“Don´t let me be misunderstood”, por Santa Esmeralda (1977), y “La serrana” (anónimo medieval español), por Alalumbre (2022)
Hay montones de canciones que glorifican la violencia hacia las mujeres, y la mayoría presentan al amor como principal (o única) excusa y justificación. “La maté porque era mía” es suficiente argumentación para justificar cualquier crimen en una canción, y en la música occidental, desde la Edad Media hasta hoy, hay violaciones, golpes e insultos a las mujeres como para tirar al techo. Dejando de lado el reguetón, que es prácticamente un género entero dedicado a la violencia contra la mujer, igual tenemos montones de ejemplos en todos lados, como la nefasta canción de Cacho Castaña que se ufana “si la encuentro con otro la mato”; “El preso número 9”, encerrado por matar a la mujer pero orgulloso de haberlo hecho; el espantoso tango “Amablemente” en el que Edmundo Rivero presenta como un chiste que a la mujer infiel el tanguero (“amablemente”) “le fajó 34 puñaladas”; la canción “Mujeres” de Arjona; el “Perra” de Los Palmeras; varias de Calamaro, varias de Sabina, “Brown Sugar”... Podría seguir eternamente, con la enumeración.
¿Qué muestra esto? No mucho, salvo que tenemos un gran
problema, como sociedad, y que es algo muy difícil, no digo de resolver, sino
incluso de combatir en serio. Pero ya estaría siendo hora.
La primera, “No dejes que me malentiendan” (“Don´t let me
be misunderstood”), es una canción de 1964, compuesta inicialmente por Horace
Ott, y luego completada por Bennie Benjamin y Sol Marcus (tres varones, con
amplia experiencia componiendo canciones desde 1940). Ott la compuso tras una “acalorada”
pelea con su esposa (se habían casado hacía poco), Gloria Caldwell (ella aparece
como autora en los créditos de la canción en lugar de Ott, por cuestiones
legales que desconozco).
A la canción se la dieron inicialmente a Nina Simone, quien
fue la primera que la grabó, en una versión muy lenta, pero en la que se luce,
como siempre, su gran voz. Un año después, The Animals (de quienes ya
comentamos su cover de “The House of the Rising Song”) hicieron una versión más
roquera, en la que se luce la voz de Eric Burdon pero los demás músicos hacen
la plancha. La canción tuvo, y tiene hasta el día de hoy, muchos covers (tanto
de varones como de mujeres, Joe Cocker, Cindy Lauper, montones), pero elegí uno
de 1977, del grupo fusión latina franco-estadounidense Santa Esmeralda, que le
meten castañuelas, guitarra flamenca, mucho disco dance, mucha bizarreada, y algunos
gestos notables del cantante Leroy Goméz. (Digresioncita: Me dice mi hermana la
quinta que esta fue la versión elegida por Tarantino para Kill Bill, en la
escena en que Beatrix se bate a duelo de katanas afiladas con O-ren Ishii, en
un jardín japonés nevado).
¿De qué va la canción? Un hombre le habla a una mujer con
la que mantiene una relación (esposa, novia, amante). Él le hizo a ella algo malo; no se dice qué, pero
él lo llama “pequeñas cositas tontas” de las que “se arrepiente mucho” (eso
muestra que esto es algo que sucedió más de una vez, que no es un evento único).
Ahora bien: ¿le levantó la voz?, ¿se olvidó de levantar la tapa del inodoro?, ¿acaparó
el uso del control remoto?, ¿usó todo el queso rallado? Esas transgresiones
leves no ameritarían una canción entera: lo menos que él hizo es pegarle, a
ella. Por lo menos.
(Otra mini digresión: usar todo el queso rallado sí
ameritaría toda una canción de disculpas, como ya comprobamos con “Esperando el impacto”, de la Bersuit.)
Lo notable es que él no le pide perdón, por pegarle (o
peor): la canción es un largo intento de justificación por parte de él, en el
que se detallan todos los clichés del pegador: “vos sabés cómo soy”, “a veces
me pongo un poco loco”, “nadie es un ángel”, “cuando las cosas van mal me pongo
nervioso” “y entonces vos tenés que aguantar mi lado malo”, “nunca quise
desquitarme con vos”, “porque te amo”, “pero soy humano, tengo mis defectos”, “a
veces hago algunas tonterías, y después me arrepiento”... Las estrofas despliegan
todo el manual, y el estribillo cierra con moño: “Soy un hombre que tiene
buenas intenciones”... y enseguida pone al Señor (otro varón) como testigo,
para pedir por favor que “no me dejes ser mal entendido”. Al terminar la
canción, casi como que uno la puede ver a ella, llena de moretones, y a él
ofendido enfrente, exigiéndole que sea ella la que le pida perdón a él, por “haberlo
entendido mal”.
Claro que para ver todo esto hay que prestar un poco de
atención a la letra (Pero para eso estoy, ¿no? Ya me conocen). A lo largo de
las décadas, muchísima gente no vio nada malo con la argumentación y se puso,
automáticamente, del lado de él, del cantor: tiene razón, che. Pobre.
(Cuando a la canción la canta una mujer, suele cambiar los
pronombres, de forma que no sea expresamente varón quien canta; ahí ya sí queda
más oscuro de qué se está hablando, porque aunque habrá mujeres que peguen, son
muchas menos que los varones, y entonces uno no piensa automáticamente que ella
lo estuvo fajando a él, al escuchar la canción.)
En fin. Escuchen la canción, lean la letra y saquen sus
propias conclusiones. O me saco el cinto.
https://www.youtube.com/watch?v=ChwkizWC8fc
Don't let me be
misunderstood Baby, do you
understand me now Sometimes I feel a
little mad Well, don't you know
that no-one alive Can always be an
angel When things go wrong
I seem to be bad Pero I'm just a soul
who's intentions are good Oh Lord, please don't
let me be misunderstood Baby, sometimes I'm
so carefree With a joy that's
hard to hide And sometimes it
seems that all I have do is worry And then you're bound
to see my other side Pero I'm just a soul
who's intentions are good Oh Lord, please don't
let me be misunderstood If I seem edgy, I
want you to know That I never meant to
take it out on you Life has it's
problems and I've got my share And that's one thing
I never meant to do 'Cause I love you Baby, don't you know
I'm just human And I've faults like
any other man And sometimes I find
myself long regretting Some foolish things,
some little simple things I've done But I'm just a soul
who's intentions are good Oh Lord, please don't
let me be misunderstood. |
No dejes que me
malentiendan Nena, vos ya me
entendés. A veces estoy un poco
loco. Bueno, sabés que
nadie que esté vivo puede ser siempre un
ángel. Cuando las cosas van
mal, parece que me vuelvo malo. Pero solo soy un alma
con buenas intenciones; oh, Señor, por favor
no dejes que me malentiendan. Nena, a veces me
siento tan despreocupado con una alegría
difícil de ocultar, y a veces parece que
lo único que hago es preocuparme y entonces vos te ves
obligada a ver mi lado oscuro. Pero solo soy un alma
con buenas intenciones; oh, Señor, por favor
no dejes que me malentiendan. Si me veo crispado,
quiero que sepas que nunca quise desquitarme
con vos. La vida tiene sus
problemas, y yo recibí mi parte. Y eso es lo único que
nunca quise hacer, porque te amo. Nena, ¿no sabés que
soy tan solo humano? Y tengo defectos como
cualquier hombre, y a veces me veo
arrepintiéndome mucho de algunas cosas
tontas, simples cositas tontas que hice. Pero soy solo un alma
con buenas intenciones; oh, Señor, por favor
no dejes que me malentiendan. |
Y la otra canción que traje hoy es “La serrana” (también
conocida como “La serranilla”), un romance medieval español (ya comenté varios
de ellos, la música medieval es una de las áreas preferidas del blog) musicalizado por Joaquín Díaz (un amigo del blog también), pero en este caso en
la muy reciente versión del grupo de folk medieval Alalumbre.
Como todos los romances medievales, esta es una canción
narrativa, se cuenta una historia. En este caso, muy cinematográficamente, casi
que uno puede ir viendo las diferentes escenas.
En un paisaje nevado, y mientras cae el aguanieve, una joven
serrana camina sola, para ir al casamiento de su hermano (como la nieve está
alta, ella tiene que “arrezagar” su falda, para poder avanzar):
Por la montañita arriba camina la serranilla
con la falda arregazada y la nieve a la
rodilla.
La nieve caía a copos y agua menudita y fría,
con el pie pisa la nieve, con el zapato la
trilla.
Entonces, en medio de la nada, ve a alguien que la está
mirando, y lo reconoce: es uno de sus pretendientes. Apenas lo ve, ella se pone
a correr, temerosa de que él la ataque. ¿Es otro malentendido? No, ningún
malentendido, porque él también se pone a correr tras ella:
Echó la vista hacia atrás, por ver si alguno
venía;
la estaba viendo un galán de los que la
pretendían.
La niña de que le vió, dejó de andar y corría;
mucho corría el caballero, no tanto corre la
niña.
La diferencia de velocidades hace inevitable el alcance, y
entonces, al pie de un olivo nevado, se produce un diálogo. Es genial cómo el
diálogo parece de lo más normal (“¿adónde vas?”, “voy a tal lado”), pero ya
sabemos que ella ya está atrapada, sin posibilidades de escapar, así que por
detrás de las palabras está lo que sucede de verdad, que es una escena cargada
de violencia.
Donde la vino a alcanzar, al pie de la verde
oliva,
la oliva como era amarga, amargamente decía:
—¿Dónde va la niña blanca, donde va la blanca
niña?
—Voy a bodas de mi hermano, que casarse
pretendía.
Acá el “galán” le sugiere que la puede acompañar, para que no
viaje sola. Pero ya sabemos que una cosa es lo que está diciendo él y otra lo
que sucede, y eso se pone en claro ya en la siguiente respuesta de ella, en la
que aclara que ella no lo quiere y, ya dejando bien en claro lo que está
pasando, le pide que la mate, si quiere, pero que no la viole. A lo que él
responde que no, que precisamente lo que va a ser es violarla, aunque no
matarla (será porque ¿es un caballero?...):
—Si tú me quieres a mí, yo iría en tu compañía.
—Yo no te quería a ti, que mis padres no
querían;
no me quites el honor, aunque me quites la
vida.
—Te he de quitar el honor, no te he de quitar
la vida.
Y aunque la canción no lo dice, aquí se pasa del dicho al
hecho, y él empieza a atacarla. En ese momento, a él se le cae el puñal que llevaba.
Ella lo agarra y se lo clava a él, matándolo.
Es muy genial que la canción no aclara que él la está
intentando violar, pero ella lo apuñala “por la espalda”, algo que, en tanto él
no se estaba yendo, solo puede ocurrir... si él está encima de ella, o muy
pegado a ella.
Al verse morir, él se preocupa porque ella le cuente a
todos que lo mató con su propio puñal (en tanto es un noble, se ve que no le
molesta, o no piensa posible, que ella lo acuse de ser un violador):
Estando en estas palabras, el puñal se le caía,
la serrana, que no es torpe, con su mano le
cogía.
Se lo clavó por la espalda, a un costado le
salía.
Con las ansias de la muerte, estas palabras
decía:
—No te vayas alabando, ni en tu tierra ni en la
mía,
que has dado muerte a un galán con las armas
que él traía.
Y en el final de la película, ella carga el cuerpo en el
caballo, lo sube a la montaña, encuentra a un ermitaño y le pide que lo deje
enterrar allí, para que nadie sepa nunca lo que ocurrió (bah, lo sabe el
ermitaño, pero como no se habla con nadie, no hay peligro de que vaya
chusmeando). El ermitaño entiende lo sucedido, y accede al pedido de la serrana.
En un detalle de cierta ironía, ella cava la tumba del galán con el puñal de
él, el mismo con el que lo mató:
Se le cogió en el caballo, sube montañas arriba
donde había un ermitaño ganando su santa vida.
—Por Dios te pido, ermitaño, por Dios te lo
pediría,
que me dejes enterrar un cuerpo que aquí traía.
—Entiérrale niña blanca, entiérrale, blanca
niña.
Con el su puñal dorado, la sepultura le hacía.
Con lo cual termina la película policial-medieval con un crimen
en defensa propia, pero que nunca es esclarecido. Un final bastante feliz, considerando.
En su cover, Alalumbre toma la hermosa musicalización de
Joaquín Díaz, para este romance, pero le agregan una introducción en la que,
como noticia periodística, se encontró el puñal junto a una tumba sin nombre cerca
de una ermita, y conecta ese hallazgo cuasi arqueológico con la historia “de un
caballero que desapareció sin dejar rastro, hace quinientos años”, un misterio
que nunca fue develado (pero que se explica, claro, en el romance).
Por Alalumbre:
https://www.youtube.com/watch?v=iIw8Yf8om4Y
La serrana
Por la montañita arriba camina la serranilla
con la falda arregazada y la nieve a la
rodilla.
La nieve caía a copos y agua menudita y fina,
con el pie pisa la nieve, con el zapato la
trilla.
Echó la vista hacia atrás, por ver si alguno
venía;
la estaba viendo un galán de los que la
pretendían.
La niña de que le vió, dejó de andar y corría;
mucho corría el caballero, no tanto corre la
niña.
Donde la vino a alcanzar, al pie de la verde
oliva,
la oliva como era amarga, amargamente decía:
—¿Dónde va la niña blanca, donde va la blanca
niña?
—Voy a bodas de mi hermano, que casarse
pretendía.
—Si tú me quieres a mí, yo iría en tu compañía.
—Yo no te quería a ti, que mis padres no
querían;
no me quites el honor, aunque me quites la
vida.
—Te he de quitar el honor, no te he de quitar
la vida.
Estando en estas palabras, el puñal se le caía,
la serrana, que no es torpe, con su mano le
cogía.
Se lo clavó por la espalda, a un costado le
salía.
Con las ansias de la muerte, estas palabras
decía:
—No te vayas alabando, ni en tu tierra ni en la
mía,
que has dado muerte a un galán con las armas
que él traía.
Se le cogió en el caballo, sube montañas arriba
donde había un ermitaño ganando su santa vida.
—Por Dios te pido, ermitaño, por Dios te lo
pediría,
que me dejes enterrar un cuerpo que aquí traía.
—Entiérrale niña blanca, entiérrale, blanca
niña.
Con el su puñal dorado, la sepultura le hacía.
Como cierre, un par de covers y un bonus track:
- Versión de The Animals de “No dejes que me malentiendan”:
https://www.youtube.com/watch?v=IC6uXVGVnq0
- La versión de Nina Simone:
https://www.youtube.com/watch?v=RtgJjYvv0dU
- Versión de “La serrana” por Joaquín Díaz:
https://www.youtube.com/watch?v=sYMi6CJXimk
- Y el bonus: “El traidor Marquillos”, otro romance con no
uno, sino dos degollamientos, y en el que un intento de violación se ve
frustrado por la astucia de Blancaflor, la noble mujer atacada (cabe aclarar
que hay otros romances en los que la violación se concreta, no es que todos
terminan "bien"):
https://www.youtube.com/watch?v=rbVsLOEFEkc
Y eso es todo por hoy. Pueden ir en paz.
Pero mejor corran, por las dudas.
DJ Vago
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