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martes, 28 de abril de 2015

[121] Peligroso como nene con revólver


“Bang bang”, de Sonny Bono, por Nancy Sinatra (1966)




                                   Si tu mejor amigo te incrusta un puñal en la espalda… desconfía de su amistad.
Ernesto Esteban Etchenique (R.F.)


Esta es la tercera entrega de la serie “Si se mata al cantor”, y presento “Bang bang”, que escribió Sonny Bono (con una pequeña ayuda de sus amigos) para Cher, y que se incluyó, en 1966, en el segundo disco de ella: The Sonny side of Cher (juego de palabras que suena tipo “el lado soleado de Cher”). La versión de Cher era interesante (abajo pondré el link), pero ese mismo año el tema fue retomado por Nancy Sinatra (la hija de Frank) en lo que se convirtió en la versión más famosa de la canción.



Nancy no hizo una gran carrera (sí extensa) como cantante ni como actriz. Sin embargo, 1966 fue su año, pues su primer disco, Boots (“botas”) fue un gran éxito, y eso la impulsó a lanzar, ese mismo año, su segundo long play, How does that grab you?, (“¿cómo te agarró eso?”, frase que significa, aproximadamente, “¿cómo estás?”). En este segundo disco es que apareció “Bang bang”, con un arreglo de guitarra tremolada y una onda mucho más lenta, melancólica y monocorde que la versión de Cher, lo que le vino, quién lo diría, muy bien a la canción.





(Mini digresión: Nancy aún, con setenta y cinco pirulos, sigue cantando y sacando discos, pero ninguno tuvo, ni cerca, el éxito de su primer álbum, “Botas”.)

El principal mérito de la canción no es, como podría pensarse, que está armada y titulada a partir de una onomatopeya de disparo. La principal gracia es que cuenta una historia muy larga y compleja, una historia de vida completa, en muy pocas palabras.

Esa historia tiene dos protagonistas, ella (la cantora) y él. Ambos son mejores amigos desde niños, y jugaban a los cowboys y cabalgaban en palos de escoba, como Mafalda y sus amigos: un juego infantil ultra-top en los cincuentas y sesentas, con el auge de las películas de vaqueros del Oeste. Él iba de negro y ella de blanco, y eso ocasionaba que él siempre ganara el juego y ella perdiera. (Debería haberse dado cuenta en algún momento que si alguien se viste de blanco, las balas van directo hacia allí.)

El estribillo retoma ese juego infantil, en que los disparos se simulaban a partir de exclamar “bang bang”, tras lo cual el “baleado” debía darse por muerto (salvo que hiciera trampa).

Bang bang, él me disparó
bang bang, caí al suelo
bang bang, ese terrible sonido
bang bang, mi nene me baleó.

Lo que traduje como “baleó” es más bien: “me mató a balazos”, “me cosió a balazos”.

En la segunda estrofa, el tiempo pasó: ellos ya son adultos, y pasaron de ser mejores amigos a ser pareja (“cuando crecí, lo llamé mío”). Él pasó a ser, para ella, “my baby”, “mi bebé” (es decir: mi nene, mi cuchi, una forma cariñosa de decir: mi enamorado). Él siempre recordaba cuando jugaban a los vaqueros, y la segunda repetición del estribillo está en primera persona (“Bang bang, yo te disparé”), pero no es del todo claro si esa primera persona es ella que le disparaba a él o, más bien, que aún sigue hablando él, recordando cuando eran chicos y jugaban y él la baleaba a ella.



Viene una mini estrofa que retoma el famoso y bello párrafo de John Donne que culmina en “por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas: están sonando por ti” (lo puse en el blog al comienzo del posteo 85, aviso por si tienen energía para ir a buscarlo).

La música sonó y la gente cantaba,
es por mí que en la iglesia sonaron campanas.

Y la tercera estrofa culmina la historia: él se fue, sin siquiera decir adiós, sin tomarse la molestia ni siquiera de mentir. Y se repite, por tercera y fatal vez, el estribillo del bang bang. La idea que sobrevuela es que al irse, él de alguna manera le atravesó el corazón con balas más verdaderas que aquellas que se disparaban siendo niños. Y ese juego infantil ya era, de alguna forma, anticipo o amenaza de la traición futura, de la muerte sentimental a balazos de abandono que le propinó el beibi a quemarropa y sin remordimiento alguno.

Sin embargo, la cantora no está muerta aún, o al menos no está muerta del todo, porque el haber sido baleada no le impide cantar, como una forma de recordar y de seguir metiendo, un poco masoquistamente, el dedo en las propias heridas múltiples.

Claro que no es la mejor canción del mundo, pero vale la pena escucharla. Hace unos pocos años, Tarantino la usó como parte de la banda de sonido de la película Kill Bill, que trata justamente de eso, de “mi beibi me baleó”.

Va el link a la versión de Nancy, en una famosa presentación en vivo, con ella semirrecostada sobre una tarima psicodélica con su ultra-sixties vestido rosado con flecos y largas botas rosas, sobre fondo negro:




Bang bang

I was five and he was six
We rode on horses made of sticks
He wore black and I wore white
He would always win the fight

Bang bang, he shot me down
Bang bang, I hit the ground
Bang bang, that awful sound
Bang bang, my baby shot me down

Seasons came and changed the time
When I grew up, I called him mine
He would always laugh and say
"Remember when we used to play?"

Bang bang, I shot you down
Bang bang, you hit the ground
Bang bang, that awful sound
Bang bang, I used to shoot you down

Music played and people sang
Just for me the church bells rang

Now he's gone, I don't know why
And 'till this day, sometimes I cry
He didn't even say goodbye
He didn't take the time to lie

Bang bang, he shot me down
Bang bang, I hit the ground
Bang bang, that awful sound
Bang bang, my baby shot me down

Bang bang

Yo tenía cinco y él tenía seis
cabalgábamos en caballos de palo
él vestía de negro y yo de blanco
él siempre iba a ganar la batalla

Bang bang, él me disparó
bang bang, caí al suelo
bang bang, ese terrible sonido
bang bang, mi nene me baleó.

Las estaciones pasaron y cambiaron el tiempo
cuando crecí, lo llamé mío
él siempre reía y decía
“¿Te acordás de cuando jugábamos?”

Bang bang, yo te disparé
bang bang, caíste al suelo
bang bang, ese terrible sonido
bang bang, solía balearte.

La música sonó y la gente cantaba,
es por mí que en la iglesia sonaron campanas.

Ahora él se fue, no sé por qué
y hasta este día a veces lloro
él ni siquiera me dijo adiós,
no se tomó el tiempo para mentir.

Bang bang, él me disparó
bang bang, caí al suelo
bang bang, ese terrible sonido
bang bang, mi nene me baleó.



Y algunos links para terminar.

· Versión original de Cher:


· Versión de Raquel Welch, en el 67, con botas, mini-abrigo, peinado y coreo desopilante:


· Versión (casi irreconocible) de Bon Jovi en el 85, con peinado glam, humo, brillantina y pantalones de cuero:


· Versión actual, very forgettable de mi colega David Guetta (dejó solo la primera estrofa, porque lo del paso del tiempo le resultaba demasiado profundo):


Eso es todo por hoy. La semana que viene sigue la serie “Si se mata al cantor”, pero recalaremos de lleno en el rock nacional.

Con las manos en alto y agitando una bandera blanca, se despide hasta el próximo tiroteo el

DJ Vago



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