ser que el rezo no era por él sino más
bien para él, pues ella le pide que
él (convertido en su dios) lo conteste, que responda su rezo-amor diciéndole
que él la ama a ella también). Así que si ella tiene que rogar que él le
conteste el rezo, esta es una canción de amor no correspondido, como “Ne me
quitte pas”: por favor amame, loco.
Lo que no impide que esta sea una de las canciones
favoritas en las bodas, en los Estados Unidos.
La versión de Warwick es mi favorita: porque tiene una
hermosa voz y la hace más íntima, más cálida. Uno puede creer que ella está
recién levantada o tomando el colectivo mientras canta. Al compositor,
Bucharach, no le gustaba esta versión: estaba arrepentido del tempo que él mismo
había elegido, que hacía sonar la canción un poco demasiado rápida, en especial
en el estribillo. Y es cierto, suena un poco nerviosa, la canción, por
momentos.
En la versión de Aretha eso se soluciona, pues ella la
hace más lenta. Sin embargo, aquí las chicas del corito (curiosamente, son las
mismas cantantes en ambas versiones, un grupo llamado The Sweet Inspirations, “Las
Dulces Inspiraciones”) toman protagonismo, y cantan ellas la mitad de la
canción, mientras que Aretha solo canta (brillantemente, sin dudas) parte de
los versos y palabras sueltas del estribillo. Esta canción suena más gospel,
más de iglesia, pero también más bullanguera y menos creíble, y por lo tanto me
gusta un poquitín menos.
Aquí van ambas versiones y la letra traducida.
The moment I wake up
Before I put on my makeup
I say a little prayer for you
While combing my hair now,
And wondering what dress to wear,
I say a little prayer for you
Forever, and ever,
You'll stay in my heart and I will love you
Forever, and ever,
We never will part Oh, how I love you
Together, forever,
That's how it must be to live without you
Would only mean heartbreak for me.
I run for the bus, dear,
While riding I think of us, dear,
I say a little prayer for you
At work I just take time
And all through my coffee break-time,
I say a little prayer for you
My darling, believe me
For me there is no one but you.
Please love me too
I´m in love with you,
Please love me too
Answer my prayer
Answer my prayer now babe
Cuando
me despierto
antes
de ponerme el maquillaje
digo
una pequeña oración por vos.
Mientras
me peino, ahora,
y me
pregunto qué vestido usar,
digo
una pequeña oración por vos.
Por
siempre y para siempre
estarás
en mi corazón y te amaré.
Por
siempre y para siempre
nunca
nos separaremos, oh,
cómo
te amo.
Juntos
para siempre.
Así
debe sentirse vivir sin vos:
eso
sería desolador para mí.
Corro
el colectivo, querido,
mientras
viajo pienso en vos, querido,
digo
una pequeña oración por vos.
En el
trabajo me tomo un tiempo
y en
todo mi descanso para el café
digo
una pequeña oración por vos
Mi
querido, creeme:
para
mí no hay nadie más que vos.
Por
favor, amame también.
Estoy
enamorada de vos,
por
favor amame también.
Respondé
mi oración.
Respondé
mi rezo ahora, nene.
Y eso es todo por hoy. Cada uno rece al dios que le quepa
y por el motivo que le plazca: la felicidad eterna, el amor, un resultado
deportivo, la muerte del reguetón, es a gusto.
Y yo, mientras tanto, rezaré (a mi manera lenta y
sinuosa) por vos.
“Mercedes Benz”, de Janis Joplin (1970) y “No toque mi Naik”,
de Nicki Nicole y Lunay (2021)
Hoy en el Mundial de la Canción se enfrentan dos temas
que quizás no sean muy elegantes, pero al menos son de marca.
El primero es de la enorme Janis Joplin, una de las
mejores voces en la historia del mundo mundial, que murió, para nuestro eterno
pesar, con solo 27 años, a causa de una sobredosis, el 4 de octubre de 1970, tres
días después de haber grabado esta canción (que fue publicada como parte del
disco póstumo Pearl, al año siguiente).
La canción se basa en un poema compuesto y cantado por el
poeta beat Michael McClure: “Vamos, Dios, comprame un Mercedes Benz”. Janis lo
escuchó y sobre esa idea compuso su versión, que cantó a capella una hora más tarde, junto a su amigo el compositor Bob
Neuwirth, mientras todos hacían chocar sus porrones de cerveza contra la mesa
del pub y escribían la letra en una servilleta. La canción fue registrada con
esos tres autores: Joplin, Neuwirth y McClure. Este último confesó, años más
tarde, que nunca vio un peso por todos sus libros de poesía, pero gracias a su
tercio de regalías de “Mercedes Benz” pudo comprar su casa.
La cantora le suplica a Dios que le regale un auto, pero
no uno cualquiera, sino un lujoso Mercedes Benz. (Me imagino al Altísimo,
irónico, regalándole un Mercedes 1114, uno de los sufridos colectivos en los
que viajaba de chico).
En la segunda estrofa, se baja la vara y se le pide al
Señor una tele a colores (la referencia a “Discando por dólares” remite a un
segmento de un programa televisivo que daba al aire un código numérico y luego
llamaba al azar por teléfono a una persona, y si esta podía contestar cuál era
el código, ganaba un monto X de plata). Y en la tercera estrofa, ya con cierta
resignación, se le pide a Dios que al menos pague por una salida en el centro
o, de última, que pague por la siguiente ronda de tragos (a medida que avanza
la canción, el Todopoderoso lo parece cada vez menos, y se asemeja, él mismo, a
una imitación trucha de un ítem de marca).
Es, queda muy claro pronto, una canción irónica: Joplin,
que era hippie, se burla de la idea
(muy extendida hasta hoy) de que tener X objetos puede, por sí solo, hacer a
alguien feliz. Y con gran economía de recursos, con mucho humor y sin más lujos
que el de su propia voz (esta es, fíjense, una canción despojada de cualquier adorno), en solo tres estrofas carga contra el capitalismo, el esnobismo y la religión.
Como dato de color: en los noventas, Mercedes Benz
utilizó esta canción para las publicidades televisivas de sus autos, en lo que es
una de las utilizaciones más descaradas y malintencionadas de un tema musical
que yo recuerde, pues obviamente Janis no estaba cantando a favor de que la
gente comprara autos (fueron los hermanos [y herederos] de Janis quienes
vendieron su autorización a la automotriz alemana).
Mercedes
Benz
Oh lord won't you buy me a Mercedes Benz?
My friends all drive Porsches, I must make
amends
Worked hard all my lifetime, no help from
my friends
So oh lord won't you buy me a Mercedes Benz?
Oh lord won't you buy me a color TV?
Dialing for dollars is trying to find me
I wait for delivery each day until 3
So oh lord won't you buy me a color TV?
Oh lord won't you buy me a night on the
town
I'm counting on you lord, please don't let
me down
Prove that you love me and buy the next
round
Oh lord won't you buy me a night on the
town
Mercedes Benz
Oh,
Señor, ¿no me comprarías un Mercedes Benz?
Todos
mis amigos manejan Porsches, tengo que compensar.
Trabajé
duro toda mi vida, sin ayuda de mis amigos.
Así
que Señor, ¿no me comprarías un Mercedes Benz?
Oh,
Señor, ¿no me comprarías una TV color?
“Discando
por dólares” me quiere encontrar.
Espero
por el delivery cada día hasta las 3.
Así
que Señor, ¿no me comprarías una TV color?
Oh
Señor, ¿no me pagarías una noche en la ciudad?
Cuento
con vos, Señor, por favor no me defraudes.
Probá
que me amás y pagá la siguiente ronda.
Oh
Señor, ¿no me pagarías una noche en la ciudad?
El tema rival, “No toque mi Naik”, es muy reciente, de
2021, y fue compuesto e interpretado a dúo por la trapper argentina Nicki Nicole y el reguetonero portorriqueño Lunay (digresión: acá me ven, comentando
un tema de un reguetonero portorriqueño: yo estoy devaluado también).
Al igual que en “Royals” de Lorde (vean el posteo 99), acá tener elementos lujosos te permite soñar que estás
a otro nivel, que pertenecés a una clase social mucho más alta y que vivís como
la realeza. Aunque aquí hay un solo elemento de lujo, unas zapatillas, y tan
dudoso es el valor de ese ítem suntuario que ni la marca (Nike) se dice como la
original, sino más bien como esas zapas truchas compradas en un puesto turbio
de Ciudad del Este: Naik.
Ambos cantores, a lo largo del tema (que es relativamente
breve, como “Mercedes Benz”) destacan que se saben pobres, por más que ahora
estén en una “lluvia de diamantes”, en una racha de dinero fácil. Y asegura que
está lista/o para divertirse e ir de fiesta, pero siempre y cuando no le pises las
naik (Calamaro lo decía así, en “Todo lo demás”: “todavía soy tu amigo / pero
te deseo el bien. / O lo que quieras, / pero por lo que más quieras / no me pises los zapatos de piel.”).
Una canción sencilla pero divertida, y alejada,
graciadió, del principal e histórico núcleo temático del reguetón (“tu culo”).
No
toque mi naik
Como
sabe', yo no soy de la' que tanto le meten,
igual
no molestaría, si no me compromete',
tú y
yo' hacemo' lo que quiera',
pero
sabe' que conmigo, despué' de eso, pichaera.
Ando
en el sky, en la peli como "Rich or Die",
mami,
somo' Bonnie and Clyde,
pero
en esta vuelta, con naik.
Así
que, mami, 'tamo redi pa'l pari,
pero,
ey: no toque mi naik.
No
me pise' la Naik, cabrón, ¿tú no ve' cómo brillan?
Contigo
que lo cojan por la orilla.
Si
tiran la mala, son un par de mordía',
lo
hacen porque saben que estamo' al día.
Hace
tiempo que llueven los cero',
hace
tiempo que no me importan los cuero',
lluvia
de diamante', se siente el aguacero,
si
la baby no e' de Argentina, no la quiero.
Si
no va' a fumar, entonce' pasa el phillie,
ella
vino a perrear pa' la disco tranquili,
te
puede costar, pero no se va con trili,
ella
se enfoca en pichear y estar chillin'.
Así
que, mami, 'tamo ready pa'l party,
pero,
ey, no toque mi Naik.
Yo
no soy lo que buscas,
yo
tengo mala fama.
Así
que, mami, 'tamo ready pa'l party,
pero,
ey, no toque mi Naik.
Y eso es todo por hoy. Si me invitan la birra, nos vemos
en la pari. Pero cuidado, no me vayan a pisar las ojotas JimiChú.
“Canción
del ladrón” (anónimo catalán), “Cuando yo era ladrón” (anónimo español) y “Me
atraparon robando”, de Jane´s Addiction (1990)
El fútbol no es lo mío, ya saben, pero mi hermana la quinta
me pasó el parte de cómo va el mundial. Me habló, principalmente, de “la nueva
tecnología del bar”, a lo que yo alcé las cejas sobremanera, porque a esa
tecnología la conozco bien y no es muy nueva. Pero ella me explicó
pacientemente (por algo es maestra jardinera) y entendí. Entendí que ese es el
nuevo método que encontraron los que manejan la sartén por los mangos para
seguir robando, pero haciendo que se note menos. Gracias al bar, se regalan
penales insólitos a los equipos del Norte, se anulan goles válidos a los
equipos del Sur y, en fin, lo de siempre, pero con esa pátina de prestigio que
dan los estudios científicos de la universidad de Connecticut.
Por eso aquí, en el mundial que realmente importa, el de
la Canción, hoy traje algunas canciones sobre ladrones. Debían ser dos, pero se
me coló ilegalmente una canción extra, así que tendremos tres canciones, de
tres épocas distintas y en tres idiomas.
La primera es una canción tradicional de Catalunya (que
aquí al menos es un país autónomo) y está, consecuentemente, en idioma catalán.
Algunos dicen que es del siglo XVII, otros del siglo XVIII. Es la “Canción del
ladrón” (“Cançó del lladre”). Hay muchas versiones (una de las más conocidas,
de mi tío Joan, en el disco Cançons
tradicionals), pero elegí la de La Troba Kung-Fú, que es rítmica, divertida
y tiene toda la onda.
La idea de la canción (en todas estas canciones el ladrón
habla en primera persona) es contar la propia vida y cómo, tras una infancia
feliz y bien vestida, él “se dio a la mala vida” y se convirtió en ladrón (me
gusta que, aunque sabe que es una “mala vida”, califica el robar como un “oficio”).
Cuenta cómo le robó a un viajante y luego cuenta cómo robó el amor de una chica
(engañándola, al decirle que se casaría con ella cuando nunca fue su intención).
Esto es algo que aparecerá en las tres canciones: el ladrón ama, y no le
tiembla el pulso, cuando se trata de robar amores.
Pero las historias de ladrones no suelen tener final
feliz (“ni ellos ni la censura / lo podrían permitir”, se explica en “Una de
piratas”, del tío Joan), así que en el final de esta canción él cuenta que la
justicia lo atrapó, lo metieron en la cárcel y que lo “harán pagar con la vida”
por los crímenes que cometió; y ahí entendemos por fin el porqué del breve pero
emotivo estribillo, en el que él se despide de su amor y de su vida: “Adiós,
clavel morenito; adiós, estrella del día”.
Cançó
del lladre
Quan jo n'era petitet
Festejava i presumia
Espardenya blanca al peu
I mocador a la falsia.
Adéu, clavell morenet!
Adéu, estrella del dia!
I ara, que ne sóc grandet
M'he posat a mala vida
Me só posat a robar
Ofici de cada dia
Vaig robar un traginer
Que venia de la fira
Li prenguí tots els diners
I la mostra que duia
Quan he tingut prou diners
He robat també una nina
L'he robada amb falsedat
Dient que m'hi casaria
La justícia m'ha pres
I en presó fosca en duia
La justícia m'ha pres
I em farà pagar amb la vida
Adéu, clavell morenet!
Adéu, estrella del dia!
Canción
del ladrón
Cuando
yo era pequeño
festejaba
y presumía,
alpargata
blanca al pie
y
pañuelo en el bolsillo.
¡Adiós,
clavel morenito!
¡Adiós,
estrella del día!
Y
ahora, que soy más grande,
me di
a la mala vida,
me
puse a robar:
oficio
de cada día.
Le
robé a un viajante
que
venía de la feria,
le
saqué todo el dinero
y las
muestras que traía.
Cuando
tuve bastante dinero,
robé
también una chica.
La
robé con falsedad,
diciéndole
que me casaría.
La
justicia me apresó
y en
prisión oscura me puso.
La
justicia me apresó
y me
hará pagar con la vida.
¡Adiós,
clavel morenito!
¡Adiós,
estrella del día!
La segunda canción, “Cuando yo era ladrón”, también es
tradicional y anónima y del siglo XVII o XVIII, pero española, y está
interpretada por Joaquín Díaz, uno de los intérpretes favoritos en este blog,
junto con el ya mencionado tío, los Cranberries, Nina Simone, Charly, Bob
Dylan, los Beatles, David Bowie y algunos pocos más.
Tiene algunos puntos en contacto con la canción previa,
pero aquí él no se distrae robando a comerciantes: lo primero que él roba son
los ojos negros de una morena. Y anticipa que tendrá que pagar con la vida, si
no se casa con ella (algo que evidentemente él no quiere hacer). Es gracioso
que le dice a ella que la va a ver de noche porque de día tiene que irse al “trabajo”
(que es robar, suponemos). Y se mencionan las “ventanas de arriba” y las “ventanas
de abajo”, que son por donde entra el ladrón para robar, pero también, como ya
dije alguna vez, cuando se mencionan puertas y ventanas en una canción se está
hablando de relaciones sexuales, desde siempre.
En todo caso, él quiere estar con ella, pero no casarse,
y avisa que con tal de no casarse se escapará... ¡a Buenos Aires! No sé si se
trata de Buenos Aires de aquí (sería coherente que este fuera el santuario de
los ladrones, y además esta ciudad fue fundada en el siglo XVI, así que la
cronología cuadra) o del barrio de Buenos Aires en Bustillo del Páramo, en León;
en todo caso, es un lugar recóndito donde él supone que no lo encontrarán ni
aunque lo busquen.
En la penúltima estrofa, él y ella discuten,
preguntándose y respondiéndose qué va a pasar si él se escapa a Buenos Aires:
cuando vuelva, si es que vuelve, ya no la va a encontrar (porque ella habrá
muerto de pena). Y todo parece indicar que igual él va a escaparse, porque
nunca tuvo intención de casarse con ella y es, por sobre todas las cosas, un
vil ladrón.
La última estrofa es una genialidad: el cantor
reflexiona, a partir de todo lo anterior, que si el océano fuera tinta y los
continentes papel, igual no alcanzarían para detallar lo malos que son los
varones. Y aclara que no exagera, sino que lo dice porque lo sabe bien, y que
si algún varón lo está escuchando, que no se haga el sota y se haga cargo, que
también va por él.
Cuando
yo era ladrón en los montes Pirineos,
lo
primero que robé fueron unos ojos negros,
fueron
unos ojos negros en una cara morena:
la
vida me ha de costar, si no me caso con ella.
Si
no me caso con ella, Rosita de Alejandría,
que
vengo de noche a verte porque no puedo de día,
porque
no puedo de día porque me voy al trabajo
en
la ventana de arriba y en la ventana de abajo.
En
la ventana de abajo y en la ventana de arriba,
tengo
yo los mis amores, Rosita de Alejandría,
Rosita
de Alejandría, Rosita de los Rosales,
si
no me caso contigo me marcharé a Buenos Aires.
“Si
te vas a Buenos Aires, ¿con quién voy a quedar yo?”.
“Con
tus padres y los míos; pa´ septiembre vuelvo yo”.
“Cuando
vuevas pa´ septiembre ya no me conocerás,
que
mata más una pena que una grave enfermedad”.
Si
el mar se volviera tinta y la tierra papelones,
no
se podría escribir lo malos que son los hombres.
Lo
malos que son los hombres: lo digo porque lo sé;
si
alguno me está escuchando, también lo digo por él.
Y la última canción, un poco (varios siglos) más moderna,
de la banda Jane´s Addiction, nos presenta a un ladrón de poca monta, que roba boludeces
en supermercados, no porque tenga hambre, sino porque le gusta robar. La
canción se titula “Me atraparon robando” (“Been caught stealing”), pero pronto
queda claro que la vez que lo atraparon él tenía cinco años, y que luego ya no
lo atraparon más: aquí él es un ladrón de poca monta pero exitoso.
Tan exitoso es que no necesita robarse un amor: se
consigue una novia ladrona igual que él, una chica que (la presenta en la
segunda estrofa) también disfruta de llevarse lo que quiere sin pagarlo y salir
del local, como si nada, caminando por la puerta principal.
Y en la tercera estrofa final se cuenta lo bien que lo
pasan los dos, rodeados de las cosas que robaron, totalmente felices y libres:
no venía mal un final feliz, para estas historias de criminales que eran
encontrados por la justicia y desencontrados por sus amores.
El clip es muy divertido, con los integrantes de la banda
robando cosas de un supermercado y luego todos bailando.
Been
caught stealing
I've been caught stealing
Once when I was 5
I enjoy stealing
It's just as simple as that
Well, it's just a simple fact
When I want something,
I don't want to pay for it
I walk right through the door
Walk right through the door
Hey all right!
If I get by, it's mine
Mine all mine!
My girl, she's one too
She'll go and get her a shirt
Stick it under her skirt
She grabbed a razor for me
And she did it just like that
When she wants something, she don't want to
pay for it
She walk right through the door
Walk right through the door
We sat around the pile
We sat and laughed
We sat and laughed and waved it into the
air!
And we did it just like that
When we want something, we don't want to
pay for it
We walk right through the door
Walk right through the door
Hey, all right!
If I get by, it's mine.
Me atraparon robando
Me
atraparon robando
una
vez,cuando tenía 5.
Disfruto
robar,
es
así de simple.
Bueno,
es solo un dato:
cuando
quiero algo
no
quiero pagarlo.
Camino
por la puerta,
camino
por la puerta.
Hey,
¡todo bien!
Si lo
agarro, es mío.
¡Mío,
todo mío!
Mi
chica también es una.
Ella
va y agarra una remera,
la
mete debajo de su falda.
Se
llevó una afeitadora para mí / y lo hizo como si nada.
Cuando
ella quiere algo
ella
no quiere pagarlo.
Solo
camina por la puerta,
camina
por la puerta.
Nos
sentamos junto al pilón
nos
sentamos y nos reímos.
Nos
sentamos y nos reímos y saludamos con la mano.
Y lo
hacemos como si nada,
cuando
queremos algo
no
queremos pagarlo,
Caminamos
por la puerta,
caminamos
por la puerta.
Hey,
¡todo bien!
Si lo
agarro, es mío.
¿Quién ganará, entre estas tres canciones? ¿Quién se robará
este partido con un penal inventado en el último minuto? Ya veremos.
Y aprovechando la distracción, me escabullo: eso es todo
por hoy, ya no les robo más tiempo. Aunque cuando se vayan revisen sus
bolsillos, por las dudas.