solo un tema por semana,
y con que le guste al diyei alcanza

lunes, 30 de octubre de 2017

[195] Tu amor fue flor de un día



“Dúo de las flores”, en la ópera Lakmé, de Léo Delibes (1883)

Si su amor fue flor de un día,
¿por qué causa es siempre mía
esta cruel preocupación?
Quiero por los dos mi copa alzar
para olvidar mi obstinación
y más la vuelvo a recordar.
(del tango Nostalgias, de Cobián y Cadícamo)

Sigue la serie final de la cuarta temporada de este blog, “Las diez de última”, y esta semana vamos con el último tema de música clásica. Que será también el último tema de ópera. Y el último en francés, porque a pesar de que Léo Delibes suena españólico, fue un compositor francésico, y el tema elegido hoy, el famoso “Dúo de las flores”, es parte de una de sus óperas en francés, Lakmé.

Digamos que Léo no era Messi, como compositor, y Lakmé no es la mejor ópera del universo, les aviso. Ni musicalmente, ni mucho menos en cuanto a la temática: es una típica ópera “exótica” de esas que se hacían alrededor del 1900, en este caso ambientada en la India, que da una vez más una vuelta más alrededor del archirremanido tema de “la costurerita que dio el mal paso”, esta vez: una princesa hindú en la India en la época en que la India está bajo el “protectorado” británico. 

La princesa (Lakmé) es seducida por un oficial del ejército inglés (Gerald), que la encuentra mientras ella está en un bosquecillo-sagrado-templo y se enamoran automáticamente; luego pasa lo que tenía que pasar y se convierten en amantes. El padre se entera de que profanaron el templo (ponele) y hace que Lakmé cante; Gerald se emociona al escucharla, y se deschava, y el padre de Lakmé lo apuñala. Lakmé se lo lleva al bosquecillo para curarlo con el agua sagrada del arroyuelo. 

Mientras va a buscar el agua, llega Frederic, compañero de Gerald, y le recuerda sus deberes como soldado, etcétera. Cuando vuelve Lakmé, ve que Gerald, que hasta ese momento estaba súper enamorado, ahora de repente no le da bola, pues decidió dejarla (nunca es ella, la que decide dejarlo a él) “para cumplir con su deber” (ser soldado, en teoría). El inglesito tiene el amor más efímero que un yogur al sol en febrero. 

Entonces ella, “para no quedar deshonrada”, se suicida (nunca es él, el que se suicida) comiendo una hoja venenosa de datura. El padre llega y lo quiere matar (otra vez) a Gerald, pero Lakmé, antes de morir, le dice al padre que no lo mate, que ahora el inglés tomó del agua sagrada y es uno de ellos. Entonces, en teoría, Lakmé muere en paz, y todos los varones quedan felices, contentos y hermanados y se van a un bar a tomar una birra (seguramente, una “indian pale ale”, IPA).

Les dije que no era una maravilla, ¿o no les dije? En fin. Pero vamos al tema de hoy.

El dueto de las flores ocurre en el comienzo de la obra, en la primera parte del primer acto, antes de que aparezca el Gerald. En la escena están Lakmé y su criada Maliká, que llegan al bosque sagrado para buscar flores y armar un ramo con ellas. Eso es todo lo que pasa, básicamente: miran las flores, cantan, juntan algunas flores.



La letra es, redondamente, una boludez. Vení Lakmé para acá, vamos a juntar flores, qué lindas las flores, cantemos juntas, qué lindos están los jazmines, juntemos algunos lotos azules, y así. No es la gran letra. 

Y sin embargo, esa letra que no dice nada, al juntarse con la música que le compuso Léo, se vuelve, sutil e imperceptiblemente, en una canción de amor: un amor callado entre las dos mujeres (la rica y la pobre, la rosa y el jazmín), que lo pueden sentir pero no decirlo abiertamente (en principio, porque son dos mujeres y estamos en 1880). 

El “cantar juntas” mientras buscan flores en la soledad del bosque, la referencia a que ese ritual se repite día a día a la misma hora (“esta es la hora en que te veo sonreír, la hora bendita”; el “vayamos unidas, suavemente deslicémonos”, “bajemos unidas”, “con mano indolente lleguemos al borde”, “cerca de los cisnes vayamos a recoger lotos azules”) se vuelven referencias delicadamente amorosas-eróticas, entre los arpegios del dueto, mientras las dos cantan variaciones de la misma letra y conjugan sus voces en una canción que probablemente sea uno de los duetos de amor más hermosos de la historia de la música, sin necesidad de declarar expresamente que es una canción de amor.

Tal vez si Lakmé, en vez de enamorarse del paciente inglés, se hubiera escapado con Maliká (porque hay amor allí entre ellas, se ve, se siente y, sobre todo, se escucha), hoy su ópera no habría caído en el olvido, no estaría número 126 en cantidad de representaciones a nivel mundial (¿entre cuántas? qué sé yo: 127, ponele). Pero imagino que el “amor prohibido” de una princesa india era mucho más aceptable, en esa época y en esa Europa occidental, con un soldado inglés que con otra mujer que, para empeorar, era una sirvienta pobre. “La homosexualidad te la puedo dejar pasar, pero con la clase social no se jode”, imagino que hubieran dicho las reseñas operísticas escandalizádicas parisínicas del 1880.

Así que hay que imaginar nomás, y escuchar las subidas y bajadas armónicas y melódicas mientras las dos mujeres bajan juntas hacia el arroyo sagrado (ponele) para recoger flores (ponele), unidas y felices bajo el blanco y espeso jazmín, antes de que venga el ejército inglés y lo arruine todo, como es su costumbre.



Elegí la excelente versión de Anna Netrebko y Elina Garanca: porque son espectaculares cantantes y además, tan lindas ellas, la morocha rusa y la rubia letona (de Letonia, che, leé bien), vestidas de jazmín plateado y rosa roja.

Tiene tres partes, el dueto, y abajo pongo la letra de las tres partes, incluyendo lo que cantan ambas protagonistas.


Lakmé:
Viens, Mallika,
les lianes en fleurs
jettent déjà leur ombre
sur le ruisseau sacré
qui coule, calme et sombre,
éveillé par le chant
des oiseaux tapageurs!

Mallika:
Oh! maîtresse,
c'est l'heure
où je te vois sourire
l'heure bénie
où je puis lire
dans le coeur toujours fermé
da Lakmé!

Lakmé:
¡Ven, Mallika
las ramas florecidas
derraman ya su sombra
sobre el arroyo sagrado
que corre, calmado y oscuro,
alborotado por el canto
de los pájaros alborotadores!

Mallika:
¡Oh, mi dueña
esta es la hora
en que te veo sonreír,
la hora bendita
en que yo puedo leer
en el corazón siempre cerrado
de Lakmé!

LAKMÉ
Dôme épais
le jasmin
à la rose s'assemble
rive en fleurs,
frais matin,
nous appellent ensemble.
Ah! glissons
en suivant
le courant fuyant
dans l'onde frémissante.
D'une main nonchalante,
gagnons le bord,
où l'oiseau chante.
Dôme épais,
blanc jasmin
nous appellent ensemble!
MALLIKA
Sous le dôme épais
où le blanc jasmin
à la rose s'assemble,
sur la rive en fleurs,
riant au matin,
viens, descendons ensemble.
Doucement glissons:
de son flot charmant
suivons le courant fuyant
dans l'onde frémissante.
D'une main nonchalante
viens, gagnons le bord,
où l'oiseau chante.
Sous le dôme épais,
sous le blanc jasmin,
ah! descendons ensemble!
LAKMÉ
Cúpula espesa,
el jazmín
a la rosa se asemeja,
orilla florida,
fresca mañana,
nosotras invocamos unidas.
¡Ah! Vayamos
siguiendo
la corriente fugaz
en la ola temblorosa.
Con mano indolente
lleguemos al borde
donde el pájaro canta.
¡Cúpula espesa,
blanco jazmín,
nosotras invocamos unidas!
MALLIKA
Bajo la cúpula espesa
donde el blanco jazmín
a la rosa se asemeja,
sobre la orilla florida,
risueña a la mañana,
ven, bajemos unidas.
Dulcemente deslicémonos:
de su oleaje encantador
sigamos la corriente fugaz
en la ola temblorosa.
Con mano indolente
ven, lleguemos al borde,
donde el pájaro canta.
Bajo la cúpula espesa,
bajo el blanco jazmín
¡ah! bajemos unidas.


Lakmé:
Mais je ne sais
quelle crainte subite
s'empare de moi;
quand mon père va seul
à leur ville maudite,
je tremble d'effroi!

Mallika:
Pour que le dieu Ganeça
le protège, jusqu'à l'étang
où s'ébattent joyeux
le cygnes aux ailes de neige,
allons cueillir les lotus bleus.

Lakmé:
Oui, près des cygnes
aux ailes de neige,
allons cueillir les lotus bleus...
Lakmé:
Mas yo no sé
qué miedo súbito
se apodera de mí
cuando mi padre parte solo
a su aldea maldita,
¡tiemblo de terror!

Mallika:
Para que el dios Ganesa le proteja,
junto al estanque
donde retozan alegres
los cisnes de alas níveas,
vayamos a recoger los lotos azules.

Lakmé:
Sí, cerca de los cisnes
de alas níveas,
vayamos a recoger lotos azules...


LAKMÉ
Dôme épais
le jasmin
à la rose s'assemble
rive en fleurs,
frais matin,
nous appellent ensemble.
Ah! glissons
en suivant
le courant fuyant
dans l'onde frémissante.
D'une main nonchalante,
gagnons le bord,
où l'oiseau chante.
Dôme épais,
blanc jasmin
nous appellent ensemble!
MALLIKA
Sous le dôme épais
où le blanc jasmin
à la rose s'assemble,
sur la rive en fleurs,
riant au matin,
viens, descendons ensemble.
Doucement glissons:
de son flot charmant
suivons le courant fuyant
dans l'onde frémissante.
D'une main nonchalante
viens, gagnons le bord,
où l'oiseau chante.
Sous le dôme épais,
sous le blanc jasmin,
ah! descendons ensemble!
LAKMÉ
Cúpula espesa,
el jazmín
a la rosa se asemeja,
orilla florida,
fresca mañana,
nosotras invocamos unidas.
¡Ah! Vayamos
siguiendo
la corriente fugaz
en la ola temblorosa.
Con mano indolente
lleguemos al borde
donde el pájaro canta.
¡Cúpula espesa,
blanco jazmín,
nosotras invocamos unidas!
MALLIKA
Bajo la cúpula espesa
donde el blanco jazmín
a la rosa se asemeja,
sobre la orilla florida,
risueña a la mañana,
ven, vayamos unidas.
Dulcemente deslicémonos:
de su oleaje encantador
sigamos la corriente fugaz
en la ola temblorosa.
Con mano indolente
ven, lleguemos al borde,
donde el pájaro canta.
Bajo la cúpula espesa,
bajo el blanco jazmín
¡ah! vayamos unidas.


Y eso es todo por hoy. Me despido porque me espera mi siesta sagrada. Y será una flor de siesta, no lo duden.

DJ Vago





lunes, 9 de octubre de 2017

[194] El aire es libre


“Com ho fa el vent”, de Joan Manuel Serrat (1968)



Hoy comienza la última serie de este blog (al menos, la última de la cuarta temporada, y la última en un largo tiempo). Titularé a la serie “Las diez de última”, no solo para demostrar que sé jugar al tute, sino también porque reseñaré diez temas en total (aunque aparecerán comprimidos en siete posteos). Serán, de alguna manera, canciones de despedida, al menos de chau entre nosotros.

Y comienzo este final con una canción en catalán, la última en ese idioma. Ustedes saben, si me siguen desde hace rato, que mi apellido real es Vagot y mi familia es de origen catalán, así que no podía dejar pasar este momento sin decir algo sobre lo que está ocurriendo en Catalunya.

Porque fuimos a votar: la familia Vagot a pleno (o casi a pleno, porque mi abuela Annunziata, además de que no es catalana, ya no está para estos trotes) nos trasladamos los nueve a Barcelona por vía aérea, con nuestros pasaportes del Reino de España, en los que habíamos tachado esas palabras con birome para escribir arriba, a solicitud de nuestro pare Josep: República Socialista Democràtica (de Veritat) de Catalunya.

Eso, más la negativa de mi padre y mis hermanas primera y cuarta a responder en castellano, en el aeropuerto, a las preguntas que les hacían (en castellano) las autoridades policiales aeroportuarias, nos generó unos cuantos inconvenientes, pues fuimos deportados a Cerdeña y desde allí debimos alquilar una balsa hasta las playas patrias.

Cuando llegamos, un poco mojados eso sí, flameando al viento nuestra bandera Estel×lada y cantando a voz en cuello “Ara és hora, segadors!”, ya era martes, y la votación ya había terminado dos días atrás. 

Ni siquiera llegamos a tiempo para que nos dieran ningún balazo, ni un mamporro, ni un empujoncito de la Guardia Civil conseguimos. En un acto simbólico, nos compramos una caja plástica similar a las utilizadas como urna y votamos allí, en la galería con forma de ola del Parc Güell, con mis padres como autoridades de mesa, y mis seis hermanas y yo como la gente de a pie. 

El conteo final fue: ocho votos para el “sí”, y un voto para el “no”. Cuando salió el voto “no” todos la miramos a mi madre, Condescendencia, que primero se hizo la desentendida pero finalmente admitió que ella había votado por la negativa, y que tenía todo su derecho a hacerlo, porque además ni siquiera era catalana sino vasca, de Fuenterrabía, y que por si fuera poco “no” era su palabra favorita.

Nuestra votación, a pesar de toda la buena voluntad que le pusimos, no fue considerada legal por el gobierno español y tampoco por el gobierno catalán. Consultado al respecto, Rajoy anunció que “El referéndum de los Vagot nunca sucedió”, y los diarios de Madrid publicaron una foto de mi padre meando en plena calle sobre un disco de zarzuela, con el epígrafe “graves disturbios en el referéndum ilegal de una familia de malos españoles, pero españoles al fin, aunque no quieran”.

Pasado el acto, lo pasamos a ver al tío Joan, que ha sido tomado por estos días como bandera por los realistas españoles, esos mismos que lo despreciaron, persiguieron y ningunearon durante cincuenta años desde el momento en que decidió cantar y componer en catalán una parte importante de sus canciones (además: las mejores, lejos).

¿Cómo es que pasó esto? “Estaba borratxo”, confesó el tío Joan. Y aclaró que es cierto que no es partidario de Puigdemont ni le parecía del todo bien el referéndum así como había sido planteado, pero enseguida se dio cuenta de que igual no debería haberlo dicho así, en públic. Sobretot porque si en algo coincidimos los Vagot con Joan es que es ridículo seguir teniendo rey, a estas alturas. Un borbón, para más datos, que se siente con derecho a seguir imponiendo la constitución impuesta por Franco, a punta de pistola, en los setentas. Los que defienden tanto “la unidad de España” harían bien en mirar qué es lo que están, tan monárquicamente y francamente, defendiendo. Y si algo tengo claro es: no sé si Catalunya logrará efectivizar su independencia; pero sí sé que tienen, si la quieren, derecho a ella (igual que, por dar un ejemplo, la tuvimos los argentinos, aunque fue ilegal e inconstitucional, desde el punto de vista español, nuestra independencia); si no más, en tanto los catalanes hasta hablan otro idioma desde hace más de mil años). 

En fin: meu pare Josep lo retó al Joan un rato, lo insultó un poc y luego lo perdonó y se abrazaron.

Y finalment nos tuvimos que volver, y aquí me tienen de regreso en mis “obligaciones”. Y hoy debería poner  “L´estaca” de Lluís Llach, un tema fantástic, y que es la canción que mejor refleja políticamente mi postura sobre la cuestión catalana… Pero en vez de eso voy a reseñar un tema del tío Joan: por un lado, porque me gusta. Por otro, para desagraviar un poco al tío, que por más boludeces que diga, es quien es y todos lo conocemos de siempre y no merece las cosas que se dijeron de él estos días. Y por otro, porque también es este, a su manera, un tema que va bien con lo que está sucediendo en Catalunya: una búsqueda de libertad, de querer vivir de otra manera.



En 1968, plena dictadura franquista, con el catalán prohibido y con gente muriendo asesinada por la policía española todos los días, Serrat, que es un pibe de veintipico (y tiene cara de teenager, si se fijan en la tapa del longplay), sigue sacando discos en catalán: su tercer disco se titula Com ho fa el vent  (“Como lo hace el viento”), que es también el título de la primera canción del LP. Tanto la canción como el disco (que es un gran, gran disco) se convierten en un éxito inmediato y rotundo, tanto en Catalunya como en el resto de España.

“Com ho fa el vent” es un tema muy breve (el más breve de todos los del tío, probablemente): más breve que un tema punk, menos de dos minutos. En el minuto y medio que dura la canción, le alcanza a Joanito para cantar cinco estrofas, cinco repeticiones del estribillo, y una más al final como yapa: es, se imaginarán, una canción de ritmo rápido, marcado de entrada por una intro arpegiada de piano, al que luego se van sumando progresicamente cuerdas y (no podían faltar) vientos.

La idea de la canción es sencilla, llena de pasión y frescura juveniles: quiero vivir libre como el viento. En las estrofas, va planteando un paralelismo entre el viento y él, va enumerando todas las cosas que tienen en común el viento y él, y esas estrofas se van encadenando con el estribillo, en el que se reafirma que es así como quiere seguir viviendo: en movimiento, sin ataduras, libre de irse, si se quiere ir, y de volver, si así lo quisiera.

Uno sospecha que esa “nina” a la que le habla en la penúltima estrofa, pidiéndole que abra la puerta por esa noche, que nadie se va a enterar y que se va a ir temprano, es una de sus novias de esos años; posiblemente Susan Holmkvist, “miss naciones unidas”, a quien luego, tras romper con ella, le dedicaría el irónico y adolescéntico “Conillet de vellut” ( “Conejito de felpa”).

Pero no importa: nada importa nada, solo ser libre, solo seguir al viento, solo ser uno con la lluvia, el sol y el destino. Escuchen (si quieren) la canción, que está armada como una ráfaga incesante, y dejen que suene y resuene en ustedes. Dejemos hablar al viento.

Y seamos libres, que lo demás no importa nada.

https://www.youtube.com/watch?v=ByUqY-BeBCo11


Com ho fa el vent

Jo vaig néixer com neix la brisa
a la vora del mar,
amic del sol i de la pluja
vaig aprendre a volar

com ho fa el vent,
és així com jo vull viure,
com ho fa el vent,
el vent que es mou i que és lliure entre la gent.

I vaig créixer buscant uns versos
que va tapar la pols
arrossegant les fulles seques
mortes per la tardor

com ho fa el vent,
és així com jo vull viure:
com ho fa el vent,
el vent que es mou i que és lliure entre la gent.

Jo no he nascut per llosa de marbre
i per jeure al damunt d'un mort,
la terra sols atrapa l'arbre:
jo vaig de port en port.

com ho fa el vent,
és així com jo vull viure:
com ho fa el vent,
el vent que es mou i que és lliure entre la gent.

Obre'm nina, la teva porta,
obre'm i deixa'm passar,
res no ha de saber ningú, escolta:
me n'aniré demá

com ho fa el vent,
és així com jo vull viure:
com ho fa el vent,
el vent que es mou i que és lliure entre la gent.

I així sense mirar endarrera,
m'heu de veure passar:
res no us deixo, ningú no m'espera, me'n puc anar i tornar

com ho fa el vent,
és així com jo vull viure:
com ho fa el vent,
el vent que es mou i que és lliure entre la gent.
Como lo hace el viento

Nací como nace la brisa
a la orilla del mar,
amigo del sol y de la lluvia
aprendí a volar

como lo hace el viento,
es así como quiero vivir:
como lo hace el viento,
el viento que se mueve y que es libre entre la gente.

Y crecí buscando unos versos
que tapó el polvo
arrastrando las hojas secas
muertas por el otoño

como lo hace el viento,
es así como quiero vivir:
como lo hace el viento,
el viento que se mueve y que es libre entre la gente.

No nací para losa de mármol
y yacer sobre un muerto,
la tierra solo atrapa al árbol:
yo voy de puerto en puerto

como lo hace el viento,
es así como quiero vivir:
como lo hace el viento,
el viento que se mueve y que es libre entre la gente.

Ábreme nena tu puerta,
ábreme y déjame pasar,
nadie ha de saber nada, escucha:
me iré mañana

como lo hace el viento,
es así como yo quiero vivir:
como lo hace el viento,
el viento que se mueve y que es libre entre la gente.

Y así sin mirar atrás
me han de ver pasar:
nada les dejo, nadie me espera,
me puedo ir y volver

como lo hace el viento,
es así como yo quiero vivir:
como lo hace el viento,
el viento que se mueve y que es libre entre la gente.

Y eso es todo por hoy, podría seguir hablando pero no quiero comprometerme. Así que dejo el resto librado a vuestras imaginaciones y me voy, así, a la que me crié, como el ave que escapó de su prisión y puede al fin volar.

Pero como bonus track, y porque como te digo una cosa te digo la otra, va “L´estaca”, de mi amigo Lluís Llach (“segur que tomba, tomba tomba…”, ¡vamos con las palmas!):


Hasta la próxima, se despide independiente el:

DJ Vago