“Take
me to church”, de Hozier (2014)
Amor moderno: me lleva a la iglesia a
tiempo.
Iglesia a tiempo: me aterroriza.
Iglesia a tiempo: me hace parrandear.
Iglesia a tiempo: pone mi confianza en
dios y en el hombre.
En “Modern love”, de David Bowie.
Como tercera entrega (me tentó decir “sacrificio”, pero no
quisiera ser hereje tan temprano en el posteo) de la serie “El escabio de los
pueblos”, dedicada a temas de religión (ponele), vamos con “Llevame a la
iglesia”, del irlandés Hozier, de quien ya comenté la terrorífica canción “In
the woods somewhere” (posteo 186, junio de 2017). El tema de hoy, “Take me to
church” fue el primer single de su primer disco, titulado igual que la canción.
Le fue genial, a Hozier, con esta canción, que alcanzó el
puesto 1 o el 2 en casi todos los rankings de Europa y Estados Unidos. Algo notable,
considerando que es un tema que grabó a
capella a las tres de la mañana en el sótano de su casa en Irlanda
(después, cuando firmó su contrato con Columbia, le sobregrabaron los
instrumentos arriba de su voz). Hozier recién había cortado con su primera
novia y, además, había cortado también con la religión (“Losing my religion”...)
en todas sus variantes, particularmente la católica (mayoritaria en su país) y
la cuáquera (mayoritaria en su familia).
Así que se mandó con esta canción “religiosa”, pero
decididamente hereje. Lo que en el “Aleluya” de Cohen se sugería, aquí se dice parecido,
pero más directa y abiertamente, en un ritmo de semi soul onda indie y sin
citas bíblicas: mi amante es mi dios, mi iglesia es estar con ella (en la cama,
preferiblemente).
La primera estrofa la presenta a ella, la amante: “es la
risita en el velorio”, “sabe que todos la desaprueban”, se la describe, y con
eso como que ya alcanza para darse una idea de cómo es ella. “Debí adorarla
desde antes”, aclara el cantor, aunque también dice que es “un veneno nuevo
cada semana”. Tenemos a una amada intensa, contradictoria y, me parece a mí,
bastante humana en líneas generales, a quien no le importan lo más mínimo las
convenciones sociales ni, menos que menos, las religiosas: “A adorar a la pieza”,
le dice a él (me parece genial, el comando religioso), y él hace caso, porque
la adora y porque “Nací enfermo, pero me encanta”. Y la estrofa se cierra, como
si fuera un rezo (y lo es, en cierta forma), con una sola palabra repetida (eso
pasaba también en el “Aleluya” de Cohen, si recuerdan): amén.
El estribillo, en el que se acelera y acompasa el ritmo, se
le habla directamente a ella, pidiéndole que lo lleve a su iglesia, donde se
reúnen, al igual que en las historias de la Biblia, el sexo con los sacrificios
sangrientos, y él está ansioso por dedicarle la vida a su diosa y recibir de
ella la anunciada muerte que solo es un paso hacia el feliz más allá:
Llevame a la iglesia,
me postraré como un perro
ante el altar de tus mentiras,
te diré mis pecados
así podés afilar tu cuchillo,
Ofreceme esa muerte inmortal.
Buen Dios, dejame darte mi vida.
La segunda estrofa, que me encanta, es más hereje todavía,
y más pícara. Él aclara que para que su diosa siga de su lado, le reclama
sacrificios: algunos son algo complicados, como secar el mar, pero otros quizá
más mundanos y asequibles: conseguirle algo brillante, algo sustancioso para la
cena... Comienza a escucharse la voz de ella que le habla a él, y en una serie
de dobles sentidos que bien podrían ser dichos por una horda de obreros de la
construcción cachondos a un/a transeúnte desprevenido/a:
Lindo
caballo ese al que estás subido,
¿qué guardarás
en el establo?
Tenemos
un montón de fieles famélicos.
Eso se
ve delicioso.
Eso se
ve abundante.
Tanto
trabajo da hambre.
Y la canción se cierra, tras una nueva repetición del
estribillo, con una breve estrofa más pausada y reflexiva (menos graciosa,
también; quizás innecesaria) en la que se concluye que solo cuando sucede el
ritual de “nuestro amable pecado” él se siente humano y limpio de culpas.
El videoclip de esta canción es memorable y terrible. Empieza
con un aviso de “ojo al piojo, contenido explícito”, como en las películas no
aptas para menores; el clip contiene algunos besos entre dos varones y escenas
de violencia extrema, y fue censurado en varios países (creo yo, por no decir
que estoy seguro, que a los censores les molestaron más los besos que las
patadas). En blanco y negro, se va y viene entre dos momentos: escenas de amor
tranquilo y vivencias compartidas entre dos chicos veinteañeros y otras en las
que un grupo de neonazis, neofascistas, patoteros, fanáticos religiosos o rugbiers geselinos (elijan)
persiguen a uno de esos chicos, lo cazan como a un animal, le queman un cofre desenterrado
(donde guardaría sus secretos, supongo) y lo matan a patadas solo porque es homosexual, mientras el novio
corre para intentar detenerlos pero llega demasiado tarde. Todo esto no tiene demasiado
que ver con la canción, me parece, pero es un gran clip, en todo caso.
Take me to church
My lover’s got
humor
She’s the giggle at a funeral Knows everybody’s disapproval I should’ve worshiped her sooner
If the Heavens
ever did speak
She is the last true mouthpiece Every Sunday’s getting more bleak A fresh poison each week
“We were born
sick”,
you heard them
say it
My church offers no absolutes She tells me “Worship in the bedroom”
The only Heaven I’ll
be sent to
Is when I’m alone with you I was born sick, but I love it Command me to be well
Amen, Amen, Amen
Take me to church
I’ll worship like a dog
at the shrine of
your lies
I’ll tell you my sins
and you can
sharpen your knife
Offer me that deathless death Good God, let me give you my life
If I’m a pagan of
the good times
My lover’s the sunlight To keep the Goddess on my side She demands a sacrifice Drain the whole sea Get something shiny Something meaty for the main course
That’s a fine
looking high horse
What you got in the stable? We’ve a lot of starving faithful That looks tasty That looks plenty This is hungry work
Take me to church
I’ll worship like a dog
at the shrine of
your lies
I’ll tell you my sins
so you can
sharpen your knife
Offer me that deathless death Good God, let me give you my life
No masters or
kings
when the ritual
begins
There is no sweeter innocence
than our gentle
sin
In the madness and soil
of that sad
earthly scene
Only then I am human Only then I am clean Amen, Amen, Amen |
Llevame a la iglesia
Mi
amante tiene gracia
es la
risita en el velorio
sabe
que todos la desaprueban
debí
adorarla desde antes.
Si el
Cielo alguna vez habló
ella
es la última profeta verdadera
cada
domingo se vuelve más lúgubre
un
veneno nuevo cada semana.
“Nacimos
enfermos”,
escuchás
que dicen.
Mi
iglesia no ofrece absolutos.
Ella
me dice: “A adorar a la pieza”.
El
único Cielo al que seré enviado
es
cuando estoy a solas con vos.
Nací
enfermo, pero me encanta.
Ordename
que me sienta bien.
Amén,
amén, amén.
Llevame
a la iglesia,
me
postraré como un perro
ante
el altar de tus mentiras,
te
diré mis pecados
así
podés afilar tu cuchillo,
Ofreceme
esa muerte inmortal.
Buen
Dios, dejame darte mi vida.
Si
soy un hereje de los buenos tiempos
mi amante
es la luz del sol.
Para
mantener a la diosa de mi lado
ella
demanda un sacrificio:
secar
el océano entero,
conseguir
algo brillante,
algo sustancioso
para el plato principal.
Lindo
caballo ese al que estás subido,
¿qué guardarás
en el establo?
Tenemos
un montón de fieles famélicos.
Eso
se ve delicioso.
Eso
se ve abundante.
Tanto
trabajo da hambre.
Llevame
a la iglesia,
me
postraré como un perro
ante
el altar de tus mentiras,
te
diré mis pecados
así
podés afilar tu cuchillo,
Ofreceme
esa muerte inmortal.
Buen
Dios, dejame darte mi vida.
No
hay señores ni reyes
cuando
el ritual comienza.
No
hay inocencia más dulce
que
nuestro amable pecado
en la
locura y el polvo
de aquella
triste escena mundana.
Solo
entonces soy humano.
Solo
entonces estoy limpio.
Amén,
amén, amén.
|
Y aquí me despido hasta la próxima porque escucho
campanadas, creo que es hora de ir a misa.
DJ
Vago
Amé este post. Gracias por escribirlos
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