Madrigales “Vuelve Céfiro” I y II (1614, 1632), de Claudio Monteverdi
Este invierno encuarentenado, ultrahúmedo y pandémico se
nos está haciendo largo, y nos vendría bien que regresara ya la primavera: por
eso elegí para hoy temas de alabanza primaveral. Además, como la semana próxima
empiezo una serie en la que me sumergiré decúbito dorsal en el fango de la
música popular más básica, comento aquí dos madrigales de comienzos del siglo
XVII, para que recuerden que no soy (únicamente) un ícono bailantero.
Ambos madrigales son del grandísimo Claudio Monteverdi
(de quien ya comenté el “Lamento de la ninfa” (posteo 77, mayo de 2014) y
tienen la particularidad de que, aunque sus letras y músicas son totalmente
diferentes, se titulan igual: “Zéfiro torna” (“Vuelve Céfiro”). El primero de
estos madrigales fue compuesto en 1614 y el segundo fue publicado dieciocho
años más tarde, en 1632.
De los dos, el segundo (cuyo primer verso dice “Zéfiro
torna e di soavi acenti”) es sin dudas el mejor: es con seguridad uno de los
mejores madrigales que existen, y para muchos es el favorito. Elegí, además,
una versión espectacular, del ensamble L´Arpeggiata, que son unos genios (vale
la pena verlos y escucharlos en todo lo que hacen).
Pero como ese madrigal no existiría sin su antecesor, lo
traigo también, y lo comentaré brevemente. En lo musical, este primer “Vuelve
Céfiro” (cuyo primer verso dice “Zéfiro torna e´l bel tempo rimena”) está aún
metido de lleno en la música renacentista, y aunque es agradable de escuchar,
hoy en día nos suena un poco cuadradito y predecible, pausado, casi
eclesiástico por momentos, con un cambio marcado entre la primera mitad alegre
y la segunda mitad melancólica. Elegí la muy buena versión del ensamble Les
Arts Florissants.
La letra es un soneto del famoso Cancionero de Francesco Petrarca, poeta del siglo XIV, cuando recién
se empezaba a escribir algunas cosas en toscano (el antecesor del italiano
actual) en vez de en latín. Yo no lo leí, por supuesto, pero mi hermana la
tercera me contó que en su Cancionero
Petrarca reúne todas las poesías que le dedicó a su amada Laura: la primera
parte son rimas que escribió cuando Laura vivía, y la segunda parte son rimas
que escribió después de que Laura muriera, sin darle, viva ni muerta, la menor
bola nunca.
Este soneto en particular es de los de después de la
muerte de Laura. Con muchas referencias mitológicas, el cantor anuncia que está
volviendo la primavera (Céfiro es la personificación del viento cálido
primaveral), y en los dos cuartetos iniciales describe cómo todo florece y
fructifica y brota, con la llegada de la primavera, y cómo toda la naturaleza
está feliz.
(Digresión: Céfiro tiene un cameo en el cuadro "La Primavera" de Boticelli, donde se lo ve, oscuro y calentón, secuestrando a la ninfa Cloris, que en vez de putearlo le tira flores por la boca y luego se transforma en el personaje de su izquierda, la diosa Flora).
Pero en los dos tercetos finales plantea una
contraposición con lo que le pasa a él: al llegar la primavera, el recuerdo de
su amada muerta (“la que al cielo se llevó las llaves” del amor y la felicidad)
hace que él emita graves suspiros de dolor, y el canto de los pajaritos y las
flores e incluso las bellas mujeres son para él como un desierto y como fieras
salvajes. O sea: la primavera vuelve para todos, menos para mí.
Es una gran letra y un buen madrigal. Aquí va.
Zefiro
torna (I)
Zefiro torna, e'l bel tempo rimena,
e i fiori e l'erbe, sua dolce famiglia,
e garrir Progne, e pianger Filomena,
e primavera candida e vermiglia.
Ridono i prati, e'l ciel si rasserena;
Giove s'allegra di mirar sua figlia;
l'aria, e l'acqua, e la terra è d'amor
piena;
ogni animal d'amar si riconsiglia.
Ma per me, lasso!, tornano i più gravi
sospiri, che del cor profondo tragge
quella ch'al ciel se ne portò le chiavi;
e cantar augelletti, e fiorir piagge,
e'n belle donne oneste atti soavi
sono un deserto, e fere aspre e selvagge.
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Vuelve Céfiro (I)
Céfiro
vuelve y el buen tiempo regresa
y las
flores y las hierbas, su dulce familia
y a
cantar Procne y a llorar Filomena
y la
primavera blanca y bermeja.
Ríen
los prados y el cielo se serena;
Júpiter
se alegra de ver a su hija;
el
aire, el agua y la tierra de amor se llenan,
todo
animal con el amar se reconcilia.
Pero
para mí, ¡ay! vuelven los muy graves
suspiros
que del corazón profundo extrae
aquella
que al cielo se llevó las llaves;
y el
cantar de pajaritos y el florecer del campo
y las
bellas mujeres de honestos suaves actos
son
un desierto, y fieras amargas y salvajes.
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La vuelta de “Vuelve Céfiro” ocurrió, como dije,
dieciocho años después, también con un soneto, pero de Ottavio Rinuccini, poeta
y libretista mecenazgueado por los Borgia y contamporáneo de Monteverdi.
Rinuccini, claramente, no era tan buen poeta como Petrarca, así que su soneto,
además de copiar la idea del de Francisquito P, es menos memorable. En las
primeras tres estrofas se describe qué linda está la primavera ahora que volvió
Céfiro, y en el terceto final la contraposición con el yo del cantor, que, solo
y abandonado, se atormenta por dos bellos ojos (se supone que de su amada) y,
como no sabe si cantar alegre o ponerse a llorar, hace ambas cosas
alternadamente.
Pero en la música de este madrigal, Claudio M se pasó.
Tomó una base de chacona (un ritmo bailable popular) y armó el madrigal con el nuevo
estilo que había desarrollado, que bautizó “segunda práctica”, en el cual “las
palabras son dueñas de la armonía, no esclavas de ella”. Y efectivamente, la
música cambia y se adecua a las palabras que se van cantando: cuando la soprano
canta “montes”, las notas suben; cuando el contratenor canta “valles profundos”,
baja; cuando cantan “lloro”, la música parece llorar; cuando cantan “queridas”,
se enternecen, y cuando cantan “ondas”, ondean. De esta manera, el madrigal se
adapta a las emociones que representa y el resultado es admirable y se siente
moderno, actual, a pesar de que la obra tiene ya casi cuatrocientos años.
La versión de L´Arpeggiata es increíble. No solo la interpretación
del contratenor francés Philippe Jaroussky (“el que canta finito”) y de la
soprano catalana Núria Rial, sino también los cancherísimos músicos, con esos
instrumentos barrocos que parecen sacados de una cantina de Star Wars; en
particular, la flauta curvada y el laúd gigante (llamado tiorba) que toca Christina Pluhar, la austríaca directora del
ensamble, y que parece una especie de tanque-elefante musical.
Aquí lo tienen.
Zefiro
torna (II)
Zefiro torna, e di soavi accenti
L'aer fa grato, e 'l piè discioglie a
l'onde,
E mormorando tra le verdi fronde,
Fa danzar al bel suon su'l prato i fiori.
Inghirlandato il crin Fillide e Clori
Note tempran d'amor care e gioconde;
E da monti e da valli ime e profonde
Radoppian l'armonia gli antri canori;
Sorge più vaga in ciel l'aurora, e 'l sole
Sparge più luci d'or, più puro argento
Fregia di Teti il bel ceruleo manto.
Sol io, per selve abbandonate e sole,
L'ardor di due begli occhi e 'l mio tormento,
Come vuol mia ventura, hor piango hor
canto.
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Vuelve Céfiro (II)
Zéfiro
vuelve y con suaves brisas
hace
grato el aire y dispersa el pasto en olas
y
murmurando entre las verdes ramas
hace
danzar al bello son las flores del prado.
Con
cabellos en guirnaldas Fílide y Chloris templan notas de amor queridas y
alegres;
y de
montes y de valles altos y profundos
duplican
la armonía las cuevas cantoras.
Surge
muy ligera en el cielo la aurora, y el sol extiende rayos de puro oro, de
pura plata
cubre
el bello cerúleo manto de Tetis.
Solo
yo, por la selva abandonado y solo,
el
ardor de dos bellos ojos y mi tormento,
como
exige mi fortuna, ahora lloro, ahora canto.
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Y como exige mi fortuna, me despido hasta la próxima
(quizás, quien te dice, volveré con la primavera), ya durmiendo, ya escuchando
música, encerradeli.
Como bonus track, un tema más por L´Arpeggiata: la “Chacona
del Paraíso y del Infierno”, de autor anónimo, en el cual se alternan estrofas
en las cuales se describe qué lindo es el Paraíso y lo bien que se está allí, qué
buen clima que hace, etcétera, con otras en las que se describe qué feo es el
Infierno y lo mal que se lo pasa acá... allá, perdón. Los músicos se divierten
a la par de los espectadores.
Sin más, los saluda como lo hace el viento.
Hasta la
vuelta,
DJ
Vago
Qué genialidad este posteo DG Vago!!! Amé conocer gracias a usted
ResponderEliminarL´Arpeggiata que hará menos pesada esta cientena!!
Gracias a usted, Silvia! :)
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