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y con que le guste al diyei alcanza

viernes, 24 de diciembre de 2021

[268] The V-files (III): la Misa Bizarra


 Por lo general no soy muy navideño que digamos, porque ya lidiar con mi propia inexistencia me consume suficiente energía, como para encima tener que festejar las inexistencias de otros. Además, ustedes se quejan por las reuniones familiares de fin de año, pero no saben lo que es una cena navideña en el solar de los Vagot-Iturraspe, cuando se juntan bajo un mismo techo mi padre catalán, mi madre vasca, mi abuela italiana, mis seis hermanas mayores, sus parejas, sus hijes y yo. No puedo ni empezar a describir tal escena, pero si vieron la batalla final de El señor de los anillos, bueno, súmenle un villancico y un conteiner de vitel thoné y la idea es esa.

Cada Nochebuena, mi abuena Annunziata exige prender la tele (a todo volumen, porque es sorda) a eso de las once, porque no quiere perderse la cuenta regresiva navideña. Así que casi cada año tenemos que escuchar a todo trapo la Misa Criolla de Ariel Ramírez. Que está todo bien, con Ariel y su misa: es excelente. Pero el problema es que no tiene suplente, no hay recambio, así que escucharla una y otra vez, a lo largo de las décadas, empieza a parecerse demasiado a un castigo divino, y la verdad que eso no aporta para el bienestar auditivo del DJ durante la ya compleja cena susodicha.

Pero entre mis archivos secretos está la solución: dos versiones alternativas de misa, para variar un poco pero, al mismo tiempo, mantener bien alto el espíritu navideño: la Misa Bizarra y la Misa Pesada. Empiezo por la Bizarra, solo porque quedó flotando en mi mente (la Pesada tiende a hundirse).

Esta Misa Bizarra está compuesta por las cinco partes tradicionales, y en cada parte se incluye una canción en inglés y una en castellano, como para que elijan y así obtener una variedad aun mayor.

 

1 - Kyrie

Kyrie eleison significa (grita mi hermana la primera desde el otro lado de la mesa mientras intenta evitar que el Judas de su hijo menor le tire del pelo a su hermana) “Señor, ten piedad”.

Ese es el título del semi-hit ochentoso de Mr. Mister, un imitador de Sting (pero menos lindo y menos talentoso), que al parecer no se tomó el trabajo, como hice yo, de averiguar qué significa la frasecita, porque la letra no tiene nada que ver con pedir piedad:

(...) En algún lugar entre el alma y la máquina suave

es donde me reencuentro por fin.

Kyrie eleison, por el camino que debo seguir.

Kyrie eleison, entre la negrura de la noche,

Kyrie eleison, allá adonde voy, ¿me seguirás?

Kyrie eleison, en una autopista hacia la noche.



 En “Piedad”, de Los Palmeras, sí tenemos una letra adecuada y un ritmo que ya querrían los macabeos, los samaritanos y los fariseos. El cantor le pide piedad a su amada-ángel, sin escatimar en espíritu religioso:


A ti, carita de ángel,

yo te miro y creo ver a Dios,

pero este amor de mentira

puede más que la razón. (...)

¡Piedad! No me lastimes, ¡piedad!,

acabas de maltratar

a mi pobre corazón.



2 - Gloria

No podía faltar en esta misa la canción “Gloria” de Laura Branigan, un tema pum para arriba y lleno de brillitos (como el pionono que trajo mi hermana la sexta) pero que sin embargo nos cuenta la nada alegre historia de una chica, que se hace llamar Gloria y que se está volviendo loca de soledad mientras todos la acosan y la llaman por teléfono, aunque quizás solo sean voces en su cabeza.

En verdad no lo recuerdas, ¿fue algo que él dijo?

¿Son las voces en tu cabeza las que llaman “Gloria”?

Gloria, ¿no te das cuenta de que estás enloqueciendo?

Si todos te desean, ¿por qué nadie está llamando?

No necesitas responder, déjalos colgando en la línea,

oh, mientras llaman a Gloria.

https://www.youtube.com/watch?v=nNEb2k_EmMg



Y se cuela aquí “Tu gloria”, de Coti, uno de los más exitosos imitadores de Calamaro, que parece estar de copas en el bar Moloko Velocet de La naranja mecánica y nos cuenta la historia de amor de un sombrerero, mientras alude sutilmente al covid y al peligro de las vacunas.

¿Adónde fue tu gloria, adónde se perdió?

¿Dónde quedo la historia que prometió tu voz?

¿Adónde me arrastraste, qué virus te atacó

para que tu veneno hoy me lo beba yo?



 3 - Credo

“Creo en una cosa llamada amor”, de la banda The Darkness, tiene un clip de lo más bizarro y divertido, una oda glam-espacial que rebalsa de falsetes y de algo así como ¿erotismo? mientras detalla su Credo, que incluye un solo ítem.

(...) Te toco, Dios, me tocás,

creo en una cosa llamada amor.

Solo escuchá el ritmo de mi corazón,

hay una posibilidad de que lo hagamos ahora,

estaremos roqueando hasta que se ponga el sol,

creo en una cosa llamada amor, ohuoh.



Hay muchas canciones sobre creer en castellano, pero aunque no quería poner ninguna canción religiosa en esta misa, no pude resistirme a este simpático tema de Osmar Pérez, “Cree en mí”, en el que el cantor asume nada menos que la voz del Altísimo, para aclararle a los demás, profético pero en ritmo de vallenato, que sigue siendo tan pulenta como siempre, que aunque no parezca los está escuchando y que crean en él. O sea: bordeando la herejía, pero con las mejores intenciones.

¿Adónde se ha ido tu fe?

¿Por qué supones que no escuché

y entre afanes te entristeces,

desconfías de mi amor? (...)

Cree en mí, deja las dudas, cree en mi amor,

guarda silencio y oye mi voz

que dulcemente te dice: “Hijo mío, te amo”.


 4 - Sanctus

Mi hermana la quinta me rogó que incluyera esta canción aquí. Es cierto que en “La isla bonita”, Madonna habla únicamente de un solo santo, San Pedro (y que parece ser más un lugar que una persona), pero también es cierto que esta famosa canción, en la que se incluyen frases en español, tiene una onda muy de alabar a una naturaleza divina de la que estamos alejados, y además Madonna reza con un rosario en el clip, así que me pareció muy apropiado hacerle caso a mi hermana.

Me enamoré de San Pedro,

un viento cálido venía del mar, él me llamó

(te dijo “te amo”)

Recé porque los días duraran:

pasaron tan rápido.

Tropical, la brisa isleña,

toda la naturaleza salvaje y libre,

aquí es donde quiero estar: “la isla bonita”.



No es tan alegre y despreocupado “Los Santos”, un tema muy reciente del joven rapero dominicano Gatillero 23, en el que se autofelicita por todo lo que logró en la vida pero por las dudas cada día le prende una vela a los santos para tener protección divina contra sus enemigos, que van a buscarlo encapuchados pero sin camisa. Un videoclip desopilante, aunque lo más gracioso para mí es cómo Gatillero 23 decide que “manto” rima con “tiempo”.

Voy por la casa de mi mamá:

la necesidad a tan poca edad

me deprogramó para joseá [josear = buscarse la vida]

Enrolo cuando me levanto [enrolar = enrollar un cigarro]

y compro un velón pa yo prendérselo a los santos,

pa que Dios me cubra con su manto

y no me llegue la cruz antes de tiempo.



 5 - Agnus Dei

Y llegamos al final, al sacrificio necesario, el Cordero de Dios con el que termina, cuchillo en mano, esta misa.

Si no conocen a la cantante pop albanesa-estadounidense Bebe Rexha, no se están perdiendo de mucho, les aviso. En “Sacrificio”, la cantora le advierte que estar con ella requerirá de él que lo dé todo. El clip la muestra a ella como una vampira, que sacrifica ella misma a un médico abusador y baila con sus amigas en una lluvia de sangre que envidiaría Carrie.

Dile adiós a todas las otras chicas en la noche tras de ti,

ahora eres mío, dime qué estás dispuesto a sacrificar.

En cuanto a mí, no quiero excusas,

este debe ser el único cuerpo en tu mente.

En cuanto a mí, voy a vida o muerte,

así que dime, ¿te sacrificarás? (...)



 Y la misa termina con “Sacrificios”, de Airbag, que empieza con una frase ante la cual mi hermana la tercera salta como una ménade de la Inquisición al grito de “¡antigramatical!” y exige que le agregue un asterisco para que eso quede explícito:

*Te acordaste tarde en llamar, tarde en estar

Y luego sigue con una letra en la que él parece haber superado la separación, pero en realidad al final no, solo quiere vengarse, y cierra el estribillo con una amenaza del más puro estilo mafioso: “esta vez, tierra vas a probar”.

Llegó el tiempo de sacrificar esa vida que tanto me gustaba,

mi corazón se destruyó, tu hipocresía me engañó.

Y hoy estoy acá y te voy a encontrar

tan solo que esta vez tierra vas a probar.



Y con esto se cierra el archivo secreto. Déjense lugar para el pan dulce. La Misa Bizarra ha terminado: pueden ir en paz.

¡Felices fiestas! - DJ Vago



viernes, 17 de diciembre de 2021

[267] The V-files (II): metacanciones en el multiverso

  

Continúo la apertura de mis archivos secretos (ojalá todos se abrieran igual de fácil), esperando que nadie me acuse y tenga que pedir asilo de raje en alguna embajada. Hoy nos internaremos en las particularidades del multiverso.

No, mentira, no tengo idea de qué es eso del multiverso, pero está de moda por las películas de Marvel así que me pareció que quedaba bien en el título del posteo: este archivo secreto hablará sobre metacanciones, es decir, canciones que hablan de sí mismas.


Para que entiendan a qué me refiero, la vieja propaganda de celulares sobre “El tema del verano” (con su estribillo semiobsceno, “pero claro que te clavo la sombrilla”) es una metacanción, que habla sobre esos temas pegadizos que se crean para que duren un par de meses y luego desaparecen en la nada, pero a la vez la canción habla sobre sí misma, sobre cómo ella misma es una canción del verano.


Hay montones de metacanciones (el archivo cuenta con más de 150 entradas en castellano, inglés, coreano, alemán, francés, catalán y euskera), pero aquí dejaré solo una cuenta regresiva de las preferidas (por sorprendentes, no necesariamente por mejores). Con una salvedad: mi metacanción favorita no aparecerá aquí, sino que me la reservo para comentarla sola en un posteo más adelante.

Sin más preámbulos, entremos de lleno al sorprendente multimundo de las metacanciones.

 

7 – “Esto no es una canción: es un sándwich”, de Spychostick

Esta original metacanción trash-psicótica de Psychostick se la pasa intentando convencer a quien escucha de que está oyendo un sándwich de jamón y queso, en lugar de una canción (“¿Por qué no escuchás el jamón?, ¿por qué no escuchás el queso?”). Incluso representa, como si fuera un sketch, la discusión entre un oyente y los miembros de la banda:

—Me parece que esto es una canción...

—¡No, es un sandwich!

—Hmmm... pero es una canción.

—¡No, es un sandwich! (...)

En líneas generales, resulta, además de bizarro, bastante alienante, este tema. Perdón, este sándwich. Sabroso, quise decir.



6 – “Nuestros abogados nos hicieron cambiar el nombre de esta canción para que no nos demandaran”, de Fall Out Boy

Esta canción de Fall Out Boy sería un tema común y corriente si no fuera por su largo título, que lo vuelve una metacanción. Efectivamente, en su versión original la canción se llamaba “Mi nombre es David Ruffin y estos son The Temptations”, y era una referencia a cómo David Ruffin, cantante principal del quinteto vocal The Temptations (estamos hablando de los años 60, en Estados Unidos) se creyó que era Gardel y quiso cambiar el nombre de la banda para que incluyera su propio nombre: “David Ruffin & The Temptations”. Los demás del grupo no lo aceptaron y David se fue del grupo para hacer carrera como solista y nunca más tuvo un hit y murió solo y borracho, mientras que The Temptations, con un suplente para David, continuaron con su carrera sin mayores problemas y tuvieron varios éxitos más.

La letra de esta canción, sin embargo, no habla directamente sobre eso, sino que hace exactamente lo contrario a lo que había hecho Ruffin: aquí el cantante se tira abajo y pide que no los escuchen más, porque solo son una moda y además son unos mentirosos (aunque eso sí, son los mejores mentirosos que hay).

Hermanas y hermanos, saquen este disco.

Escuchen mi consejo (porque son malas noticias):

los dejaremos volados y secos,

no vale la pena que pierdan su capacidad de audición por esto. (...)

Solo somos unos mentirosos, pero somos los mejores,

solo seguimos la última moda.

Como dato curioso pero significativo, el título es estrictamente cierto: si el tema hubiera salido con el título original, los integrantes de la banda habrían enfrentado una demanda legal por parte de los herederos de David Ruffin.



 5 – “Esta no es una canción de amor”, de Trace Adkins

Esta balada pop-country-tanguera nos presenta a un cantor bien macho y de voz gruesa, tipo Julio Sosa, que le canta una canción a ella pero aclarándole a cada momento que ella no le mueve a él ni un pelo (ni siquiera cuando se pasea con poca ropa entre tules y pétalos), que cuando pierde el sueño nunca es por pensar en ella y que si le canta esa canción con la guitarra es porque si no ella nunca la va a llegar a escuchar en la radio (“aunque nunca se sabe”, aclara Trace con un movimiento de ceja, haciéndose el canchero, además del macho). Me causa muchísima gracia el planteo, la facha de Trace, el videoclip (en el que ella al comienzo se afeita las piernas, jaja, re romántico) y la canción en general.

Bue, mi corazón no se saltó un latido

cuando te vi ahí parada

como si fueras una especie de ángel,

como si caminaras por el aire.

Y la tierra no se movió bajo mis pies

cuando dijiste mi nombre:

no sentí nada. Nop, no yo.

Mi corazón no se saltó un latido.

Esta no es una canción de amor,

solo tuve ganas de agarrar mi guitarra y cantar una tonada.

Canto sobre vos, sí. Me siento bien y hago tap tap con los zapatos

y toda esta cosa que voy haciendo, bueno, probablemente

nunca la vas a escuchar en la radio, aunque... nunca se sabe.

Así que, nena, si querés podés cantarla,

pero no es una canción de amor.



 4 – “Pará esta canción (melodía enamorada)”, de Paramore

Un hermoso tema de rock acerca de las canciones pegadizas: la cantante escucha una melodía (esa misma canción, claro: es un metatema) y no puede quitársela de la cabeza, de la misma forma en que no puede quitárselo de la cabeza a él, y ruega que alguien la corte, que le quite la canción de la mente de una vez, así ella puede escapar (de la música y, al mismo tiempo, de él). Pero mientras tanto, ella ni siquiera puede evitar que los piecitos se muevan marcando el ritmo (un ritmo en 4 sobre 4, típico ritmo de canción de rock).

Dijiste las cosas más lindas

 y no puedo evitar que mi corazón cante.

Siguiendo el sonido de tu canción,

mis estúpidos pies se siguen moviendo.

Este ritmo de 4/4 me sincroniza con vos,

a este ritmo de 4/4 voy a morir por vos

(que alguien pare esto).

¿Nadie va a parar esta canción?

Así no la sigo cantando.  (...)

Acecha como una araña a la que no puedo matar

por más que lo intenté y lo intenté.

Bueno, ¿no te das cuenta?

Estoy perdida. No quiero amarte, pero te amo.



 3 – “Por favor: usá esta canción”, de Jon Lajoie

Entramos al podio con esta ácida y divertida canción (el clip es muy gracioso también) donde se le pide a cualquier empresario que esté escuchando que utilice esta misma canción para una publicidad, así él, el cantor, puede ganar algo de plata y pagar la hipoteca de su casa y los impuestos que debe. En el clip todo el tiempo aparecen carteles que dicen “Tu marca aquí”, como anticipando la publicidad futura, y el clip termina en una forma sorprendente y trágicamente feliz.

Por favor, usá esta canción en tu propaganda.

Necesito el dinero, así que usala para vender algo:

una franquicia de comida rápida, artículos de oficina,

una nueva línea de tintura de pelo, un website de citas,

una línea de ayuda al suicida, un nuevo modo de hacer ejercicio,

la cola de una peli que se estrena en julio,

una campaña política, un nuevo videojuego,

un remedio que no sabés que no deberías estar tomando,

para cualquier producto o servicio esta es la canción justa,

tu audiencia-objetivo la cantará y se pondrá a bailar.

Por favor, usá esta canción en tu propaganda.

Necesito la fama, mi casa está por ser rematada (...)

Para una tarjeta de crédito, para unirse al ejército,

una nueva manera de volverte menos peludo,

un seguro de vida, seguro médico,

seguro de gato, seguro de seguro,

una institución financiera (como la que me quitó mi casa) (...)

La industria de la música se muere, pero el consumismo está en auge,

así que por favor usá esta canción en tu propaganda.

 


2 – “Mi primer millón”, de Bacilos

La medalla de plata de las metacanciones va para esta simpática oda al capitalismo de la banda colombiano-portorriqueño-brasilera Bacilos, en el que el cantor plantea, con total franqueza, el deseo de salir de la pobreza y las deudas (igual que Jon Lajoie en la canción de arriba) y ser millonario (mediante el dinero que ganará con esta misma canción, cuando empiece a sonar en la radio). Cuando tenga ese millón, lo usará para comprarle a ella (su amada) “una casa grande, para que quepa tu corazón”.

Estoy ya cansado de estar endeudado,

de verte sufriendo por cada centavo:

dejémoslo todo y vámonos para Miami.

Voy a lo que voy, a volverme famoso,

a la vida de artista, a vivir de canciones,

vender ilusiones que rompan diez mil corazones.

Yo solo quiero pegar en la radio,

para ganar mi primer millón,

para comprarte una casa grande

en donde quepa tu corazón.

Yo solo quiero que la gente cante

por todos lados esta canción,

desde San Juan hasta Barranquilla,

desde Sevilla hasta Nueva York.

Es muy gracioso que él ya se arma en su mente todo lo que va a suceder en el futuro, incluyendo las partes en las que él, ya famoso, sale de joda con Alejandro Sanz y Paulina Rubio, y, al mejor estilo Icardi, le aclara a la novia que no se ponga celosa porque “Paulina es solo una amiga”, jaja.


Esta canción se metacomplementa con otro tema de Bacilos, hecho muchos años después: “Carta a Cupido”, que también es una metacanción en la que, para más metacancionar, se hace una referencia a “Mi primer millón”, reclamándole a Cupido que ya consiguió aquella casa grande, pero que aún le falta el corazón para llenarla:

Me ha ido bien en la vida pero mal en el amor (en serio)

y decidí escribirte esta canción.

Oye, Cupido, ¿qué fue lo que nos pasó?

Si éramos tan amigos, ¿por qué todo terminó?

Me compré ya la casa grande, como dice la canción,

pero sigo esperando: le hace falta un corazón.


 1 – “Esta canción”, de George Harrison

Esta genialidad del genial George Harrison es una canción cuya letra se la pasa hablando de la misma canción y de sus partes, diciendo que no tiene nada particular, que no infringe el copyright de nadie (meses atrás George había perdido un juicio legal en el que se lo condenó por “plagiar subconscientemente” la melodía del tema “He´s so fine”, en su canción “My Sweet Lord”) y que no tiene nada especial, excepto que es un buen motivo para darse cuenta de que sin vos no hay motivo para esta canción. El clip de “This Song” pone en escena un juicio lleno de personajes divertidos y bizarros. Por más que no tenga nada súper especial, es una gran canción esta, plena de alegre protesta contra las instituciones (todas ellas), y se merece el número uno, al menos en este archivo secreto.

Esta canción no tiene nada complicado.

Esta canción no es blanca o negra, y hasta donde yo sé,

no infringe el copyright de nadie, así que...

Dejemos ser a esta canción; esta canción está en Mi,

esta canción es para ti y...

Esta melodía no es nada brillante,

Esta melodía no es mala ni buena, y pase lo que pase

mis expertos me dicen que zafa.

Como esta canción me llegó inconscientemente

esta canción podría ser, tú podrías ser...

Este riff no intenta ganar medallas de oro,

este riff no es hip ni cuadradito, recocido ni jugoso

y podría terminar siendo otro lastre que soportar.

Pero esta canción bien podría ser

una razón para ver que

sin ti no hay motivo para esta canción.



Así cierra este expediente secreto V. No lo escuchen, no lo lean. Es más: si lo leyeron, mejor desléanlo. Y nos desvemos la próxima.

DJ Meta(Vago)

 

viernes, 10 de diciembre de 2021

[266] The V-files (I): versos alienígenas

 


 
Así es, yo también tengo mis expedientes secretos, temidos por las agencias de control estatales y por las disqueras multinacionales; hay allí cosas tan increíbles que harían dudar de su fe a los apóstoles de la música y taparse los oídos a los escuchas más racionales.

He decidido abrir esos archivos, aunque lo iré haciendo de a poco, porque no quiero ser responsable de ningún tsunami y para no levantar demasiado la perdiz y que me manden sicarios a despertarme de la siesta.

Para comenzar, hoy develaré el archivo titulado “Versos alienígenas en la canción romántica en castellano”, también conocido como “No sé, puse lo primero que se me ocurrió”. Porque todos los géneros de la canción tienen letras absurdas, pero la canción latina se ha esforzado mucho por destacarse en ese rubro, en particular mediante sus intérpretes varones.

Aunque el archivo contiene casi un centenar de entradas, me limitaré a detallar cinco de ellas, ordenadas en un breve ranking regresivo hasta llegar al campeón.

Sin más preámbulo, comienzo entonces por el quinto puesto, una desconcertante balada interplanetaria que ya querría haber craneado Philip Dick:

 

5° - “Saturno”, de Pablo Alborán

Pablo canta bien y tiene su pinta, así que sus fans seguramente podrían perdonarle las estrofas erráticas en las que la culpa a ella por una nebulosa traición (“yo no quería amarte / tú me enseñaste a odiarte”, etcétera). Pero de pronto el cantor, acelerando, se pone a personificar cosas que no deberían tener vida propia:

Todos los besos que me imaginé

vuelven al lugar donde los vi crecer

        [¿What?]

Pero es solo el comienzo, porque eso da pie para que empiece el estribillo, en el que, no sabemos cómo, empezamos a viajar por la galaxia detrás de los ítems más ridículos:]

En Saturno viven los hijos que nunca tuvimos.

[Ni siquiera sabemos si es antiaborto o verde, esta afirmación metafísico-astronómica. Me imagino a los miles de hijos nunca nacidos de la pareja en Saturno, mirándose unos a otros y preguntándose: “¿Cómo mierda llegamos acá?”.]

En Plutón aún se oyen gritos de amor.

[Plutón agradece que se lo siga tomando en cuenta, a pesar de su reciente destitución como planeta; pero dice que igual no está el clima allí como para gritos de amor, últimamente.]

En la Luna gritan a solas tu voz y mi voz

[Más gritos (no le avisaron a Pablo que sin atmósfera no se transmiten los sonidos, pero eso sería lo de menos). Cómo hacen dos voces para gritar por su cuenta en la Luna, sin nadie que las emita, es un misterio más de estos V-files. Otro es por qué, ya que ambas voces gritan juntas, no se hacen al menos compañía, sino que tienen que gritar ambas “a solas”.]

pidiendo perdón, cosa que nunca pudimos hacer peor.

[O sea que las voces de ambos, que gritan a solas en la Luna, piden perdón (¿a quién?), y el estribillo se cierra con una frase totalmente ininteligible, en la que “cosa” debería referirse a pedir perdón, pero de inmediato se dice que lo hicieron (peor que no sabemos qué, pero ya lo hicieron), con lo cual no sabemos por qué las voces de ellos vuelven a hacerlo continuamente y a solas, en la Luna. Maravillas y misterios del cosmos, diría Carl Sagan.]

https://www.youtube.com/watch?v=yBAx5nBdJqU


 

4° - “Sentada aquí en mi alma”, de Chayanne

Chayanne también es pintón y carismático, y la canción empieza muy melosa y muy bien, con el clip road movie en el que ella y él comparten un viaje en auto. Pero de pronto llega el estribillo y escuchamos esto:

Mi dulce amiga, estás tú...

sentada aquí en mi alma, en mis ojos y en mi puerta

dirigiendo mis motivos, mis victorias y mis guerras,

sentada aquí en mis ojos, viva en cada parpadeo,

dirigiéndome a quererte mucho más que mis deseos.

[Esto nos genera importantes y acuciantes preguntas. La primera: ¿cómo hace ella para sentarse en el alma de él? ¿Dónde está el alma? (pregunta en la que se viene fracasando desde la Edad Media, pero que Chayanne parece haber respondido). ¿Tiene sillas, en el alma, o ella se sienta en el suelo espiritual nomás? 

Pero ella, que parece ser bastante mandona (le imparte directivas a él todo el tiempo, incluso contra su voluntad), no se conforma con sentarse en el alma de él, sino que también se sienta en sus ojos y en su puerta. Sentarse en una puerta es físicamente imposible, salvo que la puerta haya sido quitada de sus goznes y ubicada en forma horizontal, como la puerta del Titanic a la que no quiso subir Di Caprio. Pero hay que avisarle a Chayanne que sentarse en los ojos de otra persona, por más que sea consensuado, no es romántico; en primer lugar, porque eso le impide ver a él cualquier cosa que no sea el culo de ella (pero ni siquiera puede verle bien el culo, desde un plano tan cercano), y en segundo lugar, porque bueno, no sé cuál sería la gracia de sentarse en los ojos de otra persona (¿será un tipo de fetiche sexual aún no tipificado?). De los tres asientos, eso sí, al menos los ojos (suponemos que él está acostado, claro) es un lugar donde ella efectivamente puede sentarse (el alma y la puerta son, a pesar de su distancia, asientos igualmente impracticables).]

https://www.youtube.com/watch?v=wUdBwL54iho


 

3° - “Azul”, de Cristian Castro

Llegamos al podio, que se inaugura con este tema de soft-rock del hijo de Verónica Castro. Toda la letra está medio floja de papeles (ya en la primera estrofa están de mañana y de repente están al mismo tiempo de noche, y él le dice que la quiso desde que la vio pero luego dice que el amor nació recién cuando la besó, y luego mira al cielo y la ve a a ella allí hecha estrella, etcétera), y el videoclip playero es muy bizarro (en particular la facha del rubio Cristian), pero es en el estribillo donde se luce:

Azul, es que este amor es azul como el mar azul,

como de tu mirada nació mi ilusión.

Azul como una lágrima cuando hay perdón,

tan puro y tan azul que embriagó el corazón.

[Ya es medio raro eso de que la ilusión de él nació azul (de la mirada de ella), pero podemos estirar un poco la metáfora y darle sentido. Ahora, ¿por qué las lágrimas son azules “cuando hay perdón”? ¿Perdón de qué, a qué, a quién? ¿Dónde vieron que alguien llore en colores? ¿El perdón le cambia el color al llanto? (Me siento dentro de El monstruo de los colores, donde la envidia es verde y el enojo es rojo). Y la línea final del estribillo no ayuda: suponiendo que eso “tan puro y tan azul” es el amor (la otra opción es que sea el perdón, pero tiene menos sentido todavía), ¿por qué que el color del amor sea “tan azul” hace que “embriague el corazón”? La teoría de los colores de Ce Castro es de una profundidad insondable... y azul. Y a medida que avanza la canción, Cristian se envalentona y empieza a pintar de azul cualquier mandanga, incluso menciona “la lluvia pintada de azul”: pintar la lluvia es una tarea que nada tiene que envidiarle a sentarse en una puerta, por cierto.]

https://www.youtube.com/watch?v=29NM6ySmwfQ

 


2° - “Bailar pegados”, de Sergio Dalma

Este es un clásico, y peleó el primer puesto (aunque lo perdió justamente). Las imágenes de esta canción son tan ridículas que me hacen reír cada vez que la escucho (y el tema tiene ya 30 años de vida...). Si uno le quitara el estribillo, la letra tiene lógica y sentido, más incluso que los temas ya citados en este ránking: aquí, él le propone a ella que no bailen desde lejos, sino que bailen pegaditos, porque así es mucho mejor. Hasta ahí, vamos bárbaro. Pero llega el estribillo y:

Bailar pegados es bailar,

igual que baila el mar

con los delfines.

[¿El mar baila con los delfines? ¿Lo qué? Me la imagino a ella furiosa: “¿Me estás diciendo que soy un cetáceo, o me estás llamando océano?”. Ni hablar de que técnicamente, incluso si consideramos que bailan, el mar y los delfines no están “pegados”, sino más bien los delfines están adentro del mar. No profundicemos, mejor. Además, aún falta lo mejor:]

Corazón con corazón,

en un solo salón

dos bailarines.

[“En un solo salón, dos bailarines” me parece un verso de una genialidad absoluta. Hay una sabiduría muy grande allí, aunque no tengo idea de cuál es. Claro: si los dos bailarines estuvieran en dos salones separados, muy probablemente no estarían bailando pegados, es importante que lo entendamos. ¿Dicen que podrían estar en el mismo salón e igual bailar separados? No intenten confundirme, les pido: un salón = dos bailarines, dos salones = tres bailarines, etcétera, creo que así iba el teorema de la incompletitud de Gödel.]

El clip es un gran aporte, con Sergio puro mallet echándole a ella unas miradas como las de Stallone en Rocky 1, y una escena final incomprensible en la que él asalta sexualmente a una viejecilla que pasa por allí, en lo que a todas luces parece ser un cementerio.

https://www.youtube.com/watch?v=zlmRGWNJE3c

 


1° - “Castillo azul”, de Ricardo Montaner

Y llegamos al final de la cuenta regresiva, al tema campeón. Que en realidad debería ser un premio a la trayectoria de Ricardo, porque todas sus canciones están repletas de versos alienígenas que no tienen sentido en ninguna dimensión de este planeta; pero elegí entre su vasta producción una canción que incluye el color azul, que ya apareció en este conteo.

La canción entera no tiene desperdicio, empezando con el clip, que inicia con un encuentro de ellos en un restorán, y aunque empiezan hablando en castellano ella lo deja a él, no sabemos por qué, en portugués, y se va con un tipo con cara de policía que lleva, para redundar, un pastor alemán de paseo, y él se queda solo y comienza a rememorar los momentos que pasó con ella y que incluyeron inaugurar una casa (se supone que ella vivía con el cana del perro, no es claro cómo pudo vivir con él, pero bueno, concedamos).

Esa es la idea de la canción: van preparando una casa nueva donde vivirán juntos. Enamorados. Pegados como el mar y los delfines. Esa casa nueva es el “castillo azul” del título, y él anticipa que se escribirán epopeyas épicas sobre lo que vivirán ellos dos en ese lugar:

En este castillo azul se escribirá una historia

basada en nosotros dos,

en el momento pleno de hacernos sexo

a orillas del mesón.

[Le agradezco a Ricardo que no haya utilizado la horrenda frase “hacer el amor”, pero eso de “hacernos sexo” suena algo confuso, como si estuvieran haciendo algo externo a ellos mismos, escribiéndose cartas, haciéndose chistes, no sé. No recomendaría a mis lectores que le sugirieran “¿vamos a hacernos sexo?” a sus parejas presentes o futuras. En especial, “a orillas del mesón”. Miren que hay lugares incómodos para “hacerse sexo”, pero los bordes de un mueble deben ser el peor de todos. ¿Por qué no suben al mesón, mejor? ¡Se van a lastimar, si siguen haciendo eso ahí! Sosiéguense.

Pero esto requería una explicación, y en lo que queda del estribillo Ricardo le explica a ella cómo son las cosas:]

Ven y te explico lo que somos

en nuestra habitación:

una paloma y un jilguero

en vuelo de estación,

emigrando al árbol del limón,

elevando un grito hasta amanecer

encima de tu piel.

[Si Ricardo aprobó Biología en el secundario, su profesor o profesora debe estar ahora muy, muy arrepentido/a. Comenzando por la idea de que ellos “haciéndose sexo” sean iguales a una paloma y un jilguero, cuando sabemos que las especies son bastante prolijas en sus gustos, y una paloma y un jilguero no demostrarían nunca ningún tipo de interés sexual ni romántico entre sí (la diferencia de tamaño no ayudaría tampoco, “¿Me estás diciendo gorda de nuevo, pajarón?”). Ni son pájaros migratorios, esos, así que no sabemos cuál sería la estación esa en la que hacen sus “vuelos de estación”, excepto que vivan cerca de una estación de trenes, digamos Lanús, línea Roca, y entonces vuelen para allá. Pero no, enseguida el cantor aclara que el viaje es “al árbol del limón” (se llama limonero, Ricardo, limonero). Pero volar hasta un árbol que está ahí nomás no es una emigración. Y los pájaros, tanto si vuelan como si están quietos, no gritan. Y no sabemos cómo los dos pájaros gritones amanecen encima de la piel de ella, pero imagino que a ella no le hará ninguna gracia, ver a la paloma y el jilguero indocumentados y a los gritos mientras le arañan la piel con sus patitas. Sientesé, Montaner, tiene un uno. No, Montaner: en una silla siéntese, le pido.]

https://www.youtube.com/watch?v=QGQTLN_RCmI


 

Y con eso se cierra este expediente secreto V. No lo cuenten a nadie. Que nadie sepa que lo leyeron ni que lo escucharon. Si se sabe, corremos más peligro que si estuviéramos a orillas de un mesón, haciéndonos ya saben qué.

Me despido hasta Plutón y más allá,

DJ Vago

 

 

 

 

martes, 7 de diciembre de 2021

[265] Posible es mi segundo nombre

 

“Call me Maybe”, de Carly Rae Jepsen (2012) y “Conillet de vellut”, de Joan Manuel Serrat (1970)

 

Hoy cierro la serie “Pegame un tubazo”, sobre canciones telefónicas, en la que exploramos la llamada telefónica como símbolo de incomunicación, como metáfora de una relación y como herramienta de control y acoso.

Pero hoy ni siquiera llegaremos a la llamada telefónica, sino que vamos a ver dos canciones en las que apenas se da el paso previo: alguien le da (o le recuerda) a otra persona su número telefónico, dándole la posibilidad de que llame y eso establezca, o reestablezca, una relación entre ellos. Esa invitación le deja el poder a la otra persona, y es una contrapartida evidente de lo que pasaba en las canciones previas, en la que el enamorado o la enamorada llamaba al otro para exigirle o declarar su amor, incluso en forma de amenaza.



La primera canción es un típico hit pop, alegre, cuadradito y simpático en 4/4 y tono mayor, cantado por una también simpática canadiense, Carly Rae Jepsen, que consiguió con esta canción su hasta ahora único hit (aunque fue un gran gran hit, pues la canción ganó en 2012 montones de premios, fue número uno en casi todos los rankings y vendió muchos millones de copias).

Al igual que en “Blank space” de Taylor Swift (posteo 140), aquí la cantora ve a un chico hermoso que se cruza en su camino (ella justo estaba queriendo enamorarse y justo pasó él y no hay remedio, como diría Guamán Poma) y, mientras ella se babea, le dice algunos piropos (nivel obrero de la construcción) y le plantea:

Hey, recién te conozco, y es medio loco,

pero acá está mi número,

así que llámame quizás.

En esa frase final del estribillo, que es también el título de la canción, se condensa toda la gracia del tema: ella le propone que quizás podría llamarla (“llámame, quizás”), pero la frase también se puede leer sin esa coma, y entonces lo que ella dice es: “mi nombre es Quizás”, “llamame PuedeSer”, “soy lo Posible”.

Me gusta esa frase, “llámame Quizás” (que a mi hermana la tercera, incorregible, le recuerda el “Call me Ishmael” con que empieza la novela Moby Dick). Por más que está obviamente entusiasmada por la posibilidad de establecer algún tipo de relación con ese bombonazo, ella no se está regalando, no asegura nada: no es fácil, solo es posible. Y le deja a él la decisión de si avanzar o no, si realizar o no el llamado telefónico que podría ser la llave de ese futuro vislumbrado.

El videoclip de la canción es muy gracioso, el chico lindo (supongo que es un modelo) corta el pasto del jardín vecino (debe haberse mudado recién al barrio) y ella lo ve desde su ventana y se babea (se ven, sobre la mesita de luz, las novelas románticas que está leyendo), en especial cuando él, innecesaria pero efectivamente, se quita su camiseta para mostrar más carne. Luego ella ensaya con su banda en el garage, él está arreglando su auto y los amigos de la banda la impulsan a ella a que lave también su propio auto, como para producir una excusa de acercamiento. Ella hace todo lo posible para que él le preste atención, pero él ni bola. Hasta que él de pronto la mira y ella, impactada por esa mirada, se cae del capó de su auto y él se acerca y la ayuda, y finalmente pueden conversar. Ella anota su número de teléfono en un papelito para dárselo... pero en ese momento él entra al garage y le da su propio papelito con el teléfono a uno de los chicos de la banda, mientras le hace el gestito de “pegame un llamado” y le guiña un ojo.

https://www.youtube.com/watch?v=fWNaR-rxAic


 

Call me Maybe

 

I threw a wish in the well

Don't ask me, I'll never tell

I looked to you as it fell

And now you're in my way

 

I trade my soul for a wish

Pennies and dimes for a kiss

I wasn't looking for this

But now you're in my way

 

Your stare was holdin'

Ripped jeans, skin was showin'

Hot night, wind was blowin'

Where you think you're going, baby?

 

Hey, I just met you, and this is crazy

But here's my number,

so call me maybe

It's hard to look right at you, baby

But here's my number, so call me, maybe

 

And all the other boys try to chase me

But here's my number,

so call me maybe

 

You took your time with the call

I took no time with the fall

You gave me nothing at all

But still, you're in my way

 

I beg and borrow and steal

I have foresight, and it's real

I didn't know I would feel it

But it's in my way

 

Before you came into my life,

I missed you so bad

I missed you so, so bad

and you should know that

So call me maybe

Llámame Quizás

 

Lancé un deseo a la fuente:

no me preguntes, nunca lo diré.

Te miré mientras lo pedía

y ahora estás en mi camino.

 

Cambié mi alma por un deseo,

moneditas por un beso,

no estaba buscando nada de esto,

pero ahora estás en mi camino.

 

Tu mirada se queda fija,

jeans rotos, la piel se muestra,

noche calurosa, el viento sopla,

¿adónde crees que vas, nene?

 

Hey, recién te conozco, y es medio loco,

pero acá está mi número,

así que llámame quizás.

Es difícil mirarte, nene,

pero acá está mi número,

así que llámame quizás.

 

Y todos los demás chicos intentan atraparme

pero acá está mi número,

así que llámame quizás.

 

Te tomaste tu tiempo con el llamado,

yo no tardé nada en caer;

no me diste nada de nada,

pero igual estás en mi camino.

 

Ruego y pido prestado y robo,

tengo una intuición, y es de verdad.

No sabía que podía sentir algo así,

pero está en mi camino.

 

Antes de que llegaras a mi vida

ya te echaba tanto de menos

Te extrañaba tanto, tanto

y deberías saberlo,

así que llámame quizás.

 

Se hicieron montones de covers, de esta canción, probablemente al final de este posteo ponga los que más me llamaron la atención (que son aquellos que no siguen tal cual la onda de pop simpático y facilongo que emana de todos los poros del tema).

 

Esta canción me lleva mentalmente a otra mucho más antigua y en catalán, pero que tiene una onda que a mí me parece semejante. Maybe.

Es una canción de mi tío Joan, y me pareció adecuado incluirla en este posteo porque hace un par de días él anunció que a fin de año hará su última gira, es decir que vendrá (ojalá) por última vez a la Argentina a dar un recital antes de retirarse de los escenarios. Conseguir entradas será la batalla de Leningrado, así que no creo que mi padre Josep pueda lograr que Joanito le dé 16 entradas gratis para toda la familia, como la vez pasada (me remito a mi posteo 117, “Ta fresc pa chomb”, sobre lo que pasó aquella vez).

No es una de las más conocidas del tío, ni siquiera entre las cantadas en catalán. Aunque la musicalización es casi de circo, diría que es un tema pop antes de tiempo. Aunque muchos dicen que ese cantor en primera persona es el mismo Serrat y que la canción está dedicada a su novia modelo nórdica de esos años, mi hermana la tercera me enseñó que la ficción es ficción, así que no parece, para nada, necesario asignar nombres reales a los personajes.

La canción está protagonizada por un adolescente enamorado, confundido y bastante bajoneado, que cuenta la historia de su primer noviazgo y su abrupto final. Era muy feliz con la noviecita, a quien llama “conejito de peluche” (o “de terciopelo”, si prefieren), hasta que ella comienza a triunfar, vertiginosamente, como modelo, y la fama, el dinero y esa nueva vida la impulsan a tener un nuevo amante. Es muy gracioso que él cuenta que entonces “tuvo que elegir: o rajar (“tomarse el 2”) o hacer un ménage à trois”, pero esta última opción no resulta posible porque él es un tipo “como hay que ser”: ibérico, macho y cristiano.

Así que se separan y él queda solo, jodido y, lo peor, aún enamorado. Le hace algunas recriminaciones a ella, pero más con tristeza que con enojo:

Elle, Vogue y Harpers Bazaar

te fusilan en cada ejemplar;

dicen que te puso un piso

Richard Avedon en Nueva York.

No te puedes quejar,

ya tienes a mano todo lo que soñabas:

te conoce la gente,

te ama un adolescente

y un abuelito te quiere adoptar.

¿Eres feliz con tu nuevo amante,

conejito de peluche?...

Pero en la estrofa final él encuentra una vuelta para intentar reconquistarla: ve en una vidriera un libro de fotografía y piensa que eso podría suceder si él mismo se vuelve un fotógrafo famoso (“en un mes seré mejor que Pomés”, dice, envalentonado; Pomés era un famosísimo fotógrafo catalán de la época). Y ya lleno de confianza en el futuro, le avisa a ella que cuando él sea famoso, ella ya sabrá dónde encontrarlo, y ahí es que le recuerda su número telefónico (203-8282) y le dice que no habrá entre ellos necesidad de ningún cuento o excusa, ni se pasarán ninguna factura por todo lo sucedido.

Es una canción muy de época, y que seguramente no cantará Joan en su próximo (último, snif) recital, pero que me sigue resultando encantadora.

 


Conillet de vellut

 

Era suau com el vellut

I poregosa com un conill menut

En Snoopy era el seu heroi

I li agradava jugar com un noi

I de la mà

Em duia amunt i avall sense parar

Com un estel

Fent tombarelles pel cel

És maco el temps d'estimar

I no va ser aquell un temps perdut

Conillet de vellut

 

Però el conill fora del niu

M'enganyava amb qualsevol objectiu

Se'm perdia en el forat

D'una Nikon o una Hassenlblad...

Calia triar

O tocar el dos o fer

Un ménage à trois

Però això és immoral

Quan s'és un home com cal

Ibèric, mascle i cristià

I em vaig quedar sol i fotut

Conillet de vellut

 

L'Elle, el Vogue i el Harpers Bazaar

T'afusellen en cada exemplar

Diuen que t'ha dat un lloc

Richard Avedon a New York

No et pots queixar

El que somniaves ja ho tens a la mà

Et coneix la gent

T'estima un adolescent

I un iaio et vol adoptar

Ets feliç amb el teu nou drut?

Conillet de vellut...

 

Però avui he vist el cel obert

Déu, que és bo i que sap el que sofert

M'ha deixat els seus consells

En un aparador de can Castells

I m'he comprat

el llibre "La fotografia és un art"

I abans d'un mes

Seré millor que en Pomés

Ja saps a on em trobaràs...

Dos-zero-tres, vuit-dos, vuit-dos

Conillet poregós

 

Sense un romanço ni un rebut

Conillet de vellut

Conejito de peluche

 

Era suave como el peluche

y temerosa como un conejo pequeño.

Snoopy era su héroe

y le gustaba jugar como un niño

y de la mano

me llevaba de acá para allá sin parar

como un barrilete

dando volteretas por el cielo,

qué copado es el tiempo de amar...

Y no fue aquel un tiempo perdido,

conejto de peluche.

 

Pero el conejo, fuera del nido,

me engañaba con cualquier objetivo;

se me perdía en el agujero

de una Nikon o una Hasselblad,

había que elegir:

o tomarse el palo o hacer

un ménage à trois.

Pero eso es inmoral

cuando se es un hombre como hay que ser: ibérico, macho y cristiano.

Y me quedé solo y jodido,

conejito de peluche.

 

Elle, Vogue y Harpers Bazaar

te fusilan en cada ejemplar;

dicen que te puso un piso

Richard Avedon en Nueva York.

No te puedes quejar,

ya tienes todo lo que soñabas:

te conoce la gente,

te ama un adolescente

y un abuelito te quiere adoptar.

¿Eres feliz con tu nuevo amante,

conejito de peluche?...

 

Pero hoy he visto el cielo abierto:

Dios, que es bueno y sabe lo que sufrí,

me dejó sus consejos

en una vidriera de casa Castells,

y me compré

el libro “La fotografía es un arte”;

antes de un mes

seré mejor que Pomés.

Ya sabes dónde me encontrarás:

203-8282,

conejito temeroso.

 

Sin ningún cuento y ninguna factura,

conejito de peluche.

 

Y eso es todo por hoy. Cierro el día y la serie con algunos covers de “Call me Maybe”, como bonus tracks:

 

- Cover como canción jazz de los años 20 (de los del siglo pasado):

https://www.youtube.com/watch?v=q1D6qWO-JzQ



- Cover emo deprimente, por Ben Howard:

https://www.youtube.com/watch?v=sPU8V-nvUEk



- Cover metalero debajo de una frazada, por Leo Moracchioli:

https://www.youtube.com/watch?v=90b6I2Pkde8


Y eso es todo. Ya saben adónde llamarme, si me necesitan. Si no les contesto, es muy posible que sea porque estoy durmiendo: cuelguen.

 

DJ Vago