“Concrete jungle”, de Bob Marley (1973), y “Jungla de cemento”, de Annie y sus Amazonas (1989)
La
luz es sepultada por cadenas y ruidos
en
impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por
los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como
recién salidas de un naufragio de sangre.
(Federico García Lorca.
Estrofa final de “La aurora”, en Poeta en Nueva
York.)
Empiezo hoy una nueva serie, titulada “Es una jungla allá
afuera”, dedicada a canciones sobre la ciudad como un lugar lleno de ferocidad
y peligro, una selva gris dispuesta a engullir al débil o ahogar al incauto.
Como primera entrega de la serie, van dos canciones con
el mismo título, “Jungla de cemento”. La primera canción es un temazo genial; la
segunda es muy mala, pero su bizarrez al menos, me juego, les arrancará una
sonrisa.
Empecemos con la canción buena, “Concrete jungle”: en mi
humilde opinión, una de las mejores del gran Bob Marley y The Wailers, primer
corte de su LP Catch a fire. No la
compuso Bob, pero él hizo la única, la mejor versión del tema. Yo soy fan de Bob,
así que no seré muy subjetivo: es un músico que no solo hizo grandes temas,
sino que tiene algunos grandes discos, buenísimos de principio al final, como Exodus, Rastaman Vibration, Natty
Dread, Survival, Uprising, Kaya… En ese listado, Catch a fire (lanzado en abril del 73,
hace 44 años ya, increíble) nunca fue uno de mis discos favoritos, pero sí
tiene esta joya de canción.
Elegí la versión que grabaron en vivo en Londres, en el programa
The Grey Old Whistle Test, donde en general tocaban roqueros; muchos tiraron la
bronca por la aparición en el programa de The Wailers, porque se creía que el
reggae no era “música seria” (jaja, ¡como si el rock fuera música seria!
Siempre hay un roto para un descosido, se ve). De entrada en el clip uno lo ve
a Aston Barrett en el bajo, y en el segundo 12 del clip se abre el encuadre
para mostrar a los demás Wailers (“gimientes”, “lamentadores”), entre ellos a
Bunny Wailer, disfrazado de Dictador de Costapobre mezcla Cirque du Soleil con
un balde en la cabeza y bailando con tanta tranquilidad como desvergüenza, y al
enorme Peter Tosh en guitarra, con su gorrito rojoamarilloverde y lentes
oscuros (diría: innecesarios).
Pero no se distraigan con la facha de los
músicos, porque esa intro es espectacular, tan rítmica como inquietante, y
desemboca como van a dar los ríos en la mar justo en la inconfundible voz de
Bob, que abre con los hermosos y bajoneantes versos iniciales:
“Ningún sol
brillará en mi día hoy, la alta luna amarilla no saldrá a jugar”.
En cada verso, los Wailers, a la vez que tocan sus
respectivos instrumentos (salvo Bunny, que casi tiene la batería de adorno) hacen
los coros, contrapunteando el desesperado ruego del cantor que, hundido en una
jungla de cemento donde siempre es de noche, no puede encontrar el amor, aunque
intuye, espera, ruega que esté en algún lado, escondido en medio de la jungla
gris donde “vivir es más difícil” y donde “tenés que hacer lo que puedas”.
El cantor pide ayuda, ayuda de cualquiera, de alguien que
le dé una mano, pero se ve que ya están, como en “Yira yira”, “secas las pilas
de todos los timbres que vos apretás” y solo recibe, como respuesta a sus
súplicas, silencio e indiferencia.
A pesar de que no tiene grilletes, él sabe que no es
libre: la ciudad es la cárcel, y las paredes de los edificios lo mantienen en
cautiverio, aunque él esté del lado de afuera.
Anuncia, en unos versos hermosos y trágicos, que “nunca
conocí la felicidad, nunca supe qué es una
caricia” y sin embargo, como en “Vesti la giubba” (vean el posteo 34),
se ríe “como un payaso”, cuando lo que debería hacer es llorar.
La ciudad, la jungla personificada, es quien le grita,
quien no lo deja en paz, quien lo amenaza con una eterna maldición indefinida: “Jungla
de cemento: ¿qué me tenés preparado ahora?”.
Concrete jungle
No
sun will shine in my day today
The
high yellow moon won't come out to play
I
said darkness has covered my light,
and
has changed my day into night.
Where
is the love to be found?
Won't
someone tell me?
'Cause
my sweet life
must
be somewhere to be found
Instead
of concrete jungle
Where
the living is harder
Concrete
jungle.
Man,
you got to do your best.
No
chains around my feet,
but
I'm not free,
I
know I am bound here in captivity;
G'yeah,
now - I've never known happiness;
I've
never known what sweet caress is -
Still,
I'll be always laughing like a clown;
Won't
someone help me?
'cause
I, I've got to pick myself
from
off the ground
In
this a concrete jungle,
I
said, what do you got for me now?
Concrete
jungle,
won't
you let me be now?
I
said that life
it
must be somewhere to be found
Oh,
instead: concrete jungle,
collusion,
confusion,
Concrete
jungle: baby, you've got it in.
Concrete
jungle,
what
do you got for me now?
|
Jungla
de cemento
Ningún sol brillará en
mi día hoy,
la alta luna amarilla
no saldrá a jugar.
Digo que la oscuridad
cubrió mi luz
y transformó mi día en
noche.
¿Dónde podré encontrar
el amor?
¿Alguien me lo dirá?
Pues mi dulce vida
debe estar en algún
lado
en vez de esta jungla
de cemento
donde vivir es tan
difícil.
Jungla de cemento: hombre,
tenés que hacer lo que
puedas.
No hay cadenas en mis
pies,
pero no soy libre.
Sé que estoy atado
aquí, en cautiverio.
Nunca conocí la
felicidad,
nunca supe qué es una
dulce caricia,
e igual siempre me río
como un payaso.
¿Es que nadie va a
ayudarme?
Porque tengo que
levantarme
del suelo.
En esta jungla de
cemento
digo: ¿qué tienes guardado para mí ahora?
Jungla de cemento:
¿ya no me vas a dejar
en paz?
Digo que la vida
debe estar escondida
en algún lado
en vez de esta jungla
de concreto,
confabulación,
confusión,
Jungla de cemento:
nene, estás adentro.
Jungla de cemento:
¿qué tienes guardado para
mí ahora?
|
Pasemos ahora a la otra “Jungla de cemento”, esta vez en
castellano, por el grupo de rock-pop peruano ochentoso Annie y sus Amazonas.
Ya de entrada, por los peinados y la pinta de Annie y por
la musicalización, nos damos cuenta enseguida de que estamos en los ochenta. Aquí
la idea es un poco diferente que en “Concrete jungle”. La protagonista,
secundada por sus dos cómplices al mejor estilo “Los Chunguitos”, ya vive en la
jungla, y viaja a la ciudad con una misión concreta: capturar a un varón-león,
a ese “rey de la selva”, un feroz animal macho.
Ella, Annie, tiene miedo del león feroz, porque no sabe “cómo
reaccionará” (aunque no parece difícil, la verdad, imaginar cómo reaccionaría
un león feroz al ser capturado, ¿no?). En su camino por la jungla de cemento,
va encontrando diferentes animales (en el clip se ve claramente que esos
animales son los varones, uno que cambia una rueda de auto, otros que bailan,
otros que simplemente están ahí mirándolas y peleando “al andar” “en sus carros
de acero” (el clip aclara, aunque no hacía falta, que son automóviles).
Annie y sus Amazonas sacan fuerza de flaqueza y avanzan
hacia la guarida del feroz león, anunciando que “no debo echarme atrás”. A
partir del minuto 3 del videoclip, se meten las tres, ahora vestidas de gala,
en una casa, donde encuentran al tipo con máscara que, no sabemos por qué, se
está riendo: lo atacan a pleno baile y Annie le tira un besito fatal, él se
quiere escapar pero lo tienen rodeado, lo golpean sin golpearlo, lo empujan
escaleras abajo, hasta donde están, quién sabe por qué, los demás varones
sentados, y todos bailan.
En el minuto 4, Annie y sus Amazonas regresan de la
jungla de cemento, con el varón-león ya capturado, atado y acarreado como lo
que es: como un animalito. En el 4:10, tras decir que “Veo que ha quedado medio
muerto”, Annie le mueve la cabeza y hace un gestito como diciendo: “Qué se le
va a hacer”. Y entonces, aclara que al ex-rey “le espera la peor condena”.
Acá uno imagina que, por lo menos, se lo van a comer
vivo: ese Comando Terrorista Natural Femenino arrasa con el patriarcado y vence a las
malignas fuerzas de la urbanización y el machismo. Pero no. En una total
decepción (para mí al menos), la “peor condena” es: … “conmigo se casará” (y el
videoclip muestra, para asustarnos, ¡un títere de cura católico! Y en el minuto
5, Annie y sus Amazonas aparecen vestidas de blanco, arrastrando al “león” aún atado
y con antifaz hasta la iglesia, donde quedará condenado a ser el marido de esa
salvaje, que, como toque final, tira el ramo hacia atrás, muy contenta. Marley intuía que el amor estaba escondido en algún lado de la jungla: Annie no duda, ella va, entra y lo atrapa y lo saca a la fuerza e incluso obtiene papeles para su unión.
Más allá del derrape final y de el alto octanaje de
bizarrez, “Jungla de cemento” tiene, considero, algo interesante: la idea de
que hay vida fuera de la jungla de cemento, y que uno puede entrar y salir de
esa selva, que no estás condenado a malvivir allí, rodeado de animales feroces
y de asfalto gris (como sucede en la canción de Marley y en las que seguirán en
las próximas semanas); un cierto optimismo de que podés vencer a la jungla,
aunque al igual que Annie, uno puede terminar, al vencer, convertido sin saber
bien cómo en un animalito más.
Jungla
de cemento
Camino
en la jungla de cemento
estoy
buscando un león.
Dicen
que se esconde muy adentro
y
tiene fama de feroz.
Confieso
que tengo miedo,
no
sé cómo reaccionará.
Será
el rey, pero yo lo capturaré.
Encuentro
animales diferentes,
pelean
siempre al andar,
van
corriendo en sus carros de acero,
el
más recio ganará.
Es
todo tenebroso,
no
debo echarme atrás.
Será
el rey, pero yo lo capturaré.
Regreso
de la jungla de cemento,
he
capturado al león.
Veo
que ha quedado medio muerto
ese
animal feroz.
Le
espera la peor condena:
conmigo
él se casará.
Será
el rey, pero yo lo capturaré.
¡Y
lo capturé!
Y
conmigo se casará.
Será
el rey, pero yo lo capturaré.
¡Ya
lo capturé!
Y eso es todo por hoy.
Se despide hasta la próxima, mientras se balancea entre las
lianas con la canción de Baltimora de fondo:
DJ
Vago
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