“Flor no flor” (Huáng Zì-Bái Jūyì) y “Fado do retorno” (Armandinho-Lídia Jorge)
En el encuentro de hoy del Mundial Vago de la Canción se
enfrentan dos canciones separadas por un océano de tiempo y espacio, y sin
embargo hermanadas en retratar, en forma sutil y ambigua, eventos similares.
La primera es la canción “Hua Fei Hua” (“Flor no flor”),
cuya música fue compuesta por el músico clásico chino Huáng Zì en la década de
1930, poco antes de morir de tifus, a los 34 años. La letra, en cambio, fue
escrita antes... más de ¡mil años! atrás; se trata de un poema de Bái Jūyì, uno
de los más famosos poetas (después de Li Bái y de Du Fu) de la dinastía Tang. Bái
Jūyì nació en el año 772 y murió en el 846, así que este poema probablemente
sea de fines del siglo VIII o comienzos del siglo IX de nuestra era.
Una particularidad que tienen los poemas chinos antiguos,
además, claro, de estar en chino, es que no tienen pronombres: no hay “yo”, ni “tú”,
ni “ella” o “él”, en los poemas. Tampoco hay artículos, ni pronombres
relativos, ni plural, ni tiempos verbales, ni signos de puntuación o de
pregunta y exclamación... Eso hace que siempre, en todo poema chino, haya
muchos sentidos que conviven, muchas formas posibles (y correctas) de
interpretar cada verso. Solo por dar un ejemplo: el título “Hua Fei Hua” está
formado por las palabras “flor”, “no” y de nuevo “flor”, pero eso podría
traducirse como puse arriba, “Flor no flor” o de formas tan diversas como: “¿Es
una flor?” “¿Son flores, o no?”, “La flor no es una flor”, etcétera.
Para no extenderme demasiado, va la letra con la
traducción propuesta. El poema es breve.
花 非 花 花非花,雾非雾 夜半来,天明去 来知春梦几多时 去似朝云无觅处 |
huā fēi huā huā fēi huā,wù fēi wù yè bàn lái, tiān
míng qù. lái rú chun mèng jī
duō shí qù sì zhāo yún wú
mì chǔ. |
Flor
no flor
Flor
no flor, niebla no niebla;
a
medianoche llega, al amanecer se va.
Llega
como la primavera, con la frecuencia de un sueño;
se
va como las nubes matinales, sin buscar quedarse.
Como ven, no se dice mucho, pero mucho se sugiere.
Algunas personas prefieren interpretar esta canción en forma filosófica, como
si hablara de abstracciones o de los elementos naturales que menciona. Incluso
es una canción que entonan los chinines de primaria, aunque a mi entender no
califica en absoluto como canción “para niños”. Porque de lo que se habla aquí
(siempre en mi humilde entender) es de una relación entre dos personas, de
encuentros amorosos-sexuales: ella (o él) llega por la noche, sin hacer ruido,
y en las sombras su silueta furtiva hace difícil identificarla/o: es una flor y
no lo es, es y no es una niebla que cae sobre él (o ella). En todo caso, al
amanecer se va, en forma tan súbita e inadvertida como llegó.
Podría tratarse de un encuentro único (sería entonces
casi un asalto), pero el tercer verso parece indicar que este tipo de
encuentros es algo que se repite: la relación es así, se compone de encuentros
secretos y furtivos que llegan como sueños primaverales y se van como las nubes
de la mañana, sin dejar rastro.
Es, en fin, un hermoso poema sobre una relación amorosa
no formal ni declarada, al punto que es difícil definir si existe realmente (flor
no flor, niebla no niebla) o es tan solo un sueño intenso y repetido.
Como el compositor hacía música clásica, hay muchas versiones de esta canción por cantantes de ópera; pero elegí una versión con instrumentos y arreglo del folclore chino, por la excelente cantante Gong Linna. Mantiene ese sinuoso andar ambiguo del poema y le aporta gracia y color:
(Como bonus track, una versión por una cantante de ópera occidental, para que vean cómo vuelve a la canción más pomposa y lenta, y por ende, al menos para mí, menos interesante:)
La canción rival de “Hua Fei Hua” es un fado: “Fado do retorno”.
La letra es de la escritora portuguesa Lídia Jorge, y la música del guitarrista
brasileño Armandinho; la canción fue grabada por la genial Mísia (de quien ya
escuchamos un par de fados, en los posteos 27, "Pegame y llamame DJ" y 166, "Te dije que las paredes hablaban") en su disco “Garras dos
sentidos”, de 1999.
Lean primero la letra y la comentamos.
Fado
do retorno Amor é muito cedo E tarde uma palavra A noite uma lembrança Que não escurece nada Voltaste, já voltaste Já entras como sempre Abrandas os teus passos E páras no tapete Então que uma luz arda E assim o fogo aqueça Os dedos bem unidos Movidos pela pressa Voltaste, já voltei Também cheia de pressa De dar-te, na parede O beijo que me peças Então que a sombra agite E assim a imagem faça Os rostos de nós dois Tocados pela graça. Amor, o que será Mais certo que o futuro Se nele é para habitar A escolha do mais puro Já fuma o nosso fumo Já sobra a nossa manta Já veio o nosso sono Fechar-nos a garganta Então que os cílios olhem E assim a casa seja A árvore do Outono Coberta de cereja. |
Fado del regreso Amor,
es muy temprano, y
tarde, una palabra; la
noche es un recuerdo que
no oscurece nada. Volviste,
ya volviste, ya
entras como siempre, enlenteces
tus pasos y te
detienes en el tapete. Deja
que una luz arda, así
el fuego calienta los
dedos muy unidos, movidos
por la prisa. Volviste,
ya volví, también
llena de prisa por
darte en la pared el
beso que me pides. Deja
que la sombra tiemble y así
una imagen forme: los
rostros de nosotros dos tocados
por la gracia. Amor,
qué será más
seguro que el futuro si en
él irá a vivir la
selección de lo más puro. Ya se
fumó nuestro humo, ya
sobra nuestra manta, ya
vino el sueño nuestro a
cerrarnos la garganta. Deja
que las pestañas miren y así
la casa sea un
árbol del otoño cubierto
de cerezas. |
En una forma más detallada y sensorial (con pasajes cuasi
eróticos) se relata un encuentro no muy diferente del de la canción anterior:
él (o ella) llega una vez más (es decir, vuelve) por la noche y se confunde con
un sueño, y concretan su amor hasta quedar dormidos. Y la canción termina allí,
antes de llegar la mañana: pero uno puede imaginar que al llegar el amanecer,
él (o ella), tanto si volvió de verdad o fue todo un sueño, ya no estará allí.
Es muy bella la imagen final, con ellos ya con los ojos
cerrados y proponiendo que sean las pestañas las que miren cómo la casa se
convirtió (ella misma un sueño) en un árbol otoñal repleto de cerezas.
Pero esto es un fado, claro, así que no es una canción
alegre. O mejor dicho: para lo que son los fados, bastante alegre es, esta
pausa nocturna llena de pasión, este regreso inesperado (aunque fugaz) de una
felicidad que se creía perdida. Acá, en Lisboa y en la China.
Va la versión cantada por Mísia (en el disco ella grabó
dos versiones, con diferentes arreglos; esta es la que prefiero, la 1):
Y con eso termina el partido de hoy. No tengo idea de
quién ganó, y mucho no me importa tampoco. Quizás por la noche alguien llegue y
me lo cuente al oído.
DJ
Vago
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