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martes, 14 de agosto de 2018

[207] Ya nos tapó el agua



“Inundados” (“Alagados”), de Os Paralamas do Sucesso (1986)



Como cuarta entrega ya de la serie “Veníamos bien, pero pasaron cosas”, vamos con “Inundados”, un famoso tema de Los Guardabarros del Éxito (o sea: Os Paralamas do Sucesso), una banda brasileña integrada por Herbert Vianna (guitarra y voz), Bi Ribeiro (bajo) y Joao Barone (batería), que tuvo un gran éxito en la Argentina a comienzos de los noventa (hasta habrá algún despistado que aún crea que eran argentinos, porque a muchos de sus temas, incluido el que comento hoy, los traducían ellos mismos y los cantaban en castellano).



Esta canción formó parte de su tercer disco, Selvagem?, el primero que les dio fama internacional. La canción tiene un lindo riff en el comienzo (pueden oírlo a partir del segundo 9, en el clip) y un ritmo popular brasileño, alegre y rítmico; pero lo que la hace una gran canción, creo yo, es la letra, que habla de los pobres más pobres, los parias, los deshauciados, los marginales que ya se cayeron de todos los márgenes. Y los hace los protagonistas de la canción.



Pero los Paralamas no idealizan la pobreza (“jamás podré elogiar a mi pobreza”, diría la Bersuit), sino que la describen con poética exactitud: para los parias del mundo, cada nuevo sol que los despierta es un desafío que no buscaron y que no saben si sortearán con éxito (es decir, vivos), en su mundo de harapos, muelles y frágiles casas sostenidas en pilotes de madera (palafitos).

Cada día
el sol de la mañana viene y los desafía
trae del sueño hacia el mundo
a quien ya no lo quería.
Palafitos, muelles, harapos,
hijos de la misma agonía.

Y esos pobres recontrapobres se buscan y rebuscan la vida, como pueden, en la cercana ciudad, que solamente es buena onda en las postales para los turistas, mientras que a ellos, en la vida real, les hace una mueca de impiadosa maldad:

Y la ciudad
que tiene brazos abiertos
en una tarjeta postal,
con los puños cerrados
en la vida real
les niega oportunidades,
muestra la cara dura del mal

La corta letra de la canción termina con el estribillo, que comienza con una enumeración: “Alagados”, la primera palabra del estribillo (y el título de la canción) significa “inundados”, y se refiere a los pobres infelices en general; pero “Alagados” también es el nombre de una villa miseria, una favela en Bahía (no Blanca); al igual que Trenchtown (en Jamaica) y Favela da Maré (en Río de Janeiro), son villas construidas sobre palafitos en terrenos inundados, es decir, los que nadie más quiere, los más inhóspitos y difíciles para vivir, los que solo los más parias y pobres, no teniendo otra opción, aceptarían.



Y sin embargo, diría Sabina, y sin embargo hay esperanza. Que no viene del mar cercano ni de la ciudad cercana (pero para el otro lado), ni de los medios de comunicación que te mienten o te distraen y, sobre todo, te ocultan. Eso que los hace vivir es una esperanza sin motivo, una fe sin dueño que surje de ellos mismos, de su propio ser: la esperanza como arte, como herramienta de supervivencia. Los inundados viven de la fe, una fe puesta en... no se sabe qué. Una bella idea para cerrar una gran canción.

Alagados, Trenchtown,
Favela da Maré,
la esperanza no viene del mar
ni de las antenas de tevé.
El arte de vivir de la fe,
solo que no se sabe fe en qué.


El clip, que es muy bueno, muestra escenas en las favelas y a los integrantes de Os Paralamas recorriendo esas villas y participando, con alegría cuando toca alegría y con aguante cuando toca aguante, en sus marginalideces.
  


Alagados

Todo dia
o sol da manhã vem e lhes desafia
Traz do sonho pro mundo
quem já não o queria.
Palafitas, trapiches, farrapos
Filhos da mesma agonia

E a cidade
que tem braços abertos
num cartão postal
Com os punhos fechados
na vida real
Lhe nega oportunidades
Mostra a face dura do mal

Alagados, Trenchtown,
Favela da Maré
A esperança não vem do mar
Nem das antenas de TV
A arte de viver da fé
Só não se sabe fé em quê.
Inundados

Cada día
el sol de la mañana viene y los desafía
trae del sueño hacia el mundo
a quien ya no lo quería.
Palafitos, muelles, harapos,
hijos de la misma agonía.

Y la ciudad
que tiene brazos abiertos
en una tarjeta postal
Con los puños cerrados
en la vida real
Les niega oportunidades,
muestra la cara dura del mal

Inundados, Trenchtown,
Favela de Maré,
la esperanza no viene del mar
ni de las antenas de tevé.
El arte de vivir de la fe,
solo que no se sabe fe en qué.


Como bonus track, la versión en español de los mismos Paralamas, con un videoclip espantoso en el que solo se ve un cocoliche carnaval carioca y que no tiene nada que ver, pero nada, con la letra de la canción.


Y con esto termino mi posteo de esta semana y me dispongo a dormir en mi colchón, flotante a la deriva por un río gris que alguna vez dará en la mar.

DJ Alavago


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