solo un tema por semana,
y con que le guste al diyei alcanza

martes, 30 de septiembre de 2014

[98] En las antípodas del esfuerzo


“Tengo que” (لازم), de Tania Saleh (2011)


Ayer fue lunes, y sabía, yo sabía que tenía que hacer algo. Pero en honor del tema de hoy, me rebelé y no hice nada. Excepto dormir. Ni soñar quise.

Pero hoy, ya más dócil, transé con el sistema y aquí va mi posteo semanal, segundo de la serie “Tachame la doble”, que aquí trae la primera canción árabe en el blog.

Pertenece a Tania Saleh, joven artista libanesa, y se llama “Lisen”, palabra árabe que significa “tengo que” y se escribe… como ven arriba. Forma parte de su segundo disco, "Wehde", de 2011. 



El árabe no es mi fuerte, pero por suerte el pago que le hice a Dudi, el zulú que me ayudó con el tema de la semana pasada, alcanzó para tenerlo trabajando en mi favor un par de días extra, lo que aproveché para pedirle:

• que me numerara todas las entradas del blog, como me dijeron que hizo Le Guin;

• que me armara una tabla con todos los artistas y temas que aparecen en el blog (y que seguramente incluiré en la entrada número 100, la última de esta temporada);

• que me consiguiera un árabe que tradujera esta canción.

Dudi hizo todo esto, y podría haber seguido trabajando más, porque es voluntarioso y buena onda; pero no quise abusar de la laboriosidad del morocho, para no tener más problemas con el INADI. Así que desde la semana que viene vuelvo a estar por mi cuenta, y tendré que esforzarme más.

El tema de hoy es realmente agotador. La canción mezcla una letra rapeada con una musicalización pop y una base de ritmos árabes (lo que se nota especialmente en el breve estribillo, que recuerda al de una canción de Sumo: "sé que tengo que seguir adelante, pero no sé adónde estoy yendo"). Y lo único que hace la cantante, durante todo el tema, es enumerar todas las cosas que tiene que hacer.

Y vaya que tiene que hacer cosas. La canción es, en ese sentido, un buen reflejo (un poco exagerado tal vez, pero no tanto) de qué significa ser una persona moderna, y en particular, una mujer. Porque seamos sinceros: ser varón es mucho más sencillo. Por eso soy varón.


Con respecto a Tania y su “Tengo que”, yo me ubico en las antípodas. Geográfica, genérica y superyoicamente. Estoy escribiendo, ahora mismo, en las antípodas del esfuerzo. Y contento de ello.

Ya con lo poco que tengo que hacer (escribir este blog no es la única tarea que tengo en la semana, pero sí la principal), yo también “siento que me quedo sin aliento” cada vez que termino mi posteo.

Así que, aunque no comparta la enorme cantidad de tareas que tiene que hacer Tania (y uno imagina que no le esquiva al bulto, que realmente hace o intenta hacerlas todas), puedo imaginar su cansancio, y empatizar-simpatizar con su causa.

Y como siguiente paso lógico en la argumentación, ya me cansé.




https://www.youtube.com/watch?v=QBYx506k5uA

لازم
لازم نام لازم قوم لازم آكل لازم صوم
لازم إطلع لازم روح لازم إضحك لازم نوح
لازم فضي لازم عبّي لازم دايما إشكر ربّي
لازم روق لازم فوق لازم إمشي لازم سوق
لازم خاف لازم إبكي لازم قول لازم إحكي
لازم حب لازم غار لازم ما إلعب بالنّار
لازم آخد لازم أعطي لازم كشّف لازم غطّي
لازم إمزح لازم إفلح لازم سكّر لازم إفتح
ولوين لوين بعدين
لازم إرسم لازم ألف لازم كنسل لازم سيّڤ
لازم إقرا لازم فوكس لازم سلّم لازم بوّس
لازم عرّب لازم رتّب لازم نضّف لازم كبكب
لازم إلبس لازم إشلح لازم إجمع لازم اطرح
لازم طفي لازم ولع لازم إقسى لازم دلع
لازم إهرب لازم إكتب لازم إخسر لازم إغلب
لازم طير لازم رفرف لازم إفرح لازم كيّف
لازم إخوت لازم إحلم وين بصير الله بيعرف
ولوين لوين بعدين
لازم روح لازم إرجع لازم إنزل لازم إطلع
لازم إقشع لازم إسمع لازم كفّي لازم إقطع
لازم ثور لازم غيّر لازم طحبش لازم كسّر
لازم دايما كون قويّة لازم دايما كون هنيّة
لازم سافر لازم سوح مش رح تفرق وين بروح
لازم فشّط لازم عيّط لازم ساير لازم بيّض
لازم إصدق لازم كذّب لازم بعّد لازم قرّب
ما بقا عندي نفس كفاية لازم إقفل بالنّهاية


Tengo que

Tengo que dormir, tengo que levantarme, tengo que comer, tengo que ayunar,
tengo que ir con la corriente, tengo que desvanecerme, tengo que brillar,
tengo que vaciarme, tengo que llenarme, tengo que estar siempre de buen ánimo,
tengo que calmarme, tengo que esforzarme, tengo que pasear, tengo que manejar,
tengo que temer, tengo que llorar, tengo que charlar, tengo que decir,
tengo que amar y nunca desfallecer, debo evitar jugar con fuego,
tengo que dar, tengo que tomar, tengo que desvestirme, tengo que fingir,
tengo que jugar, tengo que pausar,
tengo que abrir, tengo que cerrar.

Sé que tengo que seguir adelante, pero no sé adónde estoy yendo.

Tengo que trabajar, tengo que ser una esclava, tengo que cancelar, tengo que salvar,
tengo que enfocarme, tengo que leer, tengo que cocinar, tengo que alimentar,
tengo que tener, tengo que sostener, tengo que lavar, tengo que tapar,
tengo que vestir y desvestir, tengo que agradar e impresionar,
tengo que ser caliente, tengo que ser fría, tengo que ser gentil, tengo que renegar,
tengo que huir, tengo que escribir, tengo que ser pacífica, tengo que luchar,
tengo que ser libre, tengo que volar, abrir mis alas y llegar alto,
tengo que soñar, tengo que volverme loca,
tengo que ser ambiciosa y nunca haraganear.

Sé que tengo que seguir adelante, pero no sé adónde estoy yendo.

Tengo que venir y que irme, tengo que partir, tengo que quedarme,
tengo que atender, tengo que mirar fijo, tengo que gritar, tengo que jurar,
tengo que rebelarme, tengo que cambiar, tengo que romper y reordenar,
pero siempre debo ser fuerte, y nunca debo equivocarme,
tengo que viajar lejos de casa, no importa por dónde me pierda,
tengo que comenzar conversaciones y estar a la altura de las expectativas,
tengo que ser amable, tengo que ser grosera, tengo que ir demasiado lejos, tengo que estar cerca.

Siento que me quedo sin aliento.
Tengo que terminar ahora, este es el final.




Ídem,

DJ Vago

lunes, 22 de septiembre de 2014

[97] Pal Moliva me voy, zulu



“Moliva”, por Johnny Clegg y Savuka, en Cruel, loco, hermoso mundo (1989)



Empieza la serie final de esta segunda temporada, que se me hizo eterna. En esta serie, que titularé “Tachame la doble”, iré llenando algunos de los muchísimos huecos que fui dejando a lo largo de las hasta hoy 97 entradas de este blog.

Algunas de las deudas que NO pagaré este año son, por ejemplo, las ausencias de los Beatles, de The Who, de Zitarrosa, de chacareras y chamamés, de canciones en gallego, en coreano, en holandés, en guaraní, de Paul Simon, de Ozzy Osbourne, por Sarah Vaughan, por Gardel, por Dina Rot, de Sting, de Chicago, de Foo Fighters, de Beethoven, de Chopin, de Gorillaz, de R.E.M., de Mano Negra, de Bob Dylan… me cansé.

Pero bueno, unas pocas pero importantes deudas sí saldaré, y empiezo hoy, como primera entrega de la serie “Tachame la doble”, con una canción africana, la primera en el blog. Por un lado, no es que nos llegue tanta música africana, como para elegir (y jamás me rebajaría a poner “Hakuna Matata” o algún engendro disneico eltonyónico similar). Por otro lado, la traducción de los idiomas africanos no es sencilla (no se imaginan lo que tuve que buscar para encontrar un zulú que me ayudara, y ya saben que esforzarme no es lo mío).

Esta canción zulú nos llega a través de Johnny Clegg y su banda Savuka. Johnny es un inglés que, además de músico, salió antropólogo, y estudió un toco sobre la música de los pueblos sudafricanos. Y sacó tres o cuatro discos bastante buenos, como el que incluye “Moliva”, titulado Cruel, loco, hermoso mundo, de fines de los ochentas.



La canción está en un rápido compás 4/4, y logra ser rítmica y pegadiza a pesar de que tiene más letra que un policial sueco. El cantor (que no es, por cierto, Johnny, quien tiene una voz finita y bastante olvidable) va contando, mitad en canto y mitad en recitado, el gran tema de la canción, que es: ¡por fin me casé, papá!

En general la gente no se pone taaaaaan contenta por casarse, pero este hombre está que no da más de gusto. Y se ve que ni el padre le ponía muchas fichas tampoco, ya nadie creía que iba a conseguir una mujer que le diera bola. Por eso él está, además de contentísimo, agradecido, y además de contar algunos pormenores de la ceremonia y el festejo, va agradeciendo a distintas personas y grupos de personas.

No se casa con cualquier mujer, claro: se casa con una zulú. El cantor es zulú por adopción, pero no por nacimiento, y por eso tuvo que pasar por un largo proceso para llegar a formar parte de la comunidad y así “convertirse en persona” (una idea que tomaron, por cierto, los guionistas de la película Avatar). Cuando empieza a agradecer, no solo le agradece a quienes le enseñaron las costumbres zuluces, sino hasta a quienes lograron que las distintas tribus se juntaran en la nación zulú, sin lo cual, aparentemente, él no hubiera conseguido esposa y sería un infeliz.

La canción se llama “Moliva”. Me explicó mi traductor zulu (el muchacho es oriundo de Soweto y se llama Kwentoyzidudi Mntowaziwayo, pero los amigos le decimos Dudi) que “Moliva” es el nombre de un pueblito en la provincia de Kwazulu (también conocida como Natal), es decir, los territorios que los holandeses les afanaron a los zulu y que ahora forman parte del país Sudáfrica (donde vivía, hasta hace poco, mi amigo Mandela). La palabra Moliva es la traducción fonética (y a las apuradas, mientras los corrían a escopetazos) que hicieron los zulu del término mooi rivier, lo que en holandés significa, ovbiamente, “río hermoso”.



En el pueblo de Río Hermoso, entonces, es donde sucede la boda. No hay iglesia, en el pueblo. O, más probablemente, la iglesia que hay es cristiana, y no permite que la gente se case a lo zulu, ceremonia que, según me explica Dudi, es más cercana a un recital de la Mona Giménez que a un aburrido ritual parsimonioso con curas excesivamente abrigados y “Pompa y circunstancia” sonando de fondo.


Así que se casan en la escuela, que debe ser el mejor local alquilable del poblado. Le regalaron (como dote de la novia) un motor de auto, y el suegro hizo sus típicas payasadas, que todos festejaban, y todos iban de acá para allá con los preparativos, hasta que al fin de hizo la ceremonia y él puede exclamar, fuera de sí, “por fin me casé, por fin tengo esposa”, frase que el corito repite alegremente en un montón de ocasiones. Ojalá la esposa esté la mitad de contenta, con el asunto, porque es sabido que las zulu son bastante bravas, si el marido no cumple con sus expectativas (Dudi asiente con la cabeza, temeroso).

Yo, por cierto, no estoy nada apurado por casarme, pues anticipo que debe ser demasiado trabajoso. Y todo lo que sea trabajo, como dice el lema de mi escudo heráldico, “preferiría no hacerlo” (Dudi asiente con la cabeza, comprensivo).


Esta es, en cierta forma, una canción-río, donde las palabras se van repitiendo para formar, junto con la música, un ritmo incesante, como de olitas sucesivas, casi iguales pero todas diferentes; así que está muy bien que se titule “Río Hermoso”; mejor dicho, esa palabra que suena más o menos como río hermoso pero no lo es.



Moliva

Hawu baba ngashada intombi yami esikolweni emoliva
kwashunqa uthuli kwandlovu madoda silwela lobuhle
usipho wakipha izinkomo ezamalobolo ezinamasondo
wadlala umukwa wami wadlala engalindile
wadlala umukwa wami engalindile kwakhikhiza abafazi
ngisho izulu eliphezulu lalihleka kancane
'zulu eliphezulu lalikhona lalihleka kancane
emoliva emoliva emoliva
yamnandi lendaba ngaze ngashada emoliva ngiyabonga webanguni
ngaze ngashada ngaze ngathola nowami
ngaze ngashada ngaze ngathola nowami
ngaze ngashada ngaze ngathola nowami
ngaze ngashada ngaze ngathola nowami
ngaze ngashada ngaze ngathola nowami
ngaze ngashada ngaze ngathola nowami
wemzila wangincelisa amasiko ngaze ngaba wumuthu
hawu wemakhabela nangikhulisa ngaze ngaba wumuthu
kungathiwani ngani nanguni nahlanganisa zonke izizwe
nahlanganisa zonke izizwe ubesehlulekile ubotha
nahlanganisa zonke izizwe ngobuhle ubesehlulekile ubotha
emoliva emoliva emoliva emoliva emoliva
yamnandi lendaba ngaze ngashada emoliva ngiyabonga webanguni
ngaze ngashada ngaze ngathola nowami
ngaze ngashada ngaze ngathola nowami
ngaze ngashada ngaze ngathola nowami
ngaze ngashada ngaze ngathola nowami
ngaze ngashada ngaze ngathola nowami
ngaze ngashada ngaze ngathola nowami
yamnandi lendaba ngaze ngashada emoliva ngiyabonga webanguni
ngaze ngashada ngaze ngathola nowami
ngaze ngashada ngaze ngathola nowami
ngaze ngashada ngaze ngathola nowami
ngaze ngashada ngaze ngathola nowami
ngaze ngashada ngaze ngathola nowami
ngaze ngashada ngaze ngathola nowami
ngaze ngashada ngaze ngathola nowami.


Moliva

Oh, Padre, me casé con mi chica en la escuela en Moliva,
se hacía polvareda con los preparativos en la casa de Dilovu,
Sifo pagó la dote de la novia con un motor de auto
y mi suegro hizo una inesperada danza guerrera
que le surgió en el momento.
Mi suegro hizo una inesperada danza guerrera
y las mujeres lo alentaban con gritos agudos,
hasta el cielo allá arriba hizo una breve sonrisa.
El cielo allá arriba estaba allí e hizo una pequeña sonrisa
en Moliva, en Moliva, en Moliva.
Fue un maravilloso evento en el cual
por fin me casé en Moliva
y les agradezco, gente del clan Chunu.
Por fin me casé, por fin tengo esposa.
Por fin me casé, por fin tengo esposa.
Por fin me casé, por fin tengo esposa.
Por fin me casé, por fin tengo esposa.
Por fin me casé, por fin tengo esposa.
Por fin me casé, por fin tengo esposa.
Mazila, vos me nutriste en las tradiciones y costumbres
de los zulu, y me convertí en persona.
Oh, ustedes, gente de Maklabeleni, me criaron
hasta que me volví una persona,
y qué puedo decir de ustedes, gente de Chunu,
que reunieron a todas las naciones,
trajeron a las naciones juntas,
lo que por tanto tiempo no había sido posible,
ustedes reunieron a todas las naciones en buena voluntad,
lo que no habían logrado desde hacía tanto.
En Moliva, en Moliva, en Moliva, en Moliva, en Moliva.
Fue un maravilloso evento en el cual
por fin me casé en Moliva
y les agradezco, gente del clan Chunu.
Por fin me casé, por fin tengo esposa.
Por fin me casé, por fin tengo esposa.
Por fin me casé, por fin tengo esposa.
Por fin me casé, por fin tengo esposa.
Por fin me casé, por fin tengo esposa.
Por fin me casé, por fin tengo esposa.
Fue un maravilloso evento en el cual
por fin me casé en Moliva
y les agradezco, gente del clan Chunu.
Por fin me casé, por fin tengo esposa.
Por fin me casé, por fin tengo esposa.
Por fin me casé, por fin tengo esposa.
Por fin me casé, por fin tengo esposa.
Por fin me casé, por fin tengo esposa.
Por fin me casé, por fin tengo esposa.



Eso es todo por hoy. Me despido, con la piel oscurecida y el corazón iluminado,

DJ Vago


(y también se despide Dudi)

martes, 16 de septiembre de 2014

[96] Qué suaves tus campos tan verdes


“Inmigrant song”, de Led Zeppelin, en su álbum Led Zeppelin III (1970)




Hoy, mientras estaba en la oficina desordenando archivos, he descubierto que puedo lograr que cualquier día sea lunes. No que se sienta como lunes, sino que efectivamente sea lunes. Tengo pruebas. He descubierto una maravillosa forma de demostrar mi descubrimiento, pero desarrollarla aquí me llevaría demasiado esfuerzo, así que la dejo anotada en el margen de un libro de aritmética.

Termina hoy (lunes), sin pena pero con una pasajera gloria, la serie “Inmigrantes”, con una canción de una onda bien diferente de las anteriores: “Canción del inmigrante” de Led Zeppelin, una de las más famosas de su tercer disco.

Si no saben qué es Led Zeppelin, ustedes deben vivir en donde brilla el sol de medianoche; y aunque no lo merecen, los desasnaré brevemente comentándoles que es la mitológica banda que el guitarrista Jimmy Page formó en 1968 con Robert Plant (el cantante rubio), John Paul Jones en el bajo y John Bonham en la batería. En tres años revolucionaron el mundo del rock, con discos espectaculares, experimentales, brutalmente talentosos y llenos de vida y de música, aunque poco ingeniosos en su titulación: Led Zeppelin I, Led Zeppelin II y Led Zeppelin III. Tras algunos discos y giras más, en 1980 la banda se disolvió, tras la muerte accidental de Bonham. Sin embargo, siguieron vendiendo y siendo escuchados, y parece mentira que ya hayan pasado, por ejemplo, más de cuarenta años del lanzamiento de la canción elegida hoy. Led Zeppelin son la banda que más discos vendió en la historia del mundo, después de The Beatles. Unos 300 millones de discos. Lo que en sí no significaría nada, porque hay cada gil que vendió un montón de discos también; pero en este caso cada disco vale más de lo que cuesta.



“Inmigrant song” fue dedicada a Leif Eriksson, un famoso marino y explorador vikingo que fue, en el año 1000, no el primero en llegar, pero sí el primer europeo en pisar tierras americanas y nombrar lugares en este continente. Casi quinientos años antes que cierto genovés sobrevalorado.


(Aclaro aquí que, por ridículo e improbable que suene, tengo amigos que son especialistas en el tema de los vikingos, así que todas las afirmaciones sobre la cultura vikinga y la historia nórdica que pueden leer en esta entrada del blog han sido chequeadas por expertos; ellos son también los que me prohibieron mencionar a “ese”, el navegantucho italiano que chapurreaba el español y dio nombre a un equipo de fútbol santafesino.)

La canción empieza con otro compases de un riff incesante y movilizador, y enseguida una especie de grito-lamento-amenaza de Robert Plant que en la letra figura como un simple “aaaah, aaaah”, pero al escucharlo es, como notarán enseguida, inquietante, ríspido, memorable. Como el graznido de un cuervo albino listo para darse un festín sobre un sangriento campo de batalla. Esos primeros quince segundos ya hacen que la canción valga la pena.


En Shrek 3, Blancanieves usa ese comienzo “sobrenatural” para dar la voz de ataque a sus maléficos bambis, ardillas y pajarillos; pero luego, el ataque grupal se hace sobre el cover de otra canción comentada en este blog, “Barracuda” de Heart. Por cierto, el riff inicial de “Inmigrant song” recuerda, en cierta forma, al de Heart, y como dije aquella vez, las chicas de Heart eran fans confesas de Led Zeppelin.



Empieza ahora la letra, que no es muy extensa pero muestra un lado poco explorado de la inmigración. Acá no venimos humildemente, pidiendo permiso o escabulléndonos a escondidas, a aprovecharnos del sistema de salud y robarles trabajo a los locales: acá los inmigrantes venimos a conquistar, a saquear, a destruir y luego a permitir, graciosamente, que los locales reconstruyan todo lo que arrasamos, para que podamos por fin vivir todos en paz: pero reconstruyan calladitos, eh, que me saco el cinto.


Dice la canción que nosotros, los inmigrantes, venimos “de la tierra del hielo y la nieve, del sol de medianoche y los géiseres”. Un clima de porquería, bah. Eso hace que busquemos nuevas tierras, guiados por “el martillo de los dioses” (una referencia a Miöllnir, el martillo de Thor, que al menos en este verso parece funcionar como brújula). Estamos dispuestos a “combatir la horda”, sin miedo, porque la muerte en batalla es para los vikingos una recompensa: un tiquet dorado para entrar al banquete de los dioses en el Valhalla.

Vamos remando y remando, trillando las olas (el barco es llamado “el arado del mar”, en los poemas nórdicos, y es frecuente la analogía del mar con un campo fértil) hacia el oeste.

Y al llegar, descubrimos tus hermosas praderas, como de la intro de “La familia Ingalls”: qué suaves tus campos tan verdes. Te felicito che. Eso sí, inmediatamente el “inmigrante” aclara: así de locus amoenus como se ven, tus campos verdes pueden suspirar horrendas historias de sangre derramada. Porque somos tus amos, tus conquistadores. Sit.


La última estrofa parece indicar que hubo una batalla, que no fue que enseguida se rindieron, los locales. Pero el resultado de esa batalla ya es obvio, así que el inmigrante amenaza: “Mejor que pares ya (de luchar, supongo), y te dediques a algo más productivo, como empezar a reconstruir las ruinas que quedaron”. Y termina con una graciosa y esperanzadora promesa de prosperidad: “pues la paz y la confianza pueden resultar victoriosas a pesar de tus cuantiosas pérdidas”. Re buena onda, los inmigrantes, eh.

La historia real no fue así, por supuesto: los vikingos llegaron a lo que hoy es América del Norte y establecieron colonias, pero estas no duraron muchos años, porque los nórdicos no se llevaron bien con los indígenas y estos, básicamente, se hincharon las bolas y los echaron a las patadas. Tal vez si hubieran tenido esta canción para inspirarlos, los vikingos podrían haber mejorado su performance.

Pero me gustó terminar la saga de los inmigrantes (que sufrieron ya mucho en las tres canciones previas) con este tema orgulloso y pendenciero, que anuncia que tu tierra es mi tierra y mejor que lo aceptes antes de que me enoje más.


Inmigrant song

Aaaah. Aaaaah.
We come from the land of the ice and snow,
From the midnight sun where the hot springs flow.

The hammer of the gods will drive our ships to new lands,
To fight the horde, singing and crying:
Valhalla, I am coming!

On we sweep with threshing oar,
Our only goal will be the western shore.

Aaaah. Aaaaah.
We come from the land of the ice and snow,
From the midnight sun where the hot springs blow.

How soft your fields so green, can whisper tales of gore,
Of how we calmed the tides of war.
We are your overlords.

On we sweep with threshing oar,
Our only goal will be the western shore.

So now you'd better stop and rebuild all your ruins,
For peace and trust can win the day despite of all your losing.


Canción del inmigrante

Aaaaah. Aaaaah.
Venimos de la tierra del hielo y la nieve,
del sol de medianoche, donde fluyen los géiseres.
El martillo de los dioses conducirá nuestros barcos a nuevas tierras,
para combatir a la horda, cantando y gritando:
“¡Valhalla, estoy llegando!”.

Vamos avanzando con remo trillador,
nuestro único objetivo será la costa occidental.

Aaaaah. Aaaaah.
Venimos de la tierra del hielo y la nieve,
del sol de medianoche, donde fluyen los géiseres.
Qué suaves tus campos tan verdes: pueden suspirar historias de sangre derramada,
de cómo aplacamos las mareas de la guerra.
Somos tus dominadores.

Vamos avanzando con remo trillador,
nuestro único objetivo será la costa occidental.

Así que mejor que te detengas y reconstruyas tus ruinas,
pues la paz y la confianza pueden resultar victoriosas a pesar de tus cuantiosas pérdidas.


  
Esto es todo, voy cerrando aquí mi extenso lunes, con el anuncio de que la próxima semana comenzaré la última serie de esta segunda temporada, en la que saldaré unas pocas de las muchas deudas que me quedan y me prepararé para unas merecidas y, sobre todo, necesarias vacaciones.

Hasta el próximo lunes o el Ragnarök, lo que suceda primero:

DJ Viking



martes, 9 de septiembre de 2014

[95] Tengo la heladera llena de dibujos



“Salam Rashid”, de Joan Manuel Serrat, en su álbum “Material sensible” (1989)



Como penúltima (tardía) entrega de la serie “Inmigrantes”, hoy cambiamos de territorios (pasamos de Estados Unidos a Europa) y de punto de vista: aquí hablarán los europeos, los que reciben la inmigración.

Es la oportunidad para poner en el candelero semanal, después de casi dos años, un tema de mi tío Joan (probablemente no leyeron el posteo en donde explico que mi apellido, Vagot, es catalán, como el lado paterno de mi familia, y todo lo demás que conté de mis parientes: pero me da una fiaca infinita repetirlo, así que investiguen. O intuyan, que es más fácil).


“Salam Rashid” no es de las mejores canciones de mi tío (ni siquiera del disco Material sensible, título elegido por escribirse igual en castellano y catalán), pero es un tema que resulta muy interesante de escuchar y analizar. Y al estar en catalán, suena mucho mejor que si estuviera en castellano, idioma en que Joan, a pesar de su completo bilingüismo, hace letras menos frescas, más “duritas”.



La letra, sin embargo, no es de él, en este caso. Al menos, no enteramente: aparece anotada como una colaboración entre Serrat y el periodista/escritor barcelonés Joan Barril y Cuixart. La música sí es de Joan, y en ese rubro hay que mencionar otra importante colaboración: la guitarra que suena ahí en la canción está siendo tocada nada menos que por Paco de Lucía, músico que me encanta y que murió este año, lo que lamenté mucho, pero soy lento para los homenajes (probablemente el año que viene, si sigo existiendo, comente algún tema de Gustavo Cerati, que no era mi estilo favorito pero sin dudas un gran músico).

En Salam Rashid se habla del inmigrante africano, el moro. Él es el protagonista, pero se lo dice desde afuera, en tercera persona. La mirada hacia el moro es positiva, bienintencionada y progre, e intenta “ponerse en sus zapatos”; pero es, sin dudas, el otro, el diferente, alguien que nunca será igual a nosotros. Es una mirada europeocentrista, la del cantor. Y seguramente, si fuera Salam Rashid quien hablara, la canción sería muy diferente. Y Rashid podría decirle a los españoles, en forma similar a los frijoleros de la canción anterior: “Si no fuera por el puto Cid, este suelo que estás pisando aún sería Arabia, ¡correcto!”.


Hecha esa salvedad, la letra es compleja, poética y bella. Salam vino del Sur, de una naturaleza idealizada donde “el agua de los ríos camina en puntas de pie, cautelosa” pero, a la vez, está presente la desesperación de ver que el desierto “va creciendo a medida que los ricos del Norte rompen sus relojes de arena”. Rashid va a Catalunya (identificada como la “frontera” entre el Sur y el Norte) porque piensa que Europa es muy grande, cuando en realidad es simplemente una jaula. Y ahora que está allí, ya no puede volver atrás.

Se lo identifica a Rashid por su piel oscura y porque siempre está “haciendo cola en Laietana” (los juzgados), donde nunca es inocente, “sea quien sea el juez”. El inmigrante sobra en todos lados, es maltratado y discriminado… el cantor se conduele de él, pero le pide que siga aguantando, que “tome la cruz y suba a su calvario”. El inmigrante es “la cuña justa para que no tambalee la mesa de la fiesta” (una bella metáfora).

La canción se salva, para mí, porque no se queda en ese presente, sino que anticipa un futuro donde el inmigrante se adueñará de esa tierra y la hará suya: las catedrales alternarán la misa con el Corán y las danzas árabes, y Rashid podrá usar el museo del Louvre como heladera, ante la simpática mueca de la Mona Lisa.

Pero eso será en el futuro; en cambio hoy (la canción es de 1989, y es un dato importante), “Europa hace de ella misma”, es decir, sigue como de costumbre, y “envolvió las porras con banderas” (memorable y acertada imagen) para seguir dándole palazos a los inmigrantes pero que no parezca paliza sino nacionalismo, y le reservan al moro “un jardín en Maresme” (una zona de huertos que son trabajados, en su mayor parte, por los inmigrantes); es decir: no le reservan un jardín para que pasee, sino para que trabaje la tierra de sol a sol, para que Europa siga manteniendo su nivel y no tambalee la mesa de la fiesta.




Salam Rashid

T'ho havien dit, allà baix a la terra dels teus pares,
t'ho havien dit: que Europa era molt gran, per això hi anares
des del gran Sud, on l'ombra de les palmeres ès dolça
i l'aigua dels rius camina de puntetes, cautelosa.

T'ho havien dit de nit les passes lentes de les dunes.
T'ho havien dit: que el desert es va fent gran a mesura
que els rics del Nord hi trenquen els seus rellotges de sorra
a contracor, i tu només tenies ganes de córrer.

¿Què hi fas, Rashid, perdut a la frontissa
d'un Nord poruc i un Sud que es desespera?
T'han estripat l'honor i la camisa
i un cop aquí no tornaràs enrera.

Pell de color de dàtil o de sutge
que sempre està fent cua a Laietana,
no ets innocent sigui qui sigui el jutge,
ets el pecat, el camell, la fulana.

Dècim trencat, propina d'urinari,
ets tot allò que el fariseu rebutga,
trinca la creu i puja al teu calvari,
Salam Rashid.

Ja ni saps quant fa que camines per ciutats llogades
arrossegant la sensació que a tot arreu sobraves.
Et coneixem, ets carn de soterrani i de conquesta,
la falca justa perquè no trontolli la taula de la festa.

Bulls al perol somnis del Sud contra la incerta ràbia
de morir sol. Volies volar, i Europa és una gàbia
i vas perdent a poc a poc records per les voreres
feixugament, però et sents viu i esperes com les feres.

El món es mou pels qui com tu caminen
més del que volen, mà d'obra barata,
sobrevivents de presons i pallisses
que han decidit que els guiïn les sabates.

Demà per tu somriurà la Mona Lisa,
faràs servir el Louvre de nevera;
les catedrals alternaran la missa
amb l'Alcorà i les danses barbaresques.

Però mentrestant Europa va fent d'esma:
ha embolicat les porres amb banderes
i a tu et reserva un jardí del Maresme,
Salam Rashid.


Salam Rashid

Te lo dijeron allá abajo en la tierra de tus padres,
te lo dijeron: que Europa era muy grande, por eso fuiste
desde el gran Sur, donde la sombra de las palmeras es dulce
y el agua de los ríos camina de puntillas, cautelosa.

Te lo dijeron, de noche, los pasos lentos de las dunas.
Te lo dijeron: que el desierto se hace grande a medida
que los ricos del Norte rompen sus relojes de arena
de mala gana, y tú sólo tenías ganas de correr.

¿Qué haces, Rashid, perdido en la bisagra
de un Norte miedoso y un Sur que se desespera?
Te han desgarrado el honor y la camisa
y una vez aquí no has de volverte atrás.

Piel de color de dátil o de hollín
que siempre está haciendo cola en Layetana;
no eres inocente sea quien sea el juez,
eres el pecado, el camello, la fulana.

Centavo roto, propina de urinario,
eres todo aquello que los fariseos rechazan,
toma la cruz y sube a tu calvario,
Salam Rashid.

Ya ni sabes cuánto hace que caminas por ciudades alquiladas
arrastrando la sensación de que en todas partes sobrabas.
Te conocemos, eres carne de subterráneo y de conquista,
la cuña justa para que no se tambalee la mesa de la fiesta.

Hierves en la olla sueños del Sur contra la incierta rabia
de morir solo. Querías volar, y Europa es una jaula
y vas perdiendo poco a poco recuerdos por las aceras
torpemente, pero te sientes vivo y esperas como las fieras.

El mundo se mueve por los que como tú caminan
más de lo que quisieran, mano de obra barata,
sobrevivientes de prisiones y palizas
que han decidido que los guíen los zapatos.

Mañana para ti sonreirá la Mona Lisa,
usarás el Louvre de heladera,
las catedrales alternarán la misa
con el Corán y las danzas bereberes.

Pero mientras tanto, Europa sigue con su rutina,
ha envuelto las porras con banderas
y a ti te reserva un jardín del Maresme,
Salam Rashid.



Que tambaleó, por supuesto. La situación española, y europea en general, no es la misma que a comienzos de los noventa. De hecho, en los últimos años, millares de europeos emigraron buscando trabajo y futuro, y eso se refleja en la canción complementaria de hoy, el bonus track “¡Ahora la inmigrante soy yo!”, del valenciano Toni Martínez, que hace canciones pop para divertirse a partir de anécdotas mínimas, como que la máquina de gaseosas del subte le tragó la moneda o tuvo que estacionar muy lejos el auto. Musicalmente, esta canción es ultrasimplona, en tono mayor y machacona, y lo que cuenta es cómo ella, la cantora, decide emigrar a causa de la recesión y recibe el mismo trato discriminatorio que ella brindó, desde acusarla por abusar del sistema de salud hasta burlarse por su pronunciación: “Nadie antes me había llamado europea”, se lamenta mientras mordisquea la naranja afanada en un puesto callejero.



Eso es todo por hoy, voy a sacar la cerveza que dejé enfriándose junto a los Delacruases y me preparo para mi siesta. Despiértenme cuando pase el temblor.

DJ Vago