solo un tema por semana,
y con que le guste al diyei alcanza

lunes, 5 de agosto de 2013

[41] Yo no necesito tiempo para saber cómo eres


“Ya no sos igual”, de 2 Minutos, en su álbum Valentín Alsina (1994)



Yo no necesito tiempo
para saber cómo eres:
conocerse es el relámpago.
(Pedro Salinas, en
La voz a ti debida, 1933).


Empiezo aquí la serie "Rock del rioba", para rock nacional (argentino). 

En su primer disco, 2 Minutos, banda argentina de punk-rock liderada por Mosca (Walter Velázquez, el cantante), se despachó con este tema memorable. El disco, Valentín Alsina, vendió 50.000 copias, lo que para el género punk latinoamericano es un montonazo y medio.



“Ya no sos igual” dura 3 minutos, y con eso le alcanza para ser el tema más largo del disco (en el cual la duración de casi todas las canciones hacen honor al nombre de la banda). Comienza con una base de batería en 2/4, a la que se suma una guitarra poco lúcida y un bajo que, tras largar ocho notas peladas, empieza en el segundo 24 a establecer la base rítmica, rápida e implacable, sobre la que viajará la canción. Veinte segundos después empieza la letra.

Que plantea una tragedia griega, si Eurípides hubiera titulado “La traición de Carlos” a una de sus obras (y tal vez lo hizo, pero se perdió).

El primer verso plantea, sintéticamente, el conflicto: “Carlos [se] vendió al barrio de Lanús”. Acá, el se es una partícula de énfasis interesado (debe haber un nombre más técnico, pero me da fiaca buscarlo), como cuando alguien dice “Ese DJ me criticó a Arjona” o “El jamaiquino se corrió todo, en las Olimpiadas”. O sea: no es que Carlos se entregó a Lanús, sino que él vendió al barrio: lo traicionó. A su barrio, ese que lo vio crecer (y otras cosas).

¿Y cómo lo traicionó? De la peor manera posible: convirtiéndose en un buchón, un policía. Porque podés cambiar de equipo de fútbol, de amistades o de clase social: pero en un barrio reo, hacerte policía es, parece ser, la peor traición.


De golpe, Carlos dejó de frecuentar a los amigos, dejó de ir al bar de la esquina y dejó de ir a la cancha del club del barrio (donde esos amigos van más a pelearse que a mirar los partidos). En vez de eso, Carlos patrulla, ahora, “molestando y levantando a los demás” (es decir, deteniéndolos, arrestándolos). Aparentemente, los “levanta” sin razón alguna; al menos, desde el punto de vista del yo poético, para quien los de su grupo son todos unos panes de dios.

Carlos incluso se mimetizó con los demás policías: ahora lleva bigote y un revólver calibre 9 (el arma de servicio). O sea: una traición completa, total. Porque el problema no es que Carlos sea policía (lo cual lo convertiría en un enemigo más), sino que Carlos antes era “de los nuestros”, y ahora es “uno de ellos”. Sabe los nombres, los códigos y los secretos del grupo, pero ahora los utiliza en su contra. Dante reservó para los traidores el más profundo de los círculos infernales, y 2 Minutos coincide en esa evaluación con el narigón poeta florentino.

Me hace acordar, este tema, a La naranja mecánica (yo vi la película nomás, pero supongo que en el libro pasa lo mismo), cuando Alex, ya liberado de prisión (y con su “tratamiento pacificador” a cuestas) vuelve a su barrio y se encuentra con que dos de sus antiguos compinches ahora son agentes de la ley, y lo fajan de lo lindo. La diferencia es que los “amigotes” de Alex no eran, en realidad, tan sus amigos, sino más bien subordinados en el escalafón de la patota. Carlos, en cambio, era uno más del grupo de Valentín Alsina (partido de Lanús): crecieron todos juntos, fueron desde siempre a la cancha del Granate, se encontraban desde siempre en el bar de Fabián…



La traición total requiere una venganza ejemplar, casi como una consecuencia inevitable. Lo sabe el yo poético, y lo sabe también Carlos. La canción expresa su amenaza sin ningún tapujo: “él sabe muy bien que una bala / en la noche espera por él”. Una noche cualquiera, una bala anónima va a terminar con Carlos, castigando su traición y poniendo justicia. Una justicia macabra, pero válida dentro del esquema de pensamiento barrial que se planteó de entrada en la canción, y desde tiempos inmemoriables en el lejano Sur del conurbano bonaerense. Solo la muerte es capaz de redimir a tremendo buchonazo.

El estribillo, escueto hasta la crueldad, abandona la tercera persona y se dirige directamente al susodicho Carlos: “Ya no sos igual, ya no sos igual, sos un vi-gi-lante de la Federal”. En la última sílaba de “Federal”, el cantante modula una nota (ra-a-al), en un exceso de lirismo que no vuelve a repetirse en el resto de la canción.

 “Vos sos buchón de la Policía Federal”, sigue recalcando el estribillo, y luego repite cuatro veces más, para que quede bien claro: “Sos buchón”, con tres sílabas que recuerdan, de alguna manera, el In your head iterado en la canción “Zombie”, de los Cranberries.

Eso sos vos. Si faltaste a la clase de nosce te ipsum, acá tenés igual la posta.

Escuché en un reportaje que Mosca (el cantante) contó que un año después de salir el disco, lo detuvo (solo “para molestar”, seguramente) un policía (no Carlos, por suerte), y en la comisaría, otro botón lo reconoció: “¿Vos no sos el que hizo la cancioncita esa de sos buchón sos buchón?”… A Mosca le corría, con razón, un sudor frío por la frente y hasta el final de la espalda. Pero ese buchón en particular tenía sentido del humor (o no había escuchado entera la canción), y Mosca sobrevivió.

El videoclip presenta unas imágenes de Fontanarrosa. Siempre me pregunté si él las dibujó especialmente para 2 Minutos, o si ellos las tomaron prestadas (literal o metafóricamente) al Negro. Me lo seguiré preguntando, porque me da fiaca investigar.

En síntesis, un tema bien en la línea del punk, dramático, lleno de profundos temas filosóficos y éticos para debatir, y la vez directo como un cross a la mandíbula, que seguirá sonando en mi Winco toda la semana (o hasta que me canse y salga a tomar algo al bar de Fabián).


Ya no sos igual

Carlos se vendió al barrio de Lanús,
el barrio que lo vio crecer.
Ya no vino nunca más por el bar de Fabián
y se olvidó de pelearse los domingos en la cancha.
Por la noche patrulla la ciudad
molestando y levantando a los demás.

Ya no sos igual, ya no sos igual,
sos un vigilante de la Federal.
So
s buchón, sos buchón,
sos buchón, sos buchón.

Carlos se dejó crecer el bigote,
y una nueve para él.
Ya no vino nunca más por el bar de Fabián
y se olvidó de pelearse los domingos en la cancha.
Él sabe muy bien que una bala en la noche
en la calle espera por él.

Ya no sos igual, ya no sos igual,
sos un vigilante de la Federal.
So
s buchón, sos buchón,
sos buchón, sos buchón.

Vos sos buchón de la Policía Federal.
Vo
s sos buchón de la Policía Federal.

Ya no sos igual, ya no sos igual,
sos un vigilante de la Federal.
So
s buchón, sos buchón,
sos buchón, sos buchón.





Además de la versión original, aquí va un desopilante cover por los Parraleños, en un ska casi cumbiado y mezclado al final con “With or without you”, de U2:



Sabiendo lo que es y lo que le espera, se despide hasta la próxima,

DJ Vago


1 comentario:

  1. A mí me hace acordar a la milonga "Sin novedad"... y me imagino que Carlos se podría haber convertido en un yuta buena onda, tipo este Don Belisario...
    http://youtu.be/T-yjU6tew8A

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