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domingo, 29 de noviembre de 2020

[247] Que descanses en revuelta

 

“Me das cada día más”, por Valeria Lynch (1984)

 

A Diego Armando Maradona le dedicaron muchas canciones, a lo largo de su corta vida; la mayoría son bienintencionadas pero bastante malas (como la de Los Cafres) algunas son apenas simpáticas (como la de Calamaro), un par son buenas (como la de Los Piojos) y una sola es muy buena (la de Rodrigo).

(Todo esto es discutible, por supuesto; pero para qué me tomé el trabajo de armar este blog si no es para opinar lo que se me canta, después de todo).

Pero ahora que Maradona murió (y me pone triste, por más que soy algo así como el anticristo del deporte), ahora que terminó con él toda una época (y no solo en la Argentina), ahora que se fue del escenario el último ángel caído, el final héroe fallado y plebeyo (pero nunca lacayo), pienso que la mejor canción para homenajearlo y recordarlo es esta, la del Paz Martínez y Víctor Yunes, “Me das cada día más”, inmortalizada en la versión de Valeria Lynch. que fue utilizada como parte de la banda de sonido de la película Héroes, en la que se relata el recorrido de la selección argentina durante el mundial de fútbol en México en 1986 (para los extremadamente despistados que saben incluso menos de deportes que yo, a ese mundial lo ganó el equipo argentino, con Maradona como capitán y figura indiscutible).

(Digresión: quizás (seguro) sea yo poco objetivo, pero creo además que la actuación de Maradona en México 86 fue la más memorable de cualquier futbolista en cualquier mundial (solo podrían competirle Pelé en el 58 o Cruyff en el 74, pero igual perderían por varios cuerpos).

“Me das cada día más” quizás no sea una gran canción: musicalmente no estaría inventando la pólvora, y poéticamente la letra no estaría siendo una obra de Szymborska, Pizarnik o Glück (la delantera de Polonia en el 82). Pero en la voz impresionante de Valeria Lynch, te atrapa desde el primer verso, te lleva tranquilo y al llegar al primer “Más” del estribillo (apenas forzado, como si la palabra “más” tuviera una erre escondida en alguna parte), con una potencia de sonido que solo obtienen (pocas veces) Metallica o la filarmónica de Viena, qué decir, ese “Más” te pone la carne de gallina: porque una voz así no se consigue en el mercado. Si esta canción alcanzó tanta fama fue porque se le pudo poner al lado de la figura de Maradona y estuvo a la par: la voz de Valeria brilla maradoniana en esta canción, rebelde con causa, tan insaciable como se declara y más, y parece que la letra hubiera sido compuesta especialmente para el Diez (no es una balada romántica, es un cantito de fulbo, ¿me entendés?).

Ideal para recordar a Diego y dedicarle una lagrimita a su memoria, como volveré a hacer cada vez que mire el clip.

 

https://www.youtube.com/watch?v=0sSIppyqrSw


Me das cada día más

En las buenas y en las malas

a mi lado siempre tú

de una forma sobrehumana

a mi lado siempre tú.

No es tan fácil convivir conmigo,

sin embargo siempre al lado mío:

mi buen amor, mi gran amor,

siempre conmigo.

 

Más,

me das cada día más,

aleluia por el modo

que tienes de amar.

Más,

tú eres para mí la cumbre del amor,

la tierra, el fuego, el sol, la lluvia en el trigal

por esa forma tierna que tienes de amar.

Más,

tu cuerpo con el mío no hace falta más,

te quiero al lado mío cada día más,

yo soy una insaciable, quiero siempre más.

En las buenas y en las malas

a mi lado siempre tú,

al dolor le das la espalda

y a mi cuerpo, tu calor.

Qué manera tienes de quererme,

de abrazarme y de protegerme,

mi buen amor, mi gran amor.

siempre conmigo.

Más,

me das cada día más,

aleluia por el modo

que tienes de amar.


 Adiós, Diego. Que descanses en revuelta, como dice el poema. En los brazos torcidos de los deseos para siempre insatisfechos estará tu memoria.


(PD: Aquí va el poema, maradoniano también. “Que descanse en revuelta”, de Henri Michaux, 1949:)

 

 

Que descanse en revuelta

 

En lo negro, en la noche estará su memoria

en lo que sufre, en lo que supura

en lo que busca y no encuentra

en el bote desfondado en el arena

en la bala que traza una huella silbante

en la isla de azufre estará su memoria.

 

En aquel que vive en su fiebre y no hace caso de los muros

en aquel que se lanza y no tiene cráneo sino contra el muro

en el ladrón que no se arrepiente

en el débil recalcitrante perpetuo

en el portal reventado estará su memoria.

 

En la ruta que obsesiona

en el corazón que busca su playa

en el amante al que huye su cuerpo

en el viajero al que el espacio roe.

 

En el túnel

en el tormento que vuelve y se revuelve

en el impávido que desdeña el cementerio.

 

En la órbita incendiada de astros que estallan al chocar

en el barco fantasma, en la novia manchada

en la canción crepuscular estará su memoria.

 

En la presencia del mar

en la distancia del juez

en la ceguera

en la taza de veneno.

 

En el capitán de los siete mares

en el alma del que lava la daga

en el órgano que llora por todo un pueblo

en el día del gargajo sobre la ofrenda.

 

En la fruta de invierno

en el pulmón de las batallas que recomienzan

en el loco en la chalupa.

 

En los brazos torcidos de los deseos para siempre insatisfechos

estará su memoria.



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