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miércoles, 29 de septiembre de 2021

[257] No sé, pero son míos

 

“El monte y el río”, de Pablo Neruda y Dina Rot

 

Este breve poema de Neruda, publicado en 1952 (en forma anónima, al menos en su primera edición) como parte de Los versos del capitán, poemario que estaba encabezado con una carta introductoria, un dispositivo de verosímil (como los que usaron infinidad de obras literarias a lo largo de la historia para hacerlas parecer “basadas en hechos reales”): la destinataria de los poemas firma la carta y explica que los poemas, que ella guarda en papelitos y hojas sueltas, fueron creados por “su capitán”, un revolucionario cubano del que no sabe ni siquiera el nombre pero fue su gran amor.

Como muchos poemas de esa obra, “El monte y el río” es romántico y encantador. Y a la vez, un llamado a la urgente acción política.

 

Las estrofas son muy breves, tres versos cortos de los cuales el tercero es, al menos en las primeras cuatro estrofas, siempre las mismas dos palabras: “Ven conmigo”. En la primera estrofa se define, sin nombrarla, a la patria:

 

El monte y el río

En mi patria hay un monte.

En mi patria hay un río.

Ven conmigo.

 

Pero ya en la segunda estrofa vemos que esa patria amable no está pasando por un buen momento: la noche subió al monte, y esa oscuridad (una oscuridad humana, una noche política) tiene consecuencias tangibles y tremendas, pues hace que el hambre llegue al río (es decir, a la gente que vive allí).

 

La noche al monte sube.

El hambre baja al río.

Ven conmigo.

 

Las siguientes estrofas plantean el motivo y la necesidad de la acción política: hay gente que sufre, y por eso tenemos que luchar. Esto se dice mediante una pregunta (“¿Quiénes son lo que sufren?”) y una respuesta, tan breve como genial: “No sé, pero son míos.” Como nos dijo John Donne (ver posteo 85, julio de 2014), no necesitamos preguntar por quién doblan las campanas, porque están doblando por nosotros: el sufrimiento de cualquier compatriota (o no compatriota, para el caso) es nuestro también, su hambre es nuestra, ¿qué otra razón necesitamos para intentar mejorar las cosas? Los sufrientes llaman al poeta y le piden que los acompañe en la lucha; ese “ven conmigo” no es (no únicamente, al menos) una propuesta romántica, sino militante: ven conmigo a luchar contra la noche y el hambre, junto a tu pueblo que lo está pasando mal.

 

¿Quiénes son los que sufren?

No sé, pero son míos.

Ven conmigo.

 

No sé, pero me llaman

y me dicen “Sufrimos”.

Ven conmigo.

 

Y me dicen: “Tu pueblo,

tu pueblo desdichado,

entre el monte y el río,

 

con hambre y con dolores,

no quiere luchar solo,

te está esperando, amigo”.

 

Y el poema se cierra con una última estrofa muy bella, en la cual se nombra a la destinataria de los versos “tú, la que yo amo”, se la llama “pequeña, grano rojo de trigo” y se le anticipa que tanto la lucha como la vida serán duras, pero que igualmente ella irá, junto con él, para acompañarlo en esa lucha y esa vida.

 

Oh tú, la que yo amo,

pequeña, grano rojo

de trigo,

será dura la lucha,

la vida será dura,

pero vendrás conmigo.

 

Es un lindo poema, ¿no? La musicalización de Dina Rot es preciosa y se te adhiere a la mente, le da un aire de urgencia a la convocatoria, de aguda inminencia (repite el “ven conmigo” que cierra cada estrofa, por ejemplo). Corta un par de versos en el medio del poema (el de “con hambre y con dolores”) y la primera parte de la última estrofa (la de la amada grano de trigo rojo), pero bueno, debe haber sido para mantener constante la extensión de las estrofas y no definir el destinatario: no me gusta el recorte, pero entiendo la decisión, y ayuda a que la canción no sobrepase los dos minutos. Es, en todo caso, un gran tema de Dina, dentro de ese gran disco de 1971 (¡50 año ya!) que es Yo canto a los poetas:

https://www.youtube.com/watch?v=gNwSfItYU9Y


 El mismo poema fue musicalizado, en una fecha mucho más cercana y ya en este siglo, por Jorge Drexler: como casi todo lo que hace Drexler, me parece blando, simpático y bienintencionado, pero soporífero y olvidable: como un jingle para propaganda de sopa. Para hacer más insulsa la canción, no solo amputa la última estrofa del poema, directamente la suprime. Pero no lo hace para que la canción le quede más corta, porque repite estrofas previas para alargaaaarrrrllllaaaaa.Y triplica el “ven conmigo” que cierra cada estrofa.

https://www.youtube.com/watch?v=HxbaXyH0R_0


 

Y eso es todo por esta semana. Quedé agotado, así que me voy a dormir mi siesta de cuatro horas de rigor. No, no es necesario que me acompañen, gracias.

DJ Vago

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