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martes, 7 de diciembre de 2021

[265] Posible es mi segundo nombre

 

“Call me Maybe”, de Carly Rae Jepsen (2012) y “Conillet de vellut”, de Joan Manuel Serrat (1970)

 

Hoy cierro la serie “Pegame un tubazo”, sobre canciones telefónicas, en la que exploramos la llamada telefónica como símbolo de incomunicación, como metáfora de una relación y como herramienta de control y acoso.

Pero hoy ni siquiera llegaremos a la llamada telefónica, sino que vamos a ver dos canciones en las que apenas se da el paso previo: alguien le da (o le recuerda) a otra persona su número telefónico, dándole la posibilidad de que llame y eso establezca, o reestablezca, una relación entre ellos. Esa invitación le deja el poder a la otra persona, y es una contrapartida evidente de lo que pasaba en las canciones previas, en la que el enamorado o la enamorada llamaba al otro para exigirle o declarar su amor, incluso en forma de amenaza.



La primera canción es un típico hit pop, alegre, cuadradito y simpático en 4/4 y tono mayor, cantado por una también simpática canadiense, Carly Rae Jepsen, que consiguió con esta canción su hasta ahora único hit (aunque fue un gran gran hit, pues la canción ganó en 2012 montones de premios, fue número uno en casi todos los rankings y vendió muchos millones de copias).

Al igual que en “Blank space” de Taylor Swift (posteo 140), aquí la cantora ve a un chico hermoso que se cruza en su camino (ella justo estaba queriendo enamorarse y justo pasó él y no hay remedio, como diría Guamán Poma) y, mientras ella se babea, le dice algunos piropos (nivel obrero de la construcción) y le plantea:

Hey, recién te conozco, y es medio loco,

pero acá está mi número,

así que llámame quizás.

En esa frase final del estribillo, que es también el título de la canción, se condensa toda la gracia del tema: ella le propone que quizás podría llamarla (“llámame, quizás”), pero la frase también se puede leer sin esa coma, y entonces lo que ella dice es: “mi nombre es Quizás”, “llamame PuedeSer”, “soy lo Posible”.

Me gusta esa frase, “llámame Quizás” (que a mi hermana la tercera, incorregible, le recuerda el “Call me Ishmael” con que empieza la novela Moby Dick). Por más que está obviamente entusiasmada por la posibilidad de establecer algún tipo de relación con ese bombonazo, ella no se está regalando, no asegura nada: no es fácil, solo es posible. Y le deja a él la decisión de si avanzar o no, si realizar o no el llamado telefónico que podría ser la llave de ese futuro vislumbrado.

El videoclip de la canción es muy gracioso, el chico lindo (supongo que es un modelo) corta el pasto del jardín vecino (debe haberse mudado recién al barrio) y ella lo ve desde su ventana y se babea (se ven, sobre la mesita de luz, las novelas románticas que está leyendo), en especial cuando él, innecesaria pero efectivamente, se quita su camiseta para mostrar más carne. Luego ella ensaya con su banda en el garage, él está arreglando su auto y los amigos de la banda la impulsan a ella a que lave también su propio auto, como para producir una excusa de acercamiento. Ella hace todo lo posible para que él le preste atención, pero él ni bola. Hasta que él de pronto la mira y ella, impactada por esa mirada, se cae del capó de su auto y él se acerca y la ayuda, y finalmente pueden conversar. Ella anota su número de teléfono en un papelito para dárselo... pero en ese momento él entra al garage y le da su propio papelito con el teléfono a uno de los chicos de la banda, mientras le hace el gestito de “pegame un llamado” y le guiña un ojo.

https://www.youtube.com/watch?v=fWNaR-rxAic


 

Call me Maybe

 

I threw a wish in the well

Don't ask me, I'll never tell

I looked to you as it fell

And now you're in my way

 

I trade my soul for a wish

Pennies and dimes for a kiss

I wasn't looking for this

But now you're in my way

 

Your stare was holdin'

Ripped jeans, skin was showin'

Hot night, wind was blowin'

Where you think you're going, baby?

 

Hey, I just met you, and this is crazy

But here's my number,

so call me maybe

It's hard to look right at you, baby

But here's my number, so call me, maybe

 

And all the other boys try to chase me

But here's my number,

so call me maybe

 

You took your time with the call

I took no time with the fall

You gave me nothing at all

But still, you're in my way

 

I beg and borrow and steal

I have foresight, and it's real

I didn't know I would feel it

But it's in my way

 

Before you came into my life,

I missed you so bad

I missed you so, so bad

and you should know that

So call me maybe

Llámame Quizás

 

Lancé un deseo a la fuente:

no me preguntes, nunca lo diré.

Te miré mientras lo pedía

y ahora estás en mi camino.

 

Cambié mi alma por un deseo,

moneditas por un beso,

no estaba buscando nada de esto,

pero ahora estás en mi camino.

 

Tu mirada se queda fija,

jeans rotos, la piel se muestra,

noche calurosa, el viento sopla,

¿adónde crees que vas, nene?

 

Hey, recién te conozco, y es medio loco,

pero acá está mi número,

así que llámame quizás.

Es difícil mirarte, nene,

pero acá está mi número,

así que llámame quizás.

 

Y todos los demás chicos intentan atraparme

pero acá está mi número,

así que llámame quizás.

 

Te tomaste tu tiempo con el llamado,

yo no tardé nada en caer;

no me diste nada de nada,

pero igual estás en mi camino.

 

Ruego y pido prestado y robo,

tengo una intuición, y es de verdad.

No sabía que podía sentir algo así,

pero está en mi camino.

 

Antes de que llegaras a mi vida

ya te echaba tanto de menos

Te extrañaba tanto, tanto

y deberías saberlo,

así que llámame quizás.

 

Se hicieron montones de covers, de esta canción, probablemente al final de este posteo ponga los que más me llamaron la atención (que son aquellos que no siguen tal cual la onda de pop simpático y facilongo que emana de todos los poros del tema).

 

Esta canción me lleva mentalmente a otra mucho más antigua y en catalán, pero que tiene una onda que a mí me parece semejante. Maybe.

Es una canción de mi tío Joan, y me pareció adecuado incluirla en este posteo porque hace un par de días él anunció que a fin de año hará su última gira, es decir que vendrá (ojalá) por última vez a la Argentina a dar un recital antes de retirarse de los escenarios. Conseguir entradas será la batalla de Leningrado, así que no creo que mi padre Josep pueda lograr que Joanito le dé 16 entradas gratis para toda la familia, como la vez pasada (me remito a mi posteo 117, “Ta fresc pa chomb”, sobre lo que pasó aquella vez).

No es una de las más conocidas del tío, ni siquiera entre las cantadas en catalán. Aunque la musicalización es casi de circo, diría que es un tema pop antes de tiempo. Aunque muchos dicen que ese cantor en primera persona es el mismo Serrat y que la canción está dedicada a su novia modelo nórdica de esos años, mi hermana la tercera me enseñó que la ficción es ficción, así que no parece, para nada, necesario asignar nombres reales a los personajes.

La canción está protagonizada por un adolescente enamorado, confundido y bastante bajoneado, que cuenta la historia de su primer noviazgo y su abrupto final. Era muy feliz con la noviecita, a quien llama “conejito de peluche” (o “de terciopelo”, si prefieren), hasta que ella comienza a triunfar, vertiginosamente, como modelo, y la fama, el dinero y esa nueva vida la impulsan a tener un nuevo amante. Es muy gracioso que él cuenta que entonces “tuvo que elegir: o rajar (“tomarse el 2”) o hacer un ménage à trois”, pero esta última opción no resulta posible porque él es un tipo “como hay que ser”: ibérico, macho y cristiano.

Así que se separan y él queda solo, jodido y, lo peor, aún enamorado. Le hace algunas recriminaciones a ella, pero más con tristeza que con enojo:

Elle, Vogue y Harpers Bazaar

te fusilan en cada ejemplar;

dicen que te puso un piso

Richard Avedon en Nueva York.

No te puedes quejar,

ya tienes a mano todo lo que soñabas:

te conoce la gente,

te ama un adolescente

y un abuelito te quiere adoptar.

¿Eres feliz con tu nuevo amante,

conejito de peluche?...

Pero en la estrofa final él encuentra una vuelta para intentar reconquistarla: ve en una vidriera un libro de fotografía y piensa que eso podría suceder si él mismo se vuelve un fotógrafo famoso (“en un mes seré mejor que Pomés”, dice, envalentonado; Pomés era un famosísimo fotógrafo catalán de la época). Y ya lleno de confianza en el futuro, le avisa a ella que cuando él sea famoso, ella ya sabrá dónde encontrarlo, y ahí es que le recuerda su número telefónico (203-8282) y le dice que no habrá entre ellos necesidad de ningún cuento o excusa, ni se pasarán ninguna factura por todo lo sucedido.

Es una canción muy de época, y que seguramente no cantará Joan en su próximo (último, snif) recital, pero que me sigue resultando encantadora.

 


Conillet de vellut

 

Era suau com el vellut

I poregosa com un conill menut

En Snoopy era el seu heroi

I li agradava jugar com un noi

I de la mà

Em duia amunt i avall sense parar

Com un estel

Fent tombarelles pel cel

És maco el temps d'estimar

I no va ser aquell un temps perdut

Conillet de vellut

 

Però el conill fora del niu

M'enganyava amb qualsevol objectiu

Se'm perdia en el forat

D'una Nikon o una Hassenlblad...

Calia triar

O tocar el dos o fer

Un ménage à trois

Però això és immoral

Quan s'és un home com cal

Ibèric, mascle i cristià

I em vaig quedar sol i fotut

Conillet de vellut

 

L'Elle, el Vogue i el Harpers Bazaar

T'afusellen en cada exemplar

Diuen que t'ha dat un lloc

Richard Avedon a New York

No et pots queixar

El que somniaves ja ho tens a la mà

Et coneix la gent

T'estima un adolescent

I un iaio et vol adoptar

Ets feliç amb el teu nou drut?

Conillet de vellut...

 

Però avui he vist el cel obert

Déu, que és bo i que sap el que sofert

M'ha deixat els seus consells

En un aparador de can Castells

I m'he comprat

el llibre "La fotografia és un art"

I abans d'un mes

Seré millor que en Pomés

Ja saps a on em trobaràs...

Dos-zero-tres, vuit-dos, vuit-dos

Conillet poregós

 

Sense un romanço ni un rebut

Conillet de vellut

Conejito de peluche

 

Era suave como el peluche

y temerosa como un conejo pequeño.

Snoopy era su héroe

y le gustaba jugar como un niño

y de la mano

me llevaba de acá para allá sin parar

como un barrilete

dando volteretas por el cielo,

qué copado es el tiempo de amar...

Y no fue aquel un tiempo perdido,

conejto de peluche.

 

Pero el conejo, fuera del nido,

me engañaba con cualquier objetivo;

se me perdía en el agujero

de una Nikon o una Hasselblad,

había que elegir:

o tomarse el palo o hacer

un ménage à trois.

Pero eso es inmoral

cuando se es un hombre como hay que ser: ibérico, macho y cristiano.

Y me quedé solo y jodido,

conejito de peluche.

 

Elle, Vogue y Harpers Bazaar

te fusilan en cada ejemplar;

dicen que te puso un piso

Richard Avedon en Nueva York.

No te puedes quejar,

ya tienes todo lo que soñabas:

te conoce la gente,

te ama un adolescente

y un abuelito te quiere adoptar.

¿Eres feliz con tu nuevo amante,

conejito de peluche?...

 

Pero hoy he visto el cielo abierto:

Dios, que es bueno y sabe lo que sufrí,

me dejó sus consejos

en una vidriera de casa Castells,

y me compré

el libro “La fotografía es un arte”;

antes de un mes

seré mejor que Pomés.

Ya sabes dónde me encontrarás:

203-8282,

conejito temeroso.

 

Sin ningún cuento y ninguna factura,

conejito de peluche.

 

Y eso es todo por hoy. Cierro el día y la serie con algunos covers de “Call me Maybe”, como bonus tracks:

 

- Cover como canción jazz de los años 20 (de los del siglo pasado):

https://www.youtube.com/watch?v=q1D6qWO-JzQ



- Cover emo deprimente, por Ben Howard:

https://www.youtube.com/watch?v=sPU8V-nvUEk



- Cover metalero debajo de una frazada, por Leo Moracchioli:

https://www.youtube.com/watch?v=90b6I2Pkde8


Y eso es todo. Ya saben adónde llamarme, si me necesitan. Si no les contesto, es muy posible que sea porque estoy durmiendo: cuelguen.

 

DJ Vago

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