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lunes, 25 de octubre de 2021

[261] Tienen un minuto para pedirme disculpas

 

“Rednecks”, de Randy Williams (1974)

Como tercera y penúltima entrega de la serie “No aclares que oscurece” comento hoy “Rednecks” (“cuellos rojos”, término despectivo para designar a los “white trash” sureños racistas), de Randy Newman (el autor de la pegadiza canción “We belong together”, de la película Toy Story 3).

 

Esta canción tuvo su origen puntual en un programa de televisión en Nueva York en 1970, una entrevista al gobernador de Georgia Lester Maddox en “El Show de Dick Cavett”. Maddox era un conocido segregacionista, que ganó notoriedad incluso antes de entrar en política por negarse a recibir clientes afroamericanos en su restaurante (por más que las leyes segregacionistas ya habían sido recientemente abolidas) y llegó a la gobernación, al igual que el gobernador de Alabama George Wallace (a quien mencioné un par de posteos atrás), gracias a los votos mayoritarios de la población blanca (y en buena parte racista) del sur estadounidense.


(En 1965, antes de aceptar clientes integrados, Maddox prefirió cerrar su restaurante: nada, solo quería dejarles una nota de color.)

La entrevista mencionada comenzó en buenos términos, pero enseguida la discusión fue escalando y terminó abruptamente cuando el entrevistado abandonó el set antes de tiempo. Hay un clip; está en inglés y no es importante que lo vean, pero bueno, aquí está, si alguno lo quiere ver.

Lester Maddox se va del set del show de Dick Cavett (1970):

https://www.youtube.com/watch?v=7-8WNL5bspg


Creo que no es un ejemplo de buena praxis periodística y televisiva. Dick Maddox había sido elegido gobernador de Georgia, un estado con más de seis millones de habitantes. El conductor del programa, Dick Cavett, y el otro entrevistado, Jim Brown, que saben que Maddox es racista (y dirige un Estado sureño con mayoría de población racista), lo atacan por ello pero sin información y sin argumentos: le preguntan cómo se trata a los negros en su gobierno y Maddox les responde, con su tonadita sureña y hablando rápido y con tono monocorde: “Trato a todos por igual según sus méritos, más allá de su color de piel. Gobierno igual que manejo mis negocios: dando a cada cual lo que merece, sin importar si es blanco o negro, rico o pobre. Nunca hubo tanta gente de piel negra en un gobierno como hay en el mío. En mi administración trabaja más gente de color, en puestos de responsabilidad, que en cualquiera de los demás 50 estados del país”. O sea: les responde en forma directa y con datos. En el fondo, son datos mentirosos (que haya más afroamericanos trabajando no significa que no sean discriminados, y mucho menos que no se discrimine a los negros en todo el Estado), pero a eso hay que ponerlo en evidencia discursivamente. Si vas a rebatirlo, si vas a mostrar que Maddox es un segregacionista y que eso está mal, tenés que argumentarle o llevarlo a que se ponga en evidencia, no solo decirle que es un racista, reírte y burlarte de él. En un momento (ya se habían reído de él bastante, con la gente aplaudiendo en vivo cada chiste o sonrisa de los conductores), Jim Brown, el otro entrevistado, que hace las veces de co-conductor de la entrevista (ex jugador estrella de fútbol americano, actor de éxito y activista por los derechos de los afroamericanos) le pregunta irónicamente a Maddox: “Los racistas blancos, ¿no se enojan con usted, porque trata tan bien a los negros?”. Maddox afirma no entender la pregunta, por lo que Cavett la repite, aunque reformulándola: “Sus seguidores, ¿no se enojan, por lo bien que trata a los negros?”. Lo que genera la reacción de Maddox: “Usted está llamando
racistas (bigots) a todos mis seguidores, los que votaron por mí. Mis seguidores son cuatro millones de personas. No son racistas. Debería disculparse por llamarlos así”. Maddox le exige que le pida disculpas a la gente de Georgia, o se va del programa. Cavett reformula la pregunta varias veces realizando pequeños cambios y salvedades en ella, riéndose (y la gente riéndose encima), para enredar al entrevistado y no tener que disculparse por lo que dijo, y finalmente Maddox se va del programa. Hay que considerar que Jim Brown (es negro, por si no se dieron cuenta) nació y vivió en Georgia durante el imperio de las leyes segregacionistas, así que debía resultarle indignante que el gobernador negara que hubiera racistas en Georgia; pero igual no creo que haya encarado bien su reclamo, en este caso (aunque sí me pareció genial la parte en que Maddox le dice a Cavett: “Tiene un minuto para disculparse” y Jim Brown interviene y le pregunta a Maddox: “¿Y yo, cuanto tengo?”).

Coincido con Randy Newman (explicó muchas veces su opinión) en que Maddox quedó mucho más reivindicado que expuesto, ante la pésima entrevista que le hicieron, y que Cavett y Brown se vieron más intolerantes y prejuiciosos que Maddox, al menos durante esos minutos de entrevista: dos norteños burlándose de un sureño tonto y racista (no un “white trash” cualquiera, sino un gobernador, nada menos). Quizás televisivamente fue un éxito (el programa se hizo más famoso), pero fue un completo fracaso en la confrontación con el racismo sistemático que aún perdura (y con fuerza) acá y en todas partes, pero con particular énfasis en los Estados Unidos. En palabras de Randy Williams: “Odio todo lo que [Maddox] representa, pero no le dieron la chance de que mostrara que es un estúpido. Y viendo que tratan así al gobernador de Georgia, si yo fuera georgiano probablemente me enojaría”.

Y entonces Randy Williams armó esta canción, titulada “Rednecks”, en la cual el cantor, en primera persona, se declara redneck y se auto-bardea por ello (llega a decir que ellos, los rednecks, son tan tontos que no distinguen su propio culo de un agujero en el piso), aunque a la vez le echa en cara a los norteños su hipocresía. El estribillo cierra invariablemente con el verso “Mantenemos a los negros abajo”, cantado así, con entusiasmo y orgullo, y utilizando el término “niggers”, el más ofensivo de todos, en lugar de alguna las otras palabras más aceptables para designar a los afrodescendientes (“Siempre me cuesta usar esa palabra”, declaró Randy, “pero había que usarla, la canción no habría funcionado con otra”, y tiene razón).

La canción es completamente irónica, por supuesto: Randy Newman no es un redneck y tiene un pensamiento diametralmente opuesto al de los rednecks. Parece que sobra aclararlo, pero en realidad no sobra tanto, ya verán. Incluso Newman tiene otras canciones, varias, armadas a partir del mismo recurso, la ironía, como “I love L.A.” (“Amo a Los Angeles”), donde se mofa indirectamente de los amantes del sol y la playa y denuncia la enorme cantidad de homeless en la ciudad, y “Short People” (“gente petisa”), con una letra de odio irracional a la gente baja de estatura (que deja en evidencia lo ridícula que es esa y toda discriminación por el aspecto de una persona).

 En la primera estrofa de “Rednecks”, el cantor cuenta que vio la entrevista que “un judío que se hacía el piola” le hizo a Maddox (por si no fuera suficiente con discriminar a los negros, se la agarra con los judíos también, ya de entrada; Dick Cavett no es judío, de hecho, solo neoyorquino) y que todos se reían de Maddox, lo que generó en él indignación, porque [Maddox] “será un tonto, pero es nuestro tonto”, y aclara que si los norteños se creen mejores que Maddox, en realidad se están engañando a ellos mismos (es un reclamo bastante parecido al que le hacían los Lynyd Skynyrd a Neil Young, en “Sweet home, Alabama”, ¿se acuerdan?).

Anoche vi a Lester Maddox en un programa de tevé

con un judío de Nueva York que se hacía el vivo

y el judío se reía de Lester Maddox

y la audiencia se reía de Lester Maddox también.

Bueno, quizás sea un tonto, pero es nuestro tonto;

si creen que son mejores que él, se equivocan.

Así que fui a la plaza y agarré un papel

y ahí es que compuse esta canción.

 

El estribillo es una autodefinición de los rednecks, evidentemente irónica (en tanto un verdadero “cuello rojo” nunca se definiría en una forma tan negativa, como un borracho inútil y ruidoso que habla raro):

Hablamos bien raro acá abajo,

bebemos demasiado y nos reímos muy fuerte.

Somos demasiado estúpidos para triunfar en una ciudad norteña

... y mantenemos a los negros abajo.

 

En la segunda estrofa se hace una enumeración de las distintas “variedades” de rednecks y cuáles son sus comportamientos típicos, y el estribillo es más ofensivo todavía hacia la rednectitud:

Tenemos petroleros sin cuello de Texas

y “buenos chicos” de Tennessee

y universitarios de la LSU [Universidad Estatal de Louisiana]:

entran tontos... salen tontos también.

Vagueando por Atlanta en sus zapatos de cocodrilo,

emborrachándose cada fin de semana en las barbacoas

... y mantenemos a los negros abajo.

Somos rednecks, rednecks,

y no distinguimos nuestro culo de un hoyo en el piso.

Somos rednecks, somos rednecks

... y mantenemos a los negros abajo.

 

Pero la tercera y última estrofa es la realmente genial. El sureño le habla a los norteños y se vuelve irónico también: los “felicita” por haberles cambiado el nombre a los negros (de la ofensiva “nigger” a la apenas menos ofensiva “negro” [se pronuncia nigro]), por haberles dado así “dignidad”, y por haber liberado a los negros... Aunque enseguida se aclara para qué los liberaron: para enjaularlos en guetos. Y se empieza a enumerar todos los guetos, los “barrios negros” de las grandes ciudades del nortey el oeste de los Estados Unidos. Y la conclusión, tremenda pero bastante cierta, es que allá en el norte también “mantienen a los negros abajo”.

Ahora tu negro [nigger] norteño es un “morocho” [negro],

se ve que tiene su dignidad.

Acá abajo somos demasiado ignorantes para darnos cuenta

de que el norte hizo libre al negro.

Sí, lo hizo libre... para ponerlo en una jaula en Harlem, en Nueva York.

Y es libre para ponerlo en una jaula en el lado Sur de Chicago (y en el lado Oeste).

Y es libre para ponerlo en una jaula en Hough, en Cleveland.

Y es libre para ponerlo en una jaula en el Este de Saint Louis.

Y es libre para ponerlo en una jaula en Fillmore, en San Francisco.

Y es libre para ponerlo en una jaula en Roxbury, en Boston.

Están juntándolos desde kilómetros a la redonda:

mantienen a los negros abajo.

 

Efectivamente, el problema del racismo, que es terrible en el sur, no está únicamente en el sur: el norte también existe, en esta cuestión. Se hicieron enormes esfuerzos para mostrar que la cruenta Guerra Civil, a mediados del siglo XIX, se debió al interés humanitario de los norteños para liberar a la población esclava negra del sur (con “el bueno de Lincoln” al mando de la causa norteña), pero en realidad fue una lucha por imponer un sistema diferente de explotación humana, basado en talleres industriales en vez de en plantaciones agrícolas: el sur defendía la esclavitud porque necesitaba esclavos para las plantaciones extensivas; pero el norte no defendía una Libertad “pura”, sino la necesidad de sus fábricas y talleres de tener empleados pobres (muchos, por lo que no alcanzaba solo con “negros”: necesitaban también inmigrantes y pobres “blancos”) y explotarlos a gusto como mano de obra cuasi esclava, pero sin brindarles comida y techo, como deberían hacer si fueran “suyos” (estoy simplificando burdamente, ya sé, pero solo quiero enfatizar que las causas de una guerra casi nunca son las que ambos bandos declaran en la superficie). El norte le dio a los negros la libertad en los papeles, pero esa libertad nunca implicó igualdad, sino que teminó siendo apenas algo más que una palabra bella, como dice Kafka en Amerika:

“—Entonces, ¿eres libre?

—Sí, soy libre —dijo Karl, y de pronto nada parecía más inútil que su libertad.”

Esta es, en fin, una canción ácida y de una ironía feroz y amarga.

Pero la ironía no funciona, en las canciones: siempre habrá gente que interpretará en forma literal una canción irónica, por más evidente que sea la ironía. Por eso “We are the champions” de Queen se canta en las finales de fútbol como un himno exitista, “Amo a Los Angeles” es usada en los estadios de los equipos de béisbol angelinos, “Gente petisa” es repudiada por muchos como una canción en contra de la gente petisa y Randy Newman decidió dejar de cantar “Rednecks” cuando hace giras por el sur, porque siempre hay gente que la canta orgullosa y a voz en cuello mientras mueven los encendedores emocionados, como si realmente fuera un himno en favor de los racistas sureños.

Y por eso Charly García (que en estos días cumplió 70, ¡feliz cumple!) estuvo a punto de titular en 2003 su nuevo disco Asesíname, pero lo pensó mejor y lo cambió a Rock and Roll YO, no fuera cosa que alguien lo interpretara literal y lo matara. Estuvo astuto.

 

 https://www.youtube.com/watch?v=hTLHxpUQ_B8



Rednecks

 

Last night I saw Lester Maddox on a TV show

With some smart-ass New York Jew

And the Jew laughed at Lester Maddox

And the audience laughed at Lester Maddox too

Well, he may be a fool but he's our fool

If they think they're better than him they're wrong

So I went to the park and I took some paper along

And that's where I made this song

 

We talk real funny down here

We drink too much and we laugh too loud

We're too dumb to make it in no Northern town

And we're keepin' the niggers down

 

We got no-necked oilmen from Texas

And good ol' boys from Tennessee

And college men from LSU

Went in dumb - come out dumb too

Hustlin' 'round Atlanta in their alligator shoes

Gettin' drunk every weekend at the barbecues

And they're keepin' the niggers down

 

We're rednecks, rednecks

And we don't know our ass from a hole in the ground

We're rednecks, we're rednecks

And we're keeping the niggers down

 

Now your northern nigger's a Negro

You see he's got his dignity

Down here we're too ignorant to realize

That the North has set the nigger free

 

Yes he's free to be put in a cage

In Harlem in New York City

And he's free to be put in a cage in the South-Side of Chicago

And the West-Side

And he's free to be put in a cage in Hough in Cleveland

And he's free to be put in a cage in East St. Louis

And he's free to be put in a cage in Fillmore in San Francisco

And he's free to be put in a cage in Roxbury in Boston

They're gatherin' 'em up from miles around

Keepin' the niggers down

 

We're rednecks, we're rednecks

We don't know our ass from a hole in the ground

We're rednecks, we're rednecks

And we're keeping the niggers down

We are keeping the niggers down

Cuellos rojos

 

Anoche vi a Lester Maddox en un programa de tevé

con un judío de Nueva York que se hacía el vivo

y el judío se reía de Lester Maddox

y la audiencia se reía de Lester Maddox también.

Bueno, quizás sea un tonto, pero es nuestro tonto;

si creen que son mejores que él, se equivocan.

Así que fui a la plaza y agarré un papel

y ahí es que compuse esta canción.

 

 

Hablamos bien raro acá abajo,

bebemos demasiado y nos reímos muy fuerte.

Somos demasiado estúpidos para triunfar en una ciudad norteña

y mantenemos a los negros abajo.

 

Tenemos petroleros sin cuello de Texas

y “buenos chicos” de Tennessee

y universitarios de la LSU:

entran tontos... salen tontos también.

Vagueando por Atlanta en sus zapatos de cocodrilo,

emborrachándose cada fin de semana en las barbacoas

y mantenemos a los negros abajo.

 

Somos rednecks, rednecks

y no distinguimos nuestro culo de un hoyo en el piso.

Somos rednecks, somos rednecks

y mantenemos a los negros abajo.

 

Ahora tu negro norteño es un “morocho”,

se ve que tiene su dignidad.

Acá abajo somos demasiado ignorantes para darnos cuenta

de que el norte hizo libre al negro.

 

Sí, lo hizo libre para ponerlo en una jaula

en Harlem en Nueva York.

Y es libre para ponerlo en una jaula en el lado Sur de Chicago (y en el lado Oeste)

Y es libre para ponerlo en una jaula en Hough en Cleveland

Y es libre para ponerlo en una jaula en el Este de San Louis

Y es libre para ponerlo en una jaula en Fillmore en San Francisco

y es libre para ponerlo en una jaula en Roxbury en Boston.

Están juntándolos desde kilómetros a la redonda:

mantienen a los negros abajo.

 

Somos rednecks, rednecks

y no distinguimos nuestro culo de un hoyo en el piso.

Somos rednecks, somos rednecks

y mantenemos a los negros abajo.

Mantenemos a los negros abajo.

 

 

Se despide hasta la próxima:

DJ Vagoxx (quien se mantiene a sí mismo abajo)

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