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jueves, 13 de febrero de 2020

[224] ¡Que no es de Shrek, te dije!


“Hallellujah”, de Leonard Cohen (1985)


Volvemos a la serie “El escabio de los pueblos”, con otro tema sobre religión... o algo así. Como quizá ya se irán dando cuenta, estoy eligiendo canciones que no son cien por ciento sobre religión, pero que bordean el tema. Ninguna de la serie será una canción 100% religiosa, onda “Pescador de hombres” o “El mensajero de la paz”; ya pasé por ese purgatorio, no vuelvo más.

Hoy vamos con la más famosa canción del gran gran Leonard Cohen. Es curioso que este sea su mayor hit, porque por un lado, Cohen tiene montones de canciones maravillosas (acá en el blog ya reseñé mi favorita, “Suzanne”, en agosto de 2015, posteo 136); y además, porque esta canción tardó mucho en ser aceptada por una discográfica (el dueño de CBS, por ejemplo, la rechazó diciendo: “¿Qué mierda es esto? No es pop, no es rock, no es nada. No la vamos a publicar, es un desastre”; en Columbia la rechazaron también), e incluso una vez publicada (por un pequeño sello europeo), pasó bastantes años sin pena ni gloria, hasta que la empezaron a coverear otros músicos: Bob Dylan (1988), John Cale (1991), Jeff Buckley (1994; muchos jovencites, de hecho, piensan que es de Buckley, esta canción), Bono, Bon Jovi. Y también, claro, la coverearon en la película animada Shrek en 2001: muchos pendex piensan que a esta canción la compuso el ogro Shrek, y me dan ganas de borrarlos del mapa con un rayo de fuego a lo Gomorra, pero por suerte no soy dios, así que zafan.



De allí en adelante, en los últimos casi veinte años, esta canción se oyó mucho, al punto que algunos le piden moratoria, que dejen de cantarla dos o tres añitos así no la arruinan a fuerza de repetirla (por qué no pedirán eso para todo el reguetón, me pregunto).

Tiene un porqué, este auge: por un lado, es hermosa la canción. Tiene una melodía encantadora y tiene una letra poética y lo suficientemente ambigua como para darle muchas ondas diferentes, según lo que quiera enfatizar quien la canta. Si escuchan todos los covers que hay en youtube (yo lo hice, y no se los recomiendo) verán que hay desde versiones que la vuelven una canción de iglesia (y no lo es) hasta roqueras, o románticas, o angustiadas, o gozosas.
Hay otra particularidad que fomenta este camaleonismo de “Hallellujah”: no tiene una letra establecida. Cohen estuvo dos años escribiendo estrofas para esta canción: llenó dos cuadernos con unas ochenta estrofas. Cuando tuvo que elegir solo cuatro para grabar, se golpeaba la cabeza contra la pared. Pero luego, en los años subsiguientes, fue cambiando las estrofas elegidas. Hay al menos dos versiones que son completamente diferentes, en cuanto a la letra; y las versiones de Cale y de Buckley mezclan estrofas de la primera versión con otras de la segunda. Conocemos siete estrofas, en definitiva: pero si se cantaran las siete, la canción duraría como “Rapsodia bohemia”, así que no da, todos los que la cantan hacen una selección (por lo general, siguiendo la versión de Cale-Buckley o la más corta, la de Shrek).

En todo caso, las versiones cantadas por Cohen no son las mejores: es un gran compositor pero un flojo cantor (como otro amigo mío, Bob Dylan), así que elegiré, como versión principal, la de Rufus Wainwright, que la hace corta y al pie y con buena voz. Aunque también incluiré abajo varias más.

Pero basta de cháchara, vamos a la canción.

Las dos primeras estrofas son las más “bíblicas”: están llenas de referencias a historias de la Biblia. Principalmente a dos héroes hebreos, el rey David (el de las mañanitas, sí) y Sansón (el fuerte, sí). Ambos fueron amados y protegidos por Dios (hablamos de Yahvé, el dios judeocristiano, obvio) y ambos cayeron en desgracia por culpa de su amor/lujuria hacia una mujer.

Cada estrofa de esta canción es buenísima. En la primera se menciona un “acorde secreto” que sabía David y le agradó a Dios, e inmediatamente se le habla a una segunda persona para decirle: “pero a vos la verdad que no te interesa mucho que digamos esto de la música, ¿no?”. Onda el huevito de telekino. Es buenísimo. Y anticipa que esta canción no será solamente sobre relatos bíblicos, sino más bien sobre la relación entre dos personas. Sin esperar la respuesta, y por más que a ella (supongamos que es una ella) no le interesa la música, igual él le explica a continuación cómo es el acorde (que no era tan secreto, en tanto él lo sabe). Lo explica con palabras y, al mismo tiempo, las notas (la canción está en Do mayor) arman la progresión de acordes que él menciona: “el cuarto” (Fa), “el quinto” (Sol), “el menor cae” (La menor), “el mayor sube” (Fa mayor). Más allá del chiste que solo entienden los músicos, el acorde que se arma no es nada secreto: es un acorde de tono menor, común y corriente; pero el rey David, que era músico y estaba algo perplejo ante la omnipotencia divina, lo hace especial, imagino, porque lo compone junto con una palabra de alabanza a Dios en cuatro sílabas: aleluya (o “hallellujah”, si se ponen exquisitos: hallellu = “gloria a”, jah = “Dios”). Esa sola palabra arma, repetida, el estribillo entero, que es, por cierto, memorable.

Bueno, escuché que había un acorde secreto
que David tocó y agradó al Señor,
pero a vos no te interesa la música, ¿nocierto?
Viene así: el cuarto, el quinto,
el menor cae, el mayor sube;
el perplejo rey compone: aleluya.
Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya.

En la segunda estrofa él empieza con una referencia a Tomás, que se vuelve creyente recién cuando ve un milagro, y Jesús lo reta: “Como viste, creíste; dichosos aquellos que creen sin ver”. De inmediato hay otra referencia, a la historia de David y Betsabé: el rey sube al techo de su palacio, de noche, y desde allí ve a Betsabé (esposa de un soldado de su ejército, Urías) bañándose desnuda a la luz de la luna, se recalienta (o se enamora, según qué versión estén leyendo) y va y la seduce (o la viola, según qué versión). Betsabé queda embarazada, y David, no conforme con eso, usa su poder para ordenar que Urías sea enviado a la vanguardia del ejército, donde tendrá más chances de morir; efectivamente, Urías muere, y así el cachondo e inescrupuloso David puede quedarse con Betsabé. La forma pésima de actuar de David le gana el enojo de Dios, que sin embargo no lo abandona, solo lo castiga un poquito.

En la segunda mitad de la estrofa se trae otra historia bíblica, la de Sansón y Dalila. Ella, que simula estar enamorada de él pero es una espía de los filisteos, intenta millón de veces que él le cuente el secreto de su enorme fuerza (mató a mil filisteos con una quijada de buey, por ejemplo). Él le contesta cualquier mandanga solo para burlarse de ella, pero al final sí le dice la verdad, que si le cortaran su largo pelo él perdería su fuerza. Y ella se lo corta, y Sansón termina esclavizado (pero Dios le devuelve al final su fuerza, para que él pueda derrumbar el edificio donde están todos los filisteos y morir él también, cual kamikaze).



Aquí, en la canción, estas referencias bíblicas (a las que se suma una referencia al salmo 89, cuando Dios quiebra el trono de David en castigo por sus pecados) están usadas como metáfora de una relación amorosa con alto contenido erótico: cuando él, atado por ella a la silla de la cocina (¡eso no pasa en la Biblia!) exclama ante ella, casi obligado, “¡aleluya!”, ya no es una alabanza a Dios, o mejor dicho: ella es dios, para él, en ese momento. La fe de él (que era fuerte pero necesitaba pruebas) es la fe en su amada.

Tu fe era fuerte pero necesitabas prueba,
la viste bañándose sobre el tejado,
su belleza y la luz de la luna te abatieron.
Ella te ató a la silla de la cocina,
rompió tu trono y cortó tu pelo
y de tus labios arrancó el aleluya.
Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya.

Esta blasfemia provoca que ella lo rete: “no tomes el nombre de Dios en vano” (el segundo de los diez mandamientos). Pero él replica: ni siquiera conozco ese nombre. Y va más allá, con una hermosa argumentación: “cada palabra resplandece de luz, así que en realidad no importa si escuchaste el aleluya sagrado o el quebrado y blasfemo: es, en todo caso, mi aleluya”.

Decís que tomé el nombre en vano:
ni siquiera conozco el nombre.
Pero si lo hice, entonces, ¿qué te cambia?
Hay un resplandor de luz en cada palabra,
no importa cuál escuchaste,
si el santo o el quebrado aleluya.
Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya.

Y esta versión original del tema concluye con una increíble estrofa en la que, derrotado y frágil, él confiesa que hizo lo que pudo, pero no pudo mucho; que “no podía sentir, así que intenté tocar” y que, aunque todo le salió mal, igual no se arrepiente, y cuando se presente ante el dios de la canción (su preferido) para el juicio final, no tendrá en su lengua, como defensa, más que el acorde secreto de su repetido aleluya.

Hice lo mejor que pude: no fue mucho.
No podía sentir, así que intenté tocar.
Dije la verdad, no vine para engañarte.
Y aunque todo salió mal,
me planto ante el Señor de la Canción
con nada en mi lengua salvo: aleluya.
Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya.

Las demás estrofas (las que fueron apareciendo en las versiones posteriores y los covers) son más seculares, pero también incluyen algunas referencias, como el “vi tu bandera sobre el arco de mármo”, que remite a la entrada triunfal del emperador Tito en Roma, en el siglo I, luego de aplastar la rebelión de los judíos; y la mención de la “santa paloma”, que es una de las formas que toma, en la Biblia, el Espíritu Santo (pero que aquí es traído nada menos para que consagre, pareciera, un descarado pero intenso acto sexual). 


En estas estrofas, él habla del amor (hacia esa diosa humana) como algo necesario pero doloroso (por perdido), que hacía exclamar alabanzas mientras florecía pero ahora, en el frío y quebrado presente de la soledad y el recuerdo, genera aleluyas también.

Pero nena, estuve acá antes,
vi esta habitación y caminé este piso;
Sabés, vivía solo antes de conocerte.
Y vi tu bandera sobre el arco de mármol:
el amor no es una marcha triunfal,
es un frío y es un roto aleluya.
Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya.

Hubo un tiempo en que me hacías saber
lo que de verdad pasaba por debajo,
pero ya nunca me lo mostrás, ¿nocierto?
Pero recordá cuando me moví en vos
y la santa paloma se movía también
y cada respiración que dábamos era: aleluya.
Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya.

Y cierra con una conclusión algo depre, pero enternecedora:

Quizás hay un Dios arriba,
pero todo lo que aprendí del amor
es cómo dispararle a alguien que desenfundó más rápido.
Y no es un llanto lo que oís de noche,
no es alguno que vio la luz:
es un frío y es un roto aleluya.
Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya.

En fin: un gran tema, no religioso pero indirectamente religioso, romántico pero ambiguo, poético pero cercano, bíblico pero hot, que solo suena en pocas iglesias pero bien podría sonar en varias cocinas.

Va la versión elegida, la letra completa y, abajo, las demás versiones.

Por Rufus Wainwright:



Hallellujah
Now, I've heard there was a secret chord
That David played, and it pleased the Lord
But you don't really care for music, do you?
It goes like this, the fourth, the fifth
The minor fall, the major lift
The baffled king composing: Hallelujah
Hallelujah, Hallelujah, Hallelujah

Your faith was strong but you needed proof
You saw her bathing on the roof
Her beauty and the moonlight overthrew ya
She tied you to a kitchen chair
She broke your throne and she cut your hair
And from your lips she drew the Hallelujah
Hallelujah, Hallelujah, Hallelujah
                
Aleluya
Bueno, escuché que había un acorde secreto
que David tocó y agradó al Señor,
pero a vos no te interesa la música, ¿nocierto?
Viene así: el cuarto, el quinto,
el menor cae, el mayor sube;
el perplejo rey compone: aleluya.
Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya.

Tu fe era fuerte pero necesitabas prueba,
la viste bañándose sobre el tejado,
su belleza y la luz de la luna te derribaron.
Ella te ató a la silla de la cocina,
rompió tu trono y cortó tu pelo
y de tus labios arrancó el aleluya.
Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya.
You say I took the Name in vain
I don't even know the Name
But if I did, well really, what's it to you?
There's a blaze of light in every word
It doesn't matter which you heard
The holy or the broken Hallelujah
Hallelujah, Hallelujah, Hallelujah

I did my best, it wasn't much
I couldn't feel, so I tried to touch
I've told the truth, I didn't come to fool you
And even though it all went wrong
I'll stand before the Lord of Song
With nothing on my tongue but Hallelujah
Hallelujah, Hallelujah, Hallelujah
Decís que tomé el Nombre en vano:
ni siquiera conozco el Nombre.
Pero si lo hice, entonces, ¿qué te cambia?
Hay un resplandor de luz en cada palabra,
no importa cuál escuchaste,
si el santo o el quebrado aleluya.
Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya.

Hice lo mejor que pude: no fue mucho.
No podía sentir, así que intenté tocar.
Dije la verdad, no vine para engañarte.
Y aunque todo salió mal,
me planto ante el Señor de la Canción
con nada en mi lengua salvo: aleluya.
Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya.

But baby I've been here before
I've seen this room and I've walked this floor
You know, I used to live alone before I knew ya
And I've seen your flag on the marble arch:
love is not a victory march
It's a cold and it's a broken Hallelujah
Hallelujah, Hallelujah, Hallelujah

Well there was a time when you let me know
What's really going on below
But now you never show that to me, do ya?
But remember when I moved in you
And the holy dove was moving too
And every breath we drew was Hallelujah
Hallelujah, Hallelujah, Hallelujah

Maybe there's a God above
But all I've ever learned from love
Was how to shoot somebody who outdrew ya
And it's not a cry that you hear at night
It's not somebody who's seen the light
It's a cold and it's a broken Hallelujah
Hallelujah, Hallelujah, Hallelujah
Pero nena, estuve acá antes,
vi esta habitación y caminé este piso;
Sabés, vivía solo antes de conocerte.
Y vi tu bandera sobre el arco de mármol:
el amor no es una marcha triunfal,
es un frío y es un roto aleluya.
Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya.

Hubo un tiempo en que me hacías saber
lo que de verdad pasaba por debajo,
pero ya nunca me lo mostrás, ¿nocierto?
Pero recordá cuando me moví en vos
y la santa paloma se movía también
y cada respiración que dábamos era aleluya.
Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya.

Quizás hay un dios arriba,
pero todo lo que aprendí del amor
es cómo disparar a quien desenfundó más rápido.
Y no es un llanto lo que oís de noche,
no es alguno que vio la luz:
es un frío y es un roto aleluya.
Aleluya, aleluya, aleluya, aleluya.


Por Jeff Buckley (quien murió ahogado mientras nadaba en un río en Tennessee, a los 31 años, en 1997); el cover más famoso:

 Por Jeffrey Adam Gutt, que vandaliza la iglesia en ruinas (a la par de la melodía) y se va enojando cada vez más:


Por Leonard Cohen, desafinado pero genial, en la versión original en su disco Various Positions:


Por John Cale, de The Velvet Underground; el primero que mezcló las estrofas como se le cantó el culo:


Por Shrek, ya que estamos, por qué no, si no tengo dignidad alguna. El ogro evita, convenientemente, todas las partes hot y más blasfemas de la letra:


Y por Sarah Connor, cantante alemana-estadounidense, en un concierto en Alemania para recaudar fondos para la gente de Haití. Como Sarah cambia tanto la melodía, el Music-Terminator está por entrar al estudio para acribillarla en cualquier momento:


Ya terminé, alabado sea.

Volveré pronto, aunque a ustedes no les interesa mucho que vuelva, ¿nocierto?

DJ  Vago

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