“Com ho fa el vent”, de Joan Manuel Serrat (1968)
Hoy comienza la última serie de este blog (al menos, la
última de la cuarta temporada, y la última en un largo tiempo). Titularé a la
serie “Las diez de última”, no solo para demostrar que sé jugar al tute, sino
también porque reseñaré diez temas en total (aunque aparecerán comprimidos en
siete posteos). Serán, de alguna manera, canciones de despedida, al menos de
chau entre nosotros.
Y comienzo este final con una canción en catalán, la
última en ese idioma. Ustedes saben, si me siguen desde hace rato, que mi
apellido real es Vagot y mi familia es de origen catalán, así que no podía
dejar pasar este momento sin decir algo sobre lo que está ocurriendo en
Catalunya.
Porque fuimos a votar: la familia Vagot a pleno (o casi a
pleno, porque mi abuela Annunziata, además de que no es catalana, ya no está
para estos trotes) nos trasladamos los nueve a Barcelona por vía aérea, con nuestros
pasaportes del Reino de España, en los que habíamos tachado esas palabras con
birome para escribir arriba, a solicitud de nuestro pare Josep: República Socialista Democràtica (de
Veritat) de Catalunya.
Eso, más la negativa de mi padre y mis hermanas primera y
cuarta a responder en castellano, en el aeropuerto, a las preguntas que les
hacían (en castellano) las autoridades policiales aeroportuarias, nos generó
unos cuantos inconvenientes, pues fuimos deportados a Cerdeña y desde allí debimos
alquilar una balsa hasta las playas patrias.
Cuando llegamos, un poco mojados eso sí, flameando al viento nuestra
bandera Estel×lada
y cantando a voz en cuello “Ara és hora, segadors!”, ya era martes, y la
votación ya había terminado dos días atrás.
Ni siquiera llegamos a tiempo para que
nos dieran ningún balazo, ni un mamporro, ni un empujoncito de la Guardia Civil
conseguimos. En un acto simbólico, nos compramos una caja plástica similar a
las utilizadas como urna y votamos allí, en la galería con forma de ola del
Parc Güell, con mis padres como autoridades de mesa, y mis seis hermanas y yo como la gente de a pie.
El conteo final fue: ocho
votos para el “sí”, y un voto para el “no”. Cuando salió el voto “no” todos la
miramos a mi madre, Condescendencia, que primero se hizo la desentendida pero
finalmente admitió que ella había votado por la negativa, y que tenía todo su
derecho a hacerlo, porque además ni siquiera era catalana sino vasca, de
Fuenterrabía, y que por si fuera poco “no” era su palabra favorita.
Nuestra votación, a pesar de toda la buena voluntad que
le pusimos, no fue considerada legal por el gobierno español y tampoco por el gobierno
catalán. Consultado al respecto, Rajoy anunció que “El referéndum de los Vagot
nunca sucedió”, y los diarios de Madrid publicaron una foto de mi padre meando
en plena calle sobre un disco de zarzuela, con el epígrafe “graves disturbios
en el referéndum ilegal de una familia de malos españoles, pero españoles al
fin, aunque no quieran”.
Pasado el acto, lo pasamos a ver al tío Joan, que ha sido
tomado por estos días como bandera por los realistas españoles, esos mismos que
lo despreciaron, persiguieron y ningunearon durante cincuenta años desde el
momento en que decidió cantar y componer en catalán una parte importante de sus
canciones (además: las mejores, lejos).
¿Cómo es que pasó esto? “Estaba borratxo”, confesó el tío
Joan. Y aclaró que es cierto que no es partidario de Puigdemont ni le parecía
del todo bien el referéndum así como había sido planteado, pero enseguida se dio cuenta de que igual no
debería haberlo dicho así, en públic. Sobretot porque si en algo coincidimos
los Vagot con Joan es que es ridículo seguir teniendo rey, a estas alturas. Un
borbón, para más datos, que se siente con derecho a seguir imponiendo la
constitución impuesta por Franco, a punta de pistola, en los setentas. Los que defienden tanto “la
unidad de España” harían bien en mirar qué es lo que están, tan monárquicamente
y francamente, defendiendo. Y si algo tengo claro es: no sé si Catalunya logrará efectivizar su independencia; pero sí sé que tienen, si la quieren, derecho a ella (igual que, por dar un ejemplo, la tuvimos los argentinos, aunque fue ilegal e inconstitucional, desde el punto de vista español, nuestra independencia); si no más, en tanto los catalanes hasta hablan otro idioma desde hace más de mil años).
En fin: meu pare Josep lo retó al Joan un rato, lo
insultó un poc y luego lo perdonó y se abrazaron.
Y finalment nos tuvimos que volver, y aquí me tienen de
regreso en mis “obligaciones”. Y hoy debería poner “L´estaca” de Lluís Llach, un tema fantástic,
y que es la canción que mejor refleja políticamente mi postura sobre la
cuestión catalana… Pero en vez de eso voy a reseñar un tema del tío Joan: por
un lado, porque me gusta. Por otro, para desagraviar un poco al tío, que por
más boludeces que diga, es quien es y todos lo conocemos de siempre y no merece
las cosas que se dijeron de él estos días. Y por otro, porque también es este,
a su manera, un tema que va bien con lo que está sucediendo en Catalunya: una
búsqueda de libertad, de querer vivir de otra manera.
En 1968, plena dictadura franquista, con el catalán
prohibido y con gente muriendo asesinada por la policía española todos los
días, Serrat, que es un pibe de veintipico (y tiene cara de teenager, si se fijan en la tapa del
longplay), sigue sacando discos en catalán: su tercer disco se titula Com ho fa el vent (“Como lo hace el viento”), que es también el
título de la primera canción del LP. Tanto la canción como el disco (que es un
gran, gran disco) se convierten en un éxito inmediato y rotundo, tanto en
Catalunya como en el resto de España.
“Com ho fa el vent” es un tema muy breve (el más breve de
todos los del tío, probablemente): más breve que un tema punk, menos de dos
minutos. En el minuto y medio que dura la canción, le alcanza a Joanito para
cantar cinco estrofas, cinco repeticiones del estribillo, y una más al final
como yapa: es, se imaginarán, una canción de ritmo rápido, marcado de entrada
por una intro arpegiada de piano, al que luego se van sumando progresicamente cuerdas
y (no podían faltar) vientos.
La idea de la canción es sencilla, llena de pasión y
frescura juveniles: quiero vivir libre como el viento. En las estrofas, va
planteando un paralelismo entre el viento y él, va enumerando todas las cosas
que tienen en común el viento y él, y esas estrofas se van encadenando con el
estribillo, en el que se reafirma que es así como quiere seguir viviendo: en
movimiento, sin ataduras, libre de irse, si se quiere ir, y de volver, si así
lo quisiera.
Uno sospecha que esa “nina” a la que le habla en la penúltima
estrofa, pidiéndole que abra la puerta por esa noche, que nadie se va a enterar
y que se va a ir temprano, es una de sus novias de esos años; posiblemente
Susan Holmkvist, “miss naciones unidas”, a quien luego, tras romper con ella,
le dedicaría el irónico y adolescéntico “Conillet de vellut” ( “Conejito de
felpa”).
Pero no importa: nada importa nada, solo ser libre, solo
seguir al viento, solo ser uno con la lluvia, el sol y el destino. Escuchen (si
quieren) la canción, que está armada como una ráfaga incesante, y dejen que
suene y resuene en ustedes. Dejemos hablar al viento.
Y seamos libres, que lo demás no importa nada.
https://www.youtube.com/watch?v=ByUqY-BeBCo11
Com
ho fa el vent
Jo vaig néixer com neix la brisa
a la vora del mar,
amic del sol i de la pluja
vaig aprendre a volar
com ho fa el vent,
és així com jo vull viure,
com ho fa el vent,
el vent que es mou i que és lliure entre la
gent.
I vaig créixer buscant uns versos
que va tapar la pols
arrossegant les fulles seques
mortes per la tardor
com ho fa el vent,
és així com jo vull viure:
com ho fa el vent,
el vent que es mou i que és lliure entre la
gent.
Jo no he nascut per llosa de marbre
i per jeure al damunt d'un mort,
la terra sols atrapa l'arbre:
jo vaig de port en port.
com ho fa el vent,
és així com jo vull viure:
com ho fa el vent,
el vent que es mou i que és lliure entre la
gent.
Obre'm nina, la teva porta,
obre'm i deixa'm passar,
res no ha de saber ningú, escolta:
me n'aniré demá
com ho fa el vent,
és així com jo vull viure:
com ho fa el vent,
el vent que es mou i que és lliure entre la
gent.
I així sense mirar endarrera,
m'heu de veure passar:
res no us deixo, ningú no m'espera, me'n
puc anar i tornar
com ho fa el vent,
és així com jo vull viure:
com ho fa el vent,
el vent que es mou i que és lliure entre la
gent.
|
Como lo hace el viento
Nací
como nace la brisa
a la
orilla del mar,
amigo
del sol y de la lluvia
aprendí
a volar
como
lo hace el viento,
es
así como quiero vivir:
como
lo hace el viento,
el
viento que se mueve y que es libre entre la gente.
Y
crecí buscando unos versos
que
tapó el polvo
arrastrando
las hojas secas
muertas
por el otoño
como
lo hace el viento,
es
así como quiero vivir:
como
lo hace el viento,
el
viento que se mueve y que es libre entre la gente.
No nací
para losa de mármol
y
yacer sobre un muerto,
la
tierra solo atrapa al árbol:
yo
voy de puerto en puerto
como
lo hace el viento,
es
así como quiero vivir:
como
lo hace el viento,
el
viento que se mueve y que es libre entre la gente.
Ábreme
nena tu puerta,
ábreme
y déjame pasar,
nadie
ha de saber nada, escucha:
me
iré mañana
como
lo hace el viento,
es
así como yo quiero vivir:
como
lo hace el viento,
el
viento que se mueve y que es libre entre la gente.
Y así
sin mirar atrás
me han
de ver pasar:
nada
les dejo, nadie me espera,
me puedo
ir y volver
como
lo hace el viento,
es
así como yo quiero vivir:
como
lo hace el viento,
el
viento que se mueve y que es libre entre la gente.
|
Y eso es todo por hoy, podría seguir hablando pero no quiero
comprometerme. Así que dejo el resto librado a vuestras imaginaciones y me voy,
así, a la que me crié, como el ave que escapó de su prisión y puede al fin
volar.
Pero como bonus track, y porque como te digo una cosa te
digo la otra, va “L´estaca”, de mi amigo Lluís Llach (“segur que tomba, tomba tomba…”, ¡vamos con las palmas!):
Hasta la próxima, se despide independiente el:
DJ
Vago
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