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lunes, 9 de diciembre de 2013

[56] Solo quiero saber

“¿Quién se ha tomado todo el vino?”, de La Mona Jiménez (1986).


Toda la serie va dedicada
a Patricia Leguizamón,
Laura Escudero
y Susana Aime.
  
En una semana en que Córdoba está necesitada de afecto y buena onda, comienzo aquí la serie “Cuartetazononones”, dedicada al cuarteto cordobés. En un primer momento pensé en titularla “Cuartetos” y mechar cuarteto cordobés con cuartetos de cuerdas de Beethoven, bandas de cuatro integrantes (como los Beatles) o canciones con estrofas de cuatro versos; pero después pensé que habiendo tantísimos cuartetos cordobeses geniales, sería poco respetuoso no dedicarles al menos un mes de mi escasa energía.

Aclaro por las dudas que no soy experto en el género, y que no pretendo hacer un recorrido histórico ni valorativo ni comparativo ni nada en particular: solo compartiré y comentaré algunos cuartetos que me gustan. Y si a ustedes no les gustan o conocen otros mucho mejores, no me enojo: no se me acuaartelen, chichis ni negrazones.

Empiezo por un clásico: “¿Quién se ha tomado todo el vino?”, del mayor prócer del cuarteto cordobés, Juan Carlos “La Mona” Jiménez, que cuenta con 82 discos editados, 36 millones de discos vendidos, 62 años (aunque uno podría asignarle cualquier edad). Que cuando lo invitaron a Cosquín en el 88, convocó a 100.000 personas en un anfiteatro con capacidad para 20.000, y a las 10 de la noche ya se habían acabado los choripanes, la cerveza y el vino de toda la ciudad, lo que generó un acabóse de proporciones bíblicas.



Porque, como ya anticipaba este tema, no hay nada peor que se te acabe el vino.

Esta es una canción que por lo general no es muy considerada por los “académicos” de la música nacional. Sin embargo, además de que es muy de calidad, es, en mi humilde opinión, una canción de ciencia ficción. Más precisamente, una propuesta de ciencia ficción distópica, que muestra un futuro oscuro y apocalíptico.

El yo poético está en una ciudad del futuro, o en un mundo posible alternativo, en el cual toda el agua desapareció. No hay nada para beber. Tal vez se la llevaron los extraterrestres. Tal vez un gobierno totalitario y corrupto la esconde. Faltando agua, solo es posible obtener líquidos potables de las especies vegetales. Pero ante la demanda insaciable en toda Córdoba, se acabaron también el fernet y la cerveza, por lo cual solo es posible tomar vino. Desde niños de dos años a ancianas beatas de 90, todos toman vino, por necesidad.



Pero el narrador llega a una ciudad desértica en la que, por si la situación no fuera ya grave (“estoy a punto de morir de sed”, anuncia, dramático), alguien se tomó todo el vino. “Y si no hay vino, no podemos tocar”, aclara el narrador, como diciendo una total obviedad. En especial, si está a punto de morir, porque es muy difícil ejecutar una pieza musical después de muerto (aunque ahora que lo pienso, tal vez en el futuro en donde se ambienta este tema no sea tan difícil, y haya, por un decir, Cuartetos Zombis). ¿O será que los instrumentos funcionan a vino también, como si fuera una nafta? Todo es posible, en la Córdoba del futuro.

Ante este panorama desolador y reseco, el desesperado yo poético no exige venganza ni justicia: solamente pide conocer la identidad del culpable, de aquel que se tomó todo el vino de la ciudad, condenando al resto de la población a una horrible muerte, sin líquido ni música: muerte por inanición y por embole.

No es claro por qué el yo quiere saber quién fue el culpable. ¿Eso resolverá la situación? ¿Calmará su sed? Obviamente que no. Pero al menos, mientras fenece, sabrá el por qué, verá a los ojos al culpable de su destino, y en voz baja y con la lengua reseca, le reclamará en un susurro: “Sentime vo, negreli engominado con techesco, Indio Malo que te bajaste como mil blancos, te he oiservado, culiao: ¿nués que nos hai dejao sin bebestible, inrenposable? ¿Por qué, Bruto Estralarsh?”.



Es conmovedora esta apelación al conocimiento aun en las situaciones más extremas. Me recuerda a la frase de Martin Luther King: “Aunque supiera que el mundo se terminará mañana, igual plantaría mi manzano”. O su versión cordobesa: “Aunque supiera que el ferné se terminará mañana, igual sacaría entrada para ir a ver a La Mona”.



¿Quién se ha tomado todo el vino? 

No sé que pasa en esta ciudad.
No sé que pasa, no puedo entender.
Estoy a punto de morir de sed
porque no encuentro algo para tomar.
Díganme, solo quiero saber:
¿quién
se ha tomado todo el vino? O-o-o-o.

Oye nena, ¿me quieres decir
por qué no puedo ya calmar mi sed?
Esta ciudad parece un desierto,
y si no hay vino no podemos tocar.
Díganme, solo quiero saber:
¿quién
se ha tomado todo el vino? O-o-o-o.

¿quién
se ha tomado todo el vino? O-o-o-o.


Moviendo la mano hacia atrás y hacia adelante con la palma alternativamente hacia arriba y hacia abajo, se despide hasta la próxima vendimia,


DJ Vago

2 comentarios:

  1. ¡Gracias por acordarte de esta gente alegre y divertida! (Aunque juro que sufrimos y lloramos como todos...) No se si es por el ferné, por el vino, la tonada que hace parecer que siempre estamos por contar un chiste, (cordobé, obvio) o no se qué, siempre podemos sacarte una sonrisa. Vendrá de los comechingoooones, o los sanavirooones, no sé, lo cierto es que tenemo un ondóooon terrible!! Saludos DJ, espero ansiosa el próximo cuartetonononon....

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    1. adhiero al comentario y pido encarecidamente a Carlitos Rolán: Que llamen a los bomberos!

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