“Scarborough fair”, anónimo del siglo XVII
Escribo desde acá, en el pueblo de Scarborough, Yorkshire.
Como sabe cualquiera que haya leído La
vuelta al mundo en 80 días (o que haya visto la película, como yo), al
cruzar el meridiano de Greenwich se gana un día, así que acá aún es lunes, y
por lo tanto no estoy atrasado en mi posteo semanal.
La canción elegida hoy es “Scarborough fair”, es decir, “la
feria de Scarborough”. Al igual que sucede con “El testament d´Amelia” y “Tu cuello
verde” (vean lejanas notas anteriores), siempre que una canción sobrevive
durante 400 años o más, es porque algo bueno debe tener. Digo, si hay seres
humanos dentro de cinco siglos, no me los imagino escuchando reguetón o
desempolvando los discos de Arjona y pensando “a la mierda con la gente del
pasado, qué música espectacular que oían”.
Muy probablemente hayan escuchando alguna vez esta canción.
Más que probablemente, en la versión de Simon & Garfunkel, que suena en la
película “El graduado” (mientras un jovencísimo Dustin Hoffman viaja a la
universidad de Berkeley para buscar a una muy divina Katharine Ross):
https://www.youtube.com/watch?v=7Y_EMhWIcy4
Por más que es buenísima y genial la versión de S&G, no
es, ni cerca, la original.Ellos tomaron la versión más conocida de la melodía,
con una versión abreviada de la letra, y la mezclaron con “Canticle”, otra
canción de letra antibelicista, que va cantando en canon Art Garfunkel (con su
facha de John McEnroe en ribotril), mechando los versos entre los de
“Scarborough fair” (cantados por Paul Simon).
Pero aquí yo voy a elegir la versión original del tema. Bah,
hay tantas versiones, que es imposible decir cuál es la original; pero me
refiero a la versión completa.
Si ponen “scarborough fair” en Youtube, les van a salir
millones de versiones, desde cantadas por tenores de ópera hasta por el
equivalente a las trillizas de oro de la música celta; pero el 90% son
re-versiones hechas a partir de la versión de Simon & Garfunkel. Y casi
todas, siguiéndolos a ellos, le imprimen a la canción una onda muy lánguida,
llena de añoranza y más bien tristona, que hay que cantar entornando los ojitos
y quebrando la voz.
Bueno: nada que ver, la canción original. Esta es una
canción bastante alegre, más pícara que melancólica, que cuenta una historia y que
se canta a dúo: un varón y una mujer. Sería una típica canción de Pimpinela, si
ellos hubieran nacido en Inglaterra durante el renacimiento.
Hay tres personajes en esta historia: él, ella, y el cadete
(un viajero, que les hace de correo a los dos). De entrada, él le pregunta al
viajero si va para la feria, y larga un listado de cuatro especias: perejil, salvia, romero y tomillo (ese
verso se repetirá luego en todas las estrofas de la canción, formando una
especie de sub-estribillo dentro de cada una).
Leí montones de interpretaciones sobre esas especias, y por
qué se las eligió. Algunos proponen, incluso, que el bouquet garni simboliza
las virtudes que deben tener (el y/o ella) para llegar a conseguir el “amor
verdadero”. En esa línea, perejil es igual a alegría; salvia significa salud
y longevidad; romero representa lealtad
y tomillo, valentía. Pero eso me
suena medio ridículo, porque como veremos, ni la lealtad, ni la alegría ni la
valentía los ayudará en nada, para cumplir las tareas que se piden uno al otro…
Otros, más sensatamente, dicen que el nombre de la feria le
recuerda a quien canta los aromas de las especias. Puede ser. Pero mi teoría es
que el viajero es un mercader, que va a la feria precisamente para comprar al
por mayor y vender luego al menudeo, y que por lo tanto lo que el yo poético
hace es, básicamente, la lista de la compra: “¿Vas para la feria? Traeme
perejil, tomillo, romero y salvia”.
Y ya que estás, de paso, mandale mis saludos a ella, la que
vive allá.
Todos los que escuchan la canción dan por sentado que ella
es una ferianta, es decir, que vive en la feria. Pero tengo buenas razones,
ahora que viajé acá en Yorkshire e hice mi investigación de campo, para
proponer que no, que ella no vive EN la feria sino en el camino a la feria (además, como todos sabemos, casi nadie
moraba dentro de las ferias renacentistas, eran focos comerciales). El “allá”
tiene que ir acompañado (en mi versión, al menos), por un dedito señalando el
lugar indicado: “Dale saludos a la que vive allá” [señala con el dedo un punto
lejano en la costa].
Para que se entienda bien, dibujé un mapa:
Entonces, él le pide al viajero que le mande saludos a ella
que alguna vez fue “un amor verdadero de mí” (como traduciría el maestro Yoda).
La mayoría de los intérpretes-traductores ponen acá “mi amor verdadero” (y
entornan los ojitos), pero le están pifiando fiero, porque acá no se habla de
amores platónicos, sino de amores bien concretos: ellos fueron amantes. Amantes
de verdad, no de mentiritas (como en el amor cortés, donde todo eran suspiros,
pañuelos de encaje y te toco pero no te toco).
Y él manda decirle a ella que, si quiere ser de nuevo su
amante, que le haga una camisa:
¿Vas a la feria de Scarborough?
Perejil, salvia, romero y tomillo.
Salúdame a aquella que vive allá,
porque ella hace tiempo fue mi amante.
Dile que me haga una camisa cámbrica
(perejil, salvia, romero y tomillo)
sin ninguna costura ni fino bordado,
y entonces volverá a ser mi amante.
La camisa es cámbrica, pero eso no tiene nada que ver con
los dinosaurios, sino con el material: debe estar hecha de fino lino de
Cambrai. Ahora bien, la tiene que hacer, a la camisa, sin coser ni bordar.
No sé mucho de costura, pero le pregunte a mi hermana la
segunda y me confirmó que eso es imposible: no se puede hacer una camisa de
lino sin costuras.
Pero además, él pide más: a esa camisa de fuerza, hay que
lavarla en un pozo seco de toda sequedad, y luego secarla (es decir, la camisa
debe salir mojada, del pozo seco) en un espino que tiene miles de años pero que
nunca floreció.
Tampoco sé mucho sobre botánica, pero mi hermana la mayor me
confirmó que no es posible, que haya una planta de espino que haya vivido miles
de años, y mucho menos, sin florecer periódicamente.
Dile que la lave en aquel pozo seco
(perejil, salvia, romero y tomillo)
de donde jamás surgió agua ni cayó lluvia nunca,
y entonces volverá a ser mi amante.
Dile que la seque sobre aquel espino
(perejil, salvia, romero y tomillo)
que nunca ha florecido desde que Adán nació,
y entonces volverá a ser mi amante.
Entonces, estamos en presencia de un ramillete de tareas
imposibles. Él le pide lo imposible, para que vuelvan a ser amantes. Entonces,
está diciéndole a ella, pareciera, que NUNCA van a volver a estar juntos: que
no se haga ilusiones.
Por supuesto que si él no tuviera ningún interés en el
asunto, no hay nada más fácil que no mandar ningún mensaje… Más bien, él le
está coqueteando, al pedirle esas tareas imposibles.
En la segunda mitad de la canción, ella recibe el mensaje de
él. Después de comprarle al viajero-mercader su cuota de especias surtidas
(“¿Venís de la feria? Dame tomillo, salvia, etc.”), le pide también que le haga,
por segunda vez, de mensajero, para llevarle la respuesta a aquel “que vive
allá” [señala con el dedo la casa de él].
¿Estuviste en la feria de Scarborough?
Perejil, salvia, romero y tomillo.
Salúdame a aquel que vive allá,
porque él hace tiempo fue mi amante.
[Nótese cómo ella no puede vivir en la feria, porque entonces no tendría sentido que le preguntara al viajero si viene de allí.]
En algunas versiones, aquí hay una (innecesaria) estrofa de transición, en la que ella hace un recuento de lo sucedido y anticipa lo que vendrá:
En algunas versiones, aquí hay una (innecesaria) estrofa de transición, en la que ella hace un recuento de lo sucedido y anticipa lo que vendrá:
Ahora que él me hizo tres pedidos
(perejil, salvia, romero y tomillo)
espero que me responda otros tantos
antes de que vuelva a ser mi amante.
Y entonces ella, espejando las primeras estrofas, le pide a
él también tres tareas imposibles. Mientras que las tareas que se le piden a
ella están relacionadas con la costura (labor femenina si las había, en el siglo
XVII), las tareas de él se relacionan con trabajar la tierra (tarea,
tradicionalmente, masculina).
Ella le pide, como paso uno, que le encuentre una parcela de
tierra ubicada entre el borde de la costa y el agua del mar (“¡Es imposible!”,
diría Juan Carlos P., de Capusotto).
Pídele que me encuentre un acre de tierra
(perejil, salvia, romero y tomillo)
entre el agua salada y la línea de la costa
para que vuelva a ser mi amante.
A esa tierra imposible, él debe ararla con un cuerno de
oveja (o de carnero, en otras versiones: o sea, con un cuerno inexistente o con
uno todo encorvado hacia adentro; ambas opciones son bastante impracticables) y
sembrarlo todo con un solo grano de pimienta; después, debe segarlo con una
hoz de cuero (blandita) y reunir toda la cosecha con una sola pluma de pavo
real (o con una soga hecha con los finos y quebradizos tallos de brezo, en
otras versiones).
Pídele que lo are con un cuerno de oveja
(perejil, salvia, romero y tomillo)
y que lo siembre todo con una sola pimienta,
para que vuelva a ser mi amante.
Pídele que lo siegue con una hoz de cuero
(perejil, salvia, romero y tomillo)
y que lo reúna con una pluma de pavo real
para que vuelva a ser mi amante.
Y llega aquí una estrofa de conclusión (aunque en algunas
versiones no es la última), en la que ella anuncia, pícara: “Cuando él termine
su trabajo, que venga nomás a buscar su camisa sin costuras”, y seremos amantes
todo lo que quiera.
Cuando lo haya hecho y acabe su tarea
(perejil, salvia, romero y tomillo)
dile que venga a buscar su camisa,
y entonces será mi amante.
Digamos, pues, que ella le sigue el juego, y coquetea
también.
En algunas versiones, hay una estrofa más, que cantan los
dos juntos, y en la que se refuerza la idea de que las tareas imposibles son en
realidad una excusa, o una invitación velada y elegante, para el reencuentro; y
que no es importante cumplir esas
tareas, sino más bien intentarlo o, mejor dicho, tener ganas:
Si dices que no puedes, entonces responderé:
(perejil, salvia, romero y tomillo)
oh, hazme saber que al menos lo intentarás,
o nunca serás mi amante.
Hay, en las infinitas versiones, algunas pacatas, o
filosóficas, donde un tercero que no es él ni ella plantean reflexiones del
tipo “la puta, qué manera de pedir imposibles estos dos enamorados, pero ¿no
son acaso imposibles todas las tareas que nos plantea el amor?”. Pero la mejor
versión (para mí) es esta que elegí.
No hubo forma de conseguir una grabación de esta versión,
así que le pedí a mi nuevo amigo Geoff Tootlin, vendedor de mermeladas y vecino
de acá de Scarborough, que me la cantara, acompañado por su ukelele:
Geoff es muy buena onda, pero no es un gran cantor. Aquí va,
por lo tanto, otra versión, menos completa, pero con más onda, por el grupo
Folkal Point:
Y para que vean que hay muchas versiones, aquí les paso también
esta de Joel Frederiksen, con melodía completamente diferente (muy bella
también), y tan grave que algunas notas solo pueden escucharlas las ballenas:
[He:]
Are you going to Scarborough Fair?
Parsley, sage, rosemary and
thyme.
Remember me to one who
lives there,
for she once was a true
love of mine.
Tell her to make me a
cambric shirt
(parsley, sage, rosemary
and thyme)
without any seam nor fine
needlework
and then she'll be a true
love of mine.
Tell her to wash it in yonder dry well
(parsley, sage, rosemary and thyme)
which spring never water
nor rain ever fell
and then she'll be a true
love of mine.
Tell her to dry it on
yonder thorn
(parsley, sage, rosemary
and thyme)
which never bore blossom
since Adam was born
and then she'll be a true love of mine.
[She:]
Now he has asked me questions three,
(parsley, sage, rosemary,
and thyme)
I hope he'll answer as many for me,
before he shall be a true lover of mine.
Have you been to Scarborough Fair?
Parsley, sage, rosemary and thyme.
Remember me from one who lives there,
for he once was a true love
of mine.
Ask him to find me an acre of land
(parsley, sage, rosemary and thyme)
between the salt water and
the sea-strand,
for then he'll be a true love of mine.
Ask him to plough it with a sheep's horn
(parsley, sage, rosemary and thyme)
and sow it all over with one peppercorn,
for then he'll be a true
love of mine.
Ask him to reap it with a sickle of leather
(parsley, sage, rosemary and thyme)
and gather it up with a peacock feather,
for then he'll be a true love of mine.
When he has done and finished his work,
(parsley, sage, rosemary and thyme)
tell him to come and he'll have his shirt,
and then he'll be a true love of mine.
[Both:]
If you say that you can't, then I shall reply
(parsley, sage, rosemary and thyme):
oh, let me know that at least you will try,
or you'll never be a true love of mine.
|
[Él:]
¿Vas a la feria de
Scarborough?
Perejil, salvia, romero y
tomillo.
Salúdame a aquella que vive
allá,
porque ella hace tiempo fue
mi amante.
Dile que me haga una camisa
cámbrica
(perejil, salvia, romero y
tomillo)
sin ninguna costura ni fino
bordado,
y entonces volverá a ser mi
amante.
Dile que la lave en aquel
pozo seco
(perejil, salvia, romero y
tomillo)
de donde jamás surgió agua
ni cayó lluvia nunca,
y entonces volverá a ser mi
amante.
Dile que la seque sobre
aquel espino
(perejil, salvia, romero y
tomillo)
que nunca ha florecido
desde que Adán nació,
y entonces volverá a ser mi
amante.
[Ella:]
Ahora que él me hizo tres
pedidos
(perejil, salvia, romero y
tomillo)
espero que me responda
otros tantos
antes de que vuelva a ser
mi amante.
¿Estuviste en la feria de
Scarborough?
Perejil, salvia, romero y
tomillo.
Salúdame a aquel que vive
allá,
porque él hace tiempo fue
mi amante.
Pídele que me encuentre un
acre de tierra
(perejil, salvia, romero y
tomillo)
entre el agua salada y la línea de la costa
para que vuelva a ser mi amante.
Pídele que lo are con un
cuerno de oveja
(perejil, salvia, romero y
tomillo)
y que lo siembre todo con
una sola pimienta,
para que vuelva a ser mi amante.
Pídele que lo siegue con
una hoz de cuero
(perejil, salvia, romero y
tomillo)
y que lo reúna con una pluma
de pavo real
para que vuelva a ser mi amante.
Cuando lo haya hecho y
acabe su tarea
(perejil, salvia, romero y
tomillo)
dile que venga a buscar su
camisa,
y entonces será mi amante.
[Ambos: ]
Si dices que no puedes,
entonces responderé:
(perejil, salvia, romero y
tomillo)
oh, hazme saber que al
menos lo intentarás,
o nunca serás mi amante.
|
Aunque no lo parezca, escribí este posteo en cinco minutos,
lo arreglé con el corrector ortográfico del word y lo subí al blog sin
conectarme a internet.
Agotado de cumplir lo imposible, se despide desde estas
hermosas playas,
y hasta cuando vos quieras,
DJ Vago
Me olvidé de mencionar (aunque seguramente ya lo advirtieron) que las tareas imposibles se acumulan: no se puede realizar la segunda (sembrar el campo, secar la camisa) sin haber hecho antes la primera (encontrar el campo, hacer la camisa), y no se puede emprender la última sin haber concretado todas las anteriores. Así como en matemática hay conjuntos infinitos más infinitos que otros (me dijeron), aquí las tareas imposibles son más que imposibles, porque cada una requiere el cumplimiento de otras muchas imposibilidades como condición previa. Y ya me cansé de nuevo.
ResponderEliminarQué hermoso, hermoso post, vago Diyei. Es tan bello el poema y lo hace más aún el anonimato de la autoría que permite inventarle orígenes, como el que usté imaginó.
ResponderEliminarMe pregunto, mientras me canta Frederiksen, ma perché io sono tan retobada y no visito más su sitio.
¡Pero será la última vez!
Abrazos
Gracias a usted, Laura Linzuain. Un abrazo.
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