“Una rosa en abril”, tradicional anónimo inglés, por Kate Rusby (1997)
Nunca lo aclaré, pero supongo que ya se dieron cuenta de que
esta temporada cambié los lunes por los martes. Es que empecé un martes, y
después ya no pude recuperar ese día de retraso: seis jornadas no es suficiente
para recuperar la fuerza de no-trabajo que me permite degenerar mi minusvalía
semanal. Así que martes será, de aquí hasta que (yo) dure.
Como tercera entrega de la serie “Elegí: amor o muerte”,
presento aquí una canción inglesa muy antigua, “A Rose in April” (una rosa en
abril, o si prefieren, una rosa de
abril), en la versión de Kate Rusby, una genial cantante folk británica, que
volverá a aparecer en este blog dentro de pocos meses, dueña de una voz hermosa
y de un repertorio notable.
Este es el momento exacto de emprenderla con esta canción,
porque conecta y dialoga con el “Romance del enamorado y la muerte”, que
presentamos (mi pereza y yo) la semana pasada. En el romance, si recuerdan, la
muerte ganaba claramente la partida, a pesar de que el enamorado hacía todo lo
posible (según él) para escapar de su destino. La muerte le daba una hora, y se
le pasó volando. Literalmente, volando:
se le cumplió la hora mientras practicaba el bungee jumping, y como era la Edad Media y la disciplina estaba
recién comenzando, no se les había ocurrido aún que convenía usar una soga
resistente. Chau enamorado, entonces. Como vimos, en cierta forma él se lo
buscó.
Lo que pasa en el tema elegido hoy tiene ciertos puntos en
contacto, pero también importantes diferencias. Comenzando porque la
protagonista es ella, no él. No sabemos el nombre de ella, aunque podemos
llamarla Rosa. Es joven, aunque no tan joven como quisiera: dice que fue una
rosa primaveral pero ya no lo es, y teme que si no concreta con su amado, se le
pase el cuarto de hora y quede para vestir santos, pues “ya no florecerá más”:
Por eso de entrada, en la primera estrofa, le pide permiso a
la mamá para que la deje ir junto a su amado. Sí, ella vive con los padres. Hoy
en día eso es opcional, pero hace unos cuantos siglos no había otra: la única
forma honorable de salir de la casa paterna, para una chica, era casada, o de
camino para el convento.
Oh, ¿puedo ir junto a mi amado?
Oh, déjame ir este día,
por favor déjame ir junto a mi
amado,
oh madre, no hagas que me quede.
Fui una rosa en abril
y sigo una rosa en junio,
temo que cuando llegue el
invierno
ya no floreceré más.
Rosa, sin embargo, no quiere ir a ningún convento: quiere ir
a lo de su amado. Sola. Y
ya mismo. O sea: para el Renacimiento es una heroína, pero para la Edad Media
es una loca dispuesta a todo para tirar la chancleta. Y como esta canción está
a mitad de camino de ambas épocas, lo dejo a vuestro criterio.
En la segunda estrofa contesta mamá. La madre le dice a Rosa
que no, que de ninguna manera se puede ir (lo prohibió el padre, y ya sabemos
qué terminante es él cuando prohíbe algo). Intenta levantarle el ánimo: por
supuesto que no se te va a venir encima la noche del invierno, nena, qué cosas
decís. Si sos divina, ni siquiera se nota que ya estás medio vieja.
Hija, hija, no puedes ir,
oh, no puedes ir este día.
Tu padre te lo prohibió,
Debes quedarte en casa.
Fuiste una rosa en abril
y aún una rosa en junio,
pero Dios puede enviar cinco
inviernos
y sé que mi rosa florecerá.
En la tercera estrofa, Rosa contesta y termina la discusión:
me voy y me voy, junto a mi amor verdadero. Eso de “amor verdadero” (true love), si recuerdan mis notas sobre
“Scarborough fair” (posteo 45), no se refiere tanto a “mi único amor” o al “amor
de mi vida”, sino más bien es una forma de decir “mi amante”: un amor verdadero
es un amor de verdad, tangible (tocable y tocador), opuesto a los pretendientes
“de mentirita” del amor cortés. La nena está desesperada, entonces, y toma un
caballo blanco (de pureza) y lo monta a todo galope hacia la casa del amado,
donde espera continuar con el ejercicio.
Madre, madre, debo alejarme
junto a mi amor verdadero.
Tráeme mi caballo blanco
y cabalgaré hacia él.
Ella viajó por campos de cebada
Y cruzó campos de maíz,
llegó hasta su amor verdadero
una hora antes del anochecer.
Fíjense que llega “una hora antes del anochecer”: al igual
que en el romance de la semana pasada, aquí hay un plazo acotado también:
sesenta minutos separan la vida (y el amor, y la luz) de la oscuridad y la
muerte.
En la cuarta y penúltima estrofa, el padre se levanta de su
siesta y se pudre todo. Pregunta dónde está la hija, y la esposa le confiesa
que la nena, a pesar de su consejo, se escapó (“voló”). Él, como quien agarra
las llaves o el celular, toma una daga, y comienza a cabalgar hacia lo de ese
infeliz (el novio de Rosita). Cruza los mismos campos, aunque imagino que en un
caballo convenientemente negro, y llega al lugar exactamente una hora (tictactictac) después
que su hija: justo cuando cae el anochecer.
Su padre, al despertarse
escuchó del escape de su hija.
tomó su daga
Y cabalgó hacia la noche.
Viajó por campos de cebada
Y aceleró por campos de maíz.
Llegó hasta la casa del amor
verdadero
justo antes del anochecer.
¿Por qué se pone tan loco, el padre? Hoy en día no tendría
sentido, reaccionar así porque la hija (ya mayor de edad) se fue para lo del
novio (padres: no intenten esto en sus casas). Pero esta canción es claramente de
una época donde una acción individual de este tipo, por parte de una mujer, es
considerada una mancha indeleborrable en la honra y la reputación de toda la
familia. “No podés hacernos esto”, pensaría el padre, furioso, mientras apuraba
al caballo.
La última estrofa es bastante previsible. Al menos, en cuanto
a la resolución del conflicto: cuando el padre llega a la cabaña, la hija ya
hizo todo lo que quería hacer y está durmiendo, lo más pancha, en los brazos de
su amante (“her true lover”). El padre,
sin demorarse en decir buenas tardes, los apuñala a los dos. Esto muestra, sin
duda, un rigor admirable a la hora de aplicar el toque de queda; le faltó decir:
“ahí tenés, pa que aprendás a llegar tarde a casa”. Lo que se dice un viejo estricto.
Halló a su hija durmiendo
en los brazos de su amante.
Empuñó su daga
y la hundió en sus corazones.
Si esta canción fuera puramente medieval, hasta aquí llegaría el asunto;
pero nos queda media estrofa aún, y es suficiente para dar vuelta la taba; en los
cuatro versos que quedan toma la palabra Rosa, ¡después de muerta! Y le habla
al padre asesino:
Oh, padre, cruel padre,
Mataste a mi amor, me mataste,
pero ahora descanso a su lado,
envuelta en sus brazos estaré,
envuelta en sus brazos
estaré.
O sea: me mataste, pero la muerte (a diferencia de lo que
pasaba en el “Romance del enamorado”) no es el final de la historia. Mi amante
y yo morimos, pero ahora descansaré junto a él para siempre, envuelta en sus
brazos. Es decir: ahora seré siempre una rosa en abril, nunca seré una rosa del
invierno. Seré ceniza, mas tendré sentido (como diría Pancho Quevedo).
No alcanza para que la canción sea alegre, pero sí para que
Amor meta un postrero gol y rescate, en el último minuto, un empate con sabor a
victoria: Amor 2 - Muerte 2.
La revancha se juega aquí mismo la semana que viene, ya de
regreso en la música contemporánea.
https://www.youtube.com/watch?v=FYClOgRyvLs
A Rose in April
Oh can I go to my love's side
Oh let me go this day,
Please let me go to my love's side,
Oh mother, don't make me stay.
I was a rose in April
And still a rose in June
I fear that come the winter,
I shall no longer bloom.
Daughter, daughter you cannot go,
Oh you cannot go this day.
Your father, he forbade you,
And at home you must remain.
You were a rose in April,
And still a rose in June,
But God can send five winters
And I know my rose will bloom
Mother, mother, I must away
Unto my true love's side.
Bring to me my white horse,
And away to him I'll ride
She's rode through fields of barley,
And she's rode throught fields of corn,
She's come unto her true love
One hour before the dawn.
Her father, being awakened,
Heard of his daughter's flight.
He's taken up his dagger
And he's rode into the night.
He's rode through fields of barley
And he's sped through fields of corn.
He's come unto her true love's house
Just before the dawn.
He's found his daughter sleeping
in her true lover's arms.
He's taken up his dagger
And it's deep into their hearts.
Oh father, cruel father,
You've killed my love, killed me,
But now I'll rest beside him,
Locked in his arms I'll be,
Locked in his arms I'll be.
|
Una rosa en abril
Oh, ¿puedo ir junto a mi amado?
Oh, déjame ir este día,
por favor déjame ir junto a mi amado,
oh madre, no hagas que me quede.
Fui una rosa en abril
y sigo una rosa en junio,
temo que cuando llegue el invierno
ya no floreceré más.
Hija, hija, no puedes ir,
oh, no puedes ir este día.
Tu padre te lo prohibió,
Debes quedarte en casa.
Fuiste una rosa en abril
y aún una rosa en junio,
pero Dios puede enviar cinco inviernos
y sé que mi rosa florecerá.
Madre, madre, debo alejarme
junto a mi amor verdadero.
Tráeme mi caballo blanco
y cabalgaré hacia él.
Ella viajó por campos de cebada
Y cruzó campos de maíz,
llegó hasta su amor verdadero
una hora antes del anochecer.
Su padre, al despertarse
escuchó del vuelo de su hija.
tomó su daga
Y cabalgó hacia la noche.
Viajó por campos de cebada
Y aceleró por campos de maíz.
Llegó hasta la casa del amor verdadero
justo antes del anochecer.
Halló a su hija durmiendo
en los brazos de su amante.
Empuñó su daga
y la hundió en sus corazones.
Oh, padre, cruel padre,
Mataste a mi amor, me mataste,
pero ahora descanso a su lado,
envuelta en sus brazos estaré,
envuelta en sus brazos estaré.
|
Con los minutos contados y cruzando los campos de cebada, se
despide hasta el próximo martes:
DJ Vago
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