“Mazúrquica modérnica”, de Violeta Parra, en su álbum Las últimas composiciones (1966)
Salvando ese dato, no, no tienen mucho que ver, las dos
canciones. Este es, claramente, un tema político, que suena muy gracioso
(graciósico) por los arpegios livianos de la guitarrita de Violeta, por su voz
desgarbada (nunca fue una buena cantante, pero ¡qué gran compositora!) y, por
supuesto, por esa letra en que todos los sustantivos son transformados en
esdrujulas.
La letra gira alrededor de una pregunta malintencionada, que
es calificada de “infantílica” por la yo poética: si las canciones de protesta
no serán peligrosas para el pueblo. A pesar de lo infantil de la pregunta, la culpa del arte ante diversas situaciones es un tema recurrente, que aflora
cada tanto, como cuando acusaban a Marilyn Manson por la matanza de Columbine
(dos pibes que escuchaban heavy metal dark fueron al colegio armados y
masacraron a un montón de gente) o, un poco más atrás en la historia, cuando
acusaron a Goethe de causar una ola de suicidios entre los lectores de su
novela Werther (en la que el protagonista, como respuéstica a un amor no
correspondídico, se pega un tírico en la núquica).
La respuesta que da Violeta es clara: lo peligroso no es el
arte (esté o no comprometido con las cuestiones sociales) sino el hambre, la
traición a las promesas y, más específicamente (y ya desde el punto de vista de
la izquierda política) cómo algunos dirigentes dicen una cosa y luego
“transan” bajo cuerda con el poder, lavándose las manos y tapando a los
populáricos bajo montañas de carbón mientras ellos siguen muy cómodos en sus
sillones.
Para definir a estos personajes nefastos, Violeta utiliza un
término que me encántica: miniminímini… ¿No es una linda palabra para definir a
alguien que se cree Gardel pero en realidad es poquita cosa?
Y así Violeta Parra, al contestar en esdrújulas, se va
engranando: “La historia cuenta muchas matanzas, y para que sucedieran no
hicieron falta las refalosas (danzas folclóricas, tipo zamacuecas)
revolucionarias”, dictamina. Pero finalmente decide que es suficiente y que le
da pereza (flojera) seguir. La flojera la siente en ciertas partes del cuerpo y
en ciertas ropas: “te seguiría contestando, pero tengo pereza en los zapatos y
en el corpiño” es una declaración más que elocuente.
Como a mí también me dio flojérica (y como algunos de mis
poquitísimos seguidores se quejan de que escribo mucho), hoy dejo acá, y me voy
a refrescar la cabeza en la canilla más cercana.
Por si les hace falta, un breve glosario chileno-castellano:
piñufle = "doña Rosa"; guata = "panza"; paquito = "policía".
Mazúrquica modérnica
Me han preguntádico varias persónicas
si peligrósicas para las másicas
son las canciónicas agitadóricas.
¡ay, qué pregúntica más infantílica!
Solo un piñúflico la formulárica,
p'a mis adéntricos yo comentárica.
Le he contestádico yo al preguntónico:
"Cuando la guática pide comídica
pone al cristiánico firme y guerrérico
por sus poróticos y sus cebóllicas.
No hay regimiéntico que los deténguica,
si tienen hámbrica los populáricos".
Preguntadónicos partidirísticos
disimuládicos y muy malúlicos
son peligrósicos más que los vérsicos,
más que las huélguicas y los desfílicos.
Bajito cuérdica firman papélicos,
lavan sus mánicos como Piláticos.
Caballeríticos almidonádicos,
almibarádicos, miniminímini...
le echan carbónico al inocéntico
y arrellenádicos en los sillónicos
cuentan los muérticos de los encuéntricos
como frivólicos y bataclánicos.
Varias matáncicas tiene la histórica
en sus pagínicas bien imprentádicas.
Para montárlicas no hicieron fáltica
las refalósicas revoluciónicas:
el juraméntico jamás cumplídico
es el causántico del desconténtico.
Ni los obréricos
si peligrósicas para las másicas
son las canciónicas agitadóricas.
¡ay, qué pregúntica más infantílica!
Solo un piñúflico la formulárica,
p'a mis adéntricos yo comentárica.
Le he contestádico yo al preguntónico:
"Cuando la guática pide comídica
pone al cristiánico firme y guerrérico
por sus poróticos y sus cebóllicas.
No hay regimiéntico que los deténguica,
si tienen hámbrica los populáricos".
Preguntadónicos partidirísticos
disimuládicos y muy malúlicos
son peligrósicos más que los vérsicos,
más que las huélguicas y los desfílicos.
Bajito cuérdica firman papélicos,
lavan sus mánicos como Piláticos.
Caballeríticos almidonádicos,
almibarádicos, miniminímini...
le echan carbónico al inocéntico
y arrellenádicos en los sillónicos
cuentan los muérticos de los encuéntricos
como frivólicos y bataclánicos.
Varias matáncicas tiene la histórica
en sus pagínicas bien imprentádicas.
Para montárlicas no hicieron fáltica
las refalósicas revoluciónicas:
el juraméntico jamás cumplídico
es el causántico del desconténtico.
Ni los obréricos
ni los paquíticos
tienen la cúlpita, señor fiscálico.
Lo que yo cántico es una respuéstica
a una pregúntica de unos graciósicos,
y más no cántico porque no quiérico:
tengo flojérica en los zapáticos,
en los cabéllicos, en la camísica,
en los riñónicos y en el corpíñico.
tienen la cúlpita, señor fiscálico.
Lo que yo cántico es una respuéstica
a una pregúntica de unos graciósicos,
y más no cántico porque no quiérico:
tengo flojérica en los zapáticos,
en los cabéllicos, en la camísica,
en los riñónicos y en el corpíñico.
Acá va la versión de Serrat grabada en la televisión peruana
en 1972 (después, ya en este milenio, la incluiría también en su disco Tarrés-Serrat.
La agrego, más allá de la versión en sí (que a mí no me gusta mucho) para que
vean la facha de Joan en esos años y oigan los elogios que le da a Violeta. Y
para que miren al pianista de atrás, díganme si no es igual a Bombita
Rodríguez.
Noten de paso cómo Juanito cambia algunos términos chilenos
por otros comprensibles para el resto de los hispanoablantes: flojérica pasa a
ser perécica, paquíticos pasa a ser milíquicos y (por cuestiones de género) corpíñico
se transforma en bolsíllico.
Apantallándico el síntoma de su flojérica, se despidice,
DJ Váguico
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