“Señor Matanza”, de Mano Negra (1994)
Sigue la serie “Veníamos bien, pero pasaron cosas”, dedicada
a canciones latinoamericanas de resistencia, y como tercera entrega vamos con
un ya viejo pero siempre actual tema de Mano Negra, grupo
francés-latinoamericano de ska-rock-reggae-afro-hiphop-flamenco-yloquevenga
liderado por Manu Chao y, junto con él, su hermano Antoine y su primo Santiago.
Un año después de la salida de este tema, se separaron, y Manu continuó su
carrera como solista.
¿De qué trata “Señor Matanza”? Acá los dejo con mi amigo Manu Chao
para que se los explique:
Cómo me gusta cuando me ahorran trabajo. Fetivamente, de
eso trata la canción, y todos podemos mencionar, sin repetir y sin soplar, a
uno o varios señores Matanza por estos pagos.
Pero bueno, algo más voy a decir, porque Manu Chao tampoco
es que se esforzó mucho en su análisis de su propia canción.
Que empieza con una enumeración de todo lo que pertenece
al señor Matanza, en su afán de enriquecerse mientras la gente común se llena
de hambre: la ciudad es de él, por supuesto, pero también casi todas las cosas
que hay en ella, incluyendo el mar, la olla, el sindicato, los policías, los
militares y parmilitares (“los que matan pam-pam”), la prostitución (“buenas
jineteras”), las drogas legales e ilegales, la iglesia y el ejército, la casa
de empeños (“ese monte de piedad”) y también la escuela, como para no dejar
ningún cabo suelto: él es dueño de todo, él decide absolutamente todo, lo que
pasa y lo que no pasa, la vida y la muerte; lo que no impide mostrar al mundo
una pulcra imagen de santidad, aunque claro, su propio nombre es el que delata
cuál es su verdadero rostro bajo la falsa piel de cordero:
Él
decide lo que va, dice lo que no será,
decide
quién la paga, dice quién vivirá,
no
se pueda caminar sin colaborar
con
su santidad el señor Matanza.
El estribillo es una simple frase, repetida incontables
veces, pero no por eso menos oscura e inquietante:
A mi
ñero llevan pal monte.
La palabra “ñero” aparece algunas veces como “niero”,
pero preferí “ñero” porque para mí es un apócope (apocoqué?) de “compañero”. Y
esta frase, que quizá en otra canción podría ser algo alegre (“llevaron a mi
compañero de excursión vacacional”), aquí es bastante siniestra, porque ya nos
podemos imaginar quiénes son los que se llevan al compañero (muy probablemente,
los que matan pam-pam) y podemos imaginar que el ñero no va por propia
voluntad, y podemos también anticipar (porque ya pasó, ya lo vimos, ya sabemos)
qué le pasará al pobre ñero, cuando lleguen a ese descampado en el monte y
nadie los vea. Y sabemos que es muy, pero muy poco probable que el ñero
regrese. El señor Matanza ya decretó su destino.
Pero hay algo, siempre hay algo que se escapa al poder
aparentemente infinito del señor Matanza. La música se le escapa, por ejemplo,
y por eso podemos desenmascararlo con una simple canción. La danza y el arte.
Se le escapan, a veces, las gentes que luchan. Se le escapan los niños, y por
eso el videoclip de esta canción, que es realmente impresionante, muestra a
niños que bailan y, a pesar de pobrezas y cicatrices, sonríen.
Y muestra también a militares actuando en “seguridad
interior”. El clip fue filmado en forma clandestina en la plaza Bolívar de la
ciudad de Bogotá (Colombia). Como obviamente los militares no permiten que se los
filme, el video, aprovechando el viejo truco de “filmo cualquier boludez en
primer plano, pero lo que quiero mostrar es lo que se ve en el fondo” muestra,
tras esos niños que bailan, hacen burbujas o sonríen, a esos que matan pam-pam,
en plena calle, desenmascarados al igual que su jefe que es, ya sabemos, su
santidad el señor Matanza.
Señor
Matanza
Esta
ciudad es la propiedad
del
señor Matanza.
Esa
olla, esa mina y esa finca y ese mar,
ese
paramilitar son propiedad
del
señor Matanza.
Ese
federal, ese chivato y ese sapo, el sindicato
y el
obispo, el general son propiedad
del
señor Matanza.
Buenas
jineteras y alcohol están bajo control,
la
escuela y el monte de piedad son propiedad
del
señor, del señor Matanza.
Él
decide lo que va, dice lo que no será,
decide
quién la paga, dice quién vivirá.
Esa
y esa tierra y ese bar son propiedad
son
propiedad del señor Matanza.
A mi
ñero llevan pal monte.
Y mi
ñero que lo llevan y se van,
los
que matan pam-pam son propiedad
del
señor Matanza.
Él
decide lo que va, dice lo que no será,
decide
quién la paga, dice quién vivirá,
no
se pueda caminar sin colaborar
con
su santidad el señor Matanza.
A mi
ñero llevan pal monte.
Y mi
ñero que lo llevan y se van,
los
que matan pam-pam son propiedad
del
señor Matanza.
A mi
ñero llevan pal monte.
Señor
Matanza,
escúchalo
güey,
su
palabra es ley.
Señor
Matanza.
Él
decide lo que va, dice lo que no será,
decide
quién la paga, dice quién sufrirá,
esa
y esa tierra y ese bar son propiedad
del
señor Matanza.
A mi
ñero llevan pal monte.
Y acá termina el posteo de hoy. Que dedico a la memoria
de Santiago Maldonado, al cumplirse un año ya de su desaparición forzada y
asesinato por parte de las fuerzas represivas del Estado (un año también de
ocultamientos, operaciones e intentos desesperados porque los culpables sigan impunes).
Yendo pal monte se despide:
DJ
Vago
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