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martes, 21 de septiembre de 2021

[256] No soy tanto


“De qué callada manera” (poema de Nicolás Guillén, música de Pablo Milanés)

 

Este breve y encantador poema de Nicolás Guillén se titula “Canción” y fue musicalizado por Pablo Milanés (cubanos ambos) en 1975, con el primer verso como título (llamar “Canción” a una canción hubiera resultado un poco vago).

Es una pieza breve (Pablo tiene que repetir el poema dos veces para que arañe los dos minutos) y primaveral, pues la primavera en brote y el amor naciente sobrevuelan cada verso.

El poema retrata, con gracia y gran economía de palabras, un personaje creíble y querible, quien se dirige a su amada (no hay ningún género definido en el poema, pero voy a hablar de él y de ella, solo porque me resulta más cómodo).

Él, el cantor, es tímido (no se atreve a decirle a ella lo que siente, ni siquiera a tutearla), torpe (se derrama en forma “sutil” todas las flores de abril en su camisa, cuando se distrae con la primaveral sonrisa de ella). Y mientras ella, a pura sonrisa, “se le adentra” en una forma callada (me gusta mucho esa forma de describir el amor: el adentrarse calladamente de alguien en nosotros), él, aunque le gusta, a la vez sufre como un chancho: “Yo, muriendo”, dice entre paréntesis, en forma callada también, porque ese sufrir, al igual que el amor, no fue declarado. 

Me recuerda al sufrimiento del poeta en el madrigal “Vuelve Céfiro”, donde la primavera nacía para todos menos para él (recuerden el posteo 235), y también al pobre prisionero del romance que imagina la primavera naciente tras el muro pero ya no tiene ni siquiera al pajarillo que le cantaba al albor (ver posteo 248).

¡De qué callada manera
se me adentra usted sonriendo,
como si fuera
la primavera!
(Yo, muriendo.)

Y de qué modo sutil
me derramo en la camisa
todas las flores de abril.

 

Así que él le habla a ella pero a la vez no le habla: le habla en su mente nomás. Y allí le dice, ya en la segunda estrofa, que él no siempre es el alma de la fiesta, y que aunque parezca para quien lo ve, de tan alegre, la primavera personificada, en realidad “No soy tanto” (me encanta también esa frase, el poema de Guillén tiene un humor delicado y una gracia muy pizpireta). 


Y el poema termina con un pedido, que es más bien una sugerencia: qué “espiritual” sería si  ella le regalara “una rosa / de su rosal principal”, probablemente para resarcirlo de todas las flores de abril que ya se derramó sobre su camisa. La rosa podría ser una rosa, sí, pero ya sabemos que la rosa es también un símbolo de casi cualquier cosa, y en este caso podría referirse también, al mismo tiempo, a una sonrisa en flor de ella, o incluso (si él se atreviera) a un beso, aunque dudo que él se atreviera a pedir tanto.

 

¿Quién le dijo que yo era
risa siempre, nunca llanto,
como si fuera
la primavera?
(No soy tanto.)

En cambio, ¡qué espiritual
que usted me brinde una rosa
de su rosal principal!

Y el poema, como la canción, termina con la repetición del inicio de la primera estrofa, de forma que el “(Yo, muriendo.)” es el verso final y escondido.

La musicalización de Pablo Milanés es impecable, le da ritmo y mantiene la gracia y el encanto del poema, aprovechando muy bien la sutil repetición de letras (“aliteración”, me sopla mi hermana la tercera”, sí sí hermana, te creo), la ere y especialmente la ele (es decir, las letras “líquidas”), que cierran palabras y versos (sutil / abril, flores, espiritual, rosal / principal).

https://www.youtube.com/watch?v=E8MRVmT9eZ4

 


Esta es, en fin, una gran canción para dar inicio a la primavera con la esperanza de que esta vez no nos derramemos todas las flores encima, como los papanatas que somos, o al menos, si no hay más remedio, que podamos recibir a cambio una sonriente rosa.

Hasta la próxima,

DJ Vago

(Ya durmiendo.) 

2 comentarios:

  1. Me da un poco de rabia que cuando ustedes se ponen así, pizpiretas primaverales, acá empezamos a ventilar la ropa de invierno. Nada, eso, la envidia y yo muriendo (del frío que vendrá).

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  2. Así es, Germán, vos sabés bien que los octubres son de las pocas cosas buenas que nos quedan por aquí.

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