solo un tema por semana,
y con que le guste al diyei alcanza

sábado, 28 de diciembre de 2019

[217] Paso a través de la gente



“El fantasma de Canterville”, de Charly García, por León Gieco (1976)


Yo también quiero terminar el año habiendo pagado todas mis deudas (al menos las musicales), así que aquí va el posteo findeañero prometido, que cierra la serie “Este libro me suena” (dedicada a canciones basadas en libros) y simultáneamente continúa la serie “Fantasmas”, que inauguré tres posteos atrás con “Cumbres Borrascosas” de Kate Bush.

Vamos pues con El fantasma de Canterville. El libro original es de Oscar Wilde, lo publicó en 1887 y fue, imagino, una obra muy de avanzada en su momento. No lo leí, obvio, pero se los cuento a partir de lo que me contó mi hermana la tercera: una familia estadounidense (padre, madre, hija mayor, gemelos pieldejudas) compra el castillo inglés de Canterville. Adinerados y pragmáticos, los yanquis pronto descubren que su nuevo hogar viene con un tricentenario fantasma, tétrico y asustador. Pero lejos de asustarse, nadie le da la menor bola al fantasma, que además de ninguneado, incluso comienza a ser víctima de bromas pesadas por parte de los traviesos gemelos, se deprime, se quiere morir (pero ya está muerto, claro); hasta que al final la hija mayor se apiada de él y lo ayuda a descansar en paz.



La canción en cambio es bien argentina y fue compuesta por Charly García (de quien ya comenté al menos cuatro canciones en este blog: “Canción de Alicia en el país”, “Eiti Leda”, “Asesíname”, “Me siento mucho mejor”. Y quizás hasta alguna más, pero me da fiaca comprobarlo). Pero este tema tiene la particularidad de que Charly no lo compuso para Serú Girán, su grupo en ese momento, sino para que lo cantara su amigo León Gieco. Este regalo se debió a que León le había pedido a Charly, un tiempo atrás, que cantara él la canción “La rata Lali”, que Gieco había compuesto pero que temía que no podría pasar por el tamiz de la censura (y esperaba que Charly, que tenía un poco más de espalda, sí pudiera cantar). Pero Charly se negó, aduciendo que si cantaba una canción que aludía al Che Guevara, iría en cana con cien grilletes (la canción de la rata Lali no menciona al Che directamente, pero incluye un personaje, el ratón Pepón, que es líder del Frente Roedor de Liberación... hasta para los acotados dedos de frente de los censores de entonces era obvia la referencia). Pero Charly se quedó mal, por haberle negado ese favor a su amigo, así que compuso esa canción para que la cantara él.

Y lo cierto es que es ideal para la onda de León, este tema, más que para la de Serú (es una opinión nomás eh, no se enojen los fans de uno o de otro). Porque la canción “pide” un cantor entusiasta, adolescente (por el empuje, no necesariamente por la edad), impetuoso. Es la historia de alguien que sufrió mucho pero que, a pesar de todo, sale adelante, y por lo tanto considero que no debería cantarse como un tema melancólico y lento y tristón, sino con ritmo y una cierta alegría, como en la versión de León que elegí (no la original de Gieco en el 76, por cierto, en la que León mantenía la onda segugiranesca que le asignó Charly a su composición; al final del posteo estarán todas las versiones para que, si tienen energía y ganas, comparen). La versión elegida es la del disco “15 años de mí”. Más rápida que la versión original, más juvenil (aunque el autor ya lo era menos).


La primera estrofa es la más depre, la más adecuada para el ritmo melanco de las versiones originales: el cantor se presenta como “un hombre bueno” (aunque modaliza esa afirmación, pues quizá este lugar, este país y esta época son inmunes a la bondad). Se lamenta de que “está tirado” y “nadie se acuerda de mí”: al igual que el fantasma del libro de Wilde, pasa a través de la gente sin que eso produzca el menor efecto en nadie (es una imagen muy efectiva y bella esa, ¿no?).

Yo era un hombre bueno,
si hay alguien bueno en este lugar.
Pagué todas mis deudas,
pagué mi oportunidad de amar.
Sin embargo, estoy tirado
y nadie se acuerda de mí,
paso a través de la gente
como el fantasma de Canterville.

En la segunda estrofa ya se va agarrando ritmo: el cantor se engrana, onda Violencia Rivas, y anuncia que mataría con gusto a quienes lo han ofendido tanto... aunque su apego a la legalidad evita que se vuelva un asesino. Esta estrofa fue censurada, en el76: le exigieron a León que cambiara “matarlos” por “odiarlos” (ridículo cambio, no tiene sentido cómo queda la frase) y “legalidad” por “humanidad” (tamién absurdo el resultado). La estrofa termina con dos versos hermosos, que recuerdan (al menos a mí) a “I shall be released”, de Bob Dylan (de quien León fue siempre fan declarado): “ahora que estoy afuera / ya sé lo que es la libertad”.

Me han ofendido mucho
y nadie dio una explicación.
Ay, si pudiera matarlos
lo haría sin ningún temor.
Pero siempre fui un tonto
que creyó en la legalidad,
ahora que estoy afuera
ya sé lo que es la libertad.

La tercera estrofa es la más impetuosa, explota en la boca de entusiasmo: “Ahora que puedo amarte / yo voy a amarte de verdad”. Ese amor ya va más allá de la “careta idiota” de las convenciones sociales y de los prójimos ajenos que solo “tiran para atrás”. Esta estrofa al menos no debería languidecer, sería una pena.

Ahora que puedo amarte,
yo voy a amarte de verdad.
Mientras me quede aire,
calor nunca te va a faltar.
Y jamás volveré a fijarme
en la cara de los demás,
esa careta idiota
que tira y tira para atrás.

Y por fin, la última estrofa (también censurada originalmente, le hicieron cambiar a León “acribillado en la ciudad” por “rodando por la ciudad”) explica cómo está él ahora: si bien tuvo que morir (asesinado) muchas veces (como la cigarra de María Elena Walsh: “tantas veces me mataron / tantas veces desaparecí / a mi propio entierro fui / sola y llorando”), aun así siente que es mejor haber muerto (y ser un fantasma sin sustancia pero libre) a ser apenas “un número que viene y va”. En su ser fantasmal, él tiene en su tumba “discos y cosas que no me hacen mal” (me encanta este verso tan de Charly, que no dice qué cosas son esas y ni siquiera propone que esas cosas le hacen bien, sino apenas que no lo dañan) y declara-espera-propone-ruega que ella, su amada, lo reconozca, lo vea, lo visite a ese hogar-tumba que lo cobija para así dejar, al menos un poco, de ser tan insustancial.

He muerto muchas veces
acribillado en la ciudad,
pero es mejor ser muerto
que un número que viene y va.
Y en mi tumba tengo discos
y cosas que no me hacen mal:
después de muerto, nena,
vos me vendrás a visitar.

En fin: una hermosa canción, que muchos conocemos muy bien pero es bueno de tanto en tanto reescuchar.

Van, como bonus track, algunas versiones complementarias a la elegida:

- La versión Sui Generis (la intro instrumental es rápida, pero al comenzar a cantar la enlentecen de golpe). Antes de iniciar el tema, Charly explica a su audiencia (con su conocida astucia de oscurecer más que aclarar) que la canción habla de “las pálidas”. :-)


- La versión original-lánguida del jovencito León, en el disco “El fantasma de Canverville”, con la letra censurada. https://www.youtube.com/watch?v=5_TDhWVQ4Yc


- Versión León con videoclip. Incluye fotogramas documentales de esos años oscuros y una trama ficcional que distrae bastante de la letra: León es un tipo al que secuestran para torturarlo y convertirlo en un robot, una historia onda Terminator mezcla Martín Fierro.


Muy buena versión reciente de León con el grupo D-Mente, para el programa “Encuentro en el estudio”, del canal Encuentro. Más metalera y rápida y con toda la onda (aunque me decepciona un poquito que León cambie tanto la melodía).


Y así me despido, pasando por el medio de ustedes hasta el año que viene,

DJ Vagueville

lunes, 23 de diciembre de 2019

[216] Llegó el rappi con las pastillas



“White Rabbit”, de Jefferson Airplane (1967)


Caí por un aujero en el piso y viajé por lados que ni les cuento, y cuando me desperté el dinosaurio ya no estaba allí, pero por mi barrio habían pasado muchas cosas. Este año, in exemplum, tuve que volver a trabajar en serio, porque mis hermanas, algo cortas de dinero, armaron sindicato (UHMO, Unión de Hermanas Mayores Ortivas) y me cortaron mi financiación familiar fidelizada.

Y por eso estuve muy cansado todo el muy trabajoso año. Muy. Pero bueno, llegó diciembre, me dijeron, y volví a abrir el blog y me di cuenta de que había publicado nomás tres posteos en todo el año. ¡Tres! Eso es vago hasta para mis estándares. Seré vago pero tengo dignidad (aunque no mucha, ya sé, es cierto). Así que al menos voy a terminar, antes de que cambie la década, la serie que dejé empezada en febrero, “Este libro me suena”, sobre canciones basadas en libros. Libros que no leí, por supuesto, ya saben que no leo.

Antes, va un mínimo (o no tan mínimo) repaso de los logros de les integrantes de la familia Vagot en el año que se cierra:

- Mi padre, Josep Vagot, consiguió hacerse invitar la cena al menos una vez cada semana del año, por amigos, compañeros de club, vecinos, allegados, funcionarios estatales de los tres niveles, compatriotas catalanes o transeúntes. Eso le permitió ahorrar una suma considerable que invirtió no en mí, su único hijo (varón) sino, siguiendo el consejo de un autor de literatura infantil, en paquetes de fideos. Así que empapeló la casa de fideos, hasta que mi madre lo conminó a deshacerse de los paquetes ya, o si no. Los terminó malvendiendo a pérdida, pero igual es más adinerado que el año anterior.

- Mi madre, Condescendencia Iturraspe, completó un año más asegurando (y obligando a todos sus conocidos a que lo acepten como verdadero) que la cultura vasca es responsable de la invención de los siguientes artículos: la boina; el queso de cabra; la filosofía; la rima asonante; la pizza sin queso; llamar felicidad a la resignación frente a lo inevitable; el peinado con rodete; la tinta verde; los palíndromos; la arquitectura (hasta 4 m de altura); las cabras; el martillo; los heptasílabos; ir a misa pero sin creer en dios, solo por las dudas; el superyó; las hombreras; bautizar a las hijas mujeres a partir de las sensaciones experimentadas en el parto o de su evaluación inicial sobre la bebé; los saltitos en los bailes folclóricos; los escarbadientes; la música (la lista es incompleta).

- Mi hermana la sexta, Resignación Vagot (la Peti; maestra jardinera) alcanzó el récord nacional de cambios de ropa de niñes alumnes. En la Salita Amarilla hay ahora una plaqueta conmemorativa del logro.

- Mi hermana la quinta, Despatarrada Vagot  (la Pata, abogada sentimental) tuvo a su segunda hija, Intransigente Lucía; además, se vio todas las temporadas de todas las series nuevas de Netflix y las comentó en todas sus redes sociales.

- Mi hermana la cuarta, Impertérrita Vagot (la Peta, actriz diurna/bailarina de caño nocturna) se mostró capaz de hacer el puente (apoyando pies y manos en el suelo, pero panza arriba) mientras recitaba el monólogo de Hamlet. Lo hizo durante el cumple de la abuela Annunziata, para amenizar la reunión (aunque no contaba con el aterrorizado estupor de la nonna, que salió corriendo al grito de “Diavole! Chiamen al essorciste!”).

- Mi hermana la tercera, Dilapidación Vagot (la Pita, profesora de lengua y literatura) me proveyó (a  mí, y sospecho que a varios humanos más) de yerba mate, citas literarias y neologismos abundantes.

- Mi hermana la segunda, Inoportuna Vagot (la Pota, ama de casa y madre de seis varones) declaró que ya no buscará la nena. Alivio de la familia política.

- Mi hermana la grande, Inimputable Vagot (sin apodo; científica) hizo un estudio científico sobre la pelotudez de los estudios científicos atribuidos a la Universidad de Michigan. Se lo publicaron justo allí.

- Mi abuela Annunziata (apellido olvidado, 97 años) aún vive.

Bueno, listo. Ahora sí, empiezo con el comentario sobre “Conejo Blanco”, tema de 1967, en pleno Verano del Amor, durante el boom del rock psicodélico. El tema fue el primer corte del álbum Surrealistic Pillow (“Almohada surrealista”), el segundo disco, pero el primer y mayor éxito, de la banda Jefferson Airplane.



Dicha banda se había formado en San Francisco (California, Estados Unidos) en el 65 pero recién a fines del 66, después de que la cantante Signe Anderson anunciara su retiro de la banda (había parido recién a su hija) y con la llegada de su reemplazante, la ex modelo Grace Slick, la banda alcanzó su cima: la potente voz de contralto y la belleza física de Grace le dieron tersura, presencia y visibilidad a la banda.



Y este tema, “White Rabbit”, considerada por Grace Slick como su obra maestra, fue el instrumento que permitió el despegue de este avión. La canción, que llegó al número 4 en los charts yanquis, se basa en los dos libros de Lewis Carroll sobre Alicia: Alicia en el País de las Maravillas y Alicia a través del espejo.

La música empieza con un ritmo tipo marcha pero sinuoso, muy pegadizo, y un riff con un aire oriental, hipnótico, narcótico mejor dicho. Esa intro instrumental dura casi treinta segundos, es decir un 20% de todo el tema, que es bastante breve.

Ahí entra Grace, con su bella voz que se demora en algunas sílabas (“nnnnnn”) y acorta otras para hacerlas casi un látigo, y aporta así a esa sensación de realidad paralela, de alucinación musical.

Que es, claro, de lo que habla la letra de la canción. Se hace un paralelismo entre la historia de Alicia y los “viajes” que se experimentan al consumir LSD (y que todos los integrantes de la banda, así como cualquier hippie que se preciara en esos años, habían experimentado. Repetidamente).

La cantora le aconseja a quien escucha que, para recorrer mejor los laberintos del trip lisérgico, le pida ayuda a Alicia, que ya anduvo por países surreales y por lo tanto sabe mucho del asunto. Y concluye con el vago pero sabio precepto del Lirón de Wonderland (bastante drogado él también): “Alimentá tu cabeza”.

Si bien las referencias a los estupefacientes no son súper directas, son estupesuficientemente directas (se mencionan pastillas, una oruga que fuma opio, probar hongos...) como para que la canción fuera unánimemente interpretada como “un tema hippie sobre las drogas” y fuera, por lo tanto, bastante censurada de muchísimas radios.

Aunque igual se las arregló para ser un éxito, por suerte: la canción pega y persiste (como la buena) y es ideal para que nos cuestionemos, en dos minutos y medio, la materia con la que está formada esta realidad que tan sólida se dice y tan porosa es, cuando uno la atraviesa mientras cae, o mientras vuela.



El videoclip es un joya. Contraindicado para epilépticos, por el fondito colorinche intermitente giratorio, nos permite ver a la linda Grace y los melenudos de la banda y cómo, en el segundo 56, ella se tienta y está a punto de estallar en carcajadas, pero se contiene como toda una profesional.



White Rabbit

One pill makes you larger
and one pill makes you small
And the ones that mother gives you
 don't do anything at all

Go ask Alice
when she's ten feet tall

And if you go chasing rabbits
and you know you're going to fall
Tell 'em a hookah-smoking caterpillar
has given you the call

And call Alice, when she was just small


When the men on the chessboard get up and tell you where to go
And you've just had some kind of mushroom
and your mind is moving low

Go ask Alice, I think she'll know


When logic and proportion
have fallen sloppy dead
And the white knight is talking backwards
And the red queen's off with her head
Remember what the Dormouse said
Feed your head, feed your head
Conejo Blanco

Una pastilla te hace más grande
y otra te hace pequeño
y esa que te dio tu madre
no hace nada de nada.

Preguntale a Alicia, cuando tiene tres metros de alto.

Y si vas a la caza de conejos
y sabés que vas a caer
deciles que una oruga fumadora de opio
te pasó el dato.

Y llamá a Alicia, cuando era así de pequeña

Cuando los hombres en el tablero se levantan y te indican adónde ir
y vos probaste algún tipo de hongo
y tu mente se mueve lenta

Andá y preguntale a Alicia, creo que ella va a saber.

Cuando la lógica y la proporción
cayeron muertas de un saque
y el caballero blanco habla al vesre
y la reina roja va descabezada
recordá lo que dijo el Lirón:
alimentá tu cabeza, alimentá tu cabeza.




Y eso es todo por hoy. Si no posteo una canción más antes de que termine el año, despiértenme. Con una inyección de adrenalina si es preciso.

DJ Vago

jueves, 14 de febrero de 2019

[215] 50 sombras más pálidas



“A Whiter Shade of Pale”, de Procol Harum (1967)


Sigue la serie “Este libro me suena”, ahora con la canción “Un tono más blanco que pálido” (o, si les suena mejor, “un tono más blanco DE pálido”), uno de los mayores y a la vez más extraños hits de la historia de la música en los últimos cincuenta años.



Porque si uno escucha la canción, parece propiamente la receta para NO ser un hit: un tema larguísimo, lento, el primero de un grupo formado así nomás, que comienza con una intro de órgano de iglesia muy parecida a un oratorio barroco (“Le robaron todo a Bach”, diría el padre de un amigo (posteo 84)), con el ritmo de Vidal cuando avanza con las paritarias docentes y con una letra que las millones de personas que escucharon la canción no entendieron nunca, o todavía no entienden pero creen que algún día, o creen que entienden pero no están seguros, o están a punto de rendirse de una vez, o agradecen que no cazan un fulbo de inglés para poder no entender tranquilos.



Y sin embargo, así y todo, ¡qué éxito! No solo alcanzó en junio del 67, enseguida que salió, el número 1 en los charts ingleses (y el mismo año, el puesto 5 en el ranking yanqui), sino que es uno de los singles más vendidos de la historia (más de diez millones de copias), fue elegida, junto con “Bohemian Raphsody” de Queen como la “mejor canción pop entre el 52 y el 77” y es la canción más pasada por las radios inglesas en los últimos 75 años; considerada unánimemente entre las cien mejores canciones de rock de todos los tiempos... y dejo acá pero podría seguir, porque el palmarés es interminable.

(Pequeña digresión. No voy a hablar mucho del famoso juicio, solo lo menciono. El autor de la intro “a lo Bach”, Mathew Fischer, hizo un juicio al resto de la banda para que lo reconocieran como coautor de la canción; la Corte Suprema inglesa falló a su favor (primera vez que una corte suprema se expide sobre una querella por regalías musicales), y tras casi cuarenta años, comenzó a cobrar regalías por el único pero gran hit de su vida. Fin de la digresión.)



Procul Harum: ni el nombre del grupo se entiende. Pero uno los ve en el clip (que me encanta) y le da como una ternura, son unos pibitos (lo eran en el 68, al menos) medio hippies y vestidos como Flower-Power Rangers, que se habrán divertido mucho haciendo esas tomas ridículas con primeros planos de ellos mismos yendo y viniendo al lado de la iglesia y luego en Trafalgar Square filmando a las chicas en minifalda y a les muchaches con pantalones oxford. Miren el clip, lean la letra y sigo abajo.



A Whiter Shade of Pale

We skipped the light fandango
Turned cartwheels 'cross the floor
I was feeling kinda seasick
But the crowd called out for more
The room was humming harder
As the ceiling flew away
When we called out for another drink
The waiter brought a tray

And so it was that later
As the miller told his tale
That her face, at first just ghostly
Turned a whiter shade of pale

She said, 'There is no reason'
And the truth is plain to see
But I wandered through my playing cards
And would not let her be
One of sixteen vestal virgins
Who were leaving for the coast
And although my eyes were open
they might have just as well've been closed

And so it was that later
As the miller told his tale
That her face, at first just ghostly
Turned a whiter shade of pale
Un tono más blanco que pálido

Nos salteamos el fandango liviano,
dimos volteretas por todo el salón;
yo me sentía algo mareado
pero la hinchada pedía más;
el lugar tarareaba más fuerte
mientras que el techo salió volando;
cuando pedimos otro trago
el mozo trajo la bandeja.

Y así fue nomás, más tarde,
mientras el molinero contaba su cuento
que su cara, al principio solo fantasmal
se volvió de un tono más blanco que pálido.

Ella dijo: “No hay motivo”
y la verdad es evidente,
pero me paseé por las cartas en mi mano
y no la iba a dejar ser
una de dieciséis vírgenes vestales
que se iban yendo para la costa;
y aunque mis ojos estaban abiertos
bien podrían haber estado cerrados.

Y así fue nomás, más tarde,
mientras el molinero contaba su cuento
que su cara, al principio solo fantasmal
se volvió de un tono más blanco que pálido.


No es tan difícil la letra, che, ¿no? Es poética, sí. No dice las cosas en forma llana y directa. Hay mucha gente (incluido un tal Claes Joansen que hasta escribió un libro (jajajajajajaj) sobre la banda: Procul Harum: más allá de lo pálido); muchas gentes, decía, que interpretan que esta canción trata sobre una relación sexual. Bueno, claramente hay alguna relación entre dos personas, y están bastante marcados esos personajes como un él y una ella, pero: ¿dónde leen lo de la relación sexual? Me hacen acordar a los que dicen que “Turning japanese” es una canción sobre la masturbación (revisen el posteo 72, si quieren recordar esa polémica). O sea: disimulen, loco. ¿Qué son, Froi?

Tampoco habla de las drogas, ya que estamos. Que los de Procul Harum se drogaran (como todo joven inglés que se preciara en los sesentas) no tiene nada que ver con este tema en particular.

Sí acuerdo en que se desarrolla una escena de seducción entre ambos protagonistas de la canción, y según cómo lo veo yo, hay dos momentos muy marcados en lo que se narra:

- un momento inicial de euforia, descripto en las estrofas;
- un momento final de bajón, expuesto en el estribillo.

La primera estrofa es pura euforia: somos el alma de la fiesta. Nos salteamos el fandango liviano y vamos directo al chachachá, a los bifes. Generamos tanto revuelo alrededor que al salón se le vuela el techo, como si fuera un peluquín, y cuando le pedimos al mozo una ronda más, nos deja directamente la bandeja: no podemos pedir más. Todo está saliendo fenomenal.

Y sin embargo... un poco más tarde, en el pensativo estribillo, cuando parece que nada podía salir mal, de pronto todo desbarranca cuando el molinero cuenta su cuento y ella, que ya de por sí es pálida, se vuelve más blanca aún.

Esta es la referencia literaria a la que nadie le da mucha bola pero me parece significativa: “el cuento del molinero” está haciendo mención a Los cuentos de Canterbury, obra medieval inglesa de Geoffrey Chaucer. Obvio que no lo leí, pero mi hermana la tercera dice que ella sí, y con uno en la familia que lo haya leído alcanza y sobra. 

Dice mi hermana la tercera que los personajes se juntan y se van contando cuentos y chistes verdes (misma idea de otros “hits” literarios de la época, como el Decamerón de Bocaccio); el cuento del molinero es una historia de celos, de engaños y de besos mal situados, que no viene aquí al caso relatar; solo diré que Allison, la jovencísima esposa del celoso carpintero, lo engaña olímpicamente con un joven estudiante, y el carpintero termina, además de cornudo, con un brazo roto y burlado por todos los vecinos.  El estudiante logra acostarse con Allison, sí, pero termina con el culo quemado con un hierro ardiente. Y el sacristán, que hubiera querido acostarse también con Allison, no lo logra, y termina burlado y con una fea sensación de boca. La única que hace lo que quiere y no sufre mucho es Allison, en la historia.

Y volviendo a nuestra canción: en el estribillo, cuando ella escucha la historia del molinero, se vuelve más pálida que una hoja. ¿Es porque siente descubierta su propia trama de engaños amorosos?  ¿Descubierta ante él, o ante otra persona? ¿O es solo que no le gusta la literatura medieval inglesa? ¿Él (el bailarín excelso) es el carpintero o el estudiante, en esta historia? ¿O el sacristán? ¿Cuál es la consecuencia de esa súbita y extrema palidez de ella?

No sabemos. No sabemos nada. Pero podemos imaginar que la velada no termina tan bien como pintaba. La historia de amor no llega a ser feliz. Él intenta denodadamente retenerla (en la segunda estrofa), pero aunque tiene los ojos abiertos, no ve lo que está sucediendo hasta que la blancura de ella la deschava, o al menos muestra que todo se fue al carajo, a pesar de la tranquila música cuasi bachiana que nos trajo hasta esta costa.

En 2008, Keith Reid (no es el cantante de la banda, sino el autor de las letras, camina hacia nosotros en el segundo 22 del videoclip) dijo esto, sobre la letra de “A Whiter Shade of Pale”:

“Yo intentaba armar un clima para contar una historia sencilla de una chica que deja a un chico. Con el techo volador y el salón tarareante quería pintar una escena. No intentaba ser misterioso con estas imágenes: quería ser evocativo. Supongo que la escena que describía podía parecer decadente; pero yo era demasiado joven para haber experimentado decadencia alguna. Quizás estaba fumado cuando la concebí, pero no cuando la escribí. Estaba influenciado por libros, no por drogas.”

Más claro, metete en un jarrón y echale agua. Cuando le leí eso de “estaba influenciado por libros, no por drogas”, mi hermana la tercera suspiró de amor, pobre cristiana.

Y creo que eso es todo por hoy, no tengo nada más para contarles (bastante me extendí, ya vieron) y me siento un poco mareado también, quizá me bajó la presión.

Mozo: otra ronda para todos.

Hasta la próxima,

DJ Vago

martes, 5 de febrero de 2019

[214] Amame o te sigo cantando



“Cumbres Borrascosas”, de Kate Bush (1978)



Empiezo hoy dos nuevas series a la vez: “Este libro me suena”, para canciones relacionadas con novelas, y “Fantasmas” para canciones con fantasmas. Ya aparecieron alguna vez en este blog temas de ambos grupos (por ejjj: “Canción de Alicia en el país”, posteo 22; “Molly Malone”, posteo 128), pero ahora habrá series enteras para cada rubro, incluyendo un par (la canción de hoy, y otra que vendrá más luego) que comparten ambas temáticas, pues refieren a novelas con fantasmas.

Aviso que no terminé aún la serie anterior, la de “La familia no se elige”: me faltan dos temas. Pero la cuestión de la familia puede ser un poco abrumadora, así que la suspendí durante un tiempo. Ya volverá, la familia, eso es seguro.

Pero vamos nomás a la canción de hoy, que es sin lugar a dudas memorable. Tiene, también es indudable, un fuerte componente de bizarreada, porque la voz de Kate Bush, unida a la coreo y a las caripelas que pone, harán que lo primero que les genere esta canción sea, imagino, una sonrisa, en especial si no la escucharon antes.



La voz de Kate es inesperada, por cierto. Tanto como la del Rubio Ruso Rulito de Babkiny Vnuki (posteo 55), a quien conjuro aquí solo porque me encanta la onda telúrica-espacial-colectivera del grupo:



Kate Bush, por su parte, canta finito, muy finito, es casi, o no casi (Cathy), irritante. Escucharla mucho tiempo te puede volver loco (a mí me pasó, dicen los médicos). Y ella pone ojos dementitos mientras hace sus pasos de baile mezcla ballet con “Thriller”, como para profundizar la amenaza. Y se hizo un clip con dos versiones, una dentro y una afuera, una de rojo y otra de blanco, como dos versiones paralelas de la misma locura.

Pero todos estos elementos están perfectamente a tono con la canción, que refleja, de paso, excepcionalmente bien a la novela en la que se basa, “Cumbres Borrascosas”, único y famosísimo libro de Emily Brönte, una historia de amor atormentado, de celos, de sentimientos en conflicto con imposiciones sociales y, también, una historia gótica de fantasmas. Yo no leí el libro (nunca leo, por principios, ya lo saben), pero mi hermana la tercera me lo contó, y mi hermana la quinta me contó la peli, así que tengo una idea. Y mi conclusión es: (voy a espoilear, pero a quién le importa, no me digan que justo iban a leer “Cumbres Borrascosas” y no lo van a hacer porque los espoilié yo). 



Decía, mi conclusión es: que aquí en esta canción es el fantasma de Cathy quien le canta a su amado y perdido Heathcliff. La cantora fantasma regresa a la mansión en el páramo ventoso (Cumbres Borrascosas es el nombre de la casa), que ahora es de Heathcliff y está muy venida a menos, para reencontrarse con su amor, con su dueño, a quien ama y odia por igual, y le pide que abra la ventana para dejarla pasar, dejar que ella le dé un abrazo frío de fantasma rencorosamente enamorado, una promesa que es a la vez de amor y de amenaza. 



Y Heathcliff no responde en la canción, pero imaginamos que (como en el libro y la peli) va a abrir la ventana en cualquier momento: qué bueno que viniste, Cathy. Pasá nomás, pero ya no me cantes.

Heathcliff, soy yo, soy Cathy.
Vine a casa. Estoy tan fría.
Déjame entrar por tu ventana.

La canción fue número 1 en los charts ingleses durante un mes entero, antes de ser destronada por “Take a chance on me” de ABBA (que también es cuasi psicótica y enloquecedora, a su manera encantadorita). “Wuthering Heights” fue también un éxito en casi todos los charts del mundo. No es ninguna locura.

Por todo lo dicho, mi conclusión es: qué gran canción es esta. Un tema musical notable, compuesto por una cantautora genial, que hasta me parece tan linda ella, con su mirada enloquecida de fantasma amante-odiante, y me encanta la coreo (piensen que tiene más de cuarenta años el clip, y todavía dan ganas de copiarse los pasitos), y me encanta que sea una buena canción sobre una gran novela pero que no necesites haber leído la novela para apreciarlo.

Pero quizá opino esto porque ya fui subyugado por mis fantasmas, no me hagan caso.

Para que ustedes mismos evalúen y opinen, van los dos clips, en rojo y en blanco.

Versión vestido rojo:


Versión vestido blanco:


Wuthering Heights

Out on the wildly, windy moors
We'd roll and fall in green
You had a temper like my jealousy
Too hot, too greedy
How could you leave me
When I needed to possess you?
I hated you, I loved you, too.

Bad dreams in the night
They told me I was going to lose the fight
Leave behind my wuthering, wuthering Wuthering Heights

Heathcliff, it's me, I'm Cathy
I've come home, I'm so cold
Let me in through your window
Heathcliff, it's me, I'm Cathy
I've come home, I'm so cold
Let me in through your window

Ooh, it gets dark, it gets lonely
On the other side from you
I pine a lot, I find the lot
Falls through without you
I'm coming back, love
Cruel Heathcliff, my one dream
My only master

Too long I roam in the night
I'm coming back to his side,
to put it right
I'm coming home to wuthering, wuthering Wuthering Heights

Heathcliff, it's me, I'm Cathy
I've come home, I'm so cold
Let me in through your window
Heathcliff, it's me, I'm Cathy
I've come home, I'm so cold
Let me in through your window

Ooh, let me have it
Let me grab your soul away

You know it's me, Cathy
Heathcliff, it's me, I'm Cathy
I've come home, I'm so cold
Let me in through your window
Cumbres Borrascosas

Afuera en los enloquecidos ventosos páramos
rodamos y caímos en el verde
tú tenías un carácter, como mis celos,
demasiado caliente, demasiado codicioso.
¿Como pudiste dejarme
cuando necesitaba poseerte?
Te odio. Te amo también.

Pesadillas en la noche
me dicen que voy a perder
la pelea
Dejar atrás mis borrascosas
borrascosas Cumbres Borrascosas.

Heathcliff, soy yo, soy Cathy.
Vine a casa. Estoy tan fría.
Déjame entrar por tu ventana.
Heathcliff, soy yo, soy Cathy.
Vine a casa. Estoy tan fría.
Déjame entrar por tu ventana.

Oh, se vuelve oscuro, se vuelve solitario
en el otro lado de ti.
Languidezco un montón, encuentro el solar
desmoronándose sin ti.
He regresado, amor.
Cruel Heathcliff, mi único sueño,
mi único amo.

Demasiado rondé en la noche,
estoy volviendo a su lado,
para arreglar las cosas.
Vuelvo a casa, a las borrascosas
borrascosas Cumbres Borrascosas.

Heathcliff, soy yo, soy Cathy.
Vine a casa. Estoy tan fría.
Déjame entrar por tu ventana.
Heathcliff, soy yo, soy Cathy.
Vine a casa. Estoy tan fría.
Déjame entrar por tu ventana.

Oh, déjame tenerla.
Déjame llevarme tu alma.

Sabes que soy yo, Cathy.
Heathcliff, soy yo, soy Cathy.
Vine a casa. Estoy tan fría.
Déjame entrar por tu ventana.

Como bonus track, video e imagen de cuando se juntan (más de una vez) centenares de fans de Kate para cantar esta canción y repetir grupalmente la coreografía:





Y eso es todo por hoy. Practíquenme la coreo.

Volveré la semana que viene... dejen abierta la ventana.


DJ Vago