solo un tema por semana,
y con que le guste al diyei alcanza

jueves, 6 de febrero de 2020

[222] ¿Tái bailando, o tení la epilecsia?


“Losing my religion”, de R.E.M. (1991)


Decidí que toda una serie de tangos así, de corrido, podía resultar un poco abrumadora para los selectos (por no decir: escasísimos) oyentes de este blog (que ni yo leería, son demasiado largos los posteos). Así que, para alivianar, iré alternando con otra serie de canciones sobre un tema mucho más light, simpático e intrascendente: la religión. La titularé, para evitar toda polémica, “El escabio de los pueblos”.

Como primer tema de la serie vamos con una de las canciones más famosas del rock under de los noventa, “Losing my religion”, de R.E.M. (“rapid eye movement”, “movimiento rápido de los ojos”, etapa del dormir en la que se sueña).

En realidad, el tema no tiene que ver con la religión, al menos no directamente: “I´m losing my religion” es una frase del sur de los Estados Unidos que se usa para indicar que quien habla está perdiendo los estribos, perdiendo la compostura. En cada reportaje, durante los últimos treinta años, los de R.E.M. se encargaron de desmentir que este sea un tema sobre religión.

Y sin embargo (diría Sabina), las palabras importan (diría mi hermana la tercera), así que no es gratuito, haber elegido esa frase en particular, con esa palabra, para encabezar y ser la piedra angular de esta canción. Así que, amigos de R.E.M., sí es sobre religión, a su manera, esa canción que armaron.

Es, a la vez, una canción de amor obsesivo y torturado, como “Every breath you take” de The Police (posteo 106) o “Ne me quitte pas” de Jacques Brel (posteo 32). Incluso comparte, con este último tema, un avanzar entrecortado por las palabras, lleno de repeticiones y fracasos en terminar las frases, como si se estuviera improvisando lo que tan atormentadamente se canta.

El cantor está perdiendo su amor, esa persona a la que ama. Y como ese amado/a es su Dios, está perdiendo, al mismo tiempo, su religión. Como en los fados (recuerden si quieren los posteos 27 y 81), el cantor o la cantora se queda sin Dios y sin amor, solo con penas y ganas de cantar hasta morir (como el pájaro, dice mi hermana la quinta).

Hay que reconocerle que no se resigna fácil: intenta convencer a Dios de que recapacite y abrace su amor una vez más. Lo hace con argumentos entrecortados y falaces (los únicos que convencerían a un Dios, claro: no le vas a ganar razonando) que van armando, más que una argumentación, un largo ruego, una letanía que explica cómo él se queda solo, mientras intenta seguirle el paso a ese Dios a quien adora pero que, en cambio, no le da a él la menor bola. El cantor no sabe si está hablando de más o, por el contrario, no está diciendo lo suficiente; en todo caso, la única respuesta de ese Dios altanero es reírse de él, cantar mientras él ruega, esbozar un atisbo de intento de acercamiento tan leve que quizá sea algo que solo él imaginó:

Pensé que escuché que te reías.
Pensé que escuché que cantabas.
Pienso que pensé que te vi intentarlo.

En definitiva: Dios no te quiere, man. Por más que le supliques, como Brel, que te deje ser su perro o la sombra de su perro, Dios está en otra: no te ama. Él pensó (se engañó) durante un tiempo que Dios lo quería, pero ahora, hacia el final de esta canción, reconoce lo que ya todos supimos desde la primera estrofa: ese amor correspondido fue solo un sueño, y ya no vale la pena seguir intentando mantener esa relación (esa religión) en la que se adora a un ser divino, pero que en realidad no existe más que en tu imaginación o tu deseo. Como todos los dioses de todas las religiones, bah.

Va la letra:

Losing my religion

Oh, life is bigger
It's bigger
Than you and you are not me
The lengths that I will go to
The distance in your eyes
Oh no, I've said too much
I set it up
That's me in the corner
That's me in the spotlight
Losing my religion
Trying to keep up with you
And I don't know if I can do it
Oh no, I've said too much
I haven't said enough
I thought that I heard you laughing
I thought that I heard you sing
I think I thought I saw you try
Every whisper
Of every waking hour
I'm choosing my confessions
Trying to keep an eye on you
Like a hurt lost and blinded fool
Oh no, I've said too much
I set it up
Consider this
Consider this
The hint of the century
Consider this
The slip that brought me
To my knees failed
What if all these fantasies
Come flailing around
Now I've said too much
I thought that I heard you laughing
I thought that I heard you sing
I think I thought I saw you try
But that was just a dream
That was just a dream
That's me in the corner
That's me in the spotlight
Losing my religion
Trying to keep up with you
And I don't know if I can do it
Oh no, I've said too much
I haven't said enough
I thought that I heard you laughing
I thought that I heard you sing
I think I thought I saw you try
But that was just a dream
Try, cry
Why try?
That was just a dream, just a dream.
Perdiendo mi religión

Oh, la vida es más grande
es más grande
que vos, y vos no sos yo;
las extensiones que voy a ir a
la distancia en tus ojos,
oh no, dije demasiado;
yo lo preparé:
ese soy yo en la esquina,
ese soy yo en el foco
perdiendo mi religión,
intentando seguirte el ritmo
y no sé si puedo hacerlo,
oh no, dije demasiado,
no dije lo suficiente.
Pensé que escuché que te reías.
Pensé que escuché que cantabas.
Pienso que pensé que te vi intentarlo.
A cada suspiro
de cada hora despierto
elijo mis confesiones,
intento echarte un ojo
como un herido perdido y ciego tonto,
oh no, dije demasiado,
yo lo preparé.
Considerá esto.
Considerá esto:
la insinuación del siglo.
Considerá esto:
el resbalón que me puso
de rodillas falló.
Y qué si todas estas fantasías
vuelven agitando los brazos.
Ahora sí dije demasiado.
Pensé que escuché que te reías.
Pensé que escuché que cantabas.
Pienso que pensé que te vi intentarlo.
Pero era solo un sueño,
eso fue solo un sueño.
Ese soy yo en la esquina,
ese soy yo en el foco
perdiendo mi religión,
intentando seguirte el ritmo
y no sé si puedo hacerlo,
oh no, dije demasiado,
no dije lo suficiente.
Pensé que escuché que te reías.
Pensé que escuché que cantabas.
Pienso que pensé que te vi intentarlo.
Pero eso era solo un sueño.
Intentar, llorar,
¿por qué intentar?
Eso fue solo un sueño, solo un sueño.

Una gran parte del gran éxito de esta canción se debe, sin dudas, al multipremiado videoclip. Es un clip memorable: teatral, simbólico y bizarro (onda el de “Heart shaped box” de Nirvana (posteo 29), que probablemente se armó copiando la onda de este clip de R.E.M., que lo antecedió).

Si alguna vez vieron este videoclip, se habrán reído (como Dios) de la forma en que baila Michael Stipe, el cantante, y recordarán esos pasitos semiespásticos y los movimientos de brazos para cualquier lado y, al mismo tiempo, curiosamente rítmicos, acompañados por pasos sin levantar los pies, como si doblar las rodillas estuviera en contra de su fe.



Pero pasan muchas otras cosas, en el videoclip: empieza con los integrantes de la banda yendo de acá para allá, en una escena en claroscuro que parece sacada de un cuadro de Rembrandt o Caravaggio, y en el alféizar de la ventana abierta (afuera llueve con sol) hay una jarra de leche que se cae, lo que permite que se comience a cantar (y esta canción es más o menos el himno de llorar sobre la leche derramada). En el segundo 22 aparece Peter Buck con su peinadito medieval y su mandolina, Michael estrena sus alas de ángel compradas en un puestucho de plaza Once y le ponen las manos en los hombros, como para ir viendo dónde atarle las alitas. Michael empieza a ensayar sus futuros pasos de baile, se prueba las alas (que no le quedan muy bien que digamos, son de tiro bajo); en el segundo 53 de saltitos en el piso, como el sapo Pepe; en el minuto 1:04 comienzan a aparecer los demás personajes del clip, que parecen sacados de una santería dirigida por los Village People: un ángel morocho pero rubio, una especie de estibadores italianos que lanzan miradas a lo Zoolander mientras miran cada uno para un lado distinto, como en los clips de ABBA, y en el minuto 1:11 San Sebastián, el santo clavado (por flechas) que es el santo patrono no oficial de los gays y muere siempre, desde hace siglos, haciendo caritas y prácticamente en bolas. En el 1:24 aparecen un par de figuras más, como para completar las figuritas de las religiones: algo así como deidades orientales, árabes, egipcias, hindúes o chinas: elijan ustedes; luego aparece otro muchacho en cueros y una chica (la más vestida del clip). En el 2:03 aparece un viejo, que luego será algo así como Dédalo (el padre de Ícaro, ese que voló con sus alas hacia el sol y terminó estrolado) con una lana de oveja (“El vellocino de oro”, me dice mi hermana, pero acá lo único dorado son las alitas del angelito/striper morocho/rubio). En el 2:15 aparece una especie de viejo renacentista que se parece a Larralde y en el 2:22 empieza Michael, tímidamente, a bailar (o algo así); se pone de rodillas mientras canta que se pone de rodillas (como en las películas argentinas, cuando dicen “¡Brindemos!” y brindan) y en el 2:39 ya se lanza al baile como endemoniado, no hay dios que lo frene, ni siquiera el viejo Dédalo en pañales, con su peluca blanca para tapar su pelo blanco (¿?). En el 3:02 se ve que el guitarrista lo mira como con pena a Michael (“¿Cómo alguien puede bailar así?”, pensará Peter). En el 3:08 se ve una especie de planos renacentistas onda Da Vinci (ya sabemos que Da Vinci y religión es una dupla que va como piña, pregúntenle a Dan Brown si no). En el 3:15 Michael se cansó de “bailar” y parece pedir que mejor le lleven una camisa de fuerza; San Sebastián muestra sus flechazos entre los trigales y en el 3:22 resulta que no, que Michael estaba retomando fuerzas nomás para volver al baile frenético-fernético que lo caracteriza. Hay una fragua, yunques y más piel masculina, y en el 4:22 se vuelve a caer la jarra de leche, lo que a mi entender ya es como demasiado, es la gota que rebalsa. En el 4:25, como broche de oro, todos los personajes posan para la foto grupal, primero los santitos, luego los soldadores y los zoolanders italianos, en tercer lugar Larralde y los recacentistas, finalmente Michael y los demás de la banda (como sombras en el fondo, de espaldas a las alas de papel maché). Fin.

Un gran clip, por cierto: si no te deja pensando, al menos te hará reír un rato, eso es seguro.



Y eso es todo por hoy. La próxima tocará tango; la religión volverá en dos posteos, si Dios quiere.

Hasta entonces, me practican la coreo, porfa.
La paz esté con ustedes,

DJ Vago









No hay comentarios:

Publicar un comentario