solo un tema por semana,
y con que le guste al diyei alcanza

viernes, 14 de diciembre de 2018

[212] Y ahora ¡vuela!


“Hermano que te vas a California” (1974), de Joan Manuel Serrat



A Diego, mi hermano que voló a California.
Y a Patricio, mi otro hermano que ahora vuela.


¿Dos posteos en dos días? Me voy a estresar, ya les digo. Pero tenía que ganarle a un avión, así que por eso adelanté esta nota, dentro de la serie “La familia no se elige”, con una canción dedicada a un hermano que se va lejos.



La canción es de mi tío Joan. Podría haber armado toda la serie con canciones de mi tío, porque en sus más de 50 años de carrera dedicó temas (varios de ellos, muy buenos) a todos los familiares posibles: hijas (“Canción infantil”, “Qué va a ser de ti”), hijos (“Esos locos bajitos”), padre (“Pare”), madre (“Soneto a mamá”), tío (“Tío Alberto”), tía (“La tieta”), abuela (“La abuelita de Kundera”), abuelo (“La mort de l´avi”) y hasta a la suegra (“Señora”). Pero esta es la única canción del tío que incluiré en esta serie, aunque no es la única en la que aparecerá un hermano como protagonista.

No es la mejor obra del tío, por cierto, y el arreglo que le hizo a la canción Ricard Miralles (que es un gran arreglador en general eh) me parece un espanto (dándole al tema, que no tiene nada que ver con el jazz, un marco de jazz muy anticlimático, supongo que porque imaginó que en California se toca mucho jazz). Pero siempre me gustó la sencillez de la propuesta: despedir a un hermano que se va a tomar un avión para irse a vivir lejos.



Me gusta que se dé el número del vuelo, la aerolínea (Pan-Am) y detalles técnicos, como que volará a una altura de diez mil metros sobre el nivel del mar: todos detalles completamente innecesarios, pero que igual aportan a darle una ondita particular a la canción.

El hermano se va por amor: no es el único motivo para migrar, pero es más frecuente de lo que uno piensa. Lo que el cantor le pide a su hermano es que lleve, a esa mujer y a ese lugar tan lejano y tan distinto, algo de su vida acá, de su pasado, de su infancia, de o que vivió con su familia y, en particular, con él, con su hermano. Es una canción varonil, y Serrat puede ser bastante machista (como toda la sociedad del siglo XX y contando, no es un problema de él solo), pero en esta canción, en que esa cuestión está acotada, la verdad que no molesta.

Lo primero que el cantor le pide que le lleve a su amada es un olor. No parece una buena idea, ¿no? Pero es interesante la idea de conectar recuerdos con olores: si él pudiera comunicarle a su amada ese olor particular y mixturado de arpillera, aceituna, azahar, eso le diría algo muy certero sobre esa infancia en un pueblito suburbano. También le pide que le lleve imágenes del paisaje (algarrobos y chumberas (plantas cactáceas)) y el recuerdo de una navaja que solo se utilizó pocas veces (lo que es bueno, aunque mejor hubiera sido que los niños no tuvieran acceso a armas blancas).

En la segunda estrofa, le pide que le lleve también, además del ayer, recuerdos más cercanos, como un mensaje-promesa que colgó en la ventana diciendo que al día siguiente, tras el viaje, él por fin será de ella.

Y lo último que le pide, antes de despedirlo y decirle que tome nomás el avión (me emociona siempre ese estribillo, con la repetida frase “Y ahora ¡vuela!”), es que a pesar de que vivirá en un país lejano junto a su amada y que la pasará seguramente espectacular, que de vez en cuando (solo de vez en cuando) los recuerde, que recuerde a su familia, a los que lo quisieron y lo seguirán queriendo del otro lado del mar.

Y de vez en cuando,
solo de vez en cuando,
recuérdanos.



Hermano que te vas a California

Hermano que te vas a California
(121 de Pan-Am),
llévale a esa muchacha que te espera
olor de arpillera,
aceitunas y azahar,
algarrobos y chumberas
y mi navaja tripera,
que de vez en cuando,
solo de vez en cuando,
dio un guiño al sol.

Y ahora ¡vuela!
Y ahora vuela
a diez mil metros sobre el mar.
Pensando en ella,
queriendo llegar.
Y ahora vuela, vuela...

Hermano que te vas a California
(121 de Pan-Am),
llévale a esa muchacha que te espera
también la quimera,
la esperanza y el ayer,
que colgaste en la ventana
que serás suya mañana.
Y de vez en cuando,
solo de vez en cuando,
recuérdanos.

Y ahora vuela.
Y ahora vuela
a diez mil metros sobre el mar.
Pensando en ella,
queriendo llegar.
Y ahora vuela, vuela...
Vuela.


Y eso es todo por hoy. Ahora ¡vuelen!

DJ Vago

jueves, 13 de diciembre de 2018

[211] Cómo se puso


“Ode to my family”, de Dolores O´Riordan (1994)


Todas las familias felices se parecen, pero las infelices lo son cada una a su modo. Esta certera y profunda frase se me ocurrió a mí la Navidad pasada, mientras mi madre Condescendencia nos daba a todos el tradicional zapatillazo preventivo por las cosas en las que la haríamos renegar el año entrante, mi padre Josep nos pedía veinte pe para la birra y mi hermana la quinta amenazaba con hacernos juicio a todos. Mi hermana la tercera, que debería llamarse Aguafiestas Vagot, al escucharme protestó diciendo que mi frase ya se le había ocurrido antes a no sé quién en el culo del mundo y hace una parva de años. Por suerte no le doy bola a los delirios de mi hermana la tercera.



Empiezo hoy una serie con canciones dedicadas a la familia o a miembros de ella. Como primera entrega, vamos con “Oda a mi familia”, de Dolores O´Riordan (en teoría la compuso junto con Noel Hogan, el guitarrista de la banda The Cranberries, pero al menos la letra seguro es solamente de Dolores). La canción es del 94, forma parte del primer disco de la banda y fue su primer hit tras “Zombie” (que comenté como primerísima entrada de este interminable blog).

No es mi canción favorita de los Cranberries, pero admito que es inolvidable. Se supone que habla de lo bien que la pasó en la niñez y lo buena que era su familia. Pero si la escucharon, habrán notado que no es un canto a la vida, la canción. No es una de Palito, digamos.

Y si leen la letra, coincidirán conmigo (o no; no me importa que coincidamos, en realidad) en que es todavía más inquietante que la música. Muchas preguntas sin ninguna respuesta. Algo escondido en la infancia que nadie sabe y a nadie le importa, y la palabra “infelicidad” encabezando el estribillo.

Quienes transcriben la letra suelen acomodar la puntuación para que suene como qué bien que la pasé en la infancia, y en cierta forma la letra dice eso, sí, ponele. Pero pensá una cosa: si vos querés recalcar lo feliz que fuiste en algún momento de tu vida, por lo general no empezás la oración con la palabra “infelicidad”. Y tampoco terminás el párrafo preguntando veinte veces: “¿a alguien le importa?”, cuando no dijiste de qué estabas hablando.

Es poesía, ya sé: no hay que explicar nada. Lo que yo escucho en esta canción es a una mujer (veintidós años tenía Dolores cuando compuso este tema) que recuerda su infancia y que se sigue viendo así como era, como una niña indefensa teniendo que sobrevivir, amparada en el amor de su familia, necesitada de que la quieran como cualquier niñe, y a la vez expuesta a las cosas que no se saben, no se dicen, no se adivinan.

Dolores, una de las mejores voces en la historia de la música (en mi ránking al menos siempre lo será) murió a comienzos de este año, y cómo la extraño. Había nacido en la absurda ciudad de Limerick, Irlanda, tan solo 46 años antes. Murió, eso dicen, al ahogarse en la bañadera estando completamente ebria. Fue alcohólica, depresiva, anoréxica e inestable durante toda su vida. 

Logró, sin embargo, además de volverse millonaria y famosísima, armar ella misma una familia, tener tres hijas. Y sin embargo muchas veces se veía a sí misma como desde afuera: “Todos esperan que sea una buena madre”. Y lo intentaba, pero no le era sencillo, no solo ser una buena madre (si tal cosa existiese), sino simplemente seguir. Seguir viviendo.

Y todo comenzó, como suele pasar, durante la infancia. Entre los ocho y los doce, Dolores fue violada por un amigo cercano de la familia, alguien que si bien no era pariente era como un tío, a quien todos respetaban (no solo en casa de los O´Riordan, sino en todo el pueblo) y entraba y salía de la casa cuando quería. La mamá de Dolores trabajaba todo el día. El papá estaba en la casa pero vivía ido: había tenido un accidente de auto que lo había dejado con daño cerebral.

“Pensás que es tu culpa”, dijo Dolores cuando por fin pudo contar lo que le pasó siendo niña. “Lo enterré. Eso hice, inicialmente. Lo enterrás porque te da vergüenza. Pensás: oh, Dios mío, qué horrible y asquerosa soy. Y tenés un terrible odio hacia vos misma. Y cuando me volví famosa, a los 18, empecé a pensar solo en mi carrera. Y fue peor. Ahí es que me volví anoréxica.”

Esto que le pasó en la infancia lo contó 33 años después. Eso le llevó poder contarlo. No es fácil, amego. No es nada fácil contar algo así: más respeto.

Cuando el padre de Dolores murió, en 2011, ella debió reencontrarse con su violador durante el funeral, compartir el espacio con él. “Lo había borrado de mi vida, pero tuve que enfrentarlo de nuevo”.

“Me odiaba a mí misma. Y sabía por qué me odiaba, por qué quería hacerme desaparecer.”

“Creo que me vuelvo más fuerte, de a poco. Pero sigo siendo un poco como tren descarrilado.”

Y Dolores nunca se recuperó. No pudo. Hay gente que no puede, hay gente que puede, pero en todo caso: no es fácil.

Cuando yo escucho esta canción y leo esas preguntas de Dolores:

¿Me ves? ¿Me ves?
¿Te gusto? ¿Te gusto
ahí parada?
¿Te das cuenta? ¿Sabés?
¿Me ves? ¿Me ves?
¿A alguien le importa? (...)

¿Sabés eso? ¿Sabés?
¿No me encontraste? ¿No lo descubriste?
¿A alguien le importa?

No puedo evitar imaginarme a una niña indefensa, sola, suplicando que alguien note lo que está sufriendo, pidiendo ayuda a su familia o a quien sea, para que se dé cuenta, que la salve de alguien de su familia o de alguien que es como de la familia.

Pero nadie sabe, nadie nota, nadie ve, a nadie le importa.
  
“Entendé: en lo que me convertí no es obra mía”, dice Dolores. Y tarde, poco y mal, pero entendemos.



Ode to my family

Understand the things I say
Don't turn away from me
'Cause I spent half my life out there
You wouldn't disagree
D'you see me, d'you see
Do you like me, do you like me standing there
D'you notice, d'you know
Do you see me, do you see me
Does anyone care?

Unhappiness
where's when I was young
And we didn't give a damn
'Cause we were raised
To see life as a fun
and take it if we can

My mother, my mother she'd hold me
Did she hold me, when I was out there
My father, my father, he liked me
Oh he liked me, does anyone care?

Understand what I've become
It wasn't my design
And people everywhere think
Something better than I am

But I miss you, I miss
'Cause I liked it, 'cause I liked it
When I was out there
D'you know this, d'you know
You did not find me, you did not find
Does anyone care?

Unhappiness.
was when I was young
And we didn't give a damn
'Cause we were raised
To see life as fun
and take it if we can

My mother, my mother she'd hold me
Did she hold me, when I was out there
My father, my father, he liked me
Oh he liked me, does anyone care?
Does anyone care?
Does anyone care?
Does anyone care?
Does anyone care?
Oda a mi familia

Entendé lo que digo.
No me dejes hablando sola.
Porque pasé la mitad de mi vida ahí afuera,
no me lo discutirás.
¿Me ves? ¿Me ves?
¿Te gusto? ¿Te gusto
ahí parada?
¿Te das cuenta? ¿Sabés?
¿Me ves? ¿Me ves?
¿A alguien le importa?

Infelicidad.
¿Dónde estaba cuando era chica
y nada nos preocupaba?
porque fuimos criados
para ver la vida como diversión
y tomarla, si podíamos.

Mi madre. Mi madre: ella me sostenía
Me sostenía cuando estaba ahí afuera.
Mi padre. Mi padre: yo le gustaba.
Oh, yo le gustaba, ¿a alguien le importa?

Entendé que en lo que me convertí
no fue obra mía.
Y la gente en todas partes piensa
que soy algo mejor de lo que soy.

Pero te extraño. Extraño
porque me gustaba, me gustaba
cuando estaba ahí afuera.
¿Sabés eso? ¿Sabés?
¿No me encontraste? ¿No lo descubriste?
¿A alguien le importa?

Infelicidad.
¿Dónde estaba cuando era chica
y nada nos preocupaba?
Porque fuimos criados
para ver la vida como diversión
y tomarla, si podíamos.

Mi madre. Mi madre: ella me sostenía
Me sostenía cuando estaba ahí afuera.
Mi padre. Mi padre: yo le gustaba.
Oh, yo le gustaba, ¿a alguien le importa?
¿A alguien le importa?
¿A alguien le importa?
¿A alguien le importa?
¿A alguien le importa?




Miren cómo me hacen poner. Eso es todo por hoy. Me despido hasta la próxima,

DJ Vago

jueves, 6 de diciembre de 2018

[210] Chocá esos cinco



“High five”, de Sigrid (2018)


Cuando me desperté de mi siesta, habían pasado tres meses y medio.

No es un cuento de Monterroso, sino la historia de mi vida. No es la primera vez que me pasa, y calculo que tampoco será la última. Incluso sospecho que hay años que me perdí enteros: me avisaron que se había caído el Muro de Berlín cuando ya vendían cascotes como souvenires en e-bay, y el mundial 2002 (que seguro fue una porquería) me lo pasé durmiendo y ni me tomé el trabajo de ver quién había ganado (aunque seguro que no lo ganamos nosotros, porque entonces alguien me lo rediría cada semana hasta hoy en día).

Y también me perdí, por suerte, el momento en que empezó a sonar el primer reguetón en las radios. Esperaba que tras esta última siesta trimensual hubiera acaecido un disparo de nieve que hubiera borrado de la faz de la Tierra a todos los reguetoneros o, al menos, a Arjona. Pero no. No pasó eso. 

Así que aquí me ven, fresco como una lechuga, aunque con un poquito de sueño otra vez, para terminar la demorada terminación de la serie “Las chicas no se achican”, en la que ya comenté temas de t.A.T.u, Taylor Swift, Christina Aguilera y Aretha Franklin (pobre Aretha, qué compañía le di) y ahora, como quinta y última entrega, vamos con este nuevito tema de Sigrid, jovencísima cantante noruega (nombre completo: Sigrid Solbakk Raabe) que recién está empezando su carrera (tiene veintidós años y apenas tres o cuatro temas en existencia (ningún disco aún), y su primer éxito fue “Don´t kill my vibe”, el año pasado; el tema que comentamos hoy es de recién, de este mismo año en que aún estamos).



Si nunca escucharon a Sigrid, les llamará la atención, de entrada, que canta muy finito, que es bastante friki y que no hace (gracias al cielo) reguetón latino ni gorgoritos a lo Shakira. Lo suyo es un pop en el borde de lo comercial, en el borde de lo roquero pero no, en el borde de lo emo pero no. Será que vive allá en Bergen Noruega, cerca de los fiordos pero en el borde del mundo.

Con la facha que tiene Sigrid y con la pelirrojez, uno piensa que quizá puede haber sido víctima de bullying. Y sin embargo se nos presenta con una confianza infinita, con una onda impresionante y con esos pasos de baile superfriquis onda saltitos de ska como chique en pelotero, pero a la vez hipnóticos y sexys, como diciendo: quien piense en hacerme bulliyng se va a arrepentir (porque se va a quedar solo).

En esta canción, “High five” (como llaman en inglés al choque de palmas entre dos personas, usado como saludo y reafirmación positiva), ella le habla al “popular” del colegio, al que está (o al menos, se siente) arriba de todos los demás, el admirado, el lindo, el que le hace bullying y ningunea a los demás (la canción es unisex, podría ser una ella la destinataria, pero por comodidad diré que es un él). El que está en una situación de poder. Poder pedorro, basado en el aspecto y en un prestigio sin bases sólidas, pero poder al fin.



Lo interesante es que aquí la friqui, la víctima ninguneada, se planta ante el poderoso para... mostrar lástima por él. Taylor Swift enfrentaba al bully para decirle: ya vas a ver cuando sea grande; Christina Aguilera le daba las gracias por todas las maldades, porque la habían fortalecido... Pero Sigrid, diría, va todavía un paso más allá: ¿no te sentís solo (le pregunta), rodeado de la admiración vacía de todos? ¿No te cansa buscar los choques de palmas? ¿No querrías conectar realmente con alguien, en lugar de quedarte solo cuando se apagan las luces y lo aparente se borra y solo queda lo verdadero? Vivís en un show, mostrándote solo de afuera, sin dejar que nadie te conozca de verdad, que nadie se te acerque.

Oh, todos aman un buen show.
Se prenden las luces, todos a casa.
No dejás que nadie se acerque:
ese choque de palmas es todo lo que tenés.

Oh, siguen diciendo que sos el mejor,
preguntás y responden: “Sí”.
Oh, cuando sumás lo que queda
ese choque de palmas es todo lo que tenés.

Pobrecito, le dice al bully. Me das una pena bárbara (eso no se lo dice, pero es la idea de la canción, es lo que ronda todo el tiempo).

Y escuchando y viendo a Sigrid cantar y bailar, orgullosa y atractivamente friqui, uno se da cuenta de que sí, de que pobrecito el infeliz ese que se hace el matón pero al final del día no tiene nada, apenas un choque de palmas de gente que, en el fondo, lo desprecia.

El clip me gusta mucho también, en él Sigrid, además de cantar y bailar, tiene poderes: es telequinética, mueve cosas con la mente, desde lejos. Empieza con una pelota de jámbol, pero después se envalentona y ya prende las luces chasqueando los dedos, abre lockers con un pestañeo y, lo más increíble, hace que ser pelirrojo y friqui y cantar finito sea lo más de lo más, de pronto.



High five

Nobody dares to speak against your word
So they just sit quiet
Do what you want,
who cares if you get hurt?

No, I don't know why you wonder why
Wonder why, wonder why
You're surrounded by the type of people
That never say what you don't wanna hear
So they just stay quiet

Oh, everybody loves a show
Lights on, they all go home
You won't let anybody close
That high five is all you got

Ooh, they keep saying you're the best
You ask and they say, "Yeah"
Ooh, when you add up all that's left
That high five is all you got

You say it's hard, feel sorry for yourself
And I don't know why you
You take it out on everybody else
No, I don't know why you wonder why
Wonder why, wonder why
You're alone at night,
when they're all up on ya
You know I tried, but you won't call me back
So I just stay quiet

Ooh, everybody loves a show
Lights on, they all go home
You won't let anybody close
That high five is all you got

Ooh, they keep saying you're the best
You ask and they say, "Yeah"
Ooh, when you add up all that's left
That high five is all you got

Oh, oh, oh, right
Don't you get tired
of looking for high fives?

And you wonder why, wonder why
No one's by your side, by your side
When the room goes quiet

Ooh, everybody loves a show
Lights on, they all go home
You won't let anybody close
That high five is all you got

Ooh, they keep saying you're the best
You ask and they say, "Yeah"
Ooh, when you add up all that's left
That high five is all you got
Choque de palmas

Nadie se atreve a contradecirte
así que se quedan quietos.
Hacé lo que quieras,
¿a quién le importa si te hieren?

No, no sé por qué te preguntás por qué
preguntás por qué, por qué
estás rodeado por esa clase de gente
que nunca dice lo que no querés oír
así que se quedan callados.

Oh, todos aman un buen show.
Se prenden las luces, todos a casa.
No dejás que nadie se acerque:
ese choque de palmas es todo lo que tenés.

Oh, siguen diciendo que sos el mejor,
preguntás y responden: “Sí”.
Oh, cuando sumás lo que queda
ese choque de palmas es todo lo que tenés.

Decís que es difícil, sentís pena por vos mismo y no sé por qué
te desquitás en todos los demás.
No, no sé por qué te preguntás por qué
preguntás por qué, por qué
estás solo en la noche,
cuando todos están con vos.
Sabés que lo intenté,
pero no me devolviste el llamado
Así que me quedé quieta.

Oh, todos aman un buen show.
Se prenden las luces, todos a casa.
No dejás que nadie se acerque:
ese choque de palmas es todo lo que tenés.

Oh, siguen diciendo que sos el mejor,
preguntás y responden: “Sí”.
Oh, cuando sumás lo que queda
ese choque de palmas es todo lo que tenés.

Oh, oh, oh, de verdad,
¿no te cansa
buscar choques de palmas?

Y te preguntás por qué, preguntás por qué
nadie está de tu lado, a tu lado
cuando el salón queda en silencio.

Oh, todos aman un buen show.
Se prenden las luces, todos a casa.
No dejás que nadie se acerque:
ese choque de palmas es todo lo que tenés.

Oh, siguen diciendo que sos el mejor,
preguntás y responden: “Sí”.
Oh, cuando sumás lo que queda
ese choque de palmas es todo lo que tenés.


Con esto termina la serie y retomo, quizá, con los posteos de esta quinta temporada, que seguirá próximamente con una serie de temas dedicados a algo que todos tenemos, para bien o para mal: familia.

Tras apagar las luces con un pestañeo se despide hasta la próxima el

DJ Vago

sábado, 25 de agosto de 2018

[209] Callado no es mudo



“Somos sur”, de Anita Tijoux (2014)


Termina esta serie de canciones latinoamericanas de resistencia, intitulada “Veníamos bien, pero pasaron cosas”, con un gran festejo, como corresponde. Lo que no significa que hayamos ganado nada, pues como dijo alguien que no sé alguna vez que no me acuerdo, somos parte de un ejército invencible, pero no es uno victorioso.



Así y todo, la fiesta corresponde: que la lucha siga es razón suficiente para el festejo. Y además, ya sabemos que nada les molesta más a los amos (los putos amos, como dicen en España) que el bullicio de los esclavos cuando cantan y bailan.

La canción elegida como cierre es “Somos sur”, de la rapera chilena (nacida en Francia, pero hija de chilenos exiliados en el 73 y chilena por vocación) Anita Tijoux, una de las más talentosas músicas urbanas que rondan por estos suburbios del mundo.



Curiosamente, esta canción está mitad en idioma árabe, porque participa Shadia Mansour, rapera de origen arábigo (pero nacida en Gran Bretaña) conocida por su compromiso con la causa de la liberación de Palestina. Ambas artistas son entonces hijas de inmigrantes, europeas de nacimiento pero con el corazón mirando al sur.



Y este tema suena por cierto como una mezcla trasnochada de ritmos kollas y árabes (el árabe es un gran idioma para rapear, como podrán comprobar), con bronces agitanados y tamborileos africánicos, en un intento de representación de todo lo que sureña por los muchos continentes.

La propuesta es simple (al menos, es simple de decir): todos juntos podemos lograr cosas que no lograríamos separados. Pero para lograr eso que buscamos (la versión resumida sería: que caigan los imperios y que todos seamos libres) tenemos que estar todos presentes, sin faltar ninguno. Como pasaba en el poema “Masa” de Vallejo (posteo 92, agosto de 2014), no alcanza que sean diez, cien o un millón los que busquen lo imposible: tienen que estar todos. Pero si estamos todos, lo imposible sucederá.

Al igual que en el genial tango “Sur” (posteo 144, octubre de 2015), aquí el punto cardinal que nos reúne es esencia de identidad; aunque a diferencia del tango, esa identidad no es individual y hecha de recuerdos, sino colectiva y llena de presente y de fuego: fuego para arder y también para quemar.

Hay en el rap una estrofa de esas que odio, en las que se enumeran países, pero al menos aquí se van alternando países de América Latina con otros de África y se menciona también a Palestina, con lo cual la enumeración queda más interesante y menos pavota. En todo momento está presente esa comunidad-cercanía de lugares lejanos, unidos por la pertenencia, más identitaria que geográfica, del punto cardinal que todos sueñan y temen:

Somos africanos, latinoamericanos,
somos este sur y juntamos nuestras manos.

El estribillo recalcarrepite la idea de que todos los del sur nos necesitamos y debemos estar juntos y presentes, para conseguir lo que buscamos. Con muy pocas palabras, en una única oración unimembre, se expresa eso: que el sur somos todos.

Todos los callados,
todos los omitidos,
todos los invisibles,
todos.

Se le aclara al “Caballito Blanco” que no se confunda: podemos estar callados, pero eso no significa que seamos mudos. Que podemos estar quietos, pero eso no significa que no tengamos piernas y brazos. Y que somos oscuros y por eso parecemos invisibles, pero eso no significa que no estemos aquí, listos para cantar y bailar, para quemar todos los fuegos y dar pelea en cada grano de arena.

El clip está lleno de colorido, movimiento, danza y rostros que se ocultan apenas pero sin tapar los ojos: y las miradas, aun calladas y omitidas, dicen mucho.



Somos sur
Tú nos dices que debemos sentarnos,
pero las ideas solo pueden levantarnos.
Caminar, recorrer, no rendirse ni retroceder,
ver, aprender, como esponja absorber.
Nadie sobra, todos faltan, todos suman,
todos para todos, todo para nosotros.
Soñamos en grande que se caiga el imperio,
lo gritamos alto, no queda más remedio.
Esto no es utopía, es alegre rebeldía
del baile de los que sobran, de la danza tuya y mía.
Levantarnos para decir: ya basta,
ni África, ni América Latina se subasta.
Con barro, con casco, con lápiz, zapatear el fiasco,
provocar un social terremoto en este charco.

Todos los callados,
todos los omitidos,
todos los invisibles,
todos.

Nigeria, Bolivia,
Chile, Angola, Puerto Rico y Tunisia,
Argelia, Venezuela,
Guatemala, Nicaragua, Mozambique, Costa Rica,
Camerún, Congo, Cuba, Somalía,
México, República Dominicana, Tanzania.
Fuera yanquis de América latina,
franceses, ingleses y holandeses.
Yo te quiero libre, Palestina.

[Shadia Mansour, en árabe:]
Dame el micrófono.
La música es la lengua materna del mundo,
Ella apoya nuestra existencia, protege nuestras raíces.
Ella nos une desde la gran Siria, de África
hasta América Latina
Aquí estoy con Anita Tijoux,
aquí estoy con los que sufren y no con los que te vendieron.
Aquí estoy con la resistencia cultural
desde el comienzo, hasta la victoria siempre.
Estoy con los que están en contra, con los que ayudaron,
con los que no están en nuestro lado.
Hace tiempo hice mis cuentas y decidí invertir en Banksy cuando quebraron los bancos.
Como dice el dicho, no hay tiempo de acunar el problema: el problema ya se tiene que parar.
Por cada prisionero político, una colonia israelí se agranda.
Por cada saludo militar revientan mil casas.
Ellos usan los medios para fabricar la realidad,
pero cuando mi pena se hunde, la realidad se levanta.

Todos los callados,
todos los omitidos,
todos los invisibles,
todos.

Saqueo, pisoteo, colonización, Matías Catrileo, Wallmapu.
Mil veces venceremos, del cielo al suelo y del suelo al cielo,
vamos, sa, sa, sa, saltando.
Caballito Blanco, vuelve pa' tu pueblo:
no te tenemos miedo, tenemos vida y fuego.
Fuego en nuestras manos, fuego en nuestros ojos,
tenemos tanta vida y hasta fuerza color rojo.
La niña María no quiere tu castigo,
se va a liberar con el suelo palestino.
Somos africanos, latinoamericanos,
somos este sur y juntamos nuestras manos.

Todos los callados,
todos los omitidos,
todos los invisibles,
todos.



Y eso eso todo por hoy. Me voy a omitir con todos los demás callados, así que me verán invisibilizado durante un tiempo. Pero sigo acá, así que cuéntenme.  

DJ Vago