“¿Quién se ha tomado todo el vino?”, de La Mona Jiménez (1986).
Toda la serie va dedicada
a Patricia Leguizamón,
Laura Escudero
y Susana Aime.
En una semana en que Córdoba está necesitada de afecto y
buena onda, comienzo aquí la serie “Cuartetazononones”, dedicada al cuarteto
cordobés. En un primer momento pensé en titularla “Cuartetos” y mechar cuarteto
cordobés con cuartetos de cuerdas de Beethoven, bandas de cuatro integrantes
(como los Beatles) o canciones con estrofas de cuatro versos; pero después pensé
que habiendo tantísimos cuartetos cordobeses geniales, sería poco respetuoso no
dedicarles al menos un mes de mi escasa energía.
Aclaro por las dudas que no soy experto en el género, y que
no pretendo hacer un recorrido histórico ni valorativo ni comparativo ni nada
en particular: solo compartiré y comentaré algunos cuartetos que me gustan. Y si
a ustedes no les gustan o conocen otros mucho mejores, no me enojo: no se me
acuaartelen, chichis ni negrazones.
Empiezo por un clásico: “¿Quién se ha tomado todo el vino?”,
del mayor prócer del cuarteto cordobés, Juan Carlos “La Mona ” Jiménez, que cuenta con
82 discos editados, 36 millones de discos vendidos, 62 años (aunque uno podría asignarle
cualquier edad). Que cuando lo invitaron a Cosquín en el 88, convocó a 100.000
personas en un anfiteatro con capacidad para 20.000, y a las 10 de la noche ya
se habían acabado los choripanes, la cerveza y el vino de toda la ciudad, lo
que generó un acabóse de proporciones bíblicas.
Porque, como ya anticipaba este tema, no hay nada peor que
se te acabe el vino.
Esta es una canción que por lo general no es muy considerada
por los “académicos” de la música nacional. Sin embargo, además de que es muy
de calidad, es, en mi humilde opinión, una canción de ciencia ficción. Más
precisamente, una propuesta de ciencia ficción distópica, que muestra un futuro
oscuro y apocalíptico.
El yo poético está en una ciudad del futuro, o en un mundo
posible alternativo, en el cual toda el agua desapareció. No hay nada para
beber. Tal vez se la llevaron los extraterrestres. Tal vez un gobierno
totalitario y corrupto la esconde. Faltando agua, solo es posible obtener líquidos
potables de las especies vegetales. Pero ante la demanda insaciable en toda Córdoba,
se acabaron también el fernet y la cerveza, por lo cual solo es posible tomar
vino. Desde niños de dos años a ancianas beatas de 90, todos toman vino, por
necesidad.
Pero el narrador llega a una ciudad desértica en la que, por
si la situación no fuera ya grave (“estoy a punto de morir de sed”, anuncia,
dramático), alguien se tomó todo el vino. “Y si no hay vino, no podemos tocar”,
aclara el narrador, como diciendo una total obviedad. En especial, si está a
punto de morir, porque es muy difícil ejecutar una pieza musical después de
muerto (aunque ahora que lo pienso, tal vez en el futuro en donde se ambienta
este tema no sea tan difícil, y haya, por un decir, Cuartetos Zombis). ¿O será
que los instrumentos funcionan a vino también, como si fuera una nafta? Todo es
posible, en la Córdoba
del futuro.
Ante este panorama desolador y reseco, el desesperado yo poético
no exige venganza ni justicia: solamente pide conocer la identidad del
culpable, de aquel que se tomó todo el vino de la ciudad, condenando al resto
de la población a una horrible muerte, sin líquido ni música: muerte por
inanición y por embole.
No es claro por qué el yo quiere saber quién fue el
culpable. ¿Eso resolverá la situación? ¿Calmará su sed? Obviamente que no. Pero
al menos, mientras fenece, sabrá el por qué, verá a los ojos al culpable de su
destino, y en voz baja y con la lengua reseca, le reclamará en un susurro: “Sentime
vo, negreli engominado con techesco, Indio Malo que te bajaste como mil
blancos, te he oiservado, culiao: ¿nués que nos hai dejao sin bebestible,
inrenposable? ¿Por qué, Bruto Estralarsh?”.
Es conmovedora esta apelación al conocimiento aun en las
situaciones más extremas. Me recuerda a la frase de Martin Luther King: “Aunque
supiera que el mundo se terminará mañana, igual plantaría mi manzano”. O su
versión cordobesa: “Aunque supiera que el ferné se terminará mañana, igual
sacaría entrada para ir a ver a La
Mona ”.
¿Quién se ha tomado todo el vino?
No sé que pasa en esta ciudad.
No sé que pasa, no puedo entender.
Estoy a punto de morir de sed
porque no encuentro algo para tomar.
Díganme, solo quiero saber:
¿quién
No sé que pasa, no puedo entender.
Estoy a punto de morir de sed
porque no encuentro algo para tomar.
Díganme, solo quiero saber:
¿quién
se ha tomado todo el vino? O-o-o-o.
Oye nena, ¿me quieres decir
por qué no puedo ya calmar mi sed?
Esta ciudad parece un desierto,
y si no hay vino no podemos tocar.
Díganme, solo quiero saber:
¿quién
Oye nena, ¿me quieres decir
por qué no puedo ya calmar mi sed?
Esta ciudad parece un desierto,
y si no hay vino no podemos tocar.
Díganme, solo quiero saber:
¿quién
se ha tomado todo el vino? O-o-o-o.
¿quién
se ha tomado todo el vino? O-o-o-o.
Moviendo la mano hacia atrás y hacia adelante con la palma
alternativamente hacia arriba y hacia abajo, se despide hasta la próxima vendimia,
DJ Vago
¡Gracias por acordarte de esta gente alegre y divertida! (Aunque juro que sufrimos y lloramos como todos...) No se si es por el ferné, por el vino, la tonada que hace parecer que siempre estamos por contar un chiste, (cordobé, obvio) o no se qué, siempre podemos sacarte una sonrisa. Vendrá de los comechingoooones, o los sanavirooones, no sé, lo cierto es que tenemo un ondóooon terrible!! Saludos DJ, espero ansiosa el próximo cuartetonononon....
ResponderEliminaradhiero al comentario y pido encarecidamente a Carlitos Rolán: Que llamen a los bomberos!
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