solo un tema por semana,
y con que le guste al diyei alcanza

jueves, 23 de febrero de 2023

¿Que ellos hicieron qué?

 

“Qué le hicieron a mi canción, ma”, de Melanie Safka (1970), y “Pare”, de Joan Manuel Serrat (1973)

 

Mientras repasaba las canciones sobre la presión de la industria de la música sobre los artistas, vi que me había quedado sin comentar, entre otras, una gran canción de Melanie Safka, una chica que actuó en Woodstock en 1969, y la popularidad que ganó a partir de eso hizo que entrara en el horizonte de las disqueras y el mundo de la música comercial, lo que le generó un gran conflicto, porque quienes producían los álbumes, además de lucrar con lo que ella hacía, le quitaban control sobre su propia obra, modificándola y ajustándola a estándares que no eran los de ella.

Por suerte, cincuenta años después, obviamente este tema ya está resuelto y es cosa del pasado.


Pero en ese momento, Melanie hizo esta simpática y a la vez tremenda canción, que es como una ronda infantil pero que al escucharla dan más ganas de ponerse a llorar que de otra cosa.

En la canción, ella, la cantora, se queja de que “ellos” (no sabemos quiénes son, pero podemos imaginarlo sin problemas: los representantes del establishment, los empresarios, en este caso del rubro de la cultura) tomaron su canción (“lo único que pude hacer más o menos bien”) y la dejaron todo mal.


Lo mejor es que esta queja se la dice a su mamá. La canción es como un lamento a la persona que más nos quiere (ojalá) y que siempre nos defendió (ojalá) de los peligros: mamá. Ayudame, ma. Mirá lo que me hicieron estos matones.



Además de arruinarle la canción, ellos le agarraron el cerebro y lo partieron en dos como un hueso de pollo, y tal vez por eso a la repetición del estribillo ella la canta en francés. La única solución parece ser: “quisiera encontrar un buen libro para vivir en él”, que me parece un verso hermoso. Cuando ella viva en un buen libro, no deberá salir y tener que ver lo que le hicieron a su canción, atada en una bolsa de plástico y dada vuelta como un cadáver, como un montón de basura.


Melanie Safka siguió componiendo y cantando durante toda su larga vida, pero siempre por fuera del mainstream comercial, por lo que no se convirtió en una figura tan famosa como podría haber sido. Fundó su propia disquera, a la que llamó Discos Artículo 27, en referencia al artículo de la Declaración de los Derechos Humanos que garantiza (ojalá) que todos podemos participar libremente de la cultura sin “explotación dañina”.


Seleccioné un clip con Melanie cantando en vivo, para notar el contraste entre su aspecto agradable y la impresionante voz que tiene, que por momentos parece un tren que te lleva por delante y, en otros, te da una pena bárbara, porque suena sincera, creíble, y no hay derecho a que le hayan hecho eso a su canción. Hacé algo, ma, te lo pido.

 

https://www.youtube.com/watch?v=r44Ach4mXE4

 

What have they done to my song, ma

 

Look what they've done to my song, Ma

Look what they've done to my song.

Well it's the only thing I could do half right

And it's turning out all wrong, Ma

Look what they've done to my song

 

Look what they've done to my brain, Ma

Look what they've done to my brain.

Well they picked it like a chicken bone

And I think I'm half insane, Ma

Look what they've done to my song

 

I wish I could find a good book to live in

Wish I could find a good book

Well, if I could find a real good book

I'd never have to come out and look at

What they've done to my song

 

Ils ont changé ma chanson, Ma

Ils ont changé ma chanson.

C'est la seule chose que je peux faire

Et çe n'est pas bon, Ma

Ils ont changé ma chanson

 

But maybe it'll all be all right, Ma

Maybe it'll all be OK

Well, if the people are buying tears

I'll be rich some day, Ma

Look what they've done to my song

 

Look at what they've done to my song, ma

Look what they've done to my song

You know that they tied it up in a plastic bag

And turned it upside down, oh, Mama,

Look what they've done to my song.

 

It was the only thing I could do all right

And it's turning out all wrong, oh mama,

Look what they've done to my song.

Qué le hicieron a mi canción, ma

 

Mirá lo que le hicieron a mi canción, ma.

Mirá lo que le hicieron a mi canción.

Bue, es la única cosa que pude hacer más o menos bien

y se volvió algo todo mal, ma.

Mirá lo que le hicieron a mi canción.

 

Mirá lo que le hicieron a mi cerebro, ma.

Mirá lo que le hicieron a mi cerebro.

Bue, lo partieron como un hueso de pollo

y creo que estoy medio loca, ma.

Mirá lo que le hicieron a mi canción.

 

Quisiera encontrar un buen libro para vivir en él.

Quisiera encontrar un buen libro.

Bue, si puedo encontrar un libro bueno de verdad

nunca tendría que salir y mirar

lo que le hicieron a mi canción.

 

Ellos cambiaron mi canción, ma.

Ellos cambiaron mi canción.

Es la única cosa que pude hacer

y no está bien, ma.

Ellos cambiaron mi canción.

 

Pero quizá todo estará bien, ma.

Quizá todo estará OK.

Bue, si la gente está comprando lágrimas,

voy a ser rica algún día, ma.

Mirá lo que le hicieron a mi canción.

 

Mirá lo que le hicieron a mi canción, ma.

Mirá lo que le hicieron a mi canción,

¿sabés que la ataron en una bolsa de plástico

y la pusieron cabeza abajo? Oh, mamá,

mirá lo que le hicieron a mi canción.

 

Era la única cosa que pude hacer bien

y  ahora quedó todo mal, oh, mamá,

mirá lo que le hicieron a mi canción.

 

Y la canción que automáticamente me hizo sinapsis en mis dos neuronas sobrevivientes con la de Melanie es “Pare”, de mi tío Joan. También es una canción vieja (cumple 50 este año), pero también tiene una innegable actualidad. Aquí el cantor se queja también, pero en vez de con la mamá, con el papá (“pare” es “padre” en catalán, no le está pidiendo que se detenga). No se está quejando de que ellos arruinan la cultura (por más que sí la arruinan), sino de que están arruinando el planeta entero. La naturaleza ya no es lo que era, y la humanidad no parece tener ninguna intención de detener un sistema de producción y consumo que, innegablemente, ya alcanzó un punto de no retorno y destruirá, en años más o años menos, el planeta. Aunque no lo explicita, queda claro que el cantor vive o vivió en el campo, y que el padre es un campesino, un granjero: alguien que vivió en y de la naturaleza, y por lo tanto sabe que es posible convivir con la naturaleza sin destruirla por completo.


Aquí el cantor no solo se queja, con el padre, sino que recuerda las cosas que él le enseñó, en los versos más hermosos de la canción, que señalan, en forma sintética y poética, la interrelación cuasi simbiótica entre los elementos de un sistema natural (incluyendo los seres humanos):

y decía usted,

padre: “si no hay pinos,

no se hacen piñones,

ni gusanos, ni pájaros”.

Padre, “donde no hay flores

no se hacen abejas,

cera ni miel”.


Pero ahora ya es tarde para eso: el cielo va a llorar sangre, y ellos (Bob Marley los llamaba crazy baldheads, “pelados locos”) están matando la tierra (o la Tierra, si prefieren: acá es lo mismo), y el cantor termina su canción diciéndole al padre que deje de llorar, porque ahora ya terminó el momento de lamentarse y comenzó la guerra.


Una gran canción, también espeluznante y a la vez tierna. Y que, como la de Melanie, le reclama a la generación que nos trajo a este quilombo que se haga cargo, al menos parcialmente, de la situación: hacé algo, pa.

 

https://www.youtube.com/watch?v=HZgTQkWublc

 

Pare

Pare, digueu-me què

li han fet al riu

que ja no canta.

Rellisca com un barb

mort sota un pam

d'escuma blanca.

 

Pare, el riu ja no és el riu.

Pare, abans que torni l'estiu

amagui tot el que és viu.

 

Pare, digueu-me què

li han fet al bosc

que no hi ha arbres.

A l'hivern no tindrem foc

ni a l'estiu lloc

par aturar-se.

 

Pare, el bosc ja no és el bosc.

Pare, abans de que no es faci fosc

ompliu de vida el rebost.

 

Sense llenya i sense peixos, pare,

ens caldrà cremar la barca,

llaurar el blat per les enrunes, pare

i tancar amb tres panys la casa

i deia vostè,

 

Pare, “si no hi ha pins

no es fan pinyons,

ni cucs, ni ocells”.

Pare,“on no hi ha flors

no es fan abelles,

cera, ni mel.”

 

Pare, que el camp ja no és el camp.

Pare, demà del cel plourà sang.

El vent ho canta plorant.

 

Pare, ja són aquí...

Monstres de carn

amb cucs de ferro.

Pare, no, no tingeu por,

digueu que no,

que jo us espero.

 

Pare, que estan matant la terra.

Pare, deixeu de plorar

que ens han declarat la guerra.

Padre

Padre, dígame qué

le hicieron al río

que ya no canta.

Resbala como un pez

muerto bajo un palmo

de espuma blanca.

 

Padre, que el río ya no es el río.

Padre, antes de que vuelva el verano

esconda todo lo que está vivo.

 

Padre, dígame qué

le han hecho al bosque,

que no hay árboles.

En invierno no tendremos fuego

ni en verano lugar

donde resguardarnos.

 

Padre, que el bosque ya no es el bosque.

Padre, antes de que oscurezca

llene de vida la despensa.

 

Sin leña y sin peces, padre,

tendremos que quemar la barca,

labrar el trigo entre las ruinas, padre,

y cerrar con tres llaves la casa,

y decía usted,

 

padre, “si no hay pinos

no se hacen piñones,

ni gusanos, ni pájaros”.

Padre, “donde no hay flores

no se hacen abejas,

cera ni miel”.

 

Padre, que el campo ya no es el campo.

Padre, mañana del cielo lloverá sangre,

el viento lo canta llorando.

 

Padre, ya están aquí,

monstruos de carne

con gusanos de hierro.

Padre, no, no tenga miedo,

dgai que no,

que yo lo espero.

 

Padre, que están matando la tierra.

Padre, deje de llorar,

que nos han declarado la guerra.

 

Y eso es todo por hoy. Apúrense a escuchar estas canciones ahora, porque quizás en unos años digan cosas más amables y menos confrontativas, como “mirá qué lindo mi vestido nuevo, ma”, o “Padre, dígame qué hay de nuevo en Netflix, que quiero ver una serie copada”.

Dicho esto, me voy a dormir mi querida siesta. Si es que no me la arruinan.

DJ Vago

miércoles, 15 de febrero de 2023

Sagradas Partituras

  

“Muchacha (ojos de papel)”, de Luis Alberto Spinetta (1969) y “Turn! Turn! Turn!”, de Peete Seeger (1959)

 

Es difícil hablar, hoy en día, de “Muchacha (ojos de papel)” sin sentir esa ambivalencia agridulce que el mismo Spinetta sentía, ya en su edad madura: por un lado, es una canción muy bella, que marcó toda una época, que influenció todo el rock nacional hasta nuestros días, que si no es la mejor (¿cuál lo sería?) seguro no baja del podio en ningún ránking histórico de canciones del rock argentino. A la vez: es una canción de amor adolescente escrita por un adolescente. Ya sé: Spinetta no era cualquier adolescente, podemos estar de acuerdo; sin embargo, no deja de ser una obra juvenil de Spinetta (tenía 18 cuando la compuso) y, al menos para mí, no está entre sus mejores canciones. Si Luis Alberto se hubiera quedado ahí, en “Muchacha”, no habría llegado nunca a ser Spinetta.

No voy a extenderme demasiado en el análisis de la canción. Por un lado, porque ya la conocemos todos. Por otro, porque el mismo Spinetta ya lo hizo, veinte años después de haberla compuesto (en un extenso ensayo filosófico) y señaló, agudamente, que el cantor de esa canción, indudablemente enamorado, es a la vez posesivo y bastante machista, pues pretende que ella, la muchacha, no hable, que no corra y que ni siquiera se quede despierta, sino que duerma, así mientras tanto él, tranquilo (y sin verle los ojos) puede construir en su vientre un castillo (una fortaleza defensiva) en donde nadie entre (salvo él). Y ya que está, de paso, mientras duerme le roba un color. No es muy claro qué implica, robarle un color, pero diría que no había necesidad de robarle nada, a la muchacha dormida y callada. Esas cosas a veces no se escuchan detrás de la música, pero no está mal prestar atención y escucharlas (recuerden si no otro caso famoso del que ya hablamos, el de “Every breath you take”, de The Police, otra canción con letra terrible pero considerada “romántica” porque la música es linda).

En el mismo sentido, la imagen principal, los ojos de papel, siempre me llamó la atención por lo artificiosa y oscura (de interpretar, digo): nadie tiene ojos de papel. ¿Qué quiere decir eso? “Tus labios parecían de papel”, dice Aute en “Las cuatro y diez”, y ahí esa imagen sí se entiende mejor, porque le asigna a los labios una cualidad táctil; los define, al roce, con esa suave aspereza del papel. Pero los ojos no se tocan, sino que se ven: y el papel como material no tiene, a la vista, ninguna cualidad distintiva. Creo que decirle que tiene “ojos de papel” implica definirla a ella, a la muchacha, como un lugar donde crear, donde escribir o dibujar: como una hoja vacía a partir de lo que se puede construir una obra poética (“No son ojos blindados”, dijo Emilio Del Guercio, abajo pongo link de su conversación con el Flaco). Ella tiene el “corazón de tiza”, en la misma línea: como un instrumento con el cuál (él) puede escribir.


Pero bueno, no me extiendo más con eso, porque si traje acá esta “canción sagrada” del rock nacional es para señalar algo que para mí es recontraobvio pero que no escuché que nadie haya señalado antes (al menos, no pública o famosamente): la influencia bíblica en “Muchacha (ojos de papel)”. No de toda la Biblia, sino específicamente del único libro bíblico no religioso, no dogmático, no histórico ni sapiencial, el único libro de la Biblia que no menciona a Dios: el Cantar de los Cantares. Que es, básicamente, un poema de amor (quizás nupcial) en el que dos jóvenes amantes (un pastor y una sulamita [nativa de la ciudad de Sulem]) se separan, pero quieren a toda costa reencontrarse. Y mientras tanto, se describen mutuamente, con imágenes en las que se comparan (en forma bastante erótica) las distintas partes del cuerpo de la amada o del amado con diferentes elementos, muchos de ellos naturales:

4:1. He aquí que eres hermosa, amiga mía; he aquí que eres hermosa;

tus ojos entre los rulos son como palomas;

tus cabellos son como rebaños de cabras

que se recuestan en las laderas de Galaad.

4:2 Tus dientes como manadas de ovejas

esquiladas que suben del arroyo,

todas con crías gemelas, y ninguna estéril.

4:3 Tus labios como hilo de grana

y tu habla hermosa;

tus mejillas, como racimos de granada tras tu velo.

4:4 Tu cuello es como la torre de David, edificada para armería;

mil escudos están colgados en ella,

todos escudos de valientes.

4:5 Tus pechos son como gemelos de gacela

que se apacientan entre lirios. (...)

4.10 ¡Cuánto mejores que el vino son tus amores,

y el olor de tus perfumes mejor que todas las especias aromáticas!

4:11 Como panal de miel destilan tus labios, oh esposa;

miel y leche hay debajo de tu lengua;

y el olor de tus vestidos es como el olor del Líbano.

 

No cito más para no extenderme demasiado, pero vale la pena leer todo el Cantar (no es largo); es notable que ahí ella, la amada, no se calla (como le piden en “Muchacha”), sino que también describe al amado comparando sus partes con diferentes elementos. Es un bello poema, y es por lejos mi parte favorita de la Biblia (lo que dice más de mí y de mi religiosidad que de la Biblia, me doy cuenta). El autor del Cantar de los Cantares es, en teoría, el rey Salomón. Aunque claro, muy probablemente sea un cantar de origen popular y solo se lo atribuyeron al sabio rey, como se solía hacer en la época, pues el copyright musical estaba menos desarrollado que otros pecados.

Y creo que si bien es indudable que el Flaco compuso por sí mismo la letra de “Muchacha”, le debe mucho a esas imágenes salomónicas del Cantar que seguramente leyó y conocía, ya a los dieciocho. Fíjense:

 

https://www.youtube.com/watch?v=lP7_qMRIXTg

 

Muchacha (ojos de papel)

Muchacha ojos de papel, ¿adónde vas?

Quédate hasta el alba.

Muchacha pequeños pies,

no corras más, quédate hasta el alba.

Sueña un sueño despacito entre mis manos

hasta que por la ventana suba el sol.

Muchacha piel de rayón,

no corras más, tu tiempo es hoy.

Y no hables más, muchacha,

corazón de tiza,

cuando todos duerman

te robaré un color.

Muchacha voz de gorrión, ¿adónde vas?

Quédate hasta el día.

Muchacha pechos de miel,

no corras más, quedate hasta el día.

Duerme un poco y yo entre tanto construiré

un castillo en tu vientre hasta que el sol,

muchacha, te haga reír

hasta llorar, hasta llorar.

Y no hables más, muchacha,

corazón de tiza,

cuando todos duerman

te robaré un color.

 

La otra canción que quería traer como una gacela gemela para vuestra consideración es “Turn! Turn! Turn!”, un tema cuya música fue compuesta por Pete Seeger en 1959, pero su letra es... también... ¡del rey Salomón! Pues fue tomada directa, y casi literalmente, del Eclesiastés, un libro que está en la Biblia junto al Cantar de los Cantares (en la Biblia hebrea, el Cantar está justo antes del Eclesiastés; en la Biblia católica, justo después).

También está en duda la autoría de Salomón, pero en el comienzo del libro quien escribe se autodenomina como “hijo del rey David”, y como alguien “que fue rey”, y Salomón cumple con ambos requisitos. Así que aunque nadie pudo probar la autoría del rey, tampoco se pudo probar que no lo hubiera escrito. Dejemos ahí la cuestión, entonces, salomónicamente. Solo diré que cuando salió la canción en la versión de The Byrds, en 1965, fue un gran éxito, y fue declarada la canción con un coautor más antiguo que hubiera llegado nunca al tope de los charts (unos 3000 años, tiene la letra). Y no faltará, of course, quien dirá que el autor de la letra es El Mismísimo Señor D.

Como dije, Pete Seeger (de quien ya comenté “¿Adónde fuerontodas las flores?”) tomó ocho versos del Eclesiastés, específicamente unos (en el capítulo 3) que hablan de que hay un tiempo para cada tarea y para cada cosa. Cambió el orden de algunas palabras, pero salvo esos cambios menores, sus únicas intervenciones en la letra (pocas, pero significativas) fueron:

- agregar el “Turn!” que se repite muchas veces y funciona casi como estribillo; y

- cuando llega, en el final, al verso (o versículo, si prefieren) “un tiempo para la paz”, agregó: “juro que no es demasiado tarde”.

“Turn”, como sustantivo, equivale a “turno”, y la canción habla de eso, de turnos para cada cosa; pero como verbo en inglés, turn significa “darse vuelta” o “dar la vuelta, volver”. Y con el signo de exclamación, esto se vuelve un pedido urgente, un ruego incluso: ¡volvé! Por eso esta puede interpretarse fácilmente como una canción antibelicista, que les pide a los soldados (en la guerra de Vietnam) que vuelvan a sus hogares (“te juro que no es tarde para la paz”). Una canción de protesta sutil y amable, simpática pero también convincente.

Acá va en la (buenísima) versión de The Byrds:

https://www.youtube.com/watch?v=snZKnES4ng4

 

Y acá unplugged, por Pete Seegert junto a Judy Collins:

https://www.youtube.com/watch?v=n0xzyhoeu1Y

 

Turn! Turn! Turn!

 

To everything (turn! turn! turn!)

There is a season (turn! turn! turn!)

And a time to every purpose,

under heaven

 

A time to be born, a time to die

A time to plant, a time to reap

A time to kill, a time to heal

A time to laugh, a time to weep

 

A time to build up, a time to break down

A time to dance, a time to mourn

A time to cast away stones, a time to gather stones together

 

A time of love, a time of hate

A time of war, a time of peace

A time you may embrace, a time to refrain from embracing

 

A time to gain, a time to lose

A time to rend, a time to sew

A time for love, a time for hate

A time for peace, I swear it's not too late

Volvé! Volvé! Volvé!

 

Para todo (¡volvé, volvé, volvé)

hay una época (¡volvé, volvé, volvé!)

y un tiempo para cada propósito

bajo el Cielo.

 

Un tiempo para nacer, un tiempo para morir.

Un tiempo para plantar, un tiempo para cosechar.

Un tiempo para matar, un tiempo para sanar.

Un tiempo para reír, un tiempo para llorar.

 

Un tiempo para construir, un tiempo para derrumbar.

Un tiempo para bailar, un tiempo para hacer duelo.

Un tiempo para lanzar piedras, un tiempo para poner las piedras juntas.

 

Un tiempo de amor, un tiempo de odio.

Un tiempo de guerra, un tiempo de paz.

Un tiempo de abrazar, un tiempo para abstenerse del abrazo.

 

Un tiempo para ganar, un tiempo para perder.

Un tiempo para desgarrar, un tiempo para coser.

Un tiempo para el amor, un tiempo para el odio.

Un tiempo para la paz, juro que no es muy tarde.

 

 

Como bonus track, va el link al programa “Cómo hice”, de Emilio del Guercio, dedicado a “Muchacha (ojos de papel)”. Algunos testimonios son innecesarios, pero aunque más no sea para escuchar al Flaco un rato, vale la pena verlo:

https://www.youtube.com/watch?v=SLLbCef_gKs

 

Y como ya llegó el tiempo de mi siesta, me despido, profético pero anónimo, porque mis ojos también son de papel y ya se callan.

 

DJ Vago

viernes, 10 de febrero de 2023

No me importa ni medio

 

“Nothing else matters”, de Metallica (1991), y “La media pena”, de Pepe Núñez y Carlos Vallejo (década del 60)  

 

Pocas cosas me importan, es cierto. La siesta, la música, un puñado de seres humanos cuidadosamente seleccionados, y habrá alguna cosa más que me importa, pero se ve que no me importa tanto como para recordarla ahora y completar la enumeración.



Y por eso traje hoy dos geniales temas musicales sobre eso, sobre lo poco que importa en serio y lo nada que importa todo lo demás.

Ambas canciones son chacareras, básicamente. Una, “La media pena”, lo es en forma declarada; la otra, “Nothing else matters”, no salió aún del placar, pero creanmé que es una chacarera nomás, aunque dudo que sus autores, James Hetfield, Lars Ulrich y Kirk Hammett (tres de los integrantes de Metallica a inicios de los noventas) sean conscientes de que compusieron una chacarera lenta.

No descubro la pólvora si digo que Metallica es una de las mejores bandas de la historia (no solo del metal, sino de todo el rock), y tienen muchos temas memorables: este, “Nada más importa”, está entre ellos. La canción es inmensamente conocida y, al ser una balada lenta con una melodía muy bella y reconocible, “conecta” con mucha gente a la que no le gusta particularmente el rock pesado, y fue covereada y versionada por la gente más diversa a lo largo del mundo (abajo pondré algunos de esos covers, por si les interesa).

A la letra la compuso Hetfield para una noviecita que tenía, pero cuando le preguntan ahora, no puede recordar para quién era la canción, y tampoco sobre qué era originalmente. El tema pasó a tratar, para los integrantes de la banda, sobre sus fans, sobre aquellas personas que los siguen y los escuchan, y que son para ellos lo que más importa.

Sí, uno puede escuchar y sentir que es una canción de amor, pero lo es en forma filosófica: el cantor no le dice a la/el destinatario qué linde que sos (pop), cómo te quiero (bolero), mové ese culo (reguetón), sino que reflexiona sobre cómo funciona ese vínc... esa relación de confianza entre ellos dos, que les permite mantener su identidad propia, una mente abierta para incorporar nuevas formas de ver, una forma de actuar que no depende de lo que digan o hagan los demás; y eso, esa simbiosis espiritual entre ellos, es lo único que importa.  

El ritmo es ternario, y como en la chacarera, va oscilando de métrica entre un 3/4 y un 6/8 (es decir, entre dividir cada tiempo del compás en dos partes o dividir cada tiempo en tres partes). “Es un vals”, podrían decir ustedes. Y, sí, no lo niego. Pero escúchenlo y díganme si la onda de la canción no es más cercana a una chacarera de los hermanos Ábalos que a “El Danubio azul”. Solo le falta gritar “¡Segunda!”, a Hetfield, cuando termina por primera vez el estribillo.

Una hermosa canción, en todo caso, con esa intro en guitarra (¡chacarera!) y esa onda pausada y amablemente melancólica. Porque los metaleros también sienten, qué se pensaban.

 

“Nothing else matters”:

https://www.youtube.com/watch?v=tAGnKpE4NCI

 

Nothing else matters

 

So close, no matter how far

Couldn't be much more from the heart

Forever trusting who we are

And nothing else matters

 

Never opened myself this way

Life is ours, we live it our way

All these words, I don't just say

And nothing else matters

 

Trust I seek and I find in you

Every day for us something new

Open mind for a different view

And nothing else matters

 

Never cared for what they do

Never cared for what they know

But I know

 

Nada más importa

 

Tan cerca, no importa cuán lejos,

no podría ser más desde el corazón,

por siempre confiando en quiénes somos

y nada más importa.

 

Nunca me abrí de esta manera,

la vida es nuestra, la vivimos como queremos

todas esas palabras, no solo las digo

y nada más importa.

 

Busqué confianza y la encontré en vos,

cada día es para nosotros algo nuevo,

mente abierta a una forma de ver distinta,

y nada más importa.

 

Nunca me importó lo que ellos hacen,

nunca me importó lo que ellos saben,

pero yo sé.

 

 

La otra canción de hoy, como anticipé, es una chacarera declarada: “La media pena”, del gran Pepe Núñez, con letra de Carlos Vallejo. No encontré el año exacto en que fue compuesta, pero habrá sido en algún momento de la década de 1960, calculo. Hay muchas versiones, pero elegí mi favorita, la de Juan Falú, un gran guitarrista y compositor (que está él también entre mis favoritos).

Como la canción anterior, esta también es melancólica y filosófica: el cantor tiene una pena, pero no es una pena completa, sino apenas una media pena, una pena sin nombre ni entereza; y hasta sería mucho mejor tener una pena de verdad, de cuerpo entero (el corazón del cantor le reclama eso, que se consiga una pena más grande, qué tanto). Esa pena insustancial, que ni pena entera es, no debería tenerse en cuenta; y sin embargo, jode. Molesta, resiste, persiste, no se va nunca: se ve que no hay nada más insidioso e indeleble que una media pena, como una garúa del espíritu que no moja pero empapa y hace que el cantor, al comprobar que la copla le quedó corta (como la pena), exclame:

Esta copla es corta y qué me importa.

Que es, claro, el carozo de esta canción: tengo una media pena, y nothing else matters.

 

Falú cambia el orden de algunas estrofas y no las hace todas, pero igual prefiero su versión a otras (incluso a la de Mercedes Sosa, por más que la adoro, que hace una versión bullanguera y alegre), porque Falú la hace bien melancólica y tristona, como pensativa. Y toca la guitarra maravillosamente, además.

 

“La media pena”:

https://www.youtube.com/watch?v=ii6Tdz-Ok8I

 

La media pena

Si la pena es media pena,

para qué tenerla en cuenta.

Solo me alcanza de ida

y a mí me falta la vuelta,

pero para qué tenerla en cuenta.

 

Que mi corazón no piense

que me voy a buscar otro,

solo quiero que la pena

no camine con nosotros,

pero no me voy a buscar otro.

 

Copla corta y qué me importa,

cuando canto yo me olvido,

¡ay, si mi pena pudiera

hacer lo mismo conmigo!

Esta copla es corta y qué me importa.

 

Que mi corazón no piense,

que he de hacer lo que él me diga:

si quiere penas más grandes,

que solo él se las consiga.

Pero no he de hacer lo que él me diga.

 

Siempre queda alguna senda

por donde no van las penas

y unas coplas dentro de uno

que las van haciendo ajenas.

Pero siempre queda alguna senda.

 

Copla corta, qué me importa,

cuando canto yo me olvido,

¡ay, si mi pena pudiera

hacer lo mismo conmigo!

Esta copla es corta y qué me importa.

 

 

Acá van, como cierre, algunas de las miles de versiones y covers de “Nothing else matters”:

 

- Versión de Miley Cyrus con Metallica (el vozarrón de Miley queda muy bien con las canciones de Metallica, ella cantó varias veces con ellos): https://www.youtube.com/watch?v=WphS6h5q4sk

 

- La versión de Mon Laferte (no me gusta cómo quedó la letra en castellano y la forma en que la canta Mon es un poco demasiado melodramática para mi gusto, pero queda clarísimo que esta canción es una chacarera o una zamacueca lenta):

https://www.youtube.com/watch?v=xhP0Q6Hs158

 

- Versión de un grupo folclórico checo, compuesto por chicas disf... vestidas con trajes típicos y pintarrajeadas como muñecas de porcelana.

https://www.youtube.com/watch?v=09NqLjHJtGQ

 

- Versión de Las Grullas de Steve, un grupo de folk sureño estadounidense, en donde vemos que el acordeonista llega en bote desde la laguna, para incorporarse en mitad de la canción. En las estrofas hacen una base rítmica de 2/4 (ritmo de marcha o de tango), en lugar del ritmo ternario, y diría que les queda muy raro, el cover.

https://www.youtube.com/watch?v=3JFb_aOn6rc

 

Y la versión “alegre” de “La media pena” de Mercedes Sosa:

https://www.youtube.com/watch?v=6MqdLfvZMyQ

 

 Y con eso termino por hoy y me voy a dormir una siesta y media. Todo lo demás... ya saben.

DJ Vago