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y con que le guste al diyei alcanza

martes, 14 de mayo de 2013

[29] Gracias por su visita, siga participando


"Heart shaped box", de Nirvana, en su álbum In Utero (1993)



Este extraño, oscuro y nada jolgorioso tema es uno de los más sonados del último disco de Nirvana, una banda que duró muy poco y que solamente llegó a sacar tres discos antes de su forzada disolución; y sin embargo, es considerada unánimemente como la banda más famosa de los años 90, y una de las más influyentes de los últimos treinta años.

Hasta le dio forma a todo un género musical, el grunge, que existía de antes pero fue tomando casi calcadas las características del líder de la banda, Kurt Cobain: un rock alternativo, depre, con ganas de trascender pero incapaz de manejar la exposición mediática, imaginativo, sentimental, desgarrado interiormente, implacable con el otro (cualquiera sea) tanto como con él mismo. Descontento con la vida en general y con todos sus componentes en particular. Un rock destinado, a mediano o largo plazo, al suicidio, como ocurrió lamentablemente con Kurt Cobain, que se mató seis meses después del lanzamiento de este disco.

Dicen que dicen que Kurt, para que no pudiera escucharlo su esposa Courtney Love (también rockera, aunque no tan buena como él), había estado componiendo esta canción dentro de un ropero. Como dentro de un útero (recuerden: In Utero se llama el disco, y la canción tiene mucho que ver con esto también). En una entrevista para la Rolling Stone (pocos meses después del suicidio de Cobain), Courtney contó que, a pesar de que Kurt estaba intentando ser lo más sigiloso que podía, lo cierto es que componía con la guitarra enchufada, por lo cual, por más que estaba dentro de un ropero, la música se escuchaba hasta desde la esquina. Al escuchar el riff del tema (esas ocho notas que suben un poquito y terminan bajando, como una frase, que aparece una y otra vez entre los versos), Courtney, que no daba puntada sin hilo, abrió la puerta del armario y le preguntó a Kurt si no la dejaba usar el riff en una de sus propias canciones. Kurt le contestó, muy amablemente: “¡Andate a la puta que te reparió!” y volvió a cerrar la puertita del ropero. Lo que Courtney interpretó como un “tal vez”.



Lo cierto es que Courtney, a pesar de su indiscreción, había sido la chispa de inspiración para el tema, pues ella le había regalado a Kurt una caja con forma de corazón (posiblemente, con bombones dentro). Eso le pasaba a Kurt, a quien cualquier boludez le inspiraba un tema musical de la san puta, como cuando vio la pintada “Carlitos: olés como espíritu adolescente” y compuso su tema “Smells like teen spirit”, sin darse cuenta, hasta mucho después, de que “Teen spirit” es una marca de desodorante (en los Estados Unidos).

Pero bueno, no parece suficiente regalar una caja de bombones para adjudicarse la inspiración de este tema, que es simpático (un poco bajón tal vez) desde la música, pero bastante complejo desde la letra, llena de referencias a lo femenino como algo envolvente y fatal (“caja con forma de corazón”, “trampa magnética de brea”, “orquídeas carnívoras que no perdonan”, “himen roto de su majestad”) y a lo corporal, en su aspecto puramente biológico, fisiológico, enfatizando los momentos opuestos (pero conectados) de la muerte y el nacimiento: “desearía poder comer tu cáncer cuando te vuelvas negra”, “lánzame tu cordón umbilical para escalar de regreso”, “me corto con cabello de ángel y aliento de bebe”. En ese ámbito, la caja con forma de corazón es, sin duda alguna, un ataúd. Lo femenino (madre, amante, muerte) es a la vez rechazado y anhelado, insoportablemente cruel e imprescindible como el aire. Los sentimientos ahogan, y el yo desearía poder regresar In Utero, escalando por el cordón umbilical que le arroja ella desde lo alto, cual Rapunzel parturienta.

El estribillo parece salirse de ese universo conceptual, pues plantea un intercambio cuasi comercial, de negocios, tipo “gracias por su visita, esperamos verlo nuevamente por aquí”. Pero esas frases polait en realidad plantean, disfrazada, la misma disconformidad que rezuma en las estrofas: tras el grito que inicia el estribillo (“¡Ey!”) se pide al tú que espere, que todavía hay otra queja más que quiere formular. Y aunque no la formula (no allí mismo, al menos), cuando dice “por siempre agradecido por su inapreciable consejo”, bueno, como que no le creemos demasiado que esté realmente tan agradecido ni que el consejo que recibió (y que tampoco sabemos cuál es) le haya servido tanto: queda como una frase hueca, esas cosas que se escuchan en los comercios o en las empresas o la tele y que no significan, en realidad, nada para nadie.

El tema tuvo mucho éxito, y estuvo entre los top ten en todos los charts importantes del mundo, durante un par de años.

El videoclip es muy bizarro, lo que hace alcoyana-alcoyana con el tema. De hecho, ganó el premio al video del año en 1994 (ya Cobain se había suicidado, así que tuvieron que recibirlo Novoselic, el bajista, y Dave Grohl, el baterista, que al tiempo creó su propia banda, Foo Fighters, que lidera desde entonces).

Dicho videoclip, que mezcla imágenes religiosas cristianas con escenas de hospital y caras de manicomio, comienza con un viejito agonizando en una cama de hospital (que más bien parece una sala de velatorio, con una cruz negra en el piso, cortinas grises alrededor y los tres integrantes de Nirvana enfrentados al viejo, acompañándolo-velándolo). El viejo tiene conectado un suero rojo (dentro del cual, más adelante en el videoclip, puede verse un feto humano). Luego, se salta del hospital-velatorio a un campo de amapolas, donde el viejo, vestido solamente con pañal y con gorrito de papá noel, sube a una cruz y se autocrucifica, bajo las miradas de tres cuervos robóticos dignos de película clase B.

Cuando llega el estribillo, sin embargo, empieza realmente la parte interesante del videoclip, que es la mirada de Kurt Cobain. El viejo desaparece de su cruz y ahí están los tres nirvánicos, con Cobain en el centro (enfocado y desenfocado continuamente por la cámara), quien no pierde ocasión de mostrarnos esos ojos, tan azules como dementes, en una mirada tan expresiva y atemorizante como solo pueden dar pocas personas (ahora, solo se me ocurre una más: Jack Nicholson en “El resplandor”). De Dave Grohl solamente se ven los pelos eternamente en movimiento, pero si le viéramos la cara comprobaríamos que, en el 93, parecía un pibe de doce años. Novoselic, con su camisita azul, parece un yuppie frustrado, y ni se toma el trabajo de hacer como que está tocando.


En la segunda estrofa aparece nuevos personajes: una nenita rubia vestida de Papisa (o de integrante del Ku Klux Klan, si prefieren, aunque yo creo que es más bien una sacerdotisa); y una angelita muy obesa, despellejada. Ambas quieren llegar, sin lograrlo, a un árbol gris cargado de frutos-fetos-muñecos de plástico.
Luego la niña intenta ayudar al viejo nuevamente crucificado, pero ella solo estira las manos, la verdad no le pone mucha onda que digamos, y enseguida se desentiende y empieza a salticar por el campo de amapolas.

En el estribillo, vuelven otra vez los músicos y las miraditas locas de Kurt entrando y saliendo de foco.

El gorro blanco de la nena cae en un charco de sangre y se tiñe de negro: luego, toda ella queda vestida de luto y aparece junto al viejo en su habitación de hospital, con lo que vemos que esa niña angelical es, a la vez, madre y Parca.

La última estrofa lo muestra a Cobain en primer plano, y atrás, desenfocados y mirándolo, Novoslic y Grohl, abrazados amistosamente, como dándose aliento en un velorio (tienen permiso para el escalofrío).

Finalmente, una habitación roja con flores de luz blanca, pequeña como una cajita acorazonada, con una mesita de luz, donde los tres se sienten, evidentemente, atrapados (pero Cobain está más inquieto que los otros dos, aunque Novoselic toca el techo con la cabeza).

La nenita, sentada en el colchón vacío, sostiene la caja-corazón, que está vacía (¡por suerte!), aunque su fondo espejado sirve para que Dave juegue a molestar con el reflejo, antes de que se termine el video.

La última imagen es Novoselic abriendo el ventanal de la sala de hospital para dejar entrar la luz, lo que presumiblemente significa que el viejo por fin se murió.

No es un tema como para animar tu cumple, pero al menos a mí me gusta. Y eso, como pueden leer en el cabezal de este blog, es lo esencial.



Heart shaped box

She eyes me like a pisces when I am weak

I've been locked inside your Heart Shaped box for weeks
I've been drawn into your magnet tar pit trap
I wish I could eat your cancer when you turn black

Hey! Wait!
I've got a new complaint
Forever in debt to your priceless advice
Hey! Wait!
I've got a new complaint
Forever in debt to your priceless advice

Meat-eating orchids forgive no one just yet
Cut myself on Angel Hair and babys breath
Broken hymen of your highness I'm left black
Throw down your umbilical noose so I can climb right back

Hey! Wait!
I've got a new complaint
Forever in debt to your priceless advice
Hey! Wait!
I've got a new complaint
Forever in debt to your priceless advice

She has me like a pisces when I am weak
I've been locked inside your Heart-Shaped box for weeks
I've been drawn into your magnet tar pit trap
I wish I could Eat your cancer when you turn black

Hey! Wait!
I've got a new complaint
Forever in debt to your priceless advice
Hey! Wait!
I've got a new complaint
Forever in debt to your priceless advice

Caja con forma de corazón

Ella me juna como a un piscis cuando estoy débil,
Estuve encerrado en tu caja con forma de corazón durante semanas.
Me estuve ahogando en tu trampa de brea magnética,
desearía poder comer tu cáncer cuando te vuelvas negra.

¡Ey, esperá! Tengo una nueva queja.
Por siempre en deuda con tu inapreciable consejo.
¡Ey, esperá! Tengo una nueva queja.
Por siempre en deuda con tu inapreciable consejo.

Orquídeas carnívoras no perdonan a nadie.
Me corto a mí mismo con cabello de ángel
y aliento de bebé.
Dejé negro el himen roto de tu majestad,
lanzame tu cordón umbilical así puedo escalar de regreso.

¡Ey, esperá! Tengo una nueva queja.
Por siempre en deuda con tu inapreciable consejo.
¡Ey, esperá! Tengo una nueva queja.
Por siempre en deuda con tu inapreciable consejo.

Ella me tiene como a un piscis cuando estoy débil.
Estuve encerrado en tu caja con forma de corazón durante semanas.
Me estuve ahogando en tu trampa de brea magnética,
desearía poder comer tu cáncer cuando te vuelvas negra.

¡Ey, esperá! Tengo una nueva queja.
Por siempre en deuda con tu inapreciable consejo.
¡Ey, esperá! Tengo una nueva queja.
Por siempre en deuda con tu inapreciable consejo.



Sin otro particular, y deseando que estas palabras hayan sido de vuestro agrado, se despide de Ud. muy atentamente,

DJ Vago

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