“The House of the Rising Sun” (“La Casa del Sol Naciente”), original del siglo XIX, versión de The Animals (1964) y diversas versiones entre 1933 y 2014
Hace mucho que no posteo, se habrán dado cuenta. Es que
en marzo escuché que iba a haber paro aunque aún no se había definido la fecha,
así que por las dudas paré todo el mes y una semanita de yapa. Me podrán decir
muchas cosas, pero carnero nadie me va a decir.
Aquí vuelvo, entonces. Después de haber ido a mi propio
entierro solo y llorando, regreso con toda la energía que me caracteriza, para
cerrar la serie de “Grandes voces” y también la de “Original versus cover”, que
les dije que ya había terminado en el posteo anterior (sobre “Total eclipse of
the heart”) pero me arrepentí, así que cierra hoy también y mano a mano hemos
quedado.
La canción elegida hoy es “La Casa del Sol Naciente”, una
canción que muy probablemente conocen, y seguramente en la archifamosa versión
de The Animals de 1964 que es, sin dudas, espectacular, con la gran voz de Eric
Burdon, un puñal de acero en tus oídos.
El clip es buenísimo también, pura simplicidad: ellos de
traje gris, moviéndose muuuy leeentooo en una pausada coreografía minimalista.
Eric tiene esa cara de Jaimito malcriado que va bien con la canción, pero esa
voz de barítono es inesperada y notable. Alan Pryce es quien toca ese tecladito
de iglesia enloquecedor. Seguro la recuerdan a la canción, pero aquí va:
Por su duración de más de 4 minutos, las radios se
negaron casi unánimemente a pasar la canción, que sin embargo supo escalar
hasta el tope de los charts. Es que esa voz de Eric es un mazazo al mentón. La
canción es un cover de Bob Dylan (el Premio Nobel, sí), quien la había grabado
en el 62 y a su vez la había tomado de un arreglo de Dave Van Ronk (que tampoco
es el creador de la canción original). Antes de eso la había grabado también
Joan Baez y por esos años la grabó también Nina Simone, y otros más. Pero todas
esas versiones, algunas buenísimas, quedaron opacadas por la contundencia y la
fama de la versión de The Animals. El mismo Bob Dylan, de quien seguramente The
Animals tomaron el tema, dejó de cantarla después del 65, porque la gente lo
acusaba de estar robándole la canción a The Animals…
Desde los sesentas en adelante, todos los covers que se
hicieron (abajo les compartiré cuatro, de Johnny Hallyday en francés en 1964, de Frijid Pink en 1970, de Dolly Parton en los ochentas y de
la banda heavy metal Five Finger Death Punch en 2014, pero hay montones de covers) fueron
y son hechos a partir de la versión de Los Animales.
Volviendo a la canción, en la versión de The Animals: la
letra no habla, como podríamos pensar, del país del Sol Naciente, Japón. Habla
de un local que se llama “La Casa del Sol Naciente”, pero no es una tintorería
japonesa ni un expendio de sushi. Se trata de un cabarute, una “casa de mala vida”
ubicada en el sur de los Estados Unidos, en Nueva Orleans (no casualmente la
cuna del blues, del jazz y, por qué no, de todo lo que vino después).
El cantor (varón, en esta versión) comenta cómo esa casa
maligna fue su perdición, al igual que la de muchos otros jóvenes, pobrecitos,
que cayeron por la canaleta del vicio y el juego:
The
House of the Rising Sun
There is a house in New Orleans
they call the Rising Sun
And it’s been the ruin of many a poor boy
and God, I know I’m one.
My mother was a tailor,
sewed my new blue jeans,
My father was a gambling man
down in New Orleans.
Now the only thing a gambler needs
is a suitcase and a trunk
And the only time he’s satisfied
is when he’s on a drunk.
Oh mothers tell your children
not to do what I have done,
Spend your life in sin and misery
in the House of the Rising Sun.
Well, I’ve got one foot on the platform,
the other foot on the train
And I’m going back to New Orleans
to wear that ball and chain.
Well, there is a house in New Orleans they
call the Rising Sun
And it’s been the ruin of many a poor boy and God, I know I’m
one.
|
La
Casa del Sol Naciente
Hay una casa en Nueva
Orleans,
la llaman del Sol
Naciente,
y ha sido la ruina de
muchos pobres chicos
y dios, sé que soy uno
de ellos.
Mi madre era
costurera,
cosió mis nuevos blue
jeans.
Mi padre era un
apostador
abajo en Nueva
Orleans.
Bueno, lo único que
necesita un jugador
es una maleta y un
baúl
y el único momento en
que está satisfecho
es cuando está de
borrachera.
Oh madres, díganles a
sus niños
que no hagan lo que
hice yo:
gastar su vida en
pecado y miseria
en la Casa del Sol
Naciente.
Bien, tengo un pie en
el andén
y el otro pie sobre el
tren,
y estoy volviendo a
Nueva Orleans
para llevar esa bola y
esa cadena.
Bien, hay una casa en
Nueva Orleans
que llaman del Sol
Naciente
y ha sido la ruina de
muchos pobres chicos
y dios, sé que soy uno
de ellos.
|
El cantor describe la casa, cuenta la triste historia de
su padre apostador (que, indirectamente, parece ser culpable del destino del
hijo) y les aconseja a las madres (a todas las madres en general) que eviten que
sus hijos hagan lo que hizo él: pasárselo de joda en el cabarute. Lo curioso es
que después de toda esa intro y del raconto y de la advertencia moral-maternal,
la conclusión es: me vuelvo para Nueva Orleans para retomar esa vida de disipación
(suponemos que yendo todas las noches al mismo tugurio). Él lo dice como si
fuera una condena que debe cumplir (incluso utiliza una metáfora carcelaria: “voy
a ponerme esos grilletes y atarme esa bola de plomo”). Pero objetivamente, no
hay nadie que lo esté obligando, pareciera, a volver a la Casa del Sol Naciente
a chupar y apostar y putañear. Sería algo así como una adicción que le agarró,
y que ya no puede abandonar: “Si soy así, qué voy a hacer”, etcétera.
Pero en su versión original (y en todos los covers
previos a 1964, incluyendo los de Dylan, Baez y Simone), la letra es un poco
distinta. Un poco, pero importantemente: porque la cantora es mujer. Y en este
tema, ese cambio de género en el narrador es esencial (pasaba también, si
recuerdan, en “Las chicas solo quieren divertirse”, que comenté recientemente).
La canción original nació en algún lugar de Inglaterra, en algún momento del
siglo XIX, y era una canción de suburbios que cantaban los trabajadores de
clase baja, sobre una chica que cayó en la mala vida y se lamenta por ello (eso
emparenta esta canción con la hermosa canción irlandesa “Siúil a rún”, que
comenté en el posteo 60 en enero de 2014).
De Inglaterra viajó a los barrios bajos sureños de los
Estados Unidos, y allí adquirió, a partir de los años 30, su ritmo de blues,
aunque deberían llegar los años 40 para que se le pegara la melodía nueva, la
que conocemos hoy. Abajo les pondré un popurrí de links correspondientes, por
si quieren pispear cómo era la melodía original y cómo, en los 40, Josh White
le cambió la letra y la melodía pero no le pegó bien con el ritmo.
Lo que me interesa, para ir cerrando este posteo, es
comparar esta letra original con la que leyeron arriba: aquí es una chica la
que cuenta su triste historia. Acá queda muy claro, enseguida, que ella no tuvo
mucha elección en su destino: fue engañada por un varón (un atorrante borracho
y malagente), que la sedujo y la llevó, siendo ella tan joven y tan tonta,
pobrecita (lo dice ella misma, eh, no la estoy bardeando yo) a desoir los
consejos de la madre costurera (“si la hubiera escuchado, hoy estaría en mi
casa”) y terminar prostituyéndose en un burdel (la famosa Casa del Sol
Naciente). Esta es la hija de la costurerita que dio el mal paso, entonces, y su
“enamorado” se la pasa emborrachándose de pueblo en pueblo, con ella
siguiéndolo, porque así y todo se ve que lo quiere igual, o que no lo quiere
pero no puede dejarlo. Y hacia el final, ya con su vida perdida (por más que ella
aún es joven, considera que está cerca de morir) se vuelve, porque no tiene
otra opción en la vida, a Nueva Orleans, de regreso al burdel, para terminar
sus días como prostituta en la casa del Sol Naciente. En el medio, antes de
despedirse, le ruega a quien escucha que le avise a su hermanita que no siga
sus pasos, que nunca vaya a esa casa maldita en Nueva Orleans.
O sea: aquí sí se entiende la historia, aquí sí podemos
compadecernos del terrible destino de la cantora y darnos cuenta de que es una
canción tristísima esta, y probablemente (muy probablemente) basada en hechos
reales, porque el mundo es un lugar terrible e injusto, pero más todavía lo es
si sos mujer y joven y pobre.
The House of the Rising Sun
There is a house in New Orleans
they call the Rising Sun.
It’s been the ruin of many a poor girl
and me, O God, for one.
If I had listened what Mama said,
I’d be at home today.
Being so young and foolish, my Lord,
let a rambler lead me astray.
Go tell my baby sister
never do like I have done
To shun that house in New Orleans
they call the Rising Sun.
My mother she’s a tailor,
she sewed these new blue jeans.
My sweetheart, he’s a drunkard, Lord God, drinks down in New Orleans.
The only thing a drunkard needs
is a suitcase and a trunk.
The only time he’s satisfied
is when he’s on a drunk.
Fills his glasses to the brim,
passes them around.
Only pleasure he gets out of life
is hoboin’ from town to town.
One foot is on the platform
and the other one on the train.
I’m going back to New Orleans
to wear that ball and chain.
Going back to New Orleans,
my race is almost run.
Going back to spend the rest of my days beneath that Rising Sun |
La
Casa del Sol Naciente
Hay una casa en Nueva
Orleans,
la llaman del Sol
Naciente,
y ha sido la ruina de
muchas pobres chicas
y yo, oh dios, soy una
de ellas.
Si hubiera escuchado
lo que decía mi madre
estaría en mi casa
hoy;
por ser tan joven y
tonta, mi dios,
dejé que un viajero me
llevara a la perdición.
Vayan y díganle a mi
hermanita
que no haga nunca lo
que yo hice:
que le huya a esa casa
en Nueva Orleans
que llaman del Sol
Naciente.
Mi madre era
costurera,
cosió estos nuevos
blue jeans.
Mi enamorado es un
borracho, oh dios,
que bebe abajo en
Nueva Orleans.
Lo único que necesita
un jugador
es una maleta y un
baúl.
El único momento en
que está satisfecho
es cuando está de
borrachera.
Llena sus vasos hasta
el borde
y los pasa alrededor,
el único placer que
tiene en lavida
es vagabundear de
pueblo en pueblo.
Un pie está en el
andén
y el otro está arriba
del tren,
y estoy volviendo a
Nueva Orleans
para llevar esa bola y
esa cadena.
Me vuelvo a Nueva
Orleans,
mi carrera está casi
terminada.
Regreso a pasar el
resto de mis días
tras aquel Sol
Naciente.
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En síntesis: interesante cómo cambió la letra, ¿no?
Musicalmente, el cover de The Animals la mejoró un montón; pero la letra quedó
edulcorada y perdió, diría yo, toda su fuerza. Así que la conclusión sería: qué
sé yo, cuál sería la conclusión. Solo sé que soy un pobre chico, no me
atosiguen.
Con esto termina mi comentario, me despido con los links a
los diferentes covers (en muchos casos, alcanza
con escuchar pocos segundos para cazar por dónde va la onda).
Por Tom Clarence Ashley, Doc Walsh y Gwen Foster, la
primera grabación conocida del tema, en 1933:
Por Woody Guthrie, en los 40:
Por Libby Holman, con arreglo de Josh White, en los años
40. Fíjense que la melodía ya se parece a la “actual”, pero Libby la cantaba
tan lento que es difícil reconocerla:
Por Leadbelly, cerca de los años 50:
Bob Dylan, en 1961, ya con
la nueva melodía pero aún con la letra en femenino:
Por Joan Baez en 1960:
Por Nina Simone en 1962, con
todo el ritmo y con una clase magistral de skat al final, una gran versión:
Ahora las versiones
post-Animals:
“Le penitencier”, por Johnny Hallyday, de fines del 64. Musicalmente, idéntica a la versión de The Animals, incluso en el tecladito básico de fondo. La letra, además de estar en francés, está totalmente cambiada, porque acá ya no hay Casa del Sol Naciente, sino un presidiario condenado a cadena perpetua que se lamenta de su suerte y advierte a las madres que lleven a sus hijos con rienda corta para que no les pase lo mismo que a él:
Por
Frijid Pink, en 1970, más funky y flowerpower, también con un buen vocalista,
pero no como Eric:
Por Dolly Parton, con música
de película mala de comienzos de los ochenta (para usar el nombre técnico: una
musicalización chotísima) y una letra modificada por ella para hacerla más melodramática,
por si hacía falta. Si no fuera por esos detalles, no estaría mal la versión,
porque Dolly tiene muy buena voz:
Cover metalero de Five
Finger Death Punch (2014), con un videoclip mezcla Mad Max con espaguetti
western (tarda como dos minutos en empezar el cover, no se impacienten):
Si vienen por los suburbios,
sepan que hay allí una casa que llaman del Sol Poniente, que es donde paso la
mayor parte de mis días, oh dios, durmiendo para mi perdición.
Desde allí los saludo hasta
quién sabe cuándo:
DJ Vago
También está la versión de Sandro, a quien parece que de la discográfica le dijeron ¡Hereje! y la letra quedó un poquito -un poquito, nomás, eh?- modificada: https://www.youtube.com/watch?v=YeL0rI4AZiQ
ResponderEliminarPerdón, me olvidé de decir: felicitaciones por el post, brillante (como todos los otros)!
EliminarMuchas gracias!!
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