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lunes, 16 de junio de 2014

[83] Paren el mundo, me quiero bajar


“Fly me to the Moon”, de Bart Howard (1954) por Frank Sinatra (1964)

A Sylvia Hiertz.


Extracto del capítulo 5 del libro “Cosas que no me interesan - DJ Vago” (inédito):

· Los deportes en general.
· El fútbol en particular.
· El mundial de fútbol, en específico.
· Que gane o que no gane cualquier equipo en cualquier partido de lo que sea.

Y agrego, de un texto tomado de la página 237 del anexo “Cosas que realmente odio”, dentro del libro citado:

· Las conversaciones y debates sobre los deportes en general, el fútbol en particular y el mundial de fútbol, en específico.
· La palabra “pasión” aplicada a querer que gane un equipo de fútbol.
· La palabra “aliento” aplicada a gritar incoherencias mientras se está disfrazado.
· La idea de que un equipo o un jugador representa a un país.
· La idea de relacionar el resultado de ese equipo con el destino, la historia, el futuro o lo que sea, de dicho país.
· Emocionarse al escuchar o cantar el himno, en el marco de un partido de lo que sea.


Aclarado esto, voy a hacer un mínimo comentario musical sobre el mundial de fútbol de Brasil. Porque soy una persona seria y actualizada (son quizá mis peores defectos), y me tomé el enorme trabajo de mirar parte de la ceremonia inaugural, que me pareció colorinche y boluda, más o menos como una obra teatral de jardín de infantes, pero sin la ternura e inimputabilidad que suelen aportar los niños. Lo que esperaba era oír la canción del mundial. A ver si levantaba la puntería respecto del “Waka-waka” de Shakira, que ella presentó como propia, pero fue un robo a mano armada a una canción camerunesa de los años 50, grabada en los ochentas por el grupo Zangalewa:

https://www.youtube.com/watch?v=-IO6fpjDJY8




Entonces, me obligué a escuchar el tema de Pitbull. Lo primero que me sorprendió fue que Pitbull no era un perro, sino un pelado disfrazado de huevo duro. Pero enseguida lo escuché cantar, y comprobé que sí, que era un perro nomás.
Lo segundo que me sorprendió es que a pesar de que las madres de los tres intérpretes son latinas, el tema está cantado en inglés, no en portugués ni en castellano.
Lo que no me sorprendió para nada es que el tema es inescuchable, sin la menor gracia, con una letra que podría haber sido escrita por una mascota, e interpretado tan desafinada y pobremente que hasta los extras disfrazados de periquitos y vegetales que pululaban por el campo de juego se tapaban los oídos con sus alas y sus brotes.
Si el Pájaro que Canta hasta Morir tuviera que cantar esto, se suicidaría antes.
Lo tercero que sí me sorprendió es que, al igual que cuatro años antes, la canción es un robo burdo, esta vez, de la archifamosa “Acuarela do Brasil”, que luego sería conocida también como el tema de la película Brazil.


En la presentación del mundial, como para intentar hacerlo pasar como un “homenaje”, empieza Claudia Leitte (una brasileña rubísima y de buen cuerpo vestida con una malla azul, a la que con muy poco le alcanzó para ser la que mejor canta del trío) cantando una parte de “Acuarela do Brasil”. Y luego salen Pitbull (vestido de huevo) y Jennifer Lopez (vestida de helecho, y con la misma capacidad musical) y empieza “We are one” (“Somos uno”), lo que aullado a la vez por esas tres personas es casi una síntesis del dogma cristiano. 








Y no pude evitar darme cuenta de que la breve melodía que manotea para no ahogarse entre los gritos y el seudo-rapeo reguetonero es una variante (muy poco elaborada) de la melodía de “Acuarela”. Decí que, como gritan y cantan tan mal, es difícil darse cuenta de que “We are one” es una canción, y por lo tanto, más difícil aún reconocer que están copiando alevosamente otra canción mejor y previa.



Y con ese acto de sacrificio auditivo, di por terminado el mundial de fútbol 2014, en lo que a mí respecta. Súfranlo ustedes, yo ya quedo eximido: me encierro con llave y pongo las partitas para cello de Bach en continuado durante todo el mes, solo interrumpiendo ese ritual para dormir mis catorce horitas diarias, ir a la oficina y escuchar ochenta o noventa veces cada tema semanal de los elegidos para el blog. Hasta ahí llega mi “pasión” y mi “aliento” futboleros. No sé cuándo juega nadie, así que no me pregunten. Ni me cuenten. Al finalizar el mundial me enteraré de quién ganó y me diré, en voz baja: “Ah, mirá vos”. Hasta ahí llego, no me pidan que cabecee.

Listo, pasemos al tema de hoy: por la cuarta entrega de la serie “La palabra con F”, hoy vamos con “Fly me to the Moon” (“Volame hasta la Luna”), en la versión de Frank Sinatra. Las palabras con F de esta semana son fly, Frank y, ya que estamos, fútbol (hasta en la sopa).


Frank hacía las canciones con una onda muy de salón de los cincuentas, canchera y sobradora, pero tenía con qué. Lo llaman “La Voz”, y aunque hubo y hay otras voces en el mundo, no se puede discutir que él tenía una gran voz. No cualquiera puede cantar como Sinatra (mírenlo a Bublé, por ejemplo, que trata y trata y no hay caso).

Esta canción fue muy, muy versionada. Porque es, a pesar de su brevedad, memorable en su propuesta. El cantor le habla a lo que vendría ser su enamorada, pidiéndole que lo saque de este mundo, que lo lleve bien lejos (posiblemente, porque no se aguanta el mundial de fútbol): a la Luna como primera parada, pero luego a Marte, Júpiter, las estrellas, todo el tour.

Nos damos cuenta, entonces, que la enamorada no es humana. Tiene que ser alienígena, no hay otra. Esta canción se encuadra entonces en la ciencia ficción (como los cuartetos cordobeses ya comentados en diciembre pasado “¿Quién se ha tomado todo el vino?” y “La cabaña”), y presenta una simpática pareja “mixta” entre humano y alienígena, como la pareja de Robin “Cualquier Bondi me Deja Bien” y “Lagartija” Willy en la clásica serie “V invasión extraterrestre”.



Él, el humano, se va armando las vacaciones confiando en que ella lo llevará en su citroneta espacial, pero aún no puede creer del todo en su suerte. Y entonces, al igual que la gallega del GPS que dice “recalculando”, él reformula y plantea “en otras palabras” y con cierta desesperación: “por favor, existí de verdad”. Y por si eso no fuera poco, vuelve a reformular, aclarando sus motivos: “en otras palabras: te amo”.

“En otras palabras” era el título original de la canción, pero enseguida todo el mundo la empezó a llamar por el primer verso, “volame hasta la luna”, y así quedó finalmente el título.


Y está muy bien, en definitiva, lo que dice y redice la canción, porque cuando uno adora, idolatra y anhela a alguien más que a nada, cada día es una aventura única, y tomarse de la mano o darse un beso puede sentirse como un viaje interplanetario con todos los chiches. Y uno pide (o, si quiere mantener un poco de dignidad, piensa): por favor, existí de verdad. Que, por supuesto, es casi lo mismo que decir te quiero.





Fly me to the moon

Fly me to the Moon
And let me play among the stars,
Let me see what spring is like
on Jupiter and Mars.
In other words: hold my hand.
In other words: baby, kiss me.

Fill my heart with song
And let me sing for ever more;
You are all I long for
All I worship and adore

In other words: please be true.

In other words: I love you.

Fill my heart with song
Let me sing for ever more;
You are all I long for
All I worship and adore.

In other words: please be true.

In other words: I love you.
Volame hasta la Luna

Volame hasta la Luna
y dejame jugar entre las estrellas,
dejame ver cómo es la primavera
en Júpiter y Marte.
En otras palabras: tomá mi mano.
En otras palabras: nena, besame.

Llená mi corazón con música
y dejame cantar para siempre;
sos todo lo que anhelo,
todo lo que idolatro y adoro.

En otras palabras: por favor existí de verdad.
En otras palabras: te amo.

Llená mi corazón con canción
y dejame cantar para siempre;
sos todo lo que anhelo
todo lo que idolatro y adoro.

En otras palabras: por favor existí de verdad.
En otras palabras: te amo.

Van un par de links:

· Escena de la (mala) película “Abajo el amor”, con Renée Zelwegger + Ewan McGregor, en la que mezclan (bien) la versión bossa-nova “femenina” de Astrud Gilberto con la versión “masculina” de Sinatra, mientras ambos se preparan para una cita:


· Una de las 26 versiones de esta canción utilizadas como cierre de los capítulos del animé japonés “Evangelion” (mi hermana Peti, la sexta, la maestra jardinera, es fanática de esos dibujitos):

https://www.youtube.com/watch?v=rCyDIe1F1BY






Y eso es todo, me voy me voy me fui, ahí los dejo en su planeta azul inundado de pelotas. Que les sea leve.


En otras palabras, me vuelo hasta el próximo Lunes,

DJ Vago




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