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lunes, 21 de noviembre de 2022

[272] En Pampa y la vía

 
“La cuneta donde duermo”, de Wolfgang Ambros (1975) y “Kwaku el Viajero”, de Black Sherif (2022)

 

Hoy sigue el Mundial y se enfrentan dos temas tan lejanos uno del otro que casi parece imposible compararlos, pero ya captarán su curiosa hermandad: en ambos, quien canta no tiene nada. Uno es un tema austríaco de los setentas, y otro es de un rapero ghanés y salió recién este año, hace poquitos meses.

 


El primer tema, titulado “De Kinnettn wo I shlof” (“La cuneta donde duermo”), es de Wolfgang Ambros, el más famoso representante del austria-pop, el movimiento musical nacional de renovación del rock y la canción que se inició en la década de 1970. El tema se halla, en teoría, en idioma alemán, pero en realidad está claramente en austríaco, una variante tan particular que podría argumentarse que es un idioma distinto. Además, incluye algunos términos de slang, como el “chuchen” (Tschuschen) que refiere a los migrantes eslavos que trabajan en la construcción.

 

Sin dudas, lo más interesante de la canción es que su protagonista es un homeless, un linyera. Sin embargo, esta no es la típica canción (¡son muchas!) en la que se idealiza la situación de calle, con ideas tipo “soy pobre pero más libre que nadie”, “no tengo casa pero tampoco preocupaciones”, etc. Incluso hay varias canciones en la que quien canta se declara homeless solo porque su amada/o la/o dejó, como si ser linyera o homeless fuera solo una sensación, un sentimiento.

 

Bueno, en esta canción no pasa nada de eso. El protagonista sí es un homeless y no se hace ninguna romantización de su vida: duerme en una cuneta, una canaleta en una obra en construcción, pero cuando amanece debe irse de allí porque si no lo denunciarán los obreros. No se lava ni afeita hace diez días y su desayuno consistirá apenas en unos tragos de ron barato y unos cigarrillos que mendigará, junto con algunas monedas.

La única comida que tendrá en el día será la sopa que le dan gratis en la iglesia del barrio, pero él no se lamenta porque “no se necesita más, cuando uno es flaco”. La gente camina hacia donde él está y forman ante él algo así como una pared, y él siente que es él el que va hacia ellos y los enfrenta, por más que él sea el que está quieto y ellos caminen.

Y así como empezó, la canción termina sin dar un juicio de valor ni una reflexión filosófica más allá de los hechos de esa vida gris y sin horizontes, cuya conclusión es que se quedará en la calle, porque van a cerrar la cuneta donde dormía.

 

Una gran canción, sin dudas, que da para cantar a los gritos en el estribillo, como hace Wolfgang, y si uno se tomó unos tragos de ron en el desayuno, mejor.

 


De Kinettn wo I schlof

 

Wann in da Fruah die Nocht

Gegnan Tog den kürzern ziagt

Und wenn da erste Sonnenstrah'

De letzte Dämmerung dawiagt

Dann woch i auf

In der Kinettn wo i schlof

 

Die Tschuschen kumman und i muaß mi Schleichn, sonst zagns mi an

So kreul i halt ausse und putz ma

Den Dreck o, so guat i kann

So steh i auf,

in der Kinettn wo i schlof

 

I hob mi scho seit zenn Tog nimmer rasiert

Und nimmer gwoschn

Und i hob nix als wie a Flaschn Rum

In da Mantltoschn

De gib i ma zum Frühstück und dann

Schnorr i an um a Zigarettn an -

Und um an Schülling

 

Und de Leut kommen ma entgegn

Wie a Mauer kommens auf mi zua

I bin da anzige der ihr entgegen geht

Kummt ma vua -

Oba i reiß mi zamm und mach beim ersten Schritt

De Augn zua

 

Es is do ganz egal

Ob i wos arbeit oder net

Wei fia de dünne Klostersuppn

Genügts doch a wann i bet

Laßts mi in Ruah

Weu heit schüttns mei Kinettn zua

Laßts mi in Ruah

La cuneta donde duermo

 

Cuando amanece y la noche

saca el palito corto contra el día

y cuando el primer rayo de sol

echa las últimas sombras,

ahí es que me levanto

en la cuneta donde duermo.

 

Los chuchen llegan y yo tengo que irme o si no me denuncian

sin importar lo mal que esté limpio mi rincón lo mejor que puedo,

así me levanto

en la cuneta donde duermo.

 

Ya desde hace diez días no me afeito

ni me lavo

y no tengo nada salvo una botella de ron en el bolsillo del saco

que tomaré como desayuno, y luego

manguearé algún cigarrillo

y algunas monedas.

 

Y la gente se me acerca

y me encaran como si yo fuera una pared,

es como si yo fuera hacia ellos,

más bien diría.

Pero junto coraje y doy el primer paso

cierro los ojos,

 

Da exactamente igual

si trabajo o no,

porque un poco de sopa de la iglesia

alcanza, cuando uno es flaco.

Me quedo en la calle,

porque hoy van a cerrar mi cuneta,

me quedo en la calle.

 

 

 

 

 

La canción rival es del cantor ghanés de veinte años Mohammed Ismail Sharrif, conocido como Black Sherif, que reúne en sus canciones la onda oscura y cruda del rap callejero con ritmos y melodías africanos.

 

Aquí, en “Kwaku el Viajero”, el cantor cuenta en primera persona su historia, y lo primero que hace es aceptar que sí, que él hizo lo que dicen que hizo: él se mandó la gran cagada que lo hizo hundirse en su condición actual (se autodefine como un "hustler", un timador, un vivillo, pero también un tipo inquieto). Pasó de no tener nada a tener mucha plata, y cayó en algún tipo de tentación (podemos imaginarnos una o varias) y terminó de nuevo en la lona, sin nada, caminando al costado de la ruta “como un canto rodado” (me encanta esa referencia a la canción de Bob Dylan), fumando un cigarrillo mangueado (como el austríaco de la cuneta) y deseando poder volver: volver a casa, volver a ser alguien, volver a encontrarse con quienes aún lo extrañan.

Es interesante el planteo inicial: él sabe que la cagó, pero considera que, aún así, no es culpable: él era joven, ¿qué se suponía que hiciera? Era obvio que lo iba a arruinar. Quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra (aunque él lo dice en una forma más graciosa):

 

Por supuesto que la cagué.

Quien nunca la haya cagado, que levante la mano.

¿Ninguna mano?

 

Pero él asegura que a partir de ahora “mantendrá su ritmo”, porque si llegara a equivocarse por segunda vez, ahí sí que no podría culpar a nadie más que él por su desgracia. Y va mezclando, mientras canta, palabras en ghanés, en su canción en ese inglés que le legó el colonialismo.

 

Esta canción sí tiene un clip, muy interesante además, que comienza con él dando una conferencia de prensa ante unos alborotados periodistas, y luego se va con un misterioso maletín, pasa por una especie de exorcismo y unos recuerdos de bullying juvenil, hasta que en el final se abre el maletín (aunque seguimos sin ver lo que contiene).

 


Kwaku the Traveller

 

Kwaku killa don't lie when I say I did it, I did it (I did it, I did it)

Big stacks, big cash my way, but still I fumble it (fumble it)

Under one minute, still I can't believe

But I can't blame myself for this shit

I knew mandem was born for this shit

Of course I fucked up

Who never fuck up hands in the air. No hands?

Still I can't believe, you know what I mean

I was young, what you expect from me?

It is what it is

But I keep going on

More like a rolling stone (ooh, oh)

'Cause I have no stopping time

Can't nobody stop a man

I go dey run my race

I'm gonna keep my pace

'Cause I really have no one to blame

When I fall again

I can't stand this pain

I can't watch me fail

So anytime you pray

Remember my name

 

Remember you know a traveler

The name is Kwaku the Hustler

He's been far away chasing guallala

I'll be back again bro, meka menan

I swear on my life

I can't wait to be back

I know you miss me, I know

 

They say, when it's on then it's on

You can't stop till it's done

Money dam and I played

The young man a I'm on

Cigarette na manu

Ntampe nkoa na meetwe

Sika dam na meebor

abrantie aa masi so

 

Kwaku el Viajero

 

Kwaku Killa no miento cuando digo: fui yo, yo lo hice.

Grandes apuestas, mucha plata para mi lado, pero igual se me cayó.

Menos de un minuto, aún no lo creo,

pero no puedo culparme a mí mismo por esta mierda, sé que la humanidad nació para esta mierda.

Por supuesto que la cagué.

Quien nunca la haya cagado, que levante la mano.

¿Ninguna mano?

Igual no me lo creo, vos me entendés.

Era joven, ¿qué esperabas de mí?

Es lo que es,

pero sigo andando

como un canto rodado

porque no tengo horario de parar

nadie puede parar a un hombre.

Sigo corriendo mi carrera

voy a mantener mi ritmo

porque no podré culpar a nadie

si caigo de nuevo.

No aguando este dolor

puedo verme caer

así que si alguna vez rezás

recordá mi nombre:

 

Recordá que conociste a un viajero,

el nombre es Kwaku el Inquieto,

estuve lejos buscando plata,

volveré de nuevo hermano, vas a ver.

Lo juro por mi vida,

no puedo esperar a estar de vuelta.

Sé que me extrañás, lo sé.

 

Dicen que cuando la cosa va, va.

No podés parar hasta que se termine.

Maldita plata, y yo jugué,

el joven que soy

cigarrillo en mano,

esquivando esclavos y espinas

me verás en la banquina

hablándole al más Alto.

 

 

Como bonus track, también de Black Sherif, “El segundo sermón”, con un clip en el que se ven las condiciones en las que se vive en su barrio, el enojo comprensible, y el porqué de que les jóvenes se vean “tentados” por una vida de delincuencia y droga. La canción, además, tiene un ritmo pegadizo, inconfundiblemente africano.


 

Y eso es todo por hoy. La vida es dura, y aunque nadie merecería estar así, los sin casa son tantos que no pueden contarse, y no la pasan nada bien.

Si me buscan, me verán caer por las calles azules, sin rumbo, zapatos rotos zapatos rotos, añorando el regreso en el que yo vuelva a ser yo y mi casa sea mi casa.

Hasta entonces,

DJ Vago

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