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lunes, 26 de agosto de 2013

[44] Lejos está lo que estoy buscando

“Patri” de Los Caballeros de la Quema, en su álbum Manos vacías (1993) y
“Chino” de Mancha de Rolando, en su álbum Espíritu (2006)


Acá termina hoy mismo, por razones de fuerza mayor (bah: porque me canso), la serie dedicada a Rock del Rioba. Sé que me fui por las ramas en semanas anteriores, pero esta vez nadie me va a protestar que estos temas no son lo suficientemente barriales y/o roqueros.

Y sí, es una entrega doble: dos temas por el precio de uno. Es un exceso, me doy cuenta. Pero no podía decidirme por ninguno de los dos títulos: uno (“Patri”) tiene una letra que me encanta, pero no soporto lo mal que está cantado (una cosa es desafinar, como 2 Minutos o Luca Prodan: otra cosa es, como hacen Los Caballeros de la Quema, cantar para el culo como una forma de linkear a www.soybiendebarrioycantarbienesdecaretasputos.com.ar). El otro tema, Chino, tiene una letra con menos vuelo, pero su sencillez está musicalmente muy bien lograda (y tiene un videoclip interesante, de paso).

No podía decidirme, y me di cuenta que los dos temas trataban sobre lo mismo: un viaje de salida, el abandono del barrio. Así que los mando a los dos, como si fueran gemelos de padres y madres diferentes (pero nietos del mismo abuelo) y arréglense ustedes, si quieren, con ellos.




Porque el barrio, a pesar de lo que podríamos haber pensado en virtud de las canciones previas, no es ninguna maravilla, sino un lugar más bien maldito, por momentos insufrible. Ser pobre y sin perspectivas no es, por inevitable, glorioso (“Jamás podré elogiar a mi pobreza / tan solo es el cristal de mi pasado”, la Bersuit, en “Al olor del hogar”). Pululan la guerra, las caras de culo, los turros manolargas y otras desgracias, como tener que cenar con un pobre alfajor (hoy en día hay opciones peores que el guaymallén, pero en 1993 podríamos consensuar que no había alfajor más triste). Patri llega a pensar en robar un cuchillo, lo cual no puede terminar en nada bueno (porque no creo que quiera el cuchillo para cortar apio en brunuá).

Y entonces, a Patri o al Chino se les prende la lamparita y piensan: Tengo que irme de acá. No importa dónde, siempre y cuando sea bien lejos (La Paternal, Yugoslavia o Madagascar son opciones equivalentes: lo importante es que sea bien lejos de aquí). ¿Por qué? Porque “lejos está lo que estoy buscando”. Ojo: eso no significa, de ninguna manera, “estoy lejos de hallar lo que busco”, sino “estoy cerca de hallarlo: tan solo necesito irme muy lejos”.

Patri, hastiada de esa vida que se le hace “demasiado puta”, transita por última vez las malditas calles del barrio buscando un medio de transporte y piensa que necesita un amigo nuevo, que la ayude a escapar (por ejemplo, vendiéndole la droga barata).

Y lo encuentra, para mí, en la siguiente canción, la de la Mancha de Rolando: propongo que la Rubia coprotagonista es Patri, que aunque no consiguió un bondi a Sarajevo ni un metrobús a Paternal, sí halló un Falcon 73 con un chino adentro, dispuesto a llevarla bien lejos, por el bien de los dos.

El videoclip de “Chino” nos muestra a una Rubia que no es rubia, y a un Chino que no es chino (ni siquiera tiene los ojos mínimamente achinados).

Para reforzar mi teoría de la interconexión de estos dos temas, la Rubia-morocha del videoclip de “Chino” comienza, antes de que suenen los primeros palillos de batería, escribiendo, como Patri, un mensaje final en el espejo del baño. Y no la está pasando bien, como pueden apreciar. La Rubia recibe, de un cartero de traje, una carta de cielo, con una reflexión bastante filosófica (y bastante poco de barrio) sobre los extremos de los arcoiris y otros conceptos que bien pudiera haber ideado Patri después de un buen tamilán (psicofármaco estimulante del sistema nervioso central).

Pero ella llama al Chino, se pone su mejor vestido (que le valdría un aufidersen en cualquier ronda de Proyect Runway) y emprenden viaje juntos. El video es una road movie concentrada en tres minutos: ellos dos, mientras salen del barrio, se coquetean, se quieren, se pelean, se hieren, se separan y, finalmente, lágrima mediante del Chino (trasmutada en cielo de carta y reflexión final de arcoiris subtitulada, al estilo del videoclip de “Everybody hurts” de REM) se reconcilian.

Y lo que es más importante, se van del barrio por fin. Lo que no significa traicionarlo (como sucede en “Ya no sos igual”, de 2 Minutos: allí, Carlos no traiciona al barrio por irse, sino por seguir en él pero cambiándose de bando, volviéndose un buchón). Eso deja abierta la puerta para un eventual regreso, como en los tangos (¿cuántos tangos hay que se centren en el retorno al barrio? “Miles y miles”, podría decir, parafraseando a Mancha de Rolando.

Hablando de eso: la declaración de principios repudiando a las bandas de rock “que buscan ganar dinero y a las que todo les chupa un huevo” opuestas a aquellas “que buscan la claridad” es bastante mala onda, porque una cosa no necesariamente implica la otra. Una banda bien podría ser fiel a sus principios y querer (y hasta lograr) ganar dinero mientras busca su propia “claridad”. Creo que Mancha de Rolando podría haber ajustado la letra levemente, diciendo “miles y miles de bandas de rock SOLO buscan ganar dinero”, y así quedaría clara la diferencia entre los que tienen una mínima ética y/o búsqueda musical y aquellos que no (por ejemplificar: todos los reguetoneros del universo, que entre todos se chupan el mismo, un único huevo, ya muy gastado).

Reflexión cuasi final: díganme si los títulos de los dos discos, Manos vacías y Espíritu, no son graciosamente complementarios.




Patri
Patri se va, vende los anillos de la abuela y se va,
carga en el bolso al gatito y al tamilán.
Patri se va, no saluda a nadie y se va,
escribe en el espejo del baño "los odio, chau”.

Busca un tren que la escupa bien lejos:
Ciudad Evita o Madagascar.

Necesito un amigo nuevo
que la venda buena y barata,
la noche se hace demasiado larga
con un guaymallén de cena.

Necesito un amigo nuevo
que la venda buena y barata,
la noche se hace demasiado larga
con un guaymallén de cena.

Patri gasta las veredas y se siente más vieja,
ya sabe de memoria las caras de culo del maldito barrio.
En cada laburo hay un turro que la estafa y le toca las tetas.
Está pensando en robarse un cuchillo.

Busca un bondi que la escupa bien lejos:
Yugoslavia o la Paternal.

Necesito un amigo nuevo
que la venda buena y barata,
la noche se hace demasiado larga
con un guaymallén de cena.

Necesito un amigo nuevo
que la venda buena y barata,
la vida se hace demasiado puta
con un guaymallén de cena.




Chino

Una rubia y un chino buscan asilo
en un falcon 73.
No conocen más que la soledad,
pero quieren salir a ver.

Él, cansado de tanta guerra,
decide vender sus piernas;
ella solo quiere irse a la mierda
porque nadie la vio crecer.

Miles y miles de bandas de rock
buscan ganar dinero,
solo algunos persiguen la claridad:
a otros todo les chupa un huevo.

La rubia le dice al chino
"Dame el vino, que está frapé,
a la noche pasan `Busco mi destino´
y yo no quiero mirar tevé”.

Es que de ahora en más viviré viajando
lejos de todo lo que me hace mal,
lejos está lo que estoy buscando.

"Cuidado, no soy tu amigo:
viajamos juntos alguna vez”,
“A la noche yo tengo frío”,
la rubia dijo y se echó a correr.
Es que quiere alguien que esté con ella
y que le dé un poco más de bola. 
Le pidió un regalo a los Reyes:
un hombre que nunca,
pero nunca la deje sola.

Dijo: de ahora en más viviré viajando
lejos de todo lo que me hace mal,
lejos está lo que estoy buscando.
Uh…

Es que de ahora en más viviré viajando
lejos de todo lo que me hace mal,
lejos está lo que estoy buscando.

Una rubia y un chino buscan asilo
en un Falcon 73.
No conocen más que la soledad,
pero quieren salir a ver.

Es que él, cansado de tanta guerra,
decide vender sus piernas;
y ella solo quiere irse a la mierda
porque nadie la vio crecer.

Miles y miles de bandas de rock
buscan ganar dinero,
solo algunos persiguen la claridad:
a otros todo les chupa un huevo.

La rubia le dice al chino
"Dame el vino, que está frapé,
a la noche pasan `Busco mi destino´
y yo no quiero mirar tevé”.

Es que de ahora en más viviré viajando
lejos de todo lo que me hace mal,
lejos está lo que estoy buscando.

Viajando, uoh.


Eso es todo por hoy. 

Mi hermana Pata (la quinta, la abogada sentimental) cree que yo todavía sigo estudiando para Profesor de Canto en el conservatorio municipal (pobre, no sabe que dejé hace dos años y medio), y se ofreció a bancarme económicamente mi viaje de posgrado a Gran Bretaña. Mi hermana Peta, aprovechando sus dotes como bailarina y su don de gentes, me adelantó los trámites de visados y demás. Y mi hermana Peti me hizo una tarjeta de despedida, cortada con tijera de zigzag y decorada con brillantina y mostacholes.

Así que yo también me iré muy lejos del barrio, esta misma noche. De ahora en más, viviré viajando.

Se imaginarán que no haré ningún posgrado: viajo solamente para ajustar algunos detalles de mi próximo posteo. Y porque sé muy bien que hoy repiten “Busco mi destino”, pero tampoco quiero mirar tevé.

Hasta el infinito y más allá,


DJ Vago

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