solo un tema por semana,
y con que le guste al diyei alcanza

lunes, 7 de enero de 2013

[11] Dejemos hablar al viento


“Wind”, de Akeboshi, en su álbum Akeboshi (2005)



Dedicado a Calisto La Ninfa.

Esta canción, del cantautor japonés Akeboshi  (Digresión: no sé japonés, pero intuyo algo de chino, y los ideogramas con que se escribe akeboshi significan “la semana próxima”, lo que me hace intuir que debe ser un alias, porque, ¿qué tipo de apellido es “la semana próxima”? Respuesta: un buen apellido para saludar a los acreedores.) fue utilizada como ending (canción de cierre) de la primera temporada de la serie de manga (hablamos de animación japonesa, no de costura) Naruto, una de las más exitosas series animadas de los últimos años, que llega a más de doscientos capítulos y nosecuántas temporadas.

Esto requiere una mínima explicación de mi parte, porque, ¿cómo es que conozco a Naruto y demás dibujitos japoneses? No porque los vea, por cierto. Es gracias a mi hermana, la sexta, la Peti, que es fanática de los dibujos animados y las películas para chicos.

Ya es hora de que al menos les presente a mis hermanas. Como escribí alguna vez, soy el séptimo hijo, varón. Lo que no es lo mismo que decir “séptimo hijo varón”; aquí la coma adquiere suma importancia, pues me transforma de “lobisón” a “nene mimado”. Toda mi vida me atendió un (casi siempre) amoroso regimiento de pequeñas aprendices de madre, que me cocinaron, me lavaron la ropa, me utilizaron como cobayo de juegos y experimentos culinarios y químicos y me regalaron chiches a desfecha hasta que no tuve más remedio que declararme oficialmente adulto, con gran pesar, después de dos décadas y monedas de prácticamente no mover un dedo en mi propio beneficio.

Cuando mi madre, Condescendencia Iturraspe, se casó con mi padre Josep Vagot, acordaron que él elegiría los nombres de los hijos varones que tuvieran, mientras que ella elegiría los de las hijas mujeres. Este aparentemente equitativo acuerdo resultó ser una estafa, porque mi madre se dedicó, durante una docena de años, a parir y criar puras féminas, y por lo tanto decidió por sí misma los nombres de sus criaturas, siguiendo una lejana tradición familiar vasca: nombres largos, originales y que rescataran las sensaciones o los deseos de su madre en los días del nacimiento.

Los nombres largos llaman al apodo, así que casi nunca utilizamos los nombres completos, en casa (excepto el mío, que en tanto consta de una sola letra, no da pie a abreviatura alguna). Mi propia madre lo sufrió, porque durante años, tanto en su pueblito natal español de San Esteban de Abajo (cerca de San Sebastián, pero más alejado de la costa) como aquí en la Argentina, los semi-amigos y los conocidos la llamaban cada tanto “Condesa”, lo que odiaba (siempre despreció a la nobleza) y generaba en ella, invariablemente, que mandara a quien así la llamaba a tomar por culo, sucesivamente en euskera, catalán, español y guaraní (había pasado algunos años viviendo en Paraguay, y aseguraba sin mosquearse que el guaraní era “casi igual” que el vasco). Ella nos obligó a que, si nos daba fiaca llamarla por su nombre completo, le dijéramos “Coné”.
Este, en fin, es el listado completo de mis hermanas mayores, comenzando por la más pequeña (la más cercana a mí, en edad), hasta la mayor:
-         - La sexta es Resignación Vagot, pero como es la más pequeña de edad y de estatura, le decimos la Peti; es maestra jardinera y le encanta todo lo relacionado con los niños.
-          - La quinta es Despatarrada Vagot, le decimos la Pata; es abogada sentimental.
-        -   La cuarta es Impertérrita Vagot, le decimos la Peta; es actriz de teatro serio durante el día, y bailarina de caño por la noche.
-        -   La tercera es Dilapidación Vagot, le decimos la Pita; es profesora de lengua y literatura.
-        -   La segunda es Inoportuna Vagot, le decimos la Pota; es ama de casa y madre de seis varones.
-      -  La primera es Inimputable Vagot, y nunca se nos ocurrió un apodo para ella; es científica. A veces, cuando nos dan fiaca los polisílabos, le decimos la Grande.

La Peti, entonces, es la que me hizo ver, entre muchas otras insufribles series de preadolescentes japoneses de ojos grandes que se chocan entre sí en las esquinas mientras corren porque llegan tarde al colegio, la serie Naruto, que es el nombre de un niño huérfano en una aldea seudomedieval ninja, rubio y vestido siempre con un overol anaranjado, cuyo único y principal deseo es convertirse en un gran ninja; eso genera muchas burlas y discriminación, porque el pibe es, además de bastante travieso, torpe y nada hábil. A pesar de su corta edad, ya es un outcast, un inadaptado, la pata corta que hace tambalear la mesa de la fiesta. Y todos los capítulos de la primera temporada (26, si no me equivoco) terminan con esta canción, “Viento”, que si bien es de un japonés, está cantada en inglés. Si me agarran en un día eufórico, abajo verán una foto de Naruto.



El tema tiene algo muy poco frecuente. Estoy en condiciones de apostar lo que quieran a que, de las últimas 500 canciones que escucharon, ninguna comparte esta característica. A ver si se dan cuenta: escuchen los primeros compases, hasta que empieza la letra. Vamos, vayan, los espero.

http://www.youtube.com/watch?v=NCLBz7D9FSE





Es linda, la melodía, ¿no?
¿Ya está? ¿Lo descubrieron? No, no es el libro en blanco. ¿Quieren probar otra vez? Los espero, es lo que mejor me sale.
…                                                                                                                                                                                         


Bueno. ¿Y? Si no lo descubrieron, ya no lo van a hacer, mejor que se los diga yo. ¿No les suena un poquito “extraña”, la música? Como si algo no cuadrara en ella, como si fuera un poco “inadaptada”. Como si la estuviera tocando la protagonista de “La lección de piano”, y cada tanto sonara el golpeteo metálico de su dedo postizo entre la alegre melodía de Schubert. Como si recomenzara de cero en cada compás. Ese es el efecto de una canción en 5/8, es decir, en un ritmo de cinco tiempos. El 99,99 por ciento de las canciones que escuchamos están en ritmos de dos, tres o cuatro tiempos.
-          - Ritmo de dos tiempos (el primero fuerte, el segundo débil; lo que se llama “ritmo de marcha” o “ritmo de tango” también).
-        -   Ritmo de tres tiempos (el típico “ritmo de vals” y de la mayoría de las canciones de cuna y muchas danzas).
-         -  Ritmo de cuatro tiempos (que es una variante del ritmo de dos tiempos, con la diferencia de que el primer tiempo es más fuerte que el tercero: fuerte – débil – semifuerte – débil; casi todas las canciones de rock, por ejemplo, son en 4/4).

Un ritmo de cinco tiempos no nos resulta “natural”: es como si todo el tiempo le sobrara algo al ritmo, como si la melodía dulce escondiera un grito callado.

Lo que viene bárbaro para esta canción, porque es, precisamente, un elogio de la inadaptación: el yo poético cuenta su propia historia de vida de no cuajar, de no pertenecer a ninguna institución (se escapa del aula, que es como hacerse la rata pero con peores perspectivas), de ser excluido y llevado por delante, de hacer un camino propio y a veces solitario, de apurarse pero sin saber adónde ir (“No sé lo que quiero, pero lo quiero ya”, diría Luca). La música y la letra colaboran para llegar a un sentido: un buen ejemplo de lo que se llama “principio constructivo” que formularon los formalistas rusos hace cien años: la forma es contenido o, mejor dicho, la forma es el contenido. Y eso funciona, en “Wind”, también dentro de la letra de la canción: que está en inglés, pero en un inglés bastante raro. Por un lado, la pronunciación es bastante buena (porque Akeboshi estudió en Liverpool), por momentos uno podría creer que el cantante es anglófono. Pero no, porque las oraciones son extrañas, superponen ideas y apilan palabras (a la manera en que lo hacen los chinos y japoneses, armando oraciones por superposición de conceptos, sin “sutilezas” morfológicas como género, número, declinación verbal…). Dice, por ejemplo, “Break in to the contents”, que si se traduce literalmente sería algo así como “Irrumpe en los contenidos”, pero en una oración mal armada, el equivalente de Kafka escribiendo en alemán (Deleuze tenía un término para eso, no era “extrañamiento” ni “extranjeridad”; búsquenlo ustedes, me da fiaca guglearlo). ¿Qué significará “irrumpí en los contenidos”? No es claro. ¿“Estudiá”? Podría ser. También podría ser que quiso decir “Break into the contest”, “Entrá en la competencia”, que es una frase común y corriente, pero la pronuncia mal. En todo caso, es una frase inadaptada, pero la idea llega a destino: “Ponete las pilas, no decaigas, no te rindas al desánimo, no escuches a los demás que te critican sin parar”; en definitiva, “hacé tu vida, que está bien” (“[be]´cause you are so right”). Y eso, hacer tu vida a tu modo, es la única forma en que, al final, puedas mirarte al espejo sin sentir que te traicionaste a vos mismo y odiarte por ello. Traduciendo la medialengua de Akeboshi, algo así como “no intentes simular ni vivas atemorizado, porque terminarás odiándote”, “You will hate yourself in the end”. Noten cómo pronuncia “youlserf”, ahí le salió el japonés de adentro, porque como sabemos, los orientales asiáticos no distinguen las consonantes líquidas: R y L son indistintas, para ellos. Los orientales uruguayos, en cambio, no tienen problema con esto: siempre dicen “larai-larai”, por ejemplo, en los estribillos de los candombes, y nunca se confunden y dicen “ralai-ralai”.

El protagonista va, entonces, como el viento: libre, pero una libertad que es más bien un lamento: no tengo ningún lugar donde pueda descansar y detenerme, no tengo contención, no tengo pausa y voy de acá para allá, como un viento arremolinado. En el video, para reforzar, se ve a un muchachito haciendo la vertical, pero luego la imagen gira y es todo el planeta el que está cabeza abajo, no él. “Esperar es desperdiciar, para gente como yo”. Desperdiciar el tiempo, claro, pero armar bien la oración sería propio de alguien mucho más adaptado y prolijo, y no correspondería con esta canción, que es, en mi humilde opinión, una joya, así como es. Ojalá les guste, pero si no les gusta, ya se imaginarán lo que me importa, porque yo también soy (un poquito) rebelde, a mi poco esforzada manera.

Por eso este tema sonará toda en mi Winco toda la semana y a todo volumen: porque no quiero odiarme youlserf.

Dejemos, entonces, que el viento diga su verdad.

Wind

Cultivate your hunger,
before you idealize,
motivate your anger,
to make them all realize.
Climbing the mountain,
never coming down,
break into the contents,
never falling down.

My knee is still shaking
like i was twelve
sneakin' out the classroom
by the back door.
A man trailed me twice, though,
but i didn't care
Waiting is wasting
for people like me

Don't try to live so wise.
Don't cry 'cos your so right.
Don't dry, with fakes or fears
'cos you will hate yourself in the end.

You say dreams are dreams,
I ain't gonna play the fool anymore.
You say 'cos i still got my soul
take your time, baby,
the road needs slowin'down.
Reach yourself, before you bloom.
Reflections of fear
make shadows of nothing
—shadow of nothing—.

You still are blind if you see winding road
'cos there's always a straight way
to the point you see

Don't try to live so wise
Don't cry, 'cos your so right
Don't dry, with fakes or fears
'cos you will hate yourself in the end

Don't try to live so wise
Don't cry 'cos your so right
Don't dry with fakes or fears
'cos you will hate yourself in the end

Viento

Cultiva tu hambre
antes de idealizar,
motiva tu enojo
para hacer que se den cuenta.
Escala la montaña,
nunca la bajes,
irrumpe en los contenidos,
sin caerte nunca.

Mi rodilla sigue temblando
como si tuviera doce,
escabulléndome del aula
por la puerta de atrás.
Un hombre me provocó dos veces, mal,
pero no me importó.
Esperar es desperdiciar
para gente como yo.

No trates de vivir tan sabio.
No llores, porque estás tan en lo cierto.
No te seques con mentiras o miedos
porque te odiarás al final.

Dijiste sueños son sueños,
no voy a ser el tonto nunca más.
Dijiste: ya que sigo teniendo mi alma,
tomate tu tiempo,
los caminos necesitan aminorar.
Alcánzate a ti mismo, antes de florecer.
Los reflejos del miedo
producen sombras de la nada
—sombra de nada—.

Sigues ciego, si ves un camino tortuoso,
porque siempre hay una vía recta
al punto que ves

No trates de vivir tan sabio.
No llores, porque estás tan en lo cierto.
No te seques con mentiras o miedos
porque te odiarás al final.

No trates de vivir tan sabio.
No llores, porque estás tan en lo cierto.
No te seques con mentiras o miedos
porque te odiarás al final.


Se despide con un resoplido,
DJ Vago

2 comentarios:

  1. espectacular, Vago!, ilustrativo hasta las lágrimas. Lo que más me gusta de Naruto es el ojito! Gracias!!!

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